martes, 3 de octubre de 2017

Detrás De La Información


Es un “lugar común” hablar de la importancia de estar informado. La frase la escuchamos en varias partes, principalmente, en los medios de comunicación, también sucede en institutos educativos e incluso en nuestros círculos sociales.

Pero, ¿por qué es importante estarlo? Quizás pocas veces nos planteamos esa pregunta.

Hay muchas respuestas, puede ser que muchas sean totalmente válidas. Me concentraré en lo que se refiere a lo que va con la acertada capacidad para criticar, para entender a la sociedad en la que vivimos y para poder, legítimamente, estar conforme o inconforme con nuestro alrededor.

Es muy frecuente que protestemos, nos manifestemos o sencillamente tiremos pestes de nuestro país (por ejemplo), sin conocer el fondo de los diferentes asuntos.

Con lo que escuchamos o brevemente leemos por ahí, pensamos que ya tenemos los elementos necesarios para emitir juicios o tomar acciones de manera radical. Informarse requiere de un esfuerzo, de un análisis y de una reflexión.

Son muchos los que a su conveniencia dicen mentiras y lo hacen para lograr que la opinión pública esté de su lado, para tener poder.

Estamos rodeados de movimientos que se expresan de diferentes maneras, porque no se está correctamente informado, no se conocen las diferentes versiones y nos quedamos con únicamente una.

A veces parece que sólo nos conviene quedarnos con lo que muestra una cara de la moneda, cuando existe otra que puede resultar completamente distinta. Pero eso nos acomoda, nos llena, y nos lleva a una zona de confort. Nos casamos con una causa y queremos que no sea cuestionada.

No leemos todo lo que podemos leer, ni escuchamos todo lo que podamos escuchar.

Únicamente lo que mejor nos acomode, o lo que refleje el sentir de una mayoría. A veces las leyes nos parecen injustas, pero a final de cuentas leyes son y en un Estado de Derecho, deben de ser aplicadas.

Y, por supuesto, es válido cuestionar las leyes, pero no destrozar a quienes las aplican oportunamente, sencillamente porque no vamos con su cara.

Creo que si nuestras protestas o críticas tuvieran un mayor fundamento, definitivamente, viviríamos en un país más desarrollado.


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