miércoles, 29 de julio de 2020

La Confianza

Para generar la confianza en los demás, es importante ser honesto y actuar de forma correcta, a la vez que hay que agradecer al que cumple sus promesas y reclamar ante aquel que no las cumple.

Para mantener la confianza debemos comprometernos y cumplir nosotros también con las promesas, pedir disculpas cuando no las cumplimos y sobre todo, aprender a perdonar los errores. Por último, cuando vemos que la confianza con la otra persona se ha roto, es importante crear nuevas oportunidades donde se pueda volver a generar esa confianza que se tenía.

Autoconfianza:
La autoconfianza, o la confianza en uno mismo, es una característica que muchos pueden tener. Con esfuerzo y tiempo cualquier persona puede llegar a construir su autoconfianza. Para desarrollar esa autoconfianza es imprescindible creer en uno mismo y, para ello, la auto aceptación es fundamental.

Además de estos elementos, para lograr tener una buena autoconfianza es importante conocernos y comprender nuestros pensamientos y emociones (lo que denominaríamos como autoconocimiento), ser persistente y disciplinar (para asegurar los objetivos y metas que se quieren lograr), tener una perspectiva clara de la vida (saber exactamente lo que quieres ser o lo que quieres conseguir), y tener un autocontrol.

La autoconfianza trae múltiples ventajas para nuestras vidas, ya que si logramos tener un gran nivel de confianza en nosotros mismos podemos conseguir el éxito más fácilmente. Por el contrario, si tenemos falta de confianza e inseguridad, no estamos satisfechos con nosotros mismos, lo que genera situaciones negativas tanto para nosotros, como para los que nos rodean. 

A nivel personal, si no tenemos autoconfianza nos sentimos insatisfechos con nosotros mismos, tristes e incluso depresivos porque no nos valoramos. A nivel social, nos genera dificultades para relacionarnos con el entorno en el que nos desenvolvemos, lo que causaría que nos retrajéramos hacia nosotros mismos. A nivel laboral, nos puede crear dificultades para conseguir, mantener o progresar dentro de un trabajo. Por último, a nivel de pareja, nos puede causar sentimientos negativos.

Pero, además de la confianza con los demás y la autoconfianza, existen también otros tipos de confianza. Hay tres tipos que todos deberíamos desarrollar: la confianza conductual, que es la propia capacidad que tenemos para actuar, tomar las decisiones correctas y superar los obstáculos; la confianza emocional, es decir, saber lo que sentimos en cada momento para protegernos del dolor y tener la capacidad de conectar con otros seres humanos emocionalmente; y, la confianza espiritual, la fe que tenemos sobre la vida que nos rodea. Sin esta última confianza es difícil desarrollar los otros dos tipos de confianza.


También podemos distinguir otros dos tipos de confianza: la confianza simple y la confianza alimentada. La primera es una confianza primaria, con la que todos nacemos. La realizamos de manera automática, es una confianza total y completa, pero cuando se rompe (siempre en algún momento de la infancia), se rompe para siempre, ya que aparece algo que no estaba hasta ese momento: la desconfianza. La segunda, en cambio, es un tipo de confianza que se construye de manera consciente y reflexiva. 

La confianza alimentada también se puede romper, pero nos da la oportunidad de ser reconstruida.


martes, 28 de julio de 2020

El Lado Positivo


Lo negativo atrae a lo negativo, ser pesimista y pensar siempre en lo peor no traerá nada bueno a tu vida. Con negatividad perderás oportunidades que podrían hacerte feliz, piensa que en la vida casi todo se consigue con una buena actitud, así que negando problemas, no siendo resolutivo o teniendo miedo a tomar medidas y decisiones, serás incapaz de mejorar tu calidad de vida.

Deja de pensar que todo y todos están contra ti. Eso tan solo es una idea, una suposición que está en tu mente, así que recházala y conseguirás no sumergirte en la amargura. 

A veces echamos la culpa a todo lo que nos rodea porque no somos capaces de solucionar todo aquello que nos atormenta. Aparta la nube gris que está sobre tu cabeza y piensa que no es posible que el mundo se haya conjugado en tu contra, sino que eres tú el que no le saca el lado positivo

El pasado es pasado. El hecho de haber tenido una mala experiencia o decepción, por dolorosa que sea, no significa que debas volver a pasar por lo mismo o que siempre deberás estar retraído por miedo a volver a sufrir. 

Si vuelves a tropezar con la misma piedra, será el momento de levantarse de nuevo y seguir tu camino. ¡Debes superarlo! El futuro es la suma de tus experiencias y no debes tener una mala disposición ante él. Si piensas que todo irá mal, de veras, lo irá.

Tú no eres un defecto. Deja de pensar en lo que has hecho o lo que no has hecho y... ¡actúa! Tan solo tú puedes cambiar tus circunstancias y hacer que algo ocurra, pues no eres una víctima sino un factor más capaz de cambiar situaciones, métete en la cabeza que tienes tal poder.

Utiliza tus experiencias negativas y dolorosas para construir un carácter mejor. Piensa en quién quieres ser y hacia dónde quieres ir, asumiendo riesgos y tomando decisiones a diario. 

En eso consiste la vida. Arriesgar, apostar, decidir... Y si algo sale mal, tendrás tiempo para rectificar, aprender y superar cualquier circunstancia. Siempre buscando el lado positivo de las cosas.


Mejor Hazlo Ya




 Las palabras se las lleva el viento....
Hechos, no palabras....

No hables, sólo ACTÚA!
y tus hechos hablarán más que tus palabras...

No digas lo que vas a hacer... 
DEMUESTRA cómo lo estás haciendo...

No permitas que las promesas salgan de tu boca
Sin aterrizar y sin lograr ningún cambio...
Mejor HAZLO ya... 


