A veces creemos que el contraste de la vida es insoportable.
No la vida misma, sino el contraste. En el mismo día puedes sentirte muy bien y
puedes sentirte triste. A veces te sientes en la gloria y a veces sientes como
si te hubieran exprimido al máximo.
No minimizo cómo te golpea la vida, pero debo insistir en decirme que soy la misma en las buenas y en las malas. Suponiendo que así sea, no te sientes de la misma manera, pero sigues igual. Capeo el temporal. Mojado, sigo siendo yo. Caminando por el barro, sigo siendo yo. Sin importar por dónde camine, sigo siendo yo.
Podría verme como un símbolo de la victoria o de la desesperación, pero no soy ni la una ni la otra. Por algún tiempo, soy un actor que interpreta la parte del vencedor o la víctima o incluso un transeúnte, y aun así, pasando por todo eso, soy yo.
Puedo sentir que estoy sobre una pista de hielo resbalando continuamente, o que estoy caminando sobre el firmamento del Cielo. Puedo sentirme perdido, a la deriva en el océano de la vida, no comprender del todo la brújula que estoy siguiendo, si es que en ese momento la veo... Pero finalmente de una forma u otra... “YO” LA VEO...
A veces tengo tantas dudas... Y algo en mi interior me dice: - Quítate las vacilaciones, ten confianza en la vida, en el universo. Ya has tenido suficiente de ellas, deja que se las lleve el viento, la lluvia. Deshazte de ellas, no te hacen bien. Y afortunadamente ¡reacciono!
Y pienso en el sol, a él nunca se le intimida. Cuarenta días de lluvia y el sol aún sabe que brilla y también sabe que estará a la vista de todos. No es que el sol espere a que la lluvia termine y que lo haga pacientemente. El sol está brillando todo el tiempo. El sol sabe lo que sabe. El sol no sabe la teoría. El sol vive lo que sabe. Para el sol, no hay distancia entre él y su luz. El mayor diluvio no detiene al sol. El mayor diluvio no apaga a la luz del sol. Y el sol lo sabe. Y yo lo sé... soy como el sol, somos como el sol.
La diferencia que hay entre el sol y yo, es que en mi caso a veces he creído más en la lluvia que en la luz solar. Lo que es y lo que he creído que es, no siempre es lo mismo. Y entonces hay una discrepancia. ¿Cuánto vale esta discrepancia para mí? No vale nada...