La norma de reciprocidad es una de
las más importantes sobre las que se sustenta el funcionamiento de los grupos
humanos. Consiste, básicamente, en corresponder a lo que otros nos hacen de
forma similar. Este principio se aplica en múltiples interacciones e influye,
por ejemplo, en procesos de influencia social relacionados con marketing, en
conducta de ayuda o en atracción interpersonal.
Se puede considerar la reciprocidad como un valor social que se refiere e invita al crecimiento
personal, ser agradecido y retribuir eso que se recibió para la misma persona u
otra. Es decir, se generan beneficios entre los individuos al saber que se
garantizan los recursos por ambas partes en un momento determinado.
Cuando una persona es cariñosa con otra, también recibirá
cariño o amor. En las relaciones de negocio se busca alcanzar acuerdos
beneficiosos para que ambas partes logren un “ganar - ganar”, es decir, se
ofrece y se negocia en función de que ninguna de las partes sea perjudicada.
Lo mismo ocurre en el área de la política, la reciprocidad
diplomática entre las relaciones con gobiernos o cualquier otra institución
gubernamental o privada se determina según los acuerdos firmados en beneficio
de ambas partes y se fortalecen las relaciones.
La psicología, por su parte, estudia la reciprocidad como
una de las normas más importantes de las relaciones personales y sociales que
invita a corresponder a lo que nos hacen de manera similar.
La reciprocidad interviene en la conducta de las personas, en
las relaciones personales y sociales, tanto de forma positiva como negativa,
según sea el caso, por ello su importancia como valor social.
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