Casa Curiosos


“Aunque los seres humanos son considerados particularmente muy curiosos, dicho comportamiento no se verifica con mayor frecuencia que en individuos de otras especies. 
Lo que parece diferenciar la curiosidad humana de la de los animales es que aquella suele combinarse con la capacidad de pensamiento abstracto y, de ese modo, conducir a la mimesis, a la fantasía, a la imaginación y eventualmente a una manera especial del ser humano de pensar (razón humana), que es abstracta y consciente.”

En algunos casos, la curiosidad puede derivar en una conducta peligrosa o dañina.

Un hombre no puede violar la intimidad y la privacidad de otro sólo para satisfacer su curiosidad: esto quiere decir que no tiene derecho de abrir su correspondencia, espiar por la ventana o revolver su basura con el justificativo de querer saber más sobre él. Otro ejemplo de curiosidad insana es la persona que decide arrojarse desde treinta metros de altura porque quiere descubrir qué se siente.

Pero la curiosidad suele ser uno de los puntos de partida hacia el desarrollo personal, artístico y profesional.

Durante la infancia, antes de sumirnos a esa serie tan peligrosa de prohibiciones y reglas ideadas por gente a la que jamás conoceremos, lo normal es que no sepamos frenarnos ante el impulso de saber más, de aprender, de llegar hasta el fondo de cada misterio con el que nos tropezamos, o bien que no queramos hacerlo aunque nuestros mayores intenten disuadirnos.

Y es así, dejándonos llevar por nuestras ansias de descubrir lo aparentemente oculto y prohibido que muchas veces cultivamos vocaciones, o bien abrimos puertas que los demás seres humanos creían imposibles de abrir, o que ignoraban completamente.

En casos triviales la curiosidad se asocia a buscar el escondite de los regalos de Navidad, de leer una carta ajena o de espiar a otra persona por una mirilla; pero este impulso puede llevarnos a generar grandes avances.

Todos padecemos o hemos padecido, sobre todo cuando éramos muy jóvenes de esta especie de instinto que nos impulsaba (a muchos aún les impulsa) a intentar saber siempre “algo más” acerca de alguna cosa que nos “corroía” como si fuese un “salpullido” y que por aquello que oíamos a nuestros mayores de “sarna con gusto no pica” nos metíamos a sabiendas y con una buena dosis de picardía “entre pecho y espalda” en algunos “berenjenales” muchos de los cuales aún (no obstante el tiempo transcurrido) guardamos “apretaditos” en nuestra memoria.

Sentido Común


El sentido común y la mayoría de la gente, siempre nos ha dicho que ser optimistas nos ayuda a ser más exitosos en nuestra vida. Sin embargo, es posible que no tengamos muchas respuestas lógicas al por qué debe ser así, o no tengamos claro exactamente cómo podemos ser optimistas para experimentar sus ventajas.

En los últimos años, la investigación en psicología, se ha esforzado por conocer mejor cuáles fortalezas y competencias pueden favorecer a una mayor satisfacción personal que nos ayude a tener una vida plena

Aparentemente, esta cualidad ayuda a protegernos de la visión desesperanzada que caracteriza a este problema y “amortigua” el impacto de las dificultades. A su vez, ayuda a vernos con más capacidad para enfrentar los conflictos y sobrellevar mejor el sufrimiento.

Además, se ha demostrado que el optimismo, también parece ayudar a presentar menos enfermedades físicas. Aparentemente, éste es un ingrediente fabuloso a la hora de enfrentar situaciones estresantes, lo que nos ayuda a compensar sus efectos nocivos sobre la salud.

Asimismo, el optimismo puede favorecer un mejor rendimiento académico, deportivo y una mejor adaptación profesional. Su presencia, nos ayuda a superar las dificultades, a la vez que nos permite construir metas y sueños ambiciosos, que nos mantienen motivados y orientados hacia su logro.
 ¿Cómo actúa el Optimismo?
El secreto parece estar en que las personas pesimistas y optimistas utilizan estrategias diferentes a la hora de afrontar situaciones estresantes
En el caso del optimismo, favorece que se empleen mecanismos mucho más eficientes y constructivos al enfrentarnos a los conflictos.
 Esta potente herramienta promueve que se activen respuestas orientadas directamente a resolver el problema, lo que impide, por ejemplo, caer en el típico error de tratar de “olvidar” o de “huir” de ese elemento doloroso o angustiante, lo cual definitivamente no nos ayuda a buscarle una solución al conflicto.
 Los optimistas, parecen moverse más fácilmente a resolver lo que les preocupa, se sienten más capaces, con más control y probabilidad de éxito. Por lo cual, hacen más para mejorar y piensan menos en su malestar, buscan más y mejores soluciones, y lo intentan muchas más veces. Por el contrario, los pesimistas tienden a enfocarse en las emociones negativas que les suscita el problema, quedan “encerrados” en un bucle del que es difícil salir y no les conduce a la solución.

Pero… ¿Cómo ser realmente optimista?
Parece tener mucho que ver con las expectativas. Los optimistas, tienen una predisposición a esperar resultados positivos en sus vidas, con una creencia general de que “las cosas van a salir bien” aunque pasen por momentos difíciles. Esta virtud parece desarrollarse en función de la explicación que hemos dado a los eventos en el pasado, es decir, cómo interpretamos nuestras experiencias.
Según se ha encontrado, las personas con un estilo optimista, suelen atribuir los acontecimientos positivos, a causas permanentes, globales y que tienden a deberse a sí mismos. 
 Por ejemplo, cuando son ascendidos en el trabajo, lo atribuyen a que la vida es justa y que ellos son realmente competentes. Esto ayuda a tener creencias positivas que invitan a aproximarnos al mundo, a la gente, a experimentar sin miedo, y a confiar en nuestras capacidades, sobre las que tenemos control y son estables en el tiempo.
 A su vez, los eventos negativos suelen atribuirlos a factores externos, temporales y específicos. 
 Por ejemplo, una actitud hostil de su pareja o un amigo, la atribuyen a que posiblemente ha tenido un mal día y lo ha hecho sin pensar.
 Este tipo de explicación nos invita a darle una segunda oportunidad, protege la relación con el otro y a nosotros mismos.
 Esto es mucho menos doloroso y más fácil de manejar, que pensar que todas las personas son crueles y que hay algo malo en nosotros que no nos permite tener buenas relaciones. Por lo tanto, el optimista, pone la causa de este evento negativo en algo pasajero y puntual, ¡mañana será otro día!
 Aunque el éxito de las cosas que hacemos depende de muchos factores, parece que puede resultarnos mucho más útil aprender a cambiar las explicaciones que damos a nuestras experiencias. 
 Mantener la esperanza de que las cosas vayan a mejorar definitivamente nos puede hacer la vida un poco más fácil y ¡más exitosa!

