viernes, 14 de agosto de 2020

Lo Que Hacemos Y Damos


El mundo está en equilibrio, por lo tanto tú también. Nosotros los humanos experimentaremos “estar bien” y “estar mal” siempre para estar equilibrados en el planeta. 

Si estuviéramos “solo bien” andaríamos en la nubes y quizá hasta más arriba y nos apartaríamos del mundo terrenal; si solo estuviéramos mal andaríamos muy abajo y también nos apartaríamos de aquí; en cambio el estar bien y mal nos mantiene firme en la tierra.

 Entendamos y hagamos aquellos momentos de “estar bien” para compartirlo con todos para que así tu estar mal sea más fácil de sobrepasar y estar feliz de nuevo.

Hagamos (tú y yo) de la vida una casa de verdad donde decir que tú eres mi hermano sea de verdad y que no exista la desconfianza ni el miedo. Si vas a decir que somos hermanos actuemos como hermanos.


Hagamos que nuestro mundo sea un lugar para dar, pero dar de verdad. Nada más, tú haces lo que tienes que hacer, lo correcto y ya, eso es Todo. 

No te preocupes por el otro si ha dado o no porque al final del camino somos lo que hacemos, damos y no somos lo que recibimos.


Meditemos

Según el profesor Robert Lang de la Universidad de Nevada (Las Vegas), experto en dinámicas sociales, muchos de nosotros acabaremos viviendo solos en algún momento de nuestra vida, ya que cada día nos casamos más tarde, las tasas de divorcio aumentan y las personas viven más. La prosperidad también fomenta este estilo de vida, elegido en la mayoría de los casos voluntariamente por el lujo que representa. 

La periodista Maruja Torres en su autobiografía Mujer en guerra (editada por Planeta) ya se vanagloriaba del placer que le producía meterse en la cama y dormir sola, con las extremidades extendidas en forma de aspa. A esto se le añade la comodidad de disponer del sofá, poder cambiar de canal sin tener que negociar, improvisar planes sin avisar ni dar explicaciones, pasearse por la casa de cualquier manera, comer a cualquier hora…

Por si fuera poco, el sociólogo Eric Klinenberg, de la Universidad de Nueva York, autor del estudio GOING SOLO: The Extraordinary Rise and Surprising Appeal of Living Alone, está convencido de que vivir solo significa, además, disfrutar de relaciones de más calidad, ya que la mayoría de singles tiene claro que la soledad es mucho mejor que el hecho de sentirse mal acompañado. 

Incluso hay estudios que aseguran que la soledad facilita el desarrollo de la empatía. Otra socióloga, Erin Cornwell, de la Universidad Cornell en Ithaca (Nueva York), ha determinado tras distintos análisis que es más probable que la gente mayor de 35 años que vive sola pase una velada entre amigos que no aquellos que viven en pareja. Esto también ocurre con las personas mayores que, aun viviendo solas, poseen una red social de amistades tan amplia o más que las personas de su misma edad que viven acompañadas. Es la conclusión a la que llegó el estudio llevado a cabo por el sociólogo Benjamin Cornwell y que publicó en American Sociological Review.

La base de la creatividad y de la innovación
Las personas somos seres sociales, pero tras pasarnos el día rodeado de gente, de reunión en reunión, atento a las redes sociales y al móvil, hiperactivos e híper conectados, la soledad ofrece un espacio de reposo sanador. Una de las conclusiones más sorprendentes es que la soledad resulta básica para la creatividad, la innovación y el buen liderazgo. 

Un estudio realizado en 1994 por Mihaly Csikszentmihalyi (el gran psicólogo de la felicidad) comprobó que los adolescentes que no soportan la soledad son incapaces de desarrollar el talento creativo.

Susan Cain, autora del libro Quiet: The Power of Introverts in a World That Can’t Stop Talking, cuya conferencia en Ted Talks es una de las favoritas de Bill Gates, defiende a ultranza la riqueza creativa que surge de la soledad y reivindica, por el bien de todos, la práctica de la introversión. “Siempre me habían dicho que debía mostrarme más abierta, aunque yo sentía que ser introvertida no era algo malo. Así que durante años fui a bares abarrotados, muchos introvertidos lo hacen, lo que representa una pérdida de creatividad y de liderazgo que nuestra sociedad no se puede permitir. 

