Ser feliz es primordial. Tanto es así que nos movemos en su
búsqueda como si fuéramos pequeños y jugáramos con ella al
escondite. Pero, ¿es necesario buscarla?, ¿y si ya fuéramos felices?
Quizás, entonces, nuestra vida carecería de sentido.
A pesar de que no siempre podemos esbozar una sonrisa, de
alguna manera nos obligamos a ello. ¿Te has dado cuenta de que la tristeza no está bien vista? Sin ser conscientes,
enmascaramos los sentimientos y las emociones negativas que sentimos.
“Deja de buscar razones para
ser infeliz. Enfócate en las cosas que sí tienes y en las muchas miles de
razones por las que deberías ser muy feliz”
Cuando a pesar de realizar todos estos pasos no logramos
alcanzar la tan ansiada felicidad, la tristeza nos aborda provocando que nos
sintamos terriblemente desdichados. Es entonces cuando empezamos a pensar que,
quizás, no merezcamos una vida llena de sonrisas.
Todas las directrices que nos marcan el camino para ser
felices no hacen más que convertir esto en una expectativa muy difícil de lograr. Porque por mucho que
queramos abarcar, la felicidad no es lo que nos han contado y para eso solo hay
que abrir los ojos y mirar a nuestro alrededor.
“Hay dos maneras
de difundir la felicidad, ser la luz que brilla o el espejo que la refleja”
-Edith Wharton-
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