lunes, 27 de julio de 2020

El Ruido Que Ensordece


Si hay algún sitio donde podamos encontrar nuestro autentico yo, es en nuestro silencio interior, pero lamentablemente, muchos no se pueden escuchar, porque el ruido de nuestros pensamientos constantes y emociones turbulentas nos impide llegar a nosotros mismos. Pero aunque es difícil, saber escuchar nuestro interior es el camino para lograr ser nosotros mismos.

La razón de que muchos vayamos perdidos por la vida, es porque no somos capaces de comunicarnos con nuestro interior, nuestro ruido interno nos descentra de tal manera, que es el propio ruido el que nos guía, no nuestro autentico yo.

Acallar ese ruido no es cosa fácil, pero es el camino que hemos de empezar a tomar, si tarde o temprano queremos ser dueños de nuestra vida y encontremos la conexión con el mundo.

Cada persona es un mundo, por eso cada persona ha de tomar su propia senda y técnica para acallar ese ruido que nos impide ser nosotros mismos, pero lo cierto es que ya son muchas personas las que han encontrado en su respiración, el camino para encontrarse a ellas mismas.

La respiración consciente o meditación calma nuestros pensamientos repetitivos y nuestras incontroladas emociones, de esta manera no estamos tan ciegos ni tan sordos para sentir nuestra autentica esencia o verdad interior.

Buscar una manera de expresar nuestro interior, es otro camino que nos puede llevar  a encontrarnos a nosotros mismos, expresar  nuestros talentos con una actividad que nos atraiga, puede hacer que emerja nuestra autenticidad como seres.

Encontrar nuestros auténticos valores en la vida y actuar alineados con ellos, es otra manera de conectar con nuestro guía interior, cuando actuamos según esos valores, nuestra energía es más intensa y fluimos por la vida, como si vida fuéramos.

Cada personas tenemos una misión en esta vida, la misión de encontrarnos a nosotros mismos, para así poder entregar al mundo lo que espera de nosotros, nuestra conexión con él, nos hace saber que nuestra vida tiene sentido y de que somos mucho más que ese ruido que nos ensordece.



Inventario Positivo


Lamentablemente pocas veces sabemos apreciar lo que la vida nos ofrece, los caminos que nos toca recorrer, las personas que llegan a formar parte de nuestra vida y de los momentos que se presentan como aprendizajes necesarios, tristemente no nos damos cuenta que la vida nos ofrece una oportunidad hermosa, maravillosa, eterna y continuada, para apreciar cada instante y cada respiro.

“Pero la vida es corta: viviendo, todo falta; muriendo, todo sobra”
 Félix Lope de Vega y Carpio

Resulta muy común y fácil renegar constantemente de lo que tenemos, manifestamos inconformidad con respecto a nuestras viviendas, lugares de trabajo, con nuestro entorno social, con el poco tiempo que tenemos, con el mucho tiempo que nos sobra, con la actitud de nuestra pareja, con el comportamiento de nuestros hijos, lamentablemente pocas veces  reconocemos la virtud de la vida de manera espontánea, siempre es más fácil ver los defectos y aquello que nos entristece y nos hace vivir constantemente en la insatisfacción.

“El que no valora la vida no se la merece”
 Leonardo Da Vinci

Si tan sólo tuviéramos conciencia de las puertas que nos abre el hecho de reconocer y aceptar lo que la vida nos ofrece, en lugar de vivir renegando de ello, debemos disfrutar lo que llega a nuestras manos y de igual manera saber apreciar lo que parte de ella.


A veces pensamos que en la media en la que disfrutamos de las cosas aprendemos a valorarlas, no miramos en la profundidad para darnos cuenta que ocurre lo contrario, en la medida en la que valoramos lo que tenemos, podremos disfrutar de lo que nos ofrece, sin agregarle si es justo o injusto, si lo merecemos o no, simplemente disfrutar de los detalles que nos regala la vida, en tanto la vivimos o pretendemos vivirla.


domingo, 26 de julio de 2020

Creciendo En Madurez

¿Cuándo uno demuestra madurez? La madurez es una cualidad deseable pues expresa una mejor y elevada perfección humana. Se debe imitar las personas virtuosas y repetir las buenas acciones hasta que sean parte de nuestra vida.

La madurez es el valor de hacerse cargo de nuestra propia vida, con claridad y conscientes de nosotros mismo. La madurez nos permite realizar acciones precisas para cada circunstancia.

Madurez es la destreza de controlar la furia y solucionar las diferencias sin violencia o destrucción, la madurez evita el odio y no guarda rencor.

La madurez es lealtad, lealtad a la familia, lealtad a la pareja, al equipo de trabajo, al país, etc.

La madurez permite mantener la calma en situaciones complicadas.

Madurez es paciencia. Es la voluntad de aplazar el placer inmediato a favor de un beneficio a largo plazo.

Madurez es el control sobre uno mismo, sobre nuestra persona y emociones.

Madurez es paz con los demás. No discutimos y violentamos por cualquier cosa. 

El maduro pone el ejemplo de ser pacifico.


El Ser Integro

La integridad es la respuesta a la doble moral que maneja la sociedad, donde las personas actúan de una manera relativa (a su conveniencia y acomodo), evitando todo tipo de compromiso serio con los demás, con la vida y con Dios. 


