lunes, 23 de marzo de 2020

Nuestras Manías


Las musas son caprichosas. Algunos escritores, para propiciar la llegada de la inspiración, tienen sus rituales de invocación. Silencio absoluto, la oscuridad de la noche o las primeras luces del día, pluma estilográfica, lapicero o tinta verde, zapatos apretados, un baño relajante o una ducha de agua fría... Cada maestrillo tiene su librillo. Pero la ‘ceremonia’ de la creación se convierte para algunos autores en un doloroso parto. Y muchos escritores acumulan manías, supersticiones y fobias.

Rara entre las raras, la escritora chilena Isabel Allende siempre inicia sus novelas el 8 de enero. Además, empieza a escribir a las 8 de la mañana y se entrega a esta tarea 8 horas. La autora de La casa de los espíritus, que ha inmortalizado en sus obras a los miembros más excéntricos de su familia, comienza sus historias el 8 de enero tanto por superstición como por disciplina. La escritora ha confesado en alguna ocasión que ignora de dónde le viene la inspiración, pero considera que todos sus libros nacen de un interés profundo o una obsesión, de ahí que sus temas se repitan: mujeres fuertes, padres ausentes, solidaridad, redención, justicia, violencia, amor, muerte...

Algunos escritores sienten ante el folio el blanco el mismo pánico escénico que los actores momentos antes de subir a un escenario. Otros, como Arturo Pérez-Reverte, se meten en la piel de sus protagonistas y se adentran en «territorio comanche», como en su nueva novela, El francotirador paciente. Y así se pasó meses, desde Madrid a Lisboa, Verona y Nápoles, persiguiendo a grafiteros.

Un escritor de la ‘vieja escuela’, como el premio Cervantes Antonio Gamoneda, perdió hace unos años unos poemas inéditos porque no los había ‘pasado’ aún al ordenador. No es el único que sigue aferrado a la tinta y el papel. El británico Tom Sharpe, fallecido el pasado verano, también escribía a mano.
Tinta verde
Hay escritores que trabajan con un cuaderno de notas. Pablo Neruda transcribía siempre sus poemas en tinta verde, porque este es el color de la esperanza. Y algunos hasta los ilustraba. Lo mismo que Victoriano Crémer, quien sólo al final de su vida se atrevió a mostrar sus ‘garabatos’ en una exposición. Crémer era un escritor metódico, que se refugiaba en un pequeño trastero al que llamaba su ‘palomar’ y allí permanecía encerrado durante horas hasta que convocaba a las musas. Convertía en folios cartas de bancos y cualquier papel que tuviera una cara útil. José María Merino tiene facilidad igualmente para el dibujo. El escritor y académico leonés es de los que consulta una y otra vez el diccionario; una manía que también practicaba Truman Capote. Gamoneda escribe hasta cinco veces el libro antes de publicarlo. Para corrector impenitente Tolstoi, que llegó a reescribir la voluminosa Guerra y paz hasta ocho veces.

Hemingway, un auténtico bon vivant, amante de todos los placeres terrenales, era extremadamente supersticioso. Amén de escribir de pie, quizá porque todo acto creativo conlleva sufrimiento, no era capaz de enfrentarse a la máquina de escribir sin llevar en el bolsillo su amuleto de la suerte, una raída pata de conejo.

Las manías de los escritores son el suculento argumento de varios libros, como Escribir es un tic, de Francesco Piccolo, en el que despeja cuestiones como quién es el escritor que sigue el ritual más estrambótico para meterse en faena, sazonado con jugosas anécdotas sobre los métodos y las manías de autores de todos los tiempos y nacionalidades.

Ángel Esteban y Raúl Cremades desvelan en su libro Cuando llegan las musas los secretos de autores como Gabriel García Márquez, Vargas Llosa, Julio Cortázar, Rafael Alberti, Octavio Paz o Buero Vallejo.

Encamados
A muchos lectores se les caerían sus mitos si pudieran contemplarlos en bata y zapatillas. Hay escritores partidarios de la disciplina férrea, como el superventas Murakami, un auténtico ‘currante’ del oficio de escribir, en el que emplea siete horas diarias, a partir de las cuatro de la madrugada. Oscar Wilde tenía la manía de escribir en su cama.
El más exagerado, no obstante, fue Proust, que se pasó tres cuartas partes de su vida en la cama, donde escribió, paradojas del destino, En busca del tiempo perdido. Con la misma manía de Proust, el uruguayo Juan Carlos Onetti se pasó enclaustrado en la cama los últimos cinco años de su vida en su domicilio madrileño.

La célebre escritora sueca Asa Larsson tiene el hábito de escribir de noche y a oscuras, vicio que desarrolló porque era el momento en que sus hijos dormían y podía concentrarse en las historias de la abogada Rebecka Martinsson, protagonista de sus novelas de suspense.

Mientras Hemingway era célebre por sus conocimientos en coctelería —de hecho se le considera el inventor del daiquiri—, Balzac consumía sin cesar café tras café. Tennesse Williams era un fumador empedernido y Sartre dominaba el arte de mezclar fármacos, con los que probablemente forzaba la inspiración.

Uno de los más raros es el superventas Dan Brown. El creador del Código Da Vinci se cuelga de los tobillos para relajarse e irrigar su cerebro cabeza abajo en busca de inspiración. El autor de Inferno también es un legionario de la escritura que se levanta cada día a las cuatro de la mañana.
Y para huraños, el estadounidense y ganador del Pulitzer Cormac McCarthy, autor de obras adaptadas al cine como La carretera -protagonizada por Viggo Mortensen- y El consejero, dirigida por Ridley Scott y estrenada este fin de semana con un elenco de lujo en el que figura la pareja Javier Bardem-Penélope Cruz. McCarthy sólo concede una entrevista cada diez años.

Hay creadores a los que les funciona la ducha fría; otros, por el contrario, necesitan un baño relajante antes de abordar el primer renglón.

El premio Nobel Mario Vargas Llosa es conocido por ser un maniático del orden, hasta extremos obsesivos. Dicen de él que se rodea de figuritas de hipopótamos a modo de talismán.

El caso Pessoa
Las manías de Pessoa son argumento de un libro cuyo autor es el colombiano Jerónimo Pizarro, especialista en el autor del Libro del desasosiego. Escribir de pie o su vicio al tabaco son algunas de las costumbres del poeta portugués que desvela Os Objectos de Fernando Pessoa, que recoge veinte de los objetos más representativos del literato, a través de los cuales el lector puede hacer «una reconstrucción mental» de su historia.

