martes, 17 de octubre de 2017

Salir Del Medio



Desprenderse de lo que no se usa puede provocar diferentes respuestas en cada uno, sin embargo, es algo favorable para deshacerse no solo de cosas sino también de las ideas y pensamientos que acompañan el deseo de retener y acumular en demasía.

Desapegarse de objetos es liberarnos, es romper ataduras que nos unen al pasado, a situaciones inexistentes o a personas y afectos que pertenecen a otros momentos de la vida. Vivir en el presente equivale a dejar ir lo vivido para poder crear momentos nuevos y ser capaces de disfrutar el hoy con amplitud y sin la sombra de lo que ya fue.

La preocupación por carecer, por tener miedo a la ruina esclaviza y provoca la acumulación que conduce a la codicia. Tenemos muchas más cosas de las que realmente necesitamos y en más de las ocasiones ni siquiera disfrutamos las muchas que tenemos.

Es tiempo de aprovechamiento inteligente de los recursos, empecemos por nosotros.

En todas las casas hay: la vajilla, los manteles, los vestidos, los adornos, las joyas, las pertenencias y los regalos provenientes de personas muy queridas, que hoy, o están pasadas de moda, no nos quedan, 

nos fueron dadas por seres que amamos y que por supuesto creemos que representan a las personas, pero solo son objetos que ocupan lugar y espacio. Lo valioso de todo eso permanece en nuestra memoria y en nuestro corazón.

Compartir todo esto para que alguien más lo disfrute antes de que no le sirva a nadie, favorece para desalojar la mente y la casa permitiendo y favoreciendo el flujo natural de la abundancia en todas direcciones.

Lo que retienes a alguien le hace falta, comparte y ayuda a que la energía  de la riqueza se mueva y llegue a más personas.


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