Tenemos la creencia de que toda creatividad y productividad proviene de un lugar extrañamente sociable. Sin embargo, la soledad es el ingrediente crucial de la creatividad. Darwin daba largas caminatas por el bosque y rechazaba enfáticamente invitaciones a fiestas. Steve Wozniak inventó la primera computadora Apple encerrado en su cubículo de Hewlett Packard, donde trabajaba entonces. La soledad importa. Para algunas personas, incluso, es el aire que respiran”.

Cain recuerda que cuando estamos rodeados de gente nos limitamos a seguir las creencias de los demás para no romper con la dinámica de grupo. La soledad, en cambio, significa abrirse al pensamiento propio y original. 


NuestroYo Y La Conciencia


Tal vez sean los años o quizá la madurez, pero siempre llega un instante en que “despertamos” por fin a esa conciencia propia donde tomar partido, donde alzar la voz frente al ruido y dejar clara nuestra posición. Porque no hay nada más reconfortante que llegar a la cama con el corazón tranquilo y la conciencia limpia, sin importarnos lo que piense el mundo.
Antonio Damasio es un conocido neurólogo experto en emociones que define la conciencia como una sutil armonía entre un yo autobiográfico, otro social, y un tercero donde se entremezcla un yo emocional con otro espiritual. El ser plenamente conscientes de esta estructura única y particular nos permitirá ser más hábiles y congruentes en nuestra realidad.

Si dices lo que piensas, haces lo que te dicta tu corazón y tienes la conciencia tranquila tras ello, entonces no lo dudes: has hecho lo que debías.

Todos tenemos conciencia, y es como el aliento del alma, como el faro de nuestras emociones y quien a su vez, pone voz a nuestro corazón para decirnos cuándo algo está bien y cuándo algo está mal. Hay que sintonizar con ella, hay que saber propiciar ese despertar interior para poder actuar sin miedos y hacer de nuestra conciencia, ese refugio tranquilo con el que transitar por la vida.

Carl Gustav Jung solía decirnos aquello de que “para despertar hay que mirar hacia dentro“. Aunque el célebre psicólogo fuera pieza clave en el inicio del psicoanálisis, su metodología se hallaba a su vez íntimamente unida a la antropología, la mitología y la filosofía. De ahí, que su concepción sobre la conciencia en el ser humano nos suscite aún hoy, un gran interés.

Al igual que el neurólogo Antonio Dámaso, Jung definió la conciencia como una entidad psicológica donde se integran nuestras experiencias vitales y emocionales más profundas. Para despertar a ella es necesario”mirar hacia dentro” para ser conscientes de hechos desagradables, de errores cometidos y de valores o principios personales no respetados por miedo o indecisión. Por estar supeditados a conciencias morales ajenas y no propias.

Tomar conciencia de cada una de estas dimensiones personales supone, a veces, un  verdadero acto de dolor. Según Gustav Jung las personas pueden ser capaces de cualquier cosa con tal de no enfrentarse a su propia alma, a sus propias conciencias. Por ello, para llegar “a la luz” es necesario que hagamos conscientes nuestras “oscuridades”. Solo entonces nos sentiremos libres, solo entonces habremos conectado con nosotros mismos de forma íntegra y sanadora.

Muchos de los contextos sociales y políticos en los que vivimos en la actualidad, se aprecia una falta de conciencia moral, ahí donde debería florecer siempre la ética, el respeto, el amor por el prójimo y ese sentido de la humanidad que a día de hoy, se escapa por la chimenea del egoísmo y los intereses encubiertos.

Puesto que de momento nos es muy difícil llegar a estas superestructuras que nos rodean, vale la pena poner en práctica este ejercicio de integridad en nuestras propias personas, e incluso, por qué no, en los herederos del futuro: nuestros niños. 

Desarrollemos adecuadas estrategias para crear una conciencia del corazón, una voz tranquila, afectuosa y coherente donde exista el respeto mutuo, a la vez que el autorespeto.