Podría entrar dentro del ámbito de las manías el gusto enfermizo de Pessoa por cambiarse de nombre y utilizar numerosos seudónimos para abordar cada trabajo con diferentes estilos y hasta personalidades.

El dramaturgo, guionista, actor y director Woody Allen es único a la hora de acumular manías. Por su terror a la muerte y a los accidentes, duerme con los zapatos puestos y se toma la temperatura cada dos horas. También le aterran los gérmenes. Fobias que él mismo ha retratado en el personaje hipocondríaco que durante décadas ha interpretado en el cine.


Agreguemos Nuestro Valor


Nuestra recompensa en la vida está en relación directa al servicio que proporcionamos a nuestros semejantes. Los que solamente buscan oro cavan mucho y hallan poco. Aprovecha más el que sirve mejor.

 Valor Agregado: Sea un 1% mejor todos los días en cada una de sus actividades, adiciones ese algo más que hace la diferencia. “Señor, cinco talentos me entregaste; he aquí otros cinco talentos que he ganado sobre ellos”.

 Compromiso: Hágase indispensable siendo un ser de soluciones y no de problemas; nadie contrata a una persona para que le cause problemas, sino para que encuentre respuestas.

 Trato: Trate a los demás como los seres más importantes sobre la faz de la tierra, “sé con tu prójimo como lo eres contigo mismo”; muchos pueden actuar servicialmente, rara es la persona que piensa servicialmente.

 Aprendizaje: Cuando algo falle hay que asimilar la lección y adelante, ¡ánimo!; un error reconocido es una victoria ganada.

 Crisis: Los problemas para el ser excelente son oportunidades no resueltas; la dirección se aprende dirigiendo y se aprende mejor en medio de obstáculos.

 Acción: El triunfador y el perdedor tienen los mismos problemas, la diferencia está en que el primero actúa para resolverlos y el segundo procura evitarlos; es mejor gastarse que enmohecerse.

 Actitud mental: No pierda el tempo lamentándose de los problemas, mejor resuélvelos; es preferible encender una luz que maldecir las tinieblas.

Capacitación: Pregúntese todos los días cómo puede ser mejor que ayer, invierta en su preparación. 

Como la tierra por más rica que sea no puede dar frutos si no es cultivada, la mente sin cultivo tampoco puede producir.

 Preparación: Prepárese para aprovechar las oportunidades, busque la buena suerte e inevitablemente la encontrará, la fortuna siempre favorece a la mente preparada.

 Superación: Haga hoy su trabajo mejor que nunca, recuerde que siempre habrá una mejor forma de hacer las cosas.

 Reto: Desafíe sus limitaciones y no se bloquee pensando que no se puede lograr; sólo los audaces llegan a la cumbre.

 Audacia: Inicie cada día una aventura extraordinaria, viva intensamente cada minuto de su existencia, atrévase a ser un triunfador.

  Constancia: Para obtener el éxito haga de cada hora de su vida un triunfo, sumará al final de la jornada: un día de Excelencia, así una semana, un mes, un año, una vida de éxito. El éxito se alimenta de éxito.


domingo, 22 de marzo de 2020

Lo Que La Imaginación Imagina


Vamos a jugar un poco con la imaginación. Imagina que quieres ir a la inauguración de un nuevo teatro. ¿Qué es lo primero que necesitas? La dirección. Si no tienes la dirección es muy probable que nunca llegues o pasarás mucho trabajo para encontrar el sitio. Si quieres moverte, ponerte en acción, necesitas saber hacia dónde quieres ir.

Durante años, he hecho esta pregunta a todo tipo de gente, desde lustrabotas hasta ejecutivos, militares, pobres, ricos, adultos, niños etc. ¿Qué es lo que quieres y esperas de la vida? La primera respuesta que recibo es un gesto de desconcierto seguido, generalmente, de una respuesta verbal vaga como: “quiero ser feliz”, “salud”, “amor”, “paz” etc. Después de profundizar un poco en el tema llegan a responderme “No sé”. “No hay viento favorable para el que no sabe dónde va” decía Séneca en la antigua Roma.
La mayoría de los problemas a los que nos enfrentamos a diario son resultado de un proceso pobre de planificación y dirección. Si no sabes lo qué quieres y esperas de la vida puede resultar peligroso, porque al no saber canalizar tu energía correctamente en una dirección, ésta se puede voltear en tu contra y las frustraciones pueden destruirte o mermar tu capacidad de acción. Otra posible consecuencia es que te vuelvas influenciable y que alguien te manipule a su favor.
¿Qué crees que sucede con todos los jóvenes que se unen a las pandillas, la gente que se une a cultos extraños, las drogas y otros problemas? Son resultado de una personalidad perdida que encuentra “aceptación” y “refugio” en alguien más. El resultado final de estas direcciones falsas son frustración, destrucción y dolor.
Ahora: ¿Cómo determino mi dirección? Voy a compartir contigo una pequeña receta de cómo diseñar un plan de vida. El secreto consiste en elaborar un mapa.
El primer paso es determinar tu estado deseado. ¿Cómo quieres ser? Describe perfectamente cómo quieres estar en 20 años. Físicamente, económicamente, socialmente, espiritualmente. No se trata solamente de mencionarlo. Cuanto más específico y detallado el mapa mejor. Cuando lo tengas listo para los 20 años repite el proceso para 15, 10, 5 y 1 año.
Segundo paso: Ya que tienes determinado específicamente dónde quieres ir, tienes que saber dónde estás, esto es determinar tu estado actual. ¿Cómo eres actualmente física, económica, social y espiritualmente? Tienes que detallar todo lo que te gusta de ti así como todo lo que no te gusta. Cuáles son tus cualidades y habilidades así como tus defectos.
“Conócete a ti mismo” decía el maestro, “¿y si no me gusto?” Contestó el alumno. Poca gente tiene el valor de pararse frente a un espejo desnudo por dentro y por fuera con el interés de explorar y conocer lo que son. Si tienes interés de asistir a la inauguración del teatro y tienes la dirección, tienes que saber también donde te encuentras, porque si estás al sur el camino es diferente al que fuera si te encontraras al norte.
El desarrollo de estos dos primeros pasos es lento y requiere de mucha concentración. Tú decides. La siguiente semana cerraremos el círculo. ¿Cuánto tiempo hace que te sentaste en una habitación con buena música y frente a un grupo de papeles en blanco y te pusiste a diseñar tu vida? Lo más importante en este mundo para Ti eres Tú y siempre hay tiempo para desarrollar o mirar el mapa.
Sólo de esa manera nos perderemos menos y llegaremos a tiempo para ver la función.
Existe una gran diferencia entre sobrevivir una vida y diseñar una vida. No sobrelleves una vida a tus espaldas. Elige la obra que quieres ver y cuando. Planifica y disfruta de la función y con boletos preferenciales.


