Según la investigación, el 60
por ciento de los ganadores del Nobel de Física de finales del siglo XIX y
principios del XX lograron gritar ‘¡eureka!’ entre los 20 y los 40 años. “Con
el tiempo la cantidad de conocimiento que una persona debe dominar para hacer
un trabajo importante ha aumentado. Prueba de ello es que cada vez más la gente
obtiene sus PhD a una edad avanzada”, le explicó a SEMANA Weinberg.
En efecto, la vida estudiantil ahora es mucho más larga. Mientras que a principios del siglo XX los grandes científicos comenzaban a investigar activamente a los 23 años, a finales de este dicho promedio subió a 31 años. Según el estudio de Jones y Weinberg, que fue publicado por la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, el campo de la Física es el que más cambios ha sufrido. Uno de los períodos más revolucionarios fue el vivido entre 1900 y 1927, cuando la física clásica fue desbancada por la física cuántica. Los científicos de esa época “fueron capaces de hacer trabajos importantes a temprana edad sin necesidad de hacer un máster en Física clásica”, señala Weinberg.
Un claro ejemplo de esto, además del de Einstein, que fue el precursor de esta tendencia, fue Werner Heisenberg. El alemán, ganador del premio Nobel en 1932, estuvo cerca de reprobar los exámenes para obtener su doctorado cuando tenía 21 años porque tenía vagos conocimientos de electromagnetismo clásico. Sin embargo, poco tiempo después formuló el principio de incertidumbre que marcó el inicio de la Física cuántica y le dio un giro revolucionario a esta disciplina. “La revolución de la mecánica cuántica es una excepción en cierto sentido”, dice Jones y explica que a raíz de un gran descubrimiento se observa que el promedio de edad de los científicos que hacen el próximo hallazgo aumenta porque les es mucho más difícil superar ese hito.
En el caso de la física, el promedio de edad de los hallazgos ha aumentado más que en cualquier otra área, pues según el estudio de Jones y Weinberg este pasó de 37 a 50 años. Por ejemplo, el científico Raymond Davis obtuvo el premio Nobel en 2002 a sus 88 años por haber descubierto los neutrinos cósmicos, un trabajo que empezó cuando tenía 51 años y que finalizó a los 80.
Algunos afirman que los físicos hacen su mejor trabajo cuando son jóvenes en comparación a los médicos y químicos, porque la física es más abstracta. “Eso puede ser cierto, pero últimamente los Nobel de Física premian más el esfuerzo de trabajos experimentales de muchos años por encima de lo meramente teórico”, afirma Weinberg. El economista señala, además, que la relación entre creatividad y edad es más fuerte que entre la creatividad y la especialidad.
En el caso de otras áreas como las artes o la tecnología, la situación es distinta pues allí no existe una tendencia general. El arte conceptual, dice Jones, tiende a provenir de los más jóvenes, mientras que el arte experimental suele favorecer a artistas de edad avanzada. Por ejemplo, Miguel Ángel, Rembrandt o Alfred Hitchcock hicieron su mejor trabajo a edad avanzada, mientras que Picasso, James Joyce y Orson Welles lo lograron antes. David Galenson, economista de la Universidad de Chicago que ha estudiado por años este tema, afirma que estos últimos son ‘innovadores conceptuales’ y por esa razón triunfaron cuando eran jóvenes.
Jones y Weinberg concuerdan con esta teoría y afirman que el hecho de que haya un aumento progresivo en el promedio de edad en que los científicos hacen grandes hallazgos, no implica que no haya jóvenes inventores que logren revolucionar otros campos. Bill Gates, Steve Jobs y Mark Zuckerberg son tres ejemplos muy conocidos que prueban que el ingenio puede surgir a temprana edad. Al respecto, Jones dice que eso sucede cuando un área de conocimiento está naciendo o está transformándose. Por eso, el campo de la informática o internet tuvo grandes avances gracias a mentes brillantes de jóvenes talentos.