Nuestras conciencias particulares son algo más que el reflejo de las enseñanzas morales que nos han transmitido. No basta con saber qué está bien y qué está mal, “debemos sentirlo”. 

Para ello, es necesario despertar de nuestro letargo y hacer conscientes nuestros pensamientos y afectos.



Lo Que Olvidamos Y lo Que Recordamos

“La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla”: Gabriel García Márquez.

La Universidad Icesi llevó a cabo la segunda versión del Brain Festival que se encuentra enmarcada dentro del Brain Awareness Week, auspiciado por la Fundación DANA y que se celebra en diferentes lugares del mundo desde 1996. Este año se dedicó toda una semana a aumentar el nivel de conciencia que se tiene sobre el funcionamiento de la memoria y a desentrañar algunos mitos y realidades sobre ella.

No se nace o se tiene buena memoria, las grandes memorias se educan. Esa es una de las primeras premisas abordadas. El proceso de recordar consta de tres etapas: prestar atención, concentrarse profundamente y ser capaz de identificar por qué algo es importante para nosotros.

Algunos neurólogos y psiquiatras han acuñado la siguiente frase: “Si queremos vivir una vida memorable, debes ser el tipo de persona que recuerda recordar”.

La neuropsicóloga Beatriz Ospina afirma que la evolución del cerebro ha sido un proceso de más de 14 millones de años en los que este órgano se plegó y desarrolló zonas especializadas capaces de subordinar procesos, donde existe un procesamiento inconsciente automático y un procesamiento simultáneo de información. “Lo que se ejecuta en el plano inconsciente es lo más importante”, aseguró.

Quizás hay una pregunta que la mayoría de personas se hace durante sus procesos de aprendizaje, ¿cómo hacer para tener buena memoria y recordar fácilmente lo que se aprende?

En palabras de Ospina, “generarse preguntas es una buena forma de llegar al núcleo de lo que se quiere y de recordar con mayor facilidad”. Expertos en el tema de la memoria y el funcionamiento del cerebro manifestaron que entre las consultas más frecuentes no sólo está cómo recordar sino cómo hacer para no olvidar.

Por lo general las personas piensan que olvidar es un problema y cuando se habla de sucesos relevantes o información importante para el desarrollo de la vida sí es una dificultad, pero en muchas ocasiones “olvidar es un privilegio intelectual”. “A los neurólogos nos buscan frecuentemente para prevenir o tratar los olvidos, pero quisiéramos ofrecerle tanto al individuo como a la sociedad estrategias terapéuticas de olvido para esas situaciones donde tal vez tanta memoria sea una trampa innecesaria y un obstáculo para la conciliación y el perdón”, reflexiona Jorge Luis Orozco, jefe de Neurociencias de la Fundación Valle del Lili.

“Todas nuestras conductas o procesos usan diferentes formas de memoria, desde aquella necesaria para la supervivencia de la especie hasta las formas frágiles de memoria reciente que usa el ser humano para resolver la vida cotidiana”, agrega Orozco.

Para el especialista, cuando se habla de memoria “se habla de estrategias que permiten anticipar y generar procesos más eficaces con un alto rendimiento de los sistemas cerebrales representados por circuitos y áreas funcionales de alta demanda evolutiva”.

Precisamente esa ventaja evolutiva hizo a la especie humana dominante y superior a las demás, ya que las estrategias de memoria de las otras especies nunca tuvieron como objetivo sobrepasar los límites necesarios y suficientes para la supervivencia.

Desde el psicoanálisis la pregunta freudiana no es ¿qué es la memoria?, sino ¿en qué forma se conservan los recuerdos y qué hay en el olvido para que sea digno de ser olvidado? El psicoanalista Rodrigo Solís asegura que en tanto sea posible sostener la hipótesis de la existencia del inconsciente, la memoria se nutre de las representaciones psíquicas de lo vivido o de lo percibido y que evocan la experiencia vivida.

