Aunque mucho se habla de soñar despierto, hay que
dormir para producir imágenes oníricas. Dormir es necesario para ciertas partes
de nuestro organismo que deben cumplir funciones específicas que se realizan
solo en esa etapa, pero también, existen otras de esas partes que no se
desconectan o se ponen en modo “pausa”.
El sueño es una manera de probar que hay una relación
indisoluble del hombre con la naturaleza y específicamente con la Tierra,
pues nuestro cuerpo activa y desactiva el mecanismo del sueño en la noche y el
día, respectivamente.
¿Por qué soñamos?
Entre la galería de imágenes que se presentan en nuestros
sueños, suelen haber algunas respuestas que los científicos dan para explicar
los sueños de manera lógica, tal como lo señala el estudio a cargo del doctor David
Eagleman, neurocientífico del Colegio Baylor de Medicina, para quien
el sueño y la memoria tienen estrecha relación: solemos soñar con
acontecimientos que hemos vivido o experimentado, pero entre ellos también
existen episodios oníricos falsos, que no serían otra cosa que fases de nuestro
aprendizaje a lo largo de la vida.
Aparentemente, nuestro cerebro procesa, repotencia y
recrea a su manera lo que hemos vivido produciendo esas imágenes que nos
parecen a primera intención, disparatadas o completamente ilógicas.
Entre la razón y lo inexplicable
Sin embargo, a pesar de que la ciencia trata de darle
explicación a todos los fenómenos alrededor de nuestra existencia, siempre hay
un porcentaje de hechos que se agrupan dentro de lo que llamamos lo
inexplicable. Ese pequeño porcentaje se compone de las historias que muchos de
nosotros hemos escuchado, tal vez de nuestros abuelos, tíos o algún amigo o
amiga, pero cuya naturaleza no han podido explicarlo las disciplinas racionales.
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