Doble moral que se caracteriza por ser bondadosa cuando se requiera (conveniencia), pero participa de actos denigrantes sin que otros se den cuenta de ello, por otra parte.

De manera que, una persona íntegra responde a sus valores adquiridos, a sus convicciones más profundas, orientadas siempre hacia el bien y la construcción de la familia y la sociedad donde participa. La integridad es cierta evidencia de excelencia en el comportamiento integral de la persona.

Continuamente creamos nuestra realidad a través de las elecciones que hacemos, momento a momento -creando y manteniendo la armonía al seguir nuestra conciencia y actuar por el bien más elevado.

Estamos siendo valientes cuando vivimos de acuerdo a nuestra conciencia cuando sería fácil esconder de los otros que no estamos siguiendo nuestra conciencia. Es más cómodo deslizarse hacia abajo por la colina de la vida, manteniendo o divagando en nuestro estado de conciencia actual, que seguir las escaladas algunas veces duras del camino de lo que sabemos es correcto.

La recompensa de enriquecer continuamente nuestra integridad personal es que nos volvemos más conscientes de nuestra naturaleza armónica, de nuestra “chispa” divina.

Al vivir con integridad personal los demás se dan cuenta que pueden confiar en nosotros -nos convertimos en un amigo digno de confianza- un valor para nuestra familia del mundo.

Cuando integramos personalmente nuestra conciencia más elevada en nuestra vida diaria, en nuestras acciones cotidianas, tenemos mayor capacidad para disfrutar la felicidad y la armonía.

Los griegos eran expertos en hacer figuras en mármol. Muchas veces al estar trabajando el mármol descubrían grietas en él, la cual, naturalmente, le quitaba valor a la obra. Algunos, entonces, cubrían esas grietas con una cera especial; la pulían y quedaba aparentemente perfecta, pero cuando la figura era expuesta al calor del sol la cera se derretía y quedaba descubierto el engaño. 

Por eso, era común encontrar, donde vendían esas piezas de mármol, un letrero que decía: “Se venden figuras en mármol puro; sin cera.” De ahí, viene nuestra palabra en español sincera/o.

Eso es lo que significa integridad: sin grietas.




El Mundo De Los Mediocres


El mediocre siente la necesidad de ajustarse a los demás. Renuncia a su individualidad, a los más distintivo y precioso que tiene el ser humano: su unicidad en toda la historia de la humanidad. Se amputa de su tesoro más valioso. Deja de ser para ser los demás. Hay inseguridad y debilidad interior. La responsabilidad lo abruma, prefiere endosar las decisiones al grupo. Abdica de su persona y se incorpora a la manada. No tiene voz sino que es eco. Para él resulta inconcebible ir contra la corriente. Se masifica. Tiene que ser parte del coro. Es un masoquismo moral. Se entrega a la nada.
En debates abiertos se avanza o retrocede según sea la calidad y la solidez de los argumentos, pero cuando irrumpe el envidioso no hay razonamiento posible puesto que no surgen ideas sino que se destila veneno. Este fenómeno constituye una desgracia superlativa ya que se odia el éxito ajeno y cuanto más cercana la persona exitosa mayor es la fobia y el espíritu de destrucción.
La manía de la guillotina horizontal básicamente procede de la envidia.
Hoy en día la mayor parte de los discursos políticos están inflamados de odio y resentimiento a quienes han construido sus fortunas lícitamente en los mercados abiertos, mientras que esos mismos políticos generalmente se apoderan de dineros públicos y les cubren las espaldas a mafiosos amigos del poder, mal llamados empresarios, que asaltan a la comunidad con sus privilegios inauditos.
El igualitarismo de resultados no solo contradice la asignación eficiente de recursos sino que, estrictamente, es un imposible conceptual puesto que las valorizaciones son subjetivas y, por ende, no habría una redistribución que equipare a todos por igual (además, medir comparaciones intersubjetivas no es posible) y, para peor, aun desestimando lo dicho, en cualquier caso debe instaurarse un sistema de fuerza permanente para redistribuir cada vez que la gente se salga de la marca igualitaria.
En segundo lugar, el mediocre se burla de la teoría. Constituye una aseveración groseramente vulgar sostener que lo importante es el hombre práctico y que la teoría es algo etéreo, más o menos inútil, reservado para quienes sueñan con irrealidades.
Esta concepción revela una estrechez mental digna de mejor causa. Todo lo que hoy disponemos y usamos es fruto de una teoría previa ya sea en cuanto a medicinas, alimentos, tecnologías o lo que fuera. Los llamados prácticos no son más que aquellos que se suben a la cresta de la ola ya formada por quienes previa y trabajosamente la concibieron. En todos los órdenes de la vida.
Esta afirmación en absoluto debe tomarse peyorativamente puesto que todos usufructuamos de la creación de los teóricos. La inmensa mayoría de las cosas que usamos las debemos al ingenio de otros, incluso prácticamente nada de lo que usufructuamos lo entendemos ni lo podemos explicar.
Desde luego que hay teorías efectivas y teorías equivocadas. Las teorías deficientes no dan resultado, las buenas logran el objetivo. En última instancia, como se ha dicho "nada hay más práctico que una buena teoría". En resumen, el mediocre contribuye grandemente al retraso y al anacronismo.


