En el transcurso de la vida, el hombre decide qué hacer con
su vida, propone metas, entre otras cosas, y todo ello lo realiza con la debida
diligencia siendo consciente de sus actos, es decir asume las consecuencias que
sus actos generan; en conclusión el hombre es responsable.
La responsabilidad es un valor social que consiste en la
capacidad de la persona para responder a una obligación o a las consecuencias
de sus actos, sin depender de nadie.
Las personas que tienen una autoestima elevada son
responsables de su propia vida y toman un rol activo y no pasivo ante las
dificultades. Buscan las maneras de solucionarlas en lugar de culparse o buscar
a alguien que arregle sus problemas. Además, luchan por conseguir sus metas por
sí mismos, sin esperar que otra persona o el destino les ayude a cumplirlas.
Estas personas, que han asumido la responsabilidad de su
propia existencia, tienen más confianza en sí mismas y están más preparadas
para la vida, por lo cual, su autoestima continuará aumentando. Por el
contrario, la gente que no asume la responsabilidad de sus propias acciones se
siente víctima de los demás y se lamenta por su mala suerte. No tiene el
control de su propia vida, ya que ha sido él mismo quien se lo ha dado a los
demás. Así, cuando fracasa, siempre puede culpar a alguien pero jamás podrá
sentir que tiene el poder de cambiar o mejorar su existencia.
Para empezar a vivir de manera responsable, es necesario
admitir que nadie va a venir a ayudarnos cada vez que necesitemos algo. Una vez
que hemos aceptado que la responsabilidad de nuestra vida está en nosotros
mismos, nos volveremos más activos y capaces y, por este simple hecho, nuestra
autoestima aumentará.
Asumir la responsabilidad de nuestra vida implica ser
responsable de nuestras elecciones y acciones, de nuestro tiempo, de nuestro
trabajo, del cuidado de nuestro cuerpo, de nuestras relaciones personales y
cómo las tratamos, del significado de nuestra existencia, de nuestras emociones
y pensamientos.
Todos tenemos límites. Cada día debemos establecer límites
para nuestro yo. Si no puedes establecer estos límites pasarás el resto de tu
vida echándoles la culpa a otros debido a que vivirás en un mundo caótico. Hay
que tener en cuenta que no todo se puede controlar en la vida. Puede haber
hechos accidentales de los que no podemos responsabilizarnos. Tanto culparnos
por hechos que escapan a nuestro control como no aceptar nuestra
responsabilidad de los hechos que sí podemos controlar, conducirán a que nuestra
autoestima se reduzca. Hay que saber qué cosas dependen de mí y cuáles no para
poder mantener una autoestima equilibrada.
Asumir la responsabilidad por tus acciones es una manera de
mejorar tu vida en general. Cuando tomas el control de tus acciones estás
poniendo los malos hábitos detrás de ti y avanzando por un camino nuevo. Al
final del camino encontrarás la felicidad. La responsabilidad es algo bueno. A
veces cometemos errores. No hay nada malo con eso siempre y cuando aprendas de
esos errores.
Eres un ser humano y te equivocarás en el transcurso de tu
vida. Los errores son parte de la vida y tendrás que hacerles frente.
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