La excelencia, es la característica de ser bueno, de
hacer las cosas de manera óptima.
Cuando somos excelentes, hacemos las cosas bien sin
ninguna excusa, sobresalimos de la mediocridad, estamos por delante de los que
hacen todo “a medias”.
La excelencia nos impulsa a ser mejores cada día,
y no por competir con otros, sino por ponernos en reto a nosotros mismos para
crecer, para llegar más lejos.
Pero, si algo es cierto, es que solamente seremos excelentes en
lo que amamos, en lo que nos apasiona… No podremos ser buenos cuando no nos
sentimos motivados a serlo, no podrás ser bueno cuando haces en tu vida lo que
realmente no quieres hacer.
Hoy en día llamamos valores a las virtudes y hemos olvidado
que en latín la palabra virtud significa fuerza o poder. Por qué? Porque el
verdadero poder está en los valores que le dan firmeza y solidez a nuestra
vida, a las personas y a las instituciones. Las empresas exitosas son siempre
empresas de gente excelente porque es rica en valores y en humanismo. La fuerza
de una empresa y su verdadero capital están en las personas valiosas, no en su
tecnología ni en sus activos financieros.
Excelencia es practicar seis valores
que se escriben con la letra S. Seis valores que traen Satisfacción y provocan
Sonrisas cuando los ejercitamos en nuestro trabajo y en nuestras relaciones.
1. Sinceridad. Valor que nos afianza en la verdad y que es
indispensable para comunicarnos y entendernos. En la sinceridad está el
fundamento de la confianza y en la confianza la base de todas las relaciones.
2. Sencillez. Valor que nos acerca a los demás sin orgullo,
nos permite aprender y escuchar, y nos vuelve flexibles y tolerantes. La
humildad es una cualidad de los verdaderos líderes y de aquellos que ejercen un
influjo positivo.
3. Servicialidad. Ser serviciales es anticiparnos a las
necesidades de los demás y darles satisfacción con rapidez, con amor y con
calidad. La verdad es que el único trabajo que nos realiza es aquel que hacemos
por el placer de servir. Todos tenemos una deuda de servicio con otros y con la
vida.
4. Seriedad. Es decir, ser responsables y cumplir nuestros
compromisos. Cuando somos serios nos creen porque en nuestro trabajo hay orden
y disciplina y lealtad. La verdad es que sólo hay credibilidad donde reinan la
honradez y la seriedad.
5. Solidaridad. Gracias a este valor mantenemos despierta
nuestra sensibilidad y derrotamos el egoísmo. La persona solidaria es
protagonista del cambio con la justicia social y le da solidez a la vida con su
generosidad. El dilema para todos en la vida es éste: solidarios o solitarios.
6. Simpatía. O sea, el permanente cultivo del buen humor, de
una sana alegría y de sentir lo que sienten los demás. En efecto, eso es lo que
nos dice la etimología de la palabra: sentir con el otro (del griego: syn
patein). La simpatía es la alquimia del amor y es fuente de armonía.
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