sábado, 21 de marzo de 2020

Compartir Lo Que Tenemos


Lentamente se aproxima el tiempo en que debo emprender el camino que no tiene regreso. No puedo llevarlos conmigo y les dejo en un mundo en el que los buenos consejos no salen sobrando.

Nadie es sabio de nacimiento. Aquí el tiempo y la experiencia enseñan y limpian la conciencia; yo he observado el mundo más tiempo que ustedes.

Queridos hijos, no todo lo que brilla es oro. He visto caer algunas estrellas del cielo y quebrarse muchos bastones en los cuales uno confiaba para poderse sostener, por eso, quiero darles algunos consejos y decirles lo que yo encontré y lo que el tiempo me ha enseñado. 

Nada es grande si no es bueno y nada es verídico si no perdura.
No se dejen engañar por la idea de que pueden aconsejarse solos y que conocen el camino por ustedes mismos. Este mundo material es para el hombre demasiado poco y el mundo invisible no lo percibe, no lo conoce, ahorren pues esfuerzos vanos, no se aflijan y tengan conciencia de sí mismos.

Considérense demasiado buenos para obrar mal. No entreguen sus corazones a cosas perecederas. La verdad queridos hijos no es gobernada por nosotros sino que nosotros debemos ajustarnos a ella.

 Vean lo que puedan ver y para ello usen sus propios ojos y con respecto a lo invisible y eterno aténganse a la palabras del Altísimo.

No desconfíen de nadie tanto como de ustedes mismos; dentro de nosotros vive el juez que nos enseña y cuya voz es más importante para nosotros que el aplauso de todo el mundo y la sabiduría de los griegos y egipcios; háganse el propósito, hijos, de no actuar contra su voz y si algo piensan o intentan hacer, pónganlo primero en la mente y pídanle consejo a vuestro juez interno; al principio, él hablará únicamente en forma muy suave balbuceando como una criatura inocente. Sin embargo, si honran su inocencia soltará su lengua y les hablará en forma más perceptible. . Aprendan con gusto de los demás y escuchen con atención donde se hable de sabiduría, dicha humana, luz, libertad, virtud, pero no confíen inmediatamente en todo porque no todas las nubes llevan agua y existen diversos caminos para seguir. 

Hay quienes creen que dominan una materia porque hablan de ella; pero no es así hijos míos, no se tienen las cosas por poder hablar de ellas, palabras sólo son palabras y tengan cuidado si fluyen en forma demasiado hábil y ligera, pues los caballos cuyos carros están cargados de mercancías avanzan con pasos más lentos. Nada esperen del trajín ni de los trajinantes y pasen de largo donde haya escándalo callejero. Si alguien quiere enseñarte sabiduría, mírale la cara, si lo ves enorgullecido, déjalo, no hagas caso de sus enseñanzas por más famoso que sea.

Lo que uno no tiene no lo puede dar, y no es libre aquel que puede hacer lo que quiere sino que es libre aquel que puede hacer lo que debe hacer, y no es sabio el que cree que sabe sino el que se percató de su ignorancia y logró sobreponerse a la vanidad.

Piensen con frecuencia en cosas sagradas y tengan la seguridad de que ello les traerá ventajas y así serán como la levadura que fermenta la masa del pan. No desprecien religión alguna puesto que están consagradas al espíritu y ustedes no saben lo que pudiera estar oculto bajo apariencias insignificantes.
Desdeñar algo es fácil, hijos, pero es mucho mejor comprenderlo.

No instruyas a otros hasta que sean instruidos. Acójanse a la verdad si pueden y gustosamente permitan que les odien a causa de ella, cuiden de no confundirlas simplemente hagan el bien y no se pregunten por lo que de ello resulte.

Quieran sólo una cosa y esa quiéranla de corazón. Cuiden de sus cuerpos pero no de tal manera como si fueran sus almas.

Obedezcan a la autoridad y dejen que otros la discutan. Sean correctos con cualquier persona pero no se confíen fácilmente.

No se mezclen en asuntos ajenos y los suyos arreglenlos con diligencia. 
No adulen a persona alguna y no se dejen adular. Honren a cada quien según su rango y dejen que se avergüencen si no se lo merecen.

No deban a persona alguna, pero sean afables como si todos fueran tus acreedores.

No quieran ser siempre generosos pero procuren ser siempre justos. A nadie deben ofender, sin embargo, cuando obren con justicia no se preocupen por ellas. 

Desconfía de la gesticulación y procuren que sus modales sean sencillos y correctos. Si tienen algo, ayuden, den con gusto, y no por ello se crean superiores; y si nada tienen, tengan a mano un trago de agua fresca y no por ello se crean menos. 

No te sientes donde se sientan los burlones porque ellos son los más miserables de todas las criaturas. Respeten y sigan a los hombres piadosos, mas no a los santurrones. El hombre que tiene en su corazón verdadero temor a Dios es como el sol que brilla y calienta, aunque no hable.

Hagan lo que merezca recompensa, pero no pretendan obtenerla. Si tienen necesidades, quéjense ante sí mismos y ante nadie más.

Lo mejor que puedan dar a un enemigo es el perdón. A un oponente tolerancia. A un amigo, oídos. A tus hijos, buen ejemplo. A tu madre, una conducta que la haga sentirse siempre orgullosa de ustedes. 

A vuestro prójimo siempre caridad.

A ustedes mismos, amor propio. 



Despertar A La Vida

La neuroplasticidad es la posibilidad que el cerebro tiene de cambiar su funcionamiento a través de la reconexión de nuevas redes neuronales, esto como resultado en un cambio en nuestros pensamientos, luego en nuestros actos y de esta forma como resultado en nuestros hábitos.