“El recuerdo, así como el olvido nunca son fenómenos puros, pues siempre somos selectivos al recordar y olvidar lo que hicimos. Cualquier situación vivida hoy puede activar un recuerdo de la infancia que se ha desalojado de la conciencia. La memoria no es un archivo cronológico, por ello se olvida lo más importante y se recuerda lo trivial”, agrega Solís.

Yoseth Ariza, médico y profesor de la Universidad Icesi y uno de los organizadores del Brain Festival comenta que uno de los objetivos del evento era romper mitos y aprender un poco más sobre ese término tan complejo llamado memoria y destaca las siguientes conclusiones:

- La memoria no es un don, sino algo que se debe educar. Muchas cosas cambian, pero el cerebro sigue necesitando las mismas tres cosas: atención, concentración profunda y dotar de significado para lograr la construcción de los recuerdos.

- Es importante hacer conscientes a las personas de la importancia del cerebro y cómo éste funciona. Este importante órgano es el que nos conecta con la vida, da sentido a todo lo que nos rodea, brinda identidad y es la memoria

Aunque No Guste


El cada vez mayor uso de celulares inteligentes se ha convertido en el gran enemigo de redes sociales como Facebook, acostumbradas a colocar su publicidad a un lado del muro de noticias, espacio que desaparece tan pronto uno accede desde un dispositivo móvil.

Es por ello que en el último año la red social se vio forzada a incluir anuncios directamente en el muro de noticias, arriesgándose a ser objeto de la ira de los usuarios, o peor, a que decidan frecuentar cada vez menos la red.

Conscientes de ello, parece que las redes sociales ensayan cuál es la mejor "fórmula mágica" para insertar anuncios en la medida justa.

Es por ello que en el último año la red social se vio forzada a incluir anuncios directamente en el muro de noticias, arriesgándose a ser objeto de la ira de los usuarios, o peor, a que decidan frecuentar cada vez menos la red.

Conscientes de ello, parece que las redes sociales ensayan cuál es la mejor "fórmula mágica" para insertar anuncios en la medida justa.

"Muy pronto empezaremos una pequeña prueba que permitirá a los anunciantes promocionar sus páginas a gente más allá de sus seguidores en el muro de noticias", dijo recientemente la portavoz de Facebook Annie Ta en un correo electrónico a la publicación tecnológica Mashable. "Estos anuncios aparecerán tanto en el computador de mesa como en el celular".

Facebook lleva incluyendo publicidad en el muro de noticias desde el mes de enero, pero estos anuncios aparecían en función de los amigos que ofrecían un "me gusta" a determinada compañía.

Ahora la nueva medida, dijo Annie, "facilitará a las empresas llegar a más gente".

Para Facebook recuperar la confianza de sus anunciantes es vital en un momento donde el valor comercial de la red social está en tela de juicio, a juzgar por la evolución en bolsa de sus acciones, que pasaron de tener un valor de US$38 por acción en mayo a los actuales US$20,74.

El motivo de esta baja es que empresas y reportes han puesto en duda la efectividad de la publicidad en la red social, y no sólo porque ésta desaparezca del mapa con los dispositivos móviles.

Poco antes de que saliera a bolsa en mayo, una encuesta de AP-CNBC observó que el 83% de los encuestados "casi nunca" o "nunca" abrían la publicidad en Facebook. Poco después empresas como General Motors retiraban su publicidad en la red.

Por su parte, una investigación de la BBC cuestionó la autenticidad de los "me gusta" que tanto ansían las empresas para promocionar sus productos en la red.
Para contrarrestar esta situación, Facebook no sólo planea incluir publicidad en el muro, sino que también ensaya el uso de estrategias como la llamada "Mobile Ads for Apps"(publicidad para aplicaciones).

Con este último recurso, la red permite a los desarrolladores de aplicaciones el anunciarse en la red social y a los usuarios adquirir sus apps de forma sencilla.
"Nos sostenemos gracias a los móviles", admitió Costolo durante una conferencia organizada por The Economist el pasado mes de junio en San Francisco, Estados Unidos.

"Tenemos una plataforma de avisos que ya es inherentemente idónea para móviles, pese a que lanzamos nuestra plataforma en la web y comenzamos a usar avisos en móviles recientemente".