sábado, 25 de julio de 2020

Cuando Se Acumulan Las Vivencias


“Todos deseamos llegar a viejos, y todos negamos que hayamos llegado”
-Quevedo-
Las etapas evolutivas
Como decíamos, cada etapa evolutiva, tiene sus propias características, las cuales solemos aceptar y evolucionar con ellas, sin demasiados conflictos emocionales. Al menos, no más allá de los propios necesarios para crecer. Y es importante, reflexionar acerca de que llegar a cada etapa de la vida, ha supuesto necesariamente vivir la anterior.
Se trata entonces, de que hay que aprender a valorar que nunca dejamos de ser niños, ni jóvenes ni adultos, sino que cada etapa y sus aprendizajes nos acompañarán durante toda nuestra existencia, siendo un equipaje para el camino que nos quede por recorrer.
“La madurez del hombre es haber recobrado la serenidad con la que jugábamos cuando éramos niños”.
-Frederick Nietzsche-
Pasar de etapa
Podríamos imaginar que nos especializamos en una profesión cualificada, y por ello, vamos pasando por diferentes tipos de formación y experiencia, así como, por el desempeño práctico de la profesión, propio del nivel que vamos adquiriendo.
Es así también, como pasamos de etapa en etapa, por la vida, especializándonos cada vez más, obteniendo mayor sabiduría, y por tanto, modificando nuestras tareas y desarrollo de actividades, en función de la edad.
Podríamos decir, que a más experiencia, el trabajo se vuelve más liviano, más calmado, más descansado… dejando así paso a aquellos que empiezan su formación en la vida, y se dedican al trabajo más arduo y difícil, necesario para aprender y obtener el grado de especialista, como ya lo obtuvieron sus antecesores mayores.
“Envejecer es como escalar una gran montaña; mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero la mirada es más libre, la vista más amplia y serena”
-Ingmar Bergman-

Sin duda, cumplir años, añade experiencias y aprendizajes a la vida, llegando a tener una sabiduría que solo es propia de las personas más mayores de nuestra sociedad. Y esta sabiduría es a su vez, un tesoro para los más jóvenes, aquellos que empiezan a vivir la vida sin experiencias y necesitados de apoyo y consejo.
Por esto, cumplir años, en cualquier etapa que sea, siempre fue y seguirá siendo un apoyo de experiencia y educación hacia las personas de nuestro alrededor menores de edad que nosotros.


Donde Cabemos Todos

Del hecho histórico de la diversidad, emana el valor del respeto a la alteridad, y la negación de la violencia hacia el otro, no su exclusión del plexo socio-natural de la vida, esto es, del bien común originario que enlaza a todos los seres humanos.
En la propuesta de “tratar igualitariamente a los desiguales y de modo diverso a los diversos” (Bobbio, 2001: 148) como vía para evitar la discriminación y la persecución, además de mostrar el lazo que une a los seres humanos, se advierte lo que es excluido en las sociedades inclusivas: tratar igual lo diverso, o diverso lo igual.
Expresado en términos de la norma zapatista, esto significa que, una sociedad en la que quepan todos los seres humanos es, precisa e ineludiblemente, la misma sociedad en la que no todo quepa: una sociedad limitada. Para empezar, no puede caber, precisamente, aquello que impida que todos quepan (relaciones de discriminación, exclusión y dominio, por ejemplo). Este límite constituyente del plexo valorativo, será por lo tanto, el conjunto de condiciones que tornan posible la sociedad en la que todos quepan, es decir, en la que inicialmente ninguno sea exterminado, luego acogido y finalmente incorporado: el fundamento de las sociedades inclusivas que establece el límite de lo excluido.
Obsérvese que el criterio reside en que todos y todas quepan, no en que quepa de todo. No se establece, evidentemente, que todas las instituciones tienen cabida sino todo lo contrario. Si el criterio es que “quepan todos”, consecuentemente, ahí mismo está establecido que no todas las instituciones tendrán cabida como legítimas. A partir de este mismo criterio, la licitud de cada institución será juzgada a partir de su capacidad para producir humanidad. Sólo tendrán cabida las instituciones que incluyen a los otros como seres humanos de manera tal que todos sean sujetos. La pretensión zapatista es por dar cabida, por incluir a “todos” los seres humanos. Esto significa una sociedad cuyas relaciones sociales -cualesquiera que sean- sólo tiene establecido como requisito que debe cimentarse sobre relaciones que den cabida a todos los seres humanos, esto es, universalmente.
 Del hecho histórico de la diversidad, emana el valor del respeto a la alteridad, y la negación de la violencia hacia el otro, no su exclusión del plexo socio-natural de la vida, esto es, del bien común originario que enlaza a todos los seres humanos.
En la propuesta de “tratar igualitariamente a los desiguales y de modo diverso a los diversos” (Bobbio, 2001: 148) como vía para evitar la discriminación y la persecución, además de mostrar el lazo que une a los seres humanos, se advierte lo que es excluido en las sociedades inclusivas: tratar igual lo diverso, o diverso lo igual.
Expresado en términos de la norma zapatista, esto significa que, una sociedad en la que quepan todos los seres humanos es, precisa e ineludiblemente, la misma sociedad en la que no todo quepa: una sociedad limitada. Para empezar, no puede caber, precisamente, aquello que impida que todos quepan (relaciones de discriminación, exclusión y dominio, por ejemplo). Este límite constituyente del plexo valorativo, será por lo tanto, el conjunto de condiciones que tornan posible la sociedad en la que todos quepan, es decir, en la que inicialmente ninguno sea exterminado, luego acogido y finalmente incorporado: el fundamento de las sociedades inclusivas que establece el límite de lo excluido.
Obsérvese que el criterio reside en que todos y todas quepan, no en que quepa de todo. No se establece, evidentemente, que todas las instituciones tienen cabida sino todo lo contrario. Si el criterio es que “quepan todos”, consecuentemente, ahí mismo está establecido que no todas las instituciones tendrán cabida como legítimas. A partir de este mismo criterio, la licitud de cada institución será juzgada a partir de su capacidad para producir humanidad. Sólo tendrán cabida las instituciones que incluyen a los otros como seres humanos de manera tal que todos sean sujetos. La pretensión zapatista es por dar cabida, por incluir a “todos” los seres humanos. Esto significa una sociedad cuyas relaciones sociales -cualesquiera que sean- sólo tiene establecido como requisito que debe cimentarse sobre relaciones que den cabida a todos los seres humanos, esto es, universalmente.