Esto nos da una perspectiva muy alentadora cuando se trata de cambiar ciertos patrones mentales que se han convertido en hábitos en nuestras vidas, ya sea una adicción, un estilo de vida o aún más complicado un TOC (trastorno obsesivo compulsivo), por ende es una gran salida y escape al uso de medicamentos psiquiátricos que a través del tiempo revelan efectos secundarios que afectan el diario vivir y atrofian la posibilidad de mantener una mente clara y libre de tóxicos que generan la dependencia de quienes los usan.

Sin entrar a profundizar sobre ello, quiero resumir lo que realmente sucede dentro de nuestro cerebro al considerar la neuroplasticidad como forma de cambio en nuestras vidas.

Todo lo que hacemos y pensamos es cíclico, por ende nuestros hábitos y comportamientos son repetitivos, sin importar el grado de importancia que tengan o no, esto sucede porque nuestro cerebro se constituye de redes neuronales, las cuales sobreviven conectándose entre si para formar un patrón de comportamiento. La forma de pensar o nuestros pensamientos son claves en la forma que podemos cambiar nuestro cerebro, pero para ello es necesario romper con palabras, conceptos, juicios y así mismo la percepción que tengamos sobre cualquier cosa, porque algo si debemos tener claro y es que la realidad no tiene nada que ver con la forma en que percibimos la vida.

Un ejemplo claro de ello podría ser el “trabajo o empleo”, el cual en muchas personas esta relacionado o asociado con el esfuerzo y el sacrificio, esta asociación crea desgano, desagrado y se toma al trabajo como algo negativo, es una conexión que ya está hecha, pero utilizando técnicas como el quebramiento de la identificación, nuevos pensamientos, no corroborar nuestros actos con lo que pensemos, el ciclo puede empezar a romperse y a crearse una visión y experiencia de vida.

Esto especialmente para aquellos que sufren adicciones y obsesiones donde el control de sus mentes son más fuertes que su voluntad, porque están invadidos por una identificación de algo que no son, pero saliendo de esa creencia y pensando diferente, a través de la meditación o formas de enfoque es posible que se rompan esos patrones negativos, que causan solo dolor y esclavitud en el hombre, cohibiéndole de tener un pensamiento elevado, donde reconoce que no es lo que su adicción quiere o su obsesión ordena.

Así como si pensamos negativamente perpetuamos lo negativo, cuando pensamos de manera positiva perpetuamos lo positivo, de esta misma manera si repetimos un acto, que proviene de un pensamiento predefinido por la supuesta realidad según la mente, nos convertimos en prisioneros de la misma, sirviendo a sus actos, sin derecho a opinar y solo convirtiéndonos en títeres de sus rituales o adicciones, por esto es importante la creación de nuevas redes neuronales a través de nuevos pensamientos que puedan poco a poco remplazar a los nocivos. Ninguna red neuronal puede funcionar sin su asociación, sin estar conectada pues requiere de la energía en forma de información que envía su compañera, así que al no recibir esta red antigua más energía y estar siendo reemplazada por otra, empieza a perder poder hasta que se debilita tanto que es abolida y de esta forma el patrón mental cambia para convertirse en lo hemos decidido la va a reemplazar, un pensamiento que nos lleve a un acto más positivo y libre de juicios, donde somos libres del poder que le hemos dado a la mente, creyendo lo que nos dice, hay que escuchar la mente pero no creerle, comprender que somos campos elevados de sabiduría y que tenemos el control de cambiar nuestro cerebro y así mismo los resultados de nuestros comportamientos, hábitos y estilos de vida.

Si nos salimos de la identificación con nuestro cerebro podremos tener una consciencia mas elevada y un mayor entendimiento sobre lo que realmente es, sin juicios, miedos, adicciones y mas, es por eso que no podemos continuar siendo esclavos de nuestra mente y permitiendo que maneje nuestra vida de acuerdo a su forma de percibir o identificación con lo que quiere, la mente es poderosa, pero nuestro ser lo es más, y ella existe no para ser eliminada, sino para ser usada con propósitos positivos, edificantes y constructivos que puedan servir para hacer de cada uno de nosotros un mundo más elevado y así verse reflejado en todo aquello que nos rodea, pues todo lo que vemos es lo que realmente somos.

Nuestra Actitud

No importa los títulos universitarios que tengamos, cuál sea nuestro trabajo o dónde vivamos. La manera en que nos relacionamos con los demás, nuestras actitudes hacia ellos, es lo que dice todo de nosotros. Es decir, cómo nos comportamos con alguien que nos necesita, con aquellos que nos aman e incluso con aquellos que no nos caen demasiado simpáticos.

La amabilidad, el altruismo y la solidaridad son palabras fáciles de pronunciar. Sin embargo, conseguir que los valores positivos sean el emblema de nuestros comportamientos es más complicado. Si lo conseguimos, ellos serán las que definan nuestra personalidad y por los que seremos recordados.

«La actitud es una pequeña cosa que marca una gran diferencia».
–Winston Churchill-

La actitud es la manera en la que enfocamos las diferentes situaciones que tenemos que afrontar. Son los hábitos que nos caracterizan y que todo el mundo conoce de nosotros. Por ejemplo, si cuando entramos a una tienda saludamos a los vendedores o al ver a una persona necesitada no dudamos en asistirla, estamos demostrando varias actitudes: amabilidad, educación, generosidad o altruismo.

Esta palabra se suele usar en el ámbito empresarial o en las relaciones de pareja, pero no nos damos cuenta de que la actitud es aplicable a todo lo que nos sucede. ¡Esa es la actitud! Se escucha cuando alguien enfrenta los obstáculos, se levanta después de caer o va subiendo poco las dificultades de las metas que enfrenta.

La actitud no es nada sin acciones que la manifiesten. Sin duda, los actos son los que nos definen como personas, como amigos, pareja, compañeros o ciudadanos.

Partiendo de la base de que nuestra intención es hacer el bien y tenemos a nuestro alcance los recursos necesarios para avanzar con esta premisa -aptitudes-, es fácil pensar que la actitud es innata. Sin embargo, no es tan sencillo.

Los mensajes que recibimos de la sociedad en referencia a lo que está bien y lo que está mal y la acumulación de nuestras propias experiencias también tienen mucho que decir en la configuración de nuestra disposición ante la vida. ¿Por qué? Porque nuestras actitudes son muy sensibles al refuerzo que reciben.