Tal y como explicó a la BBC el portavoz de ASA, Matt Wilson, usuarios, empresas, redes sociales e incluso los reguladores están inmersos en un proceso de adaptación en un contexto mediático sin precedentes.

"Este es un territorio relativamente nuevo para nosotros como reguladores", le dijo Wilson a BBC.


Fluimos

“En lugar de ir contracorriente y enfrentarte a la vida ¿por qué no dejas que esta te lleve por su sendero y aprendes de cada una de las enseñanzas que te tiene preparadas?”


La vida fluye, pero a veces intentamos agarrarla con fuerza para así poder controlarla y que vaya por el sendero que, en un vano intento, le dictamos.

Cuando surge algún imprevisto, algo inesperado, somos injustos y nos rebelamos contra ella. Le echamos toda la culpa encima con frases como “¿qué he hecho yo para merecer esto?” y nos volvemos víctimas de algo ante lo que teníamos determinadas expectativas.

Como bien sabemos, las expectativas son increíblemente negativas. La mayoría de las veces no se cumplen, por lo que caemos en un derrotismo y en una sensación de decepción y fracaso que nos llevan a lo más hondo.

La vida no requiere de órdenes, sino de confianza en ella
Desear controlar la vida es un sinsentido. Sin embargo, parece que es una forma de actuar por nuestra parte casi por inercia.

Cuando todo va bien, genial. Sin embargo, cuando todo va mal empezamos a hacernos las víctimas, en vez de sacar las garras y envalentonarnos para superar lo que se nos viene encima.

La vida no es fácil. Tenemos la creencia errónea de que para ser feliz todo nos debe ir bien, no obstante, ¿no es eso un poco codicioso?

Todo se compone de momentos buenos y momentos malos. Ambos sirven para algo, aunque unos nos hagan sentir mucho mejor que otros. Sin embargo, hay que decir que es una cuestión de perspectiva.

Un fracaso no tiene por qué hacernos desistir de nuestros intentos por llevar a cabo algo que nos hace mucha ilusión.

Lejos de eso, puede ser una oportunidad para mejorar, para madurar y para aprender de todo aquello que no hemos hecho bien.

Una relación tóxica no es un motivo para rechazar el amor y renunciar a él.
Puede ser una oportunidad para aprender a ser más selectivos y para quitarnos la venda de los ojos, fruto de nuestras expectativas, lo antes posible.

¿Vas a seguir dándote cabezazos contra la pared cuando la vida te diga “por aquí no”? No te victimices ante una situación, porque quizás lo que se te quiere decir es que te pongas en marcha en otra dirección.

Deja de culpar a las otras personas de lo mucho que te hacen sufrir, quizás eres tú quien lo está permitiendo, quien no es capaz de cortar relaciones y alejarse de quien no le conviene.

Vives tu vida en piloto automático, por eso no eres capaz de captar todo lo que ella te dice a cada paso que das.

Ella te da las indicaciones precisas, aunque no sean aceptadas de la mejor manera por ti. Pero te las da, ¡abre los ojos! Ahí están…

Nos esforzamos por relaciones que no valen la pena, nos llenamos de quejas en vez de ponernos en marcha, arrastramos un victimismo que nos hace considerarnos víctimas cuando no es así.

¿Por qué no empezamos a fluir con la vida?
Dejemos de rechazar todo lo negativo que nos venga encima y empecemos a verlo como una ocasión perfecta para elegir otra dirección.
A veces, estamos tan cómodos en nuestra zona de confort que perdemos la perspectiva, ¡odiamos los cambios! Sin embargo, estos son necesarios.

No serás capaz de hacerlo si te vas por la vía fácil, la de quejarte, la de negar y rechazar todo lo que se te viene encima.

Fluye con la vida, déjate llevar y no temas a lo que pueda pasar. Cuando menos te lo esperes, sucederán cosas maravillosas que jamás habrías esperado.

Melancolía

La melancolía tiene poco de poético o evocador. Es un vacío sin forma, un anhelo del ayer que nos desdibuja por completo del presente. Pocos estados nos sumen en uno tan característico de quietud, de cansancio y agotamiento psicológico hasta el punto de ir dando forma a un subtipo de depresión muy característica que en muchos casos puede ser bastante grave.