En todo caso, según el estudio de Jones y Weinberg, el potencial creativo tiene una importante relación con la edad, pero de forma dinámica, es decir, que puede variar y depende de la era por la que esté pasando cada área del conocimiento. “El pico de creatividad se demora más hoy porque la ciencia ha avanzado tanto que el camino es mucho más largo para las nuevas generaciones de ingenieros y científicos”, concluye Jones.
En efecto, la vida estudiantil ahora es mucho más larga. Mientras que a principios del siglo XX los grandes científicos comenzaban a investigar activamente a los 23 años, a finales de este dicho promedio subió a 31 años. Según el estudio de Jones y Weinberg, que fue publicado por la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, el campo de la Física es el que más cambios ha sufrido. Uno de los períodos más revolucionarios fue el vivido entre 1900 y 1927, cuando la física clásica fue desbancada por la física cuántica. Los científicos de esa época “fueron capaces de hacer trabajos importantes a temprana edad sin necesidad de hacer un máster en Física clásica”, señala Weinberg.
Un claro ejemplo de esto, además del de Einstein, que fue el precursor de esta tendencia, fue Werner Heisenberg. El alemán, ganador del premio Nobel en 1932, estuvo cerca de reprobar los exámenes para obtener su doctorado cuando tenía 21 años porque tenía vagos conocimientos de electromagnetismo clásico. Sin embargo, poco tiempo después formuló el principio de incertidumbre que marcó el inicio de la Física cuántica y le dio un giro revolucionario a esta disciplina. “La revolución de la mecánica cuántica es una excepción en cierto sentido”, dice Jones y explica que a raíz de un gran descubrimiento se observa que el promedio de edad de los científicos que hacen el próximo hallazgo aumenta porque les es mucho más difícil superar ese hito.
En el caso de la física, el promedio de edad de los hallazgos ha aumentado más que en cualquier otra área, pues según el estudio de Jones y Weinberg este pasó de 37 a 50 años. Por ejemplo, el científico Raymond Davis obtuvo el premio Nobel en 2002 a sus 88 años por haber descubierto los neutrinos cósmicos, un trabajo que empezó cuando tenía 51 años y que finalizó a los 80.
Algunos afirman que los físicos hacen su mejor trabajo cuando son jóvenes en comparación a los médicos y químicos, porque la física es más abstracta. “Eso puede ser cierto, pero últimamente los Nobel de Física premian más el esfuerzo de trabajos experimentales de muchos años por encima de lo meramente teórico”, afirma Weinberg. El economista señala, además, que la relación entre creatividad y edad es más fuerte que entre la creatividad y la especialidad.
En el caso de otras áreas como las artes o la tecnología, la situación es distinta pues allí no existe una tendencia general. El arte conceptual, dice Jones, tiende a provenir de los más jóvenes, mientras que el arte experimental suele favorecer a artistas de edad avanzada. Por ejemplo, Miguel Ángel, Rembrandt o Alfred Hitchcock hicieron su mejor trabajo a edad avanzada, mientras que Picasso, James Joyce y Orson Welles lo lograron antes. David Galenson, economista de la Universidad de Chicago que ha estudiado por años este tema, afirma que estos últimos son ‘innovadores conceptuales’ y por esa razón triunfaron cuando eran jóvenes.
Jones y Weinberg concuerdan con esta teoría y afirman que el hecho de que haya un aumento progresivo en el promedio de edad en que los científicos hacen grandes hallazgos, no implica que no haya jóvenes inventores que logren revolucionar otros campos. Bill Gates, Steve Jobs y Mark Zuckerberg son tres ejemplos muy conocidos que prueban que el ingenio puede surgir a temprana edad. Al respecto, Jones dice que eso sucede cuando un área de conocimiento está naciendo o está transformándose. Por eso, el campo de la informática o internet tuvo grandes avances gracias a mentes brillantes de jóvenes talentos.
En todo caso, según el estudio de Jones y Weinberg, el potencial creativo tiene una importante relación con la edad, pero de forma dinámica, es decir, que puede variar y depende de la era por la que esté pasando cada área del conocimiento. “El pico de creatividad se demora más hoy porque la ciencia ha avanzado tanto que el camino es mucho más largo para las nuevas generaciones de ingenieros y científicos”, concluye Jones.
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