La actitud también se aprende. Si de pequeños nos premian el hecho de que al entrar en un sitio saludemos amablemente, realicemos el mismo comportamiento en situaciones parecidas. No solo haremos eso, sino que adquiriremos con más facilidad comportamientos similares, como quitarse el sombrero al entrar en un sitio cerrado.

Cada vez que dices o haces, estás comunicándote con las personas que te rodean. Eso puede tener consecuencias positivas o negativas. No importa realmente lo que estés pensando porque nadie puede introducirse en tu cabeza. Por ello sólo valen los hechos y que tus palabras vayan de su mano.

De nada sirve pensar “ayudaré a esta persona” si en realidad no lo haces. Procediendo de esta manera, te estás mintiendo a ti y al otro, si se lo cuentas. Estás proyectando la imagen de ser alguien poco fiable, cuyas palabras solamente son una fuente de incertidumbre, ya que nadie -ni siquiera tú- apostaría demasiado porque las fueras a cumplir.

No solo hablamos de tus relaciones con los demás, sino también de tus propios sueños, ideas u objetivos. Por más de que sean los mejores del mundo, si no los llevas a la acción, de nada te servirá.

Escuchar Lo Que Decimos

Es curioso que, aún cuando oímos nuestros pensamientos, de ordinario no tienen un sonido específico: nuestro pensamiento consciente y discursivo no manifiesta voz, que es el sonido natural producido por el ser humano.

De hecho, salvo alucinaciones auditivas como el llanto de un bebé, los gritos de un hombre una mujer, todos los procesos del pensamiento consciente verbalizado son en algún punto sólo gramaticales, no fonéticos. De alguna forma concebimos imágenes conceptuales de nuestra voz interior; no concebimos nada que tenga una referencia auditiva externa.

Para dichas alucinaciones, como para el recuerdo de voces de cantantes, existe una referencia mnémica.

Otro caso es el de la intrusión de sonidos, o voces genuinamente reconocidas, o no, en el registro mnémico, pero siendo voces o sonidos claramente diferenciados y persistentes (ejemplos como los arriba mencionados de los llantos del bebé son los sonidos traumáticos o la voz de un progenitor acusador).

Cuando imaginamos espacios y formas geométricas, las inspeccionamos, o modificamos en nuestra mente, no estamos de hecho manipulando físicamente ningún tipo de objeto físico directamente, sino una abstracción de éste. El pensamiento es un estadio previo de su expresión oral, esto es, por la voz (aunque es cierto que hay personas que parece que en su vida han pensado antes de hablar, pero esto es otra historia).

Estoy seguro de que todo lo que viene a mí mente y toma una forma conceptual, desde lo más cabal a lo más grotesco, coincide con mis expresiones gestuales y verbales (salvo cuando consigo omitir por respeto algunas proposiciones polémicas).

Otro caso es el de la intrusión de sonidos, o voces genuinamente reconocidas, o no, en el registro mnémico, pero siendo voces o sonidos claramente diferenciados y persistentes (ejemplos como los arriba mencionados de los llantos del bebé son los sonidos traumáticos o la voz de un progenitor acusador).

Cuando imaginamos espacios y formas geométricas, las inspeccionamos, o modificamos en nuestra mente, no estamos de hecho manipulando físicamente ningún tipo de objeto físico directamente, sino una abstracción de éste. El pensamiento es un estadio previo de su expresión oral, esto es, por la voz (aunque es cierto que hay personas que parece que en su vida han pensado antes de hablar, pero esto es otra historia).

Diré que:
Percibo mi pensamiento verbalizado, pero no con alguna clase de oído interno que no tenga que ver con el sentido ni el órgano de la audición, pero, aún cuando se da que me sumerjo en reflexiones y me abstraigo de sonidos externos no puedo afirmar que “escuchar” sea correcto aquí, sino más bien “concebir” o “percibir”, tal vez.



Amemos El Mundo Tal Cual Es

Filosofía


La cosmovisión andina es ecológica y cuántica. No es antropocéntrica y tampoco newtoniana. Los amerindios no quieren transformar el mundo sino amarlo tal cual es, del mismo modo que lo hacen los místicos.

En las sociedades occidentales, dominadas, por el sistema de intercambio, las ocasiones de crear este lazo social se han vuelto escasas pues las relaciones sociales están siendo regidas por contratos laborales o transacciones comerciales. Los espacios de creación del lazo social se han limitado a la esfera familiar y a grupos limitados de personas (amigos, por ejemplo), mientras que en las sociedades indígenas toda relación con el otro tiende a ser enmarcada en una estructura de  reciprocidad, todo acontecimiento está orientado a crear o reforzar el lazo social.

“Nuestros ancestros comprenden que existen dos fuerzas, la cósmica que viene del universo, del cielo (pachakama o pachatata); y la fuerza telúrica, de la tierra (pachamama). Las dos energías generan toda forma de existencia; estas dos fuerzas convergentes están expresadas en todo proceso de la vida. Y las diferentes formas de existencia se relacionan a través del Ayni (la complementariedad y la reciprocidad).” Fernando Huanacuni Mamani.

Este profundo concepto confirma la existencia de la interrelación energética entre la tierra y el cosmos, donde pachamama, lo visible, es la esencia que alimenta, nutre y da cobijo al hombre y la mujer andinos, y pachakama, lo invisible, es la matriz cósmica tutelar que protege, guía y dirige. El término pacha, es la unión de ambas energías, ya que pa proviene de la expresión paya que significa dos y cha que viene de chama que es fuerza. Es esencia del cosmos y de la naturaleza, representa lo sagrado y ratifica que todo en la naturaleza está estructurado en opuestos complementarios. 

Ha llegado el tiempo de tener, sentir, vivir, expresar e irradiar la visión cósmica del mundo andino, escuchando nuevamente al cosmos, para vivir bien, pensar bien, hablar bien, hacer bien y sentir bien.
Juan de Santa Cruz Pachacuti Yamqui Salcamayhua fue un cronista peruano indígena, autor de una Relación de las antigüedades deste Reyno del Piru, de breve extensión pero que contiene valiosa información etnohistórica. Alrededor del año 1600 y a pedido del Padre Avila, que le introdujo algunas modificaciones, el “Yamqui” traza en su crónica un esquema del templo de Coricancha situado en el Cuzco.