Decía Víctor Hugo que la melancolía es la felicidad de estar triste. También Stendhal era de la opinión de que aquellos que se dedicaban a la escritura, la pintura o la poesía eran gentes propensas a la melancolía. Como vemos este estado emocional se ha relacionado desde siempre con ese impulso natural que conecta al ser humano con la creatividad. Con ese lado más virtuoso y profundo de nuestro ser que usa en beneficio propio la tristeza.

“La melancolía es una neblina cargada de tristeza que todo lo cubre”.
-H.G. Longfellow-

Sin melancolía se acaba la tinta solían pensar los románticos de aquella época. 

Sin embargo, lo que olvidaron nuestros artistas de estas épocas es que los griegos acuñaron este término para diagnosticar lo que hoy conocemos como depresión. 

Fue Hipócrates quien sugirió que la melancolía era un exceso de bilis negra, la cual mediaba para que la persona se sintiera desanimada, asustada, triste, etc.

Más tarde, Sigmund Freud fue quien empezó a profundizar en esta idea para darle una auténtica base clínica. La melancolía, por tanto, no es mera tristeza, no al menos ese estado catalizador capaz de hacer emerger nuestras musas. 

La melancolía es como esa metáfora cinematográfica que nos trajo Lars Von Trier en su conocida película. Un planeta llamado depresión que, de un momento a otro, puede chocar con nosotros para destruirlo todo.

Todos somos susceptibles de experimentar tristeza en un momento dado. De percibir ese vacío donde acude la nostalgia, donde se introducen los recuerdos del ayer que nos hacen ver el presente con un halo de pesadumbre. Ahora bien, generalmente estos estados son puntuales y limitados en el tiempo. Es más, los psicólogos nos recuerdan que aunque la tristeza tenga a menudo un efecto de halo (todo parece cubrirlo) suele permitir espacio para otros afectos, pensamientos y motivaciones.

Ahora bien, cuando la melancolía se instala en nuestras vidas, no deja rincón alguno para nada más. La persona deja de experimentar placer, curiosidad, interés… Es más, Silber, Rey, Savard y Post (1980) definen el estado melancólico como “inaccesibilidad afectiva”. Es decir, la persona presenta una clara imposibilidad para experimentar cualquier tipo de afecto, incluida la tristeza. 

Lo que hay en realidad es una completa alteración de la emocionalidad.
Por otro lado, cabe señalar algo aún no menos importante. En la nueva edición del DSM-V (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales) la melancolía aparece descrita como un subtipo de depresión mayor. 

Hay quien no está de acuerdo con esta clasificación y prefiere verla como un desorden afectivo identificable y separable de esta. Sea como sea, debemos tener claro que estamos ante un trastorno depresivo con una serie de características bastante claras. 

La principal característica de la persona con melancolía es la incapacidad para experimentar afectos. No hay disfrute, no hay interés, no hay tampoco esa emocionalidad asociada a la tristeza donde puedan producirse las lágrimas o la expresión del malestar. La melancolía es quietud, es vacío y un anhelo permanente de algo que la persona no puede definir.

Asimismo, también se evidencia retardo psicomotor, dificultad para pensar, agotamiento físico y mental permanente.

Otra característica común es la incapacidad para explicar su estado, para conectar con su realidad interna y poder comunicar con palabras qué le ocurre, qué siente.

Por último, un hecho que suele diferenciar a la depresión melancólica de otras depresiones es la incapacidad para pensar. En otros trastornos depresivos los pacientes experimentan un gran número de pensamientos nerviosos, obsesivos y desgastantes donde no faltan sin duda las ideas suicidas. En la melancolía esto último no sucede.


En palabras del psicólogo Giovanni Stanghellini, “si la depresión mayor es un naufragio con espectador, la melancolía se asemeja a un naufragio sin espectador”. Es decir, mientras el depresivo suele buscar un significado a su depresión, la persona melancólica está confinada en sí misma y no ve ni siente nada.