Encontrar El Libro Adecuado


Me he dado cuenta de que existen muchas personas que dicen que no les gusta leer, pero llenan sus redes sociales de frases, las comparten, les dan like en instagram, las convierten en su nuevo tatuaje, o las ponen como mensaje en todas sus fotografías. Y además están las personas que leen cadenas, estados largos de confesiones de otros usuarios y miles y miles de tweets.
Si eres de esas personas, te hago esta pregunta:

¿De verdad no te gusta leer, o solo no te estás dando la oportunidad de encontrar algo que te gusta?
Entiendo que nuestro sistema educativo le ha quitado todo el romance a la lectura, y ha hecho que se vuelva una obligación de mal gusto, a pesar de que sus beneficios son hasta transformadores; pero si a ti te encanta leer frases, quizá hay en ti un lector reprimido que está esperando por algo que lo inspire
.
Te aconsejo que hagas la prueba: si te gusta una frase, busca quién es el autor, en qué libro dijo lo que tanto te gustó y leas ese libro. ¿Quién sabe? En una de esas hasta termina siendo tu libro favorito.
Que no te importe si la portada no se ve muy bonita, o si el libro tiene más de 100 páginas. Inténtalo, que tu vida está ahí para que hagas algo nuevo cada día, y para que todo eso que hagas te ayude a seguir creciendo.


viernes, 24 de julio de 2020

Lo Que Nos Dice El Tiempo

Cómplice del destino o, tal vez, enemigo irreconciliable, el tiempo nos muestra que la naturaleza humana tiene un designio fatal: perecer. Perecer en el tiempo y a través del tiempo, pero no con él. No con él que no responde a nuestros parámetros. No con él que nos transciende, que nos gobierna, hasta agotarnos.

Desde un tiempo sin tiempo, el tiempo amenaza con ser agujero negro de la existencia: y resulta sospechoso adivinar que en la edad biológica se plasma su acecho, ese del que jamás nos veremos libres hasta que el cuerpo mismo se convierta en ultimátum del tiempo. Nacemos en el seno del tiempo. Y nos hacemos a través del tiempo, transcurrimos en él, hasta escurrirnos en él… y perecer.
Tal vez porque no nos es develado su secreto estamos destinados a querer descifrarlo. A querer ser como el tiempo sabiendo existente un reloj biológico que da por tierra instantáneamente con semejante superchería. Temerarios por naturaleza, pretendemos violar las leyes del tiempo, desafiarlo. No sólo persistir a través de él en una sucesión indefinida de unidades temporales (eternidad creo que la llaman) proyectando una falsa juventud hacia un futuro impreciso, viviendo más años de los que el cuerpo soporta a cuestas, sino además viajar en el tiempo retrocediendo y avanzando según le plazca al chofer, infringir los paradigmas que conectan tiempo y espacio acortando
la ruta que comunica dos lugares, o estando en ambos sitios a un solo tiempo. Esto y más se nos antojaría pese a que, no hace falta mencionarlo, es todo en vano.
El cuerpo es un dibujo que va trazando el tiempo a lo largo de los años y que nos identifica. Si el tiempo se materializa en nosotros de alguna manera, creo que no es otra sino a través del cuerpo. Cuerpos que cambian con el tiempo que los gobierna y que inútilmente intentamos disfrazar gracias a los avances tecnológicos de la cirugía plástica y la cosmética. Es que el tiempo nos oxida. ¿Coquetería? A veces, sí… y preferiblemente sí, porque si algo le está vedado a nuestro libre albedrío es escaparle al tiempo, esquivarlo, vencerlo. Aún así, la realidad es tiempo y el tiempo se nos esfuma.
Para empezar, el mito. Qué mejor, cuando de tiempo se trata, que comenzar por esa instancia de límites difusos, de principios inciertos, borrosos y oscuros como es el mito. Ese relato de nadie y de todos, como el tiempo, es a la vez que el tiempo algo existente desde el principio (o, al menos, algo que podría tomarse como dado). Y, como el tiempo, el mito también tiene algo de misterioso. No es menester que la analogía respalde mi alusión al mito, pero sí, a lo mejor, nuestro propio recorrido a través de los pedregosos senderos del tiempo.
Desde que habitamos el tiempo (es decir, desde un primerísimo principio) estamos condenados a elegir. Elegir implica una fuga, un salto en el camino de ramas que se bifurcan. Somos algo, porque no somos otra cosa. Optar: esta es la máxima, una emperatriz cruel en la linealidad del tiempo. Nos está vedado hacer dos cosas a la vez, que coexistan p y ~p en un mismo segundo es siempre imposible. Tomar decisiones, descartar, recorrer una sola de las ramificaciones en las encrucijadas
donde el tiempo se escinde. Los nórdicos supieron plasmar nuestra condena temporal en la sencilla pero mística figura de un árbol: el fresno Yggdrasill.
Según el mito, este árbol no sólo conecta todas las cosas y todos los mundos, sino que a sus pies se encuentran el Pasado, el Presente y el Futuro. Sus ramas, que se extienden a través de todos los países y de todos los tiempos, representan, cada una de ellas, una elección. Es decir, eso que está ausente en nosotros porque estamos obligados a optar
Es gracias a la literatura que podemos degustar un tiempo gourmet. Ella sabe meter el tiempo en la licuadora y procesarlo a varias velocidades caprichosamente. La hoja es el tiempo del cuento. La hoja reúne, aglomera, aquello que nuestro tiempo no nos dejaría concebir paralelamente. Es posible infringir los límites, desdoblarnos, hacer un collage de presente y pasado en un plano único, gracias a la hoja que permite insertar dos momentos en un mismo lugar, hacer de dos tiempos uno solo y acomodarlos en un torbellino para nada lineal, para nada real… si es que nuestra realidad es tiempo.
He aquí nuestra anhelada revancha: sudor de tinta sobre la hoja desierta.
Tal vez el tiempo sea tiempo porque, en nuestra enferma necesidad de ponerle a todo un nombre, la eternidad hubo de ser nombrada y la llamamos «tiempo». Tal vez, por esa sed de significantes, tuvo que hacerse palabra para poder ser desafiado verbalmente. Tal vez porque no podemos ser eternos en la vida, en esta agónica batalla contra los límites de nuestra biología sólo podemos alcanzar el botín de eternidad a través de la literatura y, quizá, la mitología. Y tal vez, y sólo tal vez, en esta breve victoria literaria la palabra tenga algo que ver en el asunto. (Ahora, qué paradoja que sea algo breve, en cuanto finito, lo que nos haga eternos).