La palabra “Hacedor” de Santacruz Pachacuti sería parte de su nueva fe cristiana o de una estrategia para eludir las campañas de persecución de idolatrías, y la alusión como “poder” de todo lo existente sería una trasposición de una referencia más primigenia como “ordenador” de todo lo existente. El esquema dibujado por el Yamqui tiene todos los visos de ser una reinterpretación cristiana de la cosmogonía andina, basándose en conocimientos alquimistas de la Edad Media que serían familiares al Padre Avila.

La interpretación de Wiracocha como “Ordenador” en vez de “Hacedor” es más concordante con la cosmogonía precolombina profundamente mítica y con una concepción cíclica del tiempo. Wiracocha es parte de la Pacha o Mundo pero no se agota en la Pacha. La Pacha es sólo su vivificación. 

Wiracocha no sólo es inmanente es también trascendente pero no creador. Aquí entendemos lo mítico no como lo primitivo y antifilosófico por excelencia, sino como la forma cultural ancestral de hacer filosofía y de trascender la condición humana para unirse con lo absoluto.


viernes, 20 de marzo de 2020

Alegato A Una Condena

Filosofía:


En la democracia ateniense no era oro todo lo que relucía. La corrupción no era ajena a la versión del sistema democrático imperante y el papel de la religión inundaba todos los campos de la sociedad. Unas grietas en el sistema que persistían porque nadie se atrevía a criticar. Y quien lo hacía, era desterrado o condenado a muerte.

La situación la vivió en sus carnes el filósofo griego Sócrates. Ahora, de la mano del actor Josep María Pou y del director Mario Gas quieren revivir a través de la obra 'Sócrates, juicio y muerte de un ciudadano' el padecimiento del pensador. Y, además, reivindicar el valor que tuvo al denunciar la corrupción que habitaba y alertar del papel supersticioso y manipulador que ostentaba la religión oficial en la Atenas de hace 2.500 años.
Interpretada en el Teatro Olympia del 12 al 15 de noviembre, la obra intenta resaltar la actitud “honesta, sincera y estoica” del maestro de Platón, en palabras de Pou, quien se pone en su piel durante la función. “Es increíble la serenidad que muestra cuando se les está a punto de robarle la vida”, destaca el actor en el vídeo promocional del personaje. “Es un hombre íntegro que incluso habiendo podido haber huido de la ciudad, cumple con la sentencia para hacer ver como se tiene que hacer las cosas correctamente”, agrega el director.

Una reivindicación del personaje que se enfrenta también a las razones por las que entonces se le obligó a morir mediante una ingestión de cicuta: despreciar a los dioses y corromper a la juventud. “Se trata de aprovechar los últimos días de Sócrates para hacer reflexionar sobre la ética, la moral, e, incluso, la misma democracia”, indica Gas.

“Las libertades son pisoteadas por los voceros intransigentes de un mal llamado sistema democrático”, critica con vehemencia Pou haciendo de Sócrates. La muestra que su reflexión a través del teatro encuentra aún en la actualidad lazos que la hacen necesaria.


Un alegato a la figura “íntegra” de Sócrates.

Aquí Y Ahora

El estar presente es un arte del alma donde tu mente se encuentra en descanso. En este estado nos olvidamos del pasado y sus fallas, los hubieras, los rencores, y no estamos enfocados en vivir una fantasía del futuro o en algo que quisiéramos obtener quitándonos nuestra tranquilidad. El estar presente o vivir aquí y ahora es una simple demostración de que estás viviendo lo mejor de ti, pues si te das cuenta no hay nada más real que este preciso momento.

Una vez que descubres lo que realmente significa vivir en el presente, comprenderás que es uno de los mayores regalos que te puedes dar a ti mismo. Cuando estas aquí te liberas de todo conflicto con el tiempo, de resistir lo que eres y lo que tienes, sólo te enfocas en ti mismo, en tu ser y tu alma, y te empiezas abrir a un nivel extraordinario de paz, relajación, y amor que únicamente podrás acceder viviendo en este preciso momento.

El vivir aquí y ahora significa estar completamente consciente de todo lo que es, significa que no estás en modo de negación, que no pretendes, y que no estás evitando nada. Estar presente es sentir lo que sientes, escuchar tu cuerpo, saborear tu comida y expresar libremente tus ideas, sin juzgar, sin limitar o sin sentirte apenado o enojado por tus emociones, sensaciones o pensamientos.

Mientras que tu pasado te puede ofrecer cierta información y el futuro te puede inspirar, el momento donde realmente podemos actuar y hacer algo diferente es aquí y ahora. Si nos quitamos esa obsesión de pensar en el pasado y fantasear sobre el futuro podemos enfocarnos en el presente y liberar todo su potencial, en este momento es cuando podremos sentir como toda la fuerza del amor y del poder creador reside en ti.

Cuando nos abrimos a esta verdad y la aceptamos podemos ver que cualquier situación puede ser transformada.

Recuerda: Lo que realmente cuenta es el viaje no el destino.

Cuando analizas todos los problemas que tenemos actualmente, te das cuenta que esos problemas están realmente en tu mente. Claro, existen fuerzas externas, como el trabajo, el estrés con los niños o con todas las tareas que queremos hacer, las interrupciones, etcétera, pero el verdadero problema no son esas causas externas, el problema es como tendemos a reaccionar hacía ellas.

Aquí es donde el mantenerte presente y vivir aquí y ahora te ayudará, pues aprenderás que estás fuerzas externas no tienen ningún efecto sobre ti, y no serán más un problema, porque aquí y ahora sólo existes únicamente tú, y no todo ese millón de cosas de las cuales te preocupas.

Por ejemplo, en el trabajo tienes que entregar algo en la siguiente hora, pero además tienes muchas más cosas que realizar durante el día. Vivir en el presente significa enfocarte únicamente en la tarea que vas a hacer y olvidarte de las demás, tu única atención eres tú y esa tarea a realizar. Cuando termines, te moverás a la siguiente tarea de la misma forma.

En el caso de nuestro hijos pequeños, es muy probable que nos estresemos porque ellos requieren atención, pero también nosotros necesitamos hacer otras cosas, así que es inevitable sentir ese estrés. Pero si eliges vivir aquí y ahora te darás cuenta que en este momento sólo existen tu hijo y tu. Puedes apreciar ese momento con tu hijo, amarás a tu hijo y estarás agradecido de haber pasado este precioso momento con él.