Uno De Nuestros Males

Leyendo a Nietzsche, más concretamente su obra póstuma La voluntad de poder, en ese canto agónico de un alma a las puertas de eso que llamamos postmodernidad, se entiende mejor el mal de nuestro tiempo.

Allí donde crece el bienestar, la seguridad material, el confort, la vida burguesa pautada de un modo férreo por las instituciones y las obligaciones, donde el trabajo se convierte en una pesada losa, que nos agota y nos roba el tiempo vital, crece el desencanto del alma, una innegable inquietud y melancolía.

Ese desencanto del alma tiene su reflejo en una rebeldía del cuerpo y sus instintos, tan acorde siempre con el alma. Un cuerpo sedentario, alcoholizado, castigado por un culto al cuerpo desmedido, arrítmico, enfermizo. Todo ese malestar se refleja en la prensa, en nuestros medios de comunicación, en los que la mentira se ha asentado ya con un cinismo alarmante, donde la verdad ha sido destronada y yace en el olvido.

Esa misma inquietud recorre los hogares, los lechos conyugales, las relaciones de amistad, carcome la conciencia de los amantes pasajeros y temporales. El hombre contemporáneo se siente mal, inquieto, profundamente insatisfecho.

Cuando llega a la madurez de la vida quiere cambiar, rehacer el camino. Busca entonces en las viejas religiones algo olvidado en el camino de la vida, algo de importancia sin igual, para desalojar a ese huésped inoportuno, que se ha adueñado de la vida de la humanidad en estos tiempos.

Cuando uno encuentra a alguien profundamente feliz, que sabe lo que quiere, que está satisfecho y contento con su vida, la gente desconfía, intenta ver los dobleces, descubrir donde radica la mentira. La felicidad se encuentra bajo sospecha; la seguridad y la certeza de las vidas nobles es mirada con terrible suspicacia.

¿Por qué esta inquietud que corroe nuestras vidas actuales? ¿De dónde nace este malestar de nuestra cultura? ¿A qué se debe este profundo descontento de nuestra alma y de nuestros cuerpos? A mi modo de ver, se ha perdido la conexión con las verdaderas raíces de su ser.

Nos hemos convencido con ese espíritu de la angustia y el temor de que somos malos y perversos, de que nada bueno puede salir de nuestras manos. El hombre actual ha perdido su fe en el bien, en la bondad del hombre, en el radical convencimiento de que el hombre apetece más el reino de la bondad, la dádiva del dar gratuitamente, de saberse amado incondicionalmente, de gozar de una amistad sana y sincera, de ese mirar orgulloso del que goza en el bien y que no teme el sufrimiento, que no hace gala del dolor y la desesperación, sino que sufre estoicamente, con ánimo confiado y gesto sincero.

Curiosamente cuando el hombre ha dejado de creer en Dios, ha dejado de creer en sí mismo, en su capacidad de bien y de bondad. Este, y no otro, es el mal de nuestro tiempo

jueves, 13 de agosto de 2020

La Conciencia


Aquello que llamamos Conciencia ordinaria de vigilia duerme profundamente. La Conciencia ordinaria de Vigilia se relaciona con los cinco sentidos y el cerebro. La gente cree que sí tiene Conciencia despierta y eso es falso, la gente vive en el sueño más profundo. Por lo tanto, Conciencia es Sabiduría, fundamento de lo que en verdad es.

La Conciencia, mientras esté embotellada por el Ego, no puede despertar. Así que nos podemos atrever a decir, sin temor a equivocarnos que la humanidad actual tiene la Conciencia dormida.

Una persona puede llegar a ser muy intelectual pero esto no lo garantiza que su Conciencia esté despierta. Se sabe relacionar muy bien con el mundo en que anda, pero está muy mal relacionada con el mundo en que vive, o sea su cuerpo físico, su mente, su psiquis.

Es necesario saber que la humanidad vive con la Conciencia dormida. La gente trabaja soñando. La gente anda por la calle soñando. La gente vive y muere soñando.