Confianza


Tener la capacidad de confiar en los demás es una parte muy importante de nuestra vida. Incluso, no tan solo es necesario confiar en los demás, sino también en uno mismo. Pero, para algunas personas confiar en los demás es todo un reto.
Especialmente cuando se conoce a una nueva persona, ya que surge una crisis de confianza. Ahí es exactamente cuando surge el miedo a confiar en los demás. Pero eso quiere decir que al mismo tiempo existe un problema de confianza en uno mismo que es importante resolver.
“Tienes que confiar en los demás aunque a veces traicionen tu confianza, pues de lo contrario la vida sería imposible”.
-Orson Scott Card-.
Ante todo, reconoce la necesidad de confiar de nuevo, ya que algunas personas se engañan al creer que no necesitan tener relaciones estrechas en su vida, y eso no es cierto, los seres humanos se necesitan mutuamente y requieren socializarse, ya que de otra forma, su vida estará vacía.
Muévete en ambientes donde veas que hay confianza entre las personas, siempre hay alguien en quien puedas confiar; sólo necesitas encontrar la persona adecuada.
Hay que entender que una persona no tiene que satisfacer todas tus necesidades, lo que importa es que todas tus necesidades sean satisfechas, y lo puedes lograr confiando en distintas personas con diferentes necesidades.
Busca personas  dignas de confianza, que traten bien a sus semejantes; si es aficionada a contar los detalles íntimos de la vida de otras personas, es probable que traicione también tu confianza, pero si no habla mal de otras personas, es poco probable que hable mal de ti a los demás.
Encuentra personas, fomentando la confianza con lentitud; comparte pequeñas confidencias y espera a ver qué pasa; si habla de ellas  a los demás, no confíes en él, pero si la persona demuestra que es fiel en las cosas pequeñas, puedes sentirte  seguro de confiar en él.
“Un pájaro posado en un árbol nunca tiene miedo de que la rama se rompa, porque su confianza no está en la rama sino en sus propias alas”.
-Proverbio-.
Pero, sobre todo, aprende a confiar en ti mismo, ya que en muchas ocasiones el miedo a confiar en otra persona se debe al miedo a uno mismo, a no ser capaz de manejar una traición. No tengas prisa, ten paciencia, ya que después de haber sido traicionado, puede ser un reto,  aprender a confiar de nuevo. Date el tiempo y el espacio que necesitas.
Es el momento de empezar a confiar en ti mismo. Porque la falta de confianza en los demás no es más que un reflejo de la falta de confianza que tienes en ti.
No es necesario que asumas riesgos para demostrar que confías en ti mismo, pero puedes realizar actividades que te enseñan cosas sobre ti mismo. No es necesario que asumas riesgos para demostrar que confías en ti mismo, pero puedes realizar actividades que te enseñan cosas sobre ti mismo.
 Empieza a confiar en los demás y, sobre todo, en ti mismo.


La Moderación


Cuando observamos los acontecimientos que a diario nos sobresaltan y nos hacen pensar en la inseguridad que nos rodea y que se manifiesta como si fuesen fieras en acecho dispuestas a dar su sorpresivo zarpazo golpeándonos donde más nos duela  destruyendo familias, parientes, amigos, tan cercanos como lo pueda ser nuestra propia casa o la casa del vecino.

En realidad esas temidas fieras que mencionamos, esa inseguridad que tanto nos alarma provienen de una misma fuente, la absoluta falta de moderación que  ha tomado cuenta de casi todas las manifestaciones sociales, nos estamos acostumbrando a caminar por el borde de la cornisa, ahora las normas básicas de convivencia social forman parte del “patrimonio arcaico” que alguna vez nos han regido, ahora son  piezas de un museo como lo pueden ser las señales de tránsito, los signos de pare en las esquinas, la autorización a menores a los locales nocturnos o la prohibición de venta de bebidas alcohólicas.

“La persona que vive con excesos difícilmente triunfe en aquello que se propone porque el exceso siempre desvía, paraliza, y no le permite al individuo actuar con claridad y en orden a cumplir sus propósitos.

Los excesos siempre serán malos y por ello es que hay que evitarlos de plano.

Pensemos en un individuo que bebe alcohol en exceso, esa tendencia no solamente le complicará su vida laboral, ya que a la persona alcohólica le cuesta cumplir con horarios, suele perder la noción del tiempo, la atención, entre otros, sino que también le traerá serios problemas en su vida personal, no pudiendo por ejemplo mantener una relación sentimental duradera, será propenso a caer en peleas y discusiones, y ni hablar de los problemas de salud que puede acarrearle una dependencia excesiva al alcohol.

Entre las enfermedades más comunes vinculadas al alcoholismo se cuentan: cirrosis, anemia, cáncer, dolencias cardiovasculares y hasta demencia porque el mismo causa una progresiva pérdida de las facultades mentales, obviamente cuando se bebe con mucho exceso.”
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Preocupaciones Humanas

“La vida cotidiana de la mayoría de los humanos está constituida de quejas, de luchas, de tormentas y de rencores. ¿Por qué? Porque su campo de conciencia es tan estrecho y limitado, que nada les parece más importante que sus preocupaciones, sus ambiciones, sus codicias y sus querellas.

No ven la inmensidad del cielo sobre ellos, todo este espacio infinito… Si se dignaran a alzar los ojos, se liberarían de esas limitaciones y respirarían libres finalmente. Simplemente se trata de una dirección de la mirada: no tanto dirigirla hacia abajo, sino hacia arriba.


