Filosofía
¿Cómo sé, de verdad, que algo es verdad?
¿Qué es la verdad? ¿Lo que veo, lo que siento, lo que creo,
lo que entiendo?... ¡Este es uno de los problemas más verdaderos de la
filosofía! ¿O no? ¿Sabéis distinguir lo verdadero de lo falso?
Antes de nada. Solemos llamar “verdad” a una cualidad de
nuestros pensamientos (proposiciones) o de las frases (enunciados) con que los
expresamos. Una proposición o enunciado es “verdadero” cuando lo que pensamos o
decimos se corresponde con la realidad. ¿Pero cómo sabemos que se corresponde?
1 “Porque se ve, dicen algunos. Sé que el enunciado “El
delantero ha marcado un gol” es verdadero porque lo acabo de ver por televisión
(o porque alguien que lo ha visto me lo ha contado)”
2 “Porque se siente con el corazón, dicen otros. Es como una
especie… de emoción. Sé que es verdad que “le película de ayer era muy
bonita” porque me gustó mucho. Porque se siente con el corazón, dicen
otros. Es como una especie… de emoción. Sé que es verdad que “le película
de ayer era muy bonita” porque me gustó mucho”
3 “Porque quiero creerlo, por un esfuerzo de voluntad, como
la fe. Qué “Dios creó el mundo” es verdad porque lo creo, solo por eso (aunque
no tenga “pruebas”, ni entienda demasiado qué es Dios ni cómo creo el mundo)”
4 “Porque tenemos pruebas experimentales. Sé que es verdad
que “el agua hierve a cien grados” porque hemos hecho muchos experimentos,
cuidadosamente diseñados, en los que se ve como el agua hierve a esa
temperatura”
5 “Porque, después de pensarlo, lo entiendo como necesario
(no puede ser de otro modo). “Dos más dos son cuatro” es verdad porque razono y
concluyo que es imposible que dos más dos no sean cuatro”
Según hagamos caso a uno u otro de estos “criterios de
verdad” (por cierto: ¿cuáles serán los “criterios” más verdaderos, y por qué?)
podemos hablar de:
Saberes racionales. Son los que obedecen al criterio (5),
(4) y, a veces, un poquito el (3). Los que solo aceptan el criterio (5) son
denominados “saberes puramente racionales” o “lógicos” (la filosofía se
considera habitualmente como uno de estos saberes). Y los que siguen el
criterio (5) y el criterio (4) (más, a veces, un poquito el (3)), se denominan
“saberes empírico racionales” (son lo que llamamos “ciencias”).
Saberes irracionales. Son los que dicen obedecer los
criterios (1), (2) y (3). Por ejemplo, lo que solemos llamar saber común o
vulgar obedece a menudo el criterio (1). La gente piensa que nuestros juicios
estéticos (sobre lo bonito y lo feo) obedece el criterio (2). Los dogmas o
verdades religiosas obedecen, típicamente, al criterio (3).
Es importante
reflexionar sobre cómo sabemos si algo es verdadero o falso.
¿Cuáles son los métodos y enfoques que permiten acercarse a la verdad y
distinguirla de la falsedad? Sin entender en líneas generales esos métodos y
enfoques es fácil caer en el error de aceptar cualquier mentira o falsedad,
especialmente si la presentan con convicción personas que tienen posiciones de
poder e influencia (gobiernos, autoridades religiosas, personalidades de
televisión, etc.).
Es bueno ser críticos y
cuestionarlo todo. Pero también es
importante reconocer cuando al menos la verdad básica de algo se ha establecido
claramente. Si los seres humanos pensáramos siempre que “no hay nada seguro”,
¿cómo podríamos vivir o hacer algo? ¿Nos paramos frente a un auto porque “nunca
se sabe con seguridad” si nos va a atropellar? ¿No ponemos el despertador
porque “nunca se sabe con seguridad” si sonará, o si en realidad existe, o si nosotros existimos
y vale la pena que nos levantemos? Estos ejemplos parecen tontos, pero
demuestran que hasta para funcionar de día en día necesitamos un método y un
enfoque que nos ayude a establecer si una cosa es verdadera o falsa.
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