Es así como el mantenernos presente nos ayuda manejar cualquier problema, y cualquier situación de estrés.

Toda la negatividad es causada por una acumulación de tiempo psicológico y la negación del presente. El malestar, la ansiedad, la tensión, el estrés, la preocupación y todas las formas del miedo son causados por mucho enfoque en el futuro, y poca presencia. La culpa, el remordimiento, el resentimiento, la tristeza, la amargura, y todas las formas de la falta de perdón son causados por mucho enfoque en el pasado y poca presencia.
Eckhart Tolle

Existe un método muy simple para mantenerse presente, pero realmente lo importante es que lo practiquemos hasta que sea un hábito. Así que veremos que el mantenernos presente no es difícil, sino más bien es la falta de práctica lo que hace que no lo logremos.

La mejor forma de practicar es que cada tarea que hagamos, no importa cuál sea la tarea, nos enfoquemos totalmente a ella. Presta atención a cada aspecto de tu cuerpo, de tus sensaciones, de tus pensamientos. Aquí y ahora solo eres tú realizando una tarea.

Con esto te podrás dar cuenta que tus pensamientos van de un lado para el otro, no importa, sólo date cuenta de lo que está sucediendo y cómo funciona tu mente. Al darte cuenta, podrás regresar hacía la tarea que estabas haciendo. Lo importante de esto es que cada vez que notes que tus pensamientos se van por otro lado, lo reconozcas y gentil y dulcemente regreses tu atención hacía la tarea que estabas realizando.

No importa cuántas veces lo intentes, y cuántas veces tengas que regresar tu mente al presente, recuerda estar presente requiere de práctica y por el momento nuestra mente esta muy acostumbrada a andar divagando por todos lados, es a través de darnos cuenta que esto pasa como vamos a poder cambiarlo.

Al principio puede parecer un reto, y hasta cansado, pero no importa descansa un rato y vuelve a intentarlo otra vez más. Recuerda que no se trata de poner más estrés o que termines exhausto, el objetivo es que te empieces a dar cuenta de tus pensamientos.

El hecho de que estemos viviendo el aquí y el ahora nos hará darnos cuenta que tenemos muchas cosas por las cuales hay que estar agradecidos, y apreciar completamente todo lo que hacemos. Verás que todo se convertirá en una experiencia extraordinaria.




Evaluemos


Conocerse bien a uno mismo, es indispensable en este proceso, como en muchos otros, una vez más.
Ya que me permitirá saber si tiendo a:

Sobrevalorar o infravalorar mi capacidad.

A sobrevalorar o infravalorar las dificultades que me encuentro en mi camino.

Si suelo definir de una forma “realista” o no mis objetivos.

Así como saber con qué herramientas cuento para conseguir lo que quiero y seguir motivándome.
Para tratar de definir nuestras expectativas de una forma realista, la recomendación general es que contrastemos nuestras expectativas con la realidad, considerando hechos objetivos frente a valoraciones subjetivas.

Considerando nuestras experiencias previas y sus resultados
, aunque no sean garantía de qué va a pasar a continuación, pero es la información con la que contamos, y a la que realmente podemos acudir.

Hasta ahí, todo suena muy razonable.

¿Cuál es el problema entonces?
Pues que en ese camino, en muchas ocasiones, decidimos hacer “el estudio sociológico del año” y comenzamos la encuesta pertinente.

Dicho de otro modo, empezamos a interrogar a los demás sobre su opinión, sus experiencias e incluso sus “predicciones”, esperando que “nos iluminen con su saber”, y nos ayuden a definir nuestras expectativas
.
Pero lo cierto es que, cuanta más información recopilamos, menos claro lo tenemos, más confuso es, más variables influyen, más implicaciones vemos en las relaciones entre dichas variables y sus posibles consecuencias, hasta juntarnos con un maremágnum tan complejo, que no sabemos qué hacer con él.

Se suponía que el objetivo era “tener las cosas más claras”, y sin embargo, más confusos estamos.
Tener más información, no nos garantiza, necesariamente, tener las ideas más claras.

A veces, la expectativa más realista que podemos tener es:
“No sé qué puede pasar, no sé cómo puede salir, ni cómo va a hacerlo, de hecho”.

Y es que es mucho mejor, tener esta expectativa, que aunque resulte imprecisa, me permite tener la “apertura mental” necesaria para “estar preparado para lo que sea”, que contarme un bonito cuento, sin base ni solidez, por muy bonito que sea y suene.

Dijéramos que tenemos que “llegar a un acuerdo con nosotros mismos”, y decidir cuánto le vamos a atribuir a la objetividad, y cuanto a nuestros deseos y anhelos, para saber el “grado de confiabilidad” que podemos tener en nuestra expectativa, sin engaños.

Por ejemplo, si el 80% de mi expectativa se asienta en hechos objetivos, y el 20% restante en mis deseos, podré decir con un grado de confiabilidad elevado, que mi expectativa tiene bastantes probabilidades de cumplirse.

Si los números son al revés, 20% y 80%, mi expectativa difícilmente se cumplirá.

Yo elijo qué porcentajes me van a hacer decantarme hacia un lado u otro.

Digamos que si es un 60% basado en hechos objetivos y un 40% en mis deseos, decido que es el “margen mínimo” para que yo considere que es algo probable que mi expectativa se cumpla, y que si el primer porcentaje sube y el segundo decrece, entonces mi expectativa será poco probable, por ejemplo.

Pongo estos ejemplos, pero realmente no hay un criterio estándar.
Cada uno tiene que decidir “cuáles son sus números”, por decirlo así.
Tú decides, tú eliges.

Al final, es nuestro criterio el que prevalece, y es por ello que es tan importante conocernos a nosotros mismos, para saber qué mecanismos nos resultan más o menos funcionales.

Hay personas que dicen que prefieren “esperar lo peor” para así “no llevarse el chasco”, y hay personas que, por el contrario, prefieren “tener esperanza” y así “no sufrir por adelantado”.

Sea como sea, es nuestra responsabilidad elegir nuestras expectativas, como elegimos nuestros pensamientos en general, de ello dependerá que estemos motivados o frustrados.

Por supuesto que también influye cómo se vayan desarrollando los acontecimientos, así como cuales hayan sido nuestras experiencias y los resultados que hayamos obtenido, tanto en el pasado como en el presente.