Aquél que piensa en el infinito, en la eternidad, comienza a sentir que planea por encima de todo, que ya nada podrá dañarle, ninguna vejación, ninguna ofensa, ninguna pérdida, porque otra conciencia se está despertando en él.
"Este sentimiento que a veces experimentamos de que la inmensidad, lo ilimitado es la verdadera patria de nuestra alma, no es una ilusión, tiene su origen en nuestra estructura psíquica. Por esto, aquellos que rehúsan tener en cuenta estas necesidades de su alma, sentirán siempre en el fondo de sí mismos una especie de insatisfacción. Aunque tengan fortuna, reciban honores, tengan éxito, alcancen la gloria, siempre tendrán la sensación de que les falta algo. Es inútil tratar de negar o de rechazar esta sensación por los medios que sean; porque está ahí para obligarles a caminar por el camino que les conducirá hasta la Fuente de la luz.

Dios no puede ser visto, ni oído, ni tocado, ni explicado, ni alcanzado. Sin embargo, sentimos la necesidad irresistible de ir en su búsqueda. Y es Dios mismo quien ha puesto esta necesidad en nosotros para que nunca dejemos de avanzar. Lo esencial es no detenerse nunca."

jueves, 23 de julio de 2020

Autoconfianza

Para sentirnos bien y ser felices debemos poder realizarnos en muchas facetas, tanto personales como sociales: Tener unas buenas relaciones afectivas, un trabajo o actividad creadora, salud física y psíquica, un entorno social y ambiental positivo… Y no es necesario vivir bien todas esas facetas a la vez, pero sí que es importante que haya esperanza de que se pueda cambiar en lo que esté mal en ese momento.

Esta esperanza se basa en la experiencia real de que podemos hacer cambios. Y si en el presente no es posible, la esperanza se basará en que en algún momento de nuestra vida lo pudimos también conseguir. Para así poder seguir por el túnel a pesar de no ver la luz.
La esperanza se puede cultivar, sobre todo viviendo experiencias que nos hagan salir de la impotencia: desde afrontando conflictos que vamos posponiendo con colegas, amigos, o instituciones; o pidiendo ayuda para situaciones en las que solos no podemos, hasta comprometiéndonos más con el cambio social en áreas que nos atañen.

Y este tema es importante, pues no podemos permanecer con los ojos y oídos cerrados a temas como el calentamiento global, o los miles de muertos por hambre cada año en el mundo, las violaciones de derechos humanos, la violencia de género, o la homofobia, que sigue matando a gays, en algunos países, por el simple hecho de serlo.

Vivir con la sensación de que “no puedo hacer nada”, genera impotencia, sensación de alienación, y de que la vida no está bajo nuestro control. Y podemos cambiar eso asumiendo que podemos controlar más nuestras vidas, y a través de cambios en nuestras actitudes, cambiarnos a nosotros y al mundo, aunque solo sea aportando un grano de arena.

Todos podemos ser más conscientes de nuestro derroche energético y cambiar el uso del transporte, o de la iluminación en casa, y buscar formas de ahorro, para no contribuir tanto a la producción de CO2. O podemos reciclar nuestras basuras, o consumir menos y reutilizar más. O podemos no hacer oídos sordos a situaciones de maltrato de las que somos testigos. O podemos participar en campañas, como las de Pobreza Cero, Amnistía Internacional, o colaborar en grupos pro derechos de gays, lesbianas, bisexuales y transexuales. Tanto como voluntarios como colaborando con una firma o algo de dinero.

La solidaridad o la generosidad y la actuación social comprometida favorecen el desarrollo tanto físico como psicológico de las personas, así como el de las sociedades. Y nos hacen sentirnos más felices y mejores personas. Generan una sensación de que un mundo distinto es posible y que yo puedo hacer algo por conseguirlo.

Que mi vida, no solo tiene sentido para mí mismo, para mi desarrollo personal o para mi placer, sino que tiene una proyección social ineludible y por tanto necesaria, de la que no podemos evadirnos sin hacernos daño a la larga. Aunque solo sea porque las catástrofes naturales debidas al calentamiento global, o por una involución en los derechos humanos, nos afecte directamente.

Demos un sentido complementario a nuestra vida que vaya más allá de nuestro pequeño ombligo, que nos haga sentirnos partícipes de nuestro destino común de frágiles seres humanos en un planeta limitado y vulnerable. ¡Y actuemos ya.

miércoles, 22 de julio de 2020

El Valor De La Sensibilidad

Puede parecer extraño, pero en cierta forma somos insensibles con nosotros mismos, pues generalmente no advertimos el rumbo que le estamos dando a nuestra vida: pensamos poco en cambiar nuestros hábitos para bien; casi nunca hacemos propósitos de mejora personal o profesional; fácilmente nos dejamos llevar por el ambiente de los amigos o del trabajo sin poner objeción alguna; trabajamos sin orden y desmedidamente; dedicamos mucho tiempo a la diversión personal. Dejarse llevar por lo más fácil y cómodo es la muestra más clara de insensibilidad hacia todo lo que afecta nuestra vida. Actúe con sensibilidad, preocúpese también por usted.
En todas partes se habla de los problemas sociales, corrupción, inseguridad, vicios, etc. y es algo tan cotidiano que ya forma parte de nuestra vida, dejamos que sean otros quienes piensen, tomen decisiones y actúen para solucionarlos. La sensibilidad nos hace ser más previsores y participativos, pues no es correcto contemplar el mal creyendo que somos inmunes. Lo que pasa en cualquier espacio del mundo debe ser objeto de preocupación para cualquiera. Siempre debemos vernos en el espejo de los otros.
La sensibilidad nos hace despertar hacia la realidad, descubriendo todo aquello que afecta en mayor o menor grado al desarrollo personal, familiar y social nuestro y de los demás.