Lo que es claro es que si tenemos la creencia de que: “si me esfuerzo y trabajo con empeño, me lleve más o menos tiempo, acabo consiguiendo lo que quiero”, nuestra motivación se verá reforzada y, precisamente, “nos moverá a actuar”.

Se que es difícil mantener esa actitud, sobre todo cuando nos encontramos con situaciones en las que las variables que influyen con más peso, escapan a nuestro control.

Pero la alternativa es darse por vencido, y yo no se vosotros, pero yo no conozco a nadie que sea feliz con esa actitud.

Una de las partes muy duras de esta vida y que nos cuesta mucho asumir, es el aceptar que hay cosas que, definitivamente, no van a salir como queremos y deseamos, pero esa aceptación nos permite focalizar nuestros esfuerzos donde si podemos conseguir los resultados que deseamos, y no en la frustración que sentimos, por lo que no conseguimos
.
Dicho todo esto, en muchas ocasiones, como ya os dije cuando empezamos a hablar de las expectativas, lo mejor que podemos hacer es intentarlo, y según los resultados e información que vayamos obteniendo, decidir cuál es el camino a seguir, el siguiente paso a dar, y entonces, sentar nuestras expectativas.

Nuestras expectativas están en proceso de reevaluación constante, no son estáticas ni definitivas.

La vida siempre puede sorprendernos, y nosotros a nosotros mismos también, o más aún.


jueves, 19 de marzo de 2020

Razonemos


De todos los seres vivos, sólo lo seres humanos son "animales racionales", lo que pone de manifiesto la superioridad racional de la humanidad como "diferencia específica" sobre la animalidad como "género próximo" compartido con los demás animales.

Ahora bien, la singularidad de nuestra condición y naturaleza racional no nos asegura ni nos garantiza que todos nuestros actos y decisiones merezcan la cualidad y el atributo de razonables.

Ser racional no quiere decir que se tenga siempre la razón. Paradójicamente, los seres dotados de razón son los únicos que pueden equivocarse e incurrir en error; aunque lo puedan corregir y rectificar. En este sentido, el profesor Jorge de Esteban, refiriéndose a la dificultad de los políticos en llegar a acuerdos, afirma que en esos supuestos "el hombre no es un animal racional, sino un animal que tiene capacidad de razonar; pero que unas veces la usa y otras no". Sin embargo, esa capacidad de razonar es, precisamente, la que define al ser humano como ser racional, pues nadie puede dar lo que no tiene.

Las personas pueden incluso perder la razón, lo que es imposible en los demás animales que carecen de ella.

La razón es, por consiguiente, un instrumento que nos permite indagar la verdad; pero también asumir el riesgo de caer en el error. El error se comporta como un inseparable compañero de nuestras vidas. Tanto el acierto como el error son propios de la actividad intelectual, a sabiendas de que "la verdad es una" y "el error múltiple" como dice Simone de Beauvoir.

Con independencia de lo antes expuesto, razonar y discurrir necesitan un soporte previo en el que surjan y se desarrollen nuestros pensamientos, y ese soporte no es otro que la actividad de pensar. El pensar es previo a razonar. Éste no existe sin aquél. No todo lo que se piensa es razonable; pero sin la actividad de pensar es imposible discurrir o razonar.

El "pienso luego existo" de Descartes nos evidencia la convicción de nuestra existencia; pero no nos dice ni prejuzga nada sobre el contenido y desarrollo posterior de nuestra actividad pensante y de sus pensamientos.

Como es sabido, pensar y pensamiento no son lo mismo, pues pensar es una actividad mental común a todos los seres racionales; pero el pensamiento, aunque recaiga sobre la misma cosa, es individual e intransferible de cada persona y, por eso, no tiene porqué ser el mismo en todas ellas. Pensar es una actividad y el pensamiento el resultado de esa actividad. La distinción entre ambos conceptos se refleja en el hecho de que muchas personas pueden tener un mismo pensamiento; pero el proceso síquico seguido para obtenerlo y conseguirlo es estrictamente personal, distinto e intransferible.

A la vista de lo anterior, no es correcto afirmar, como habitualmente se hace, que algo es "impensable" cuando lo que queremos decir es que "no es razonable". Pensable puede ser cualquier cosa; pero no todo lo que se piensa es razonable. Razonar es reflexionar y tomar partido por una opción, idea o decisión determinada.

Es evidente que los pensamientos, una vez expresados, se independizan del sujeto pensante que los elaboró y del propio pensar que los produjo.

Finalmente, puede decirse que el ideal del mecanismo intelectual consiste en que los pensamientos sean razonables para así conseguir la alianza perfecta entre pensar y razonar.

El Ser Y El Parecer

No basta ser honesto, también hay que parecerlo. (No basta que la mujer del César sea honesta, también tiene que parecerlo.)


Según cuenta Plutarco en sus "Vidas paralelas", un patricio romano llamado Publio Clodio Pulcro, dueño de una gran fortuna y dotado con el don de la elocuencia, estaba enamorado de Pompeya, la mujer de Julio César. 

Tal era su enamoramiento, que en cierta oportunidad, durante la fiesta de la Buena Diosa -celebración a la que sólo podían asistir las mujeres- el patricio entró en la casa de César disfrazado de ejecutante de lira, pero fue descubierto, apresado, juzgado y condenado por la doble acusación de engaño y sacrilegio.

Como consecuencia de este hecho, César reprobó a Pompeya, a pesar de estar seguro de que ella no había cometido ningún hecho indecoroso y que no le había sido infiel, pero afirmando que no le agradaba el hecho de que su mujer fuera sospechada de infidelidad, porque no basta que la mujer del César sea honesta; también tiene que parecerlo.

La expresión, con el tiempo, comenzó a aplicarse en todo caso en el que alguien es sospechado de haber cometido alguna ilicitud, aun cuando no hubiera dudas respecto de su inocencia.

Así, con esta frase, respondía Cayo Julio César a las más conspicuas matronas del patriarcado romano cuando le pedían que no se divorciara de su esposa, Pompeya, la que, al parecer, no había cometido acto impuro ya que, su presencia en una Saturnalia, orgía permitida a las damas de la aristocracia, solo había sido como espectadora... “La mujer del César no solo debe serlo, sino parecerlo”, sentenció el Emperador.