Cuando hemos llegado a la conclusión de que todo el mundo vive dormido, comprendemos la necesidad de "despertar". Necesitamos el despertar de la Conciencia. Queremos el despertar de la Conciencia. El protagonista de esta terrible realidad es el obstinado Ego. El humano con respecto a su estado interior es una multiplicidad psicológica, una suma de yoes. Los ilustrados (ignorantes) de esta época tenebrosa, le rinden culto al "Yo" (el cual tiene embotellada nuestra Conciencia).

La causa del sueño profundo en que vive la humanidad es la fascinación. La gente está fascinada por todas las cosas de la vida. La gente se olvida de sí mismo porque está fascinada. El borracho en la cantina está fascinado por el alcohol, el local, el placer, los amigos y las mujeres. La mujer vanidosa está fascinada ante el espejo por el encanto de sí misma. El rico avaro está fascinado por el dinero y las propiedades. El obrero honrado está fascinado en la fábrica por el duro trabajo. El padre de familia está fascinado por sus hijos.

La gente sueña en todo aquello que la fascina.
Todos los seres humanos están fascinados y sueñan profundamente.

Si uno no cometiera el error de identificarse tanto consigo mismo, la autoconsideración interior sería más que imposible. Cuando uno se identifica consigo mismo , se quiere demasiado, siente piedad por sí mismo, se autoconsidera, piensa que siempre se ha portado muy bien con fulano, con sultano, con la mujer, con los hijos, etc., y que nadie lo ha sabido apreciar, etc.

Debemos no identificarnos jamás con las cosas porque así es como cae uno en la fascinación y en el sueño de la Conciencia.

La observación de las cosas sin identificación nos permitirá conocer los procesos de la codicia, del apego, la ambición, etc.


La observación sobre los lugares nos permitirá conocer hasta dónde llegan nuestros apegos y fascinaciones en relación con los lugares diversos.



Sentimientos

Si afirmamos que la conciencia y la moral fáctica, no han surgido de la nada, sino que se nutren siempre de un entorno social e histórico, habrá que indagar sobre la naturaleza lógica de equis determinaciones para aceptarlas, criticarlas o rechazarlas.


¿Por qué la moral que se dice o proclama como buena en cierta estimativa de la sociedad, no es la misma moral que se practica?¿Dónde están las fallas de este tipo de contradicciones?

"Por qué, siendo nuestra sociedad, en general, tan católica, en un gran sector de la población, actos tan reprobados en la conciencia moral cristiana, como el aborto y la corrupción practicados en amplios sectores de la población, hoy por hoy, florecen y se desarrollan en forma alarmante?¿Se debe acaso a que la moral cristiana se asume de palabra y no de hecho?¿Por qué tal moral, en muchos casos resulta estéril, al no resolver tan inmorales comportamientos de acuerdo con el sentir general?¿No será, más bien que se tendría que afirmar, que la relación moral- sociedad, es súper compleja y difícil y en consecuencia, debería estar en condiciones de plantear el problema ventilando unas relaciones múltiples, de sistema y subsistemas sociales, materiales, y culturales, que pueden ser capaces, si no de destruir, sí de reducir la marcada inmoralidad vigente en nuestra sociedad?.

La conducta moral, siempre es un hecho de la vida social: familiar, cultural, política, etc. Así, se puede afirmar que los individuos no inventan ni la sociedad ni su moralidad. El propio comportamiento individual, es determinado por la vida del hombre en sociedad; cultura, creencias, odios, amores, tienen su origen en el complejo de las diferentes prácticas sociales.

Un individuo fuera de la sociedad y de la historia, no se podría decir que actúa moral o inmoralmente. La moral y sus prácticas son un acontecimiento de los seres humanos que viven en sociedad, un individuo aislado, el ejemplo de Robinsón Crusoe, no se podría decir que actúa bien o mal, ya que no habría quien lo dijera.


La realidad es que no sería posible vivir en una sociedad y al mismo tiempo, no pertenecer a ella.


Solidarios


La solidaridad considerada en forma general como la determinación firme y perseempeñarse por el bien común; es decir, por el bien de todos y cada uno, ya que todos somos verdaderamente responsables de todos.

Se establece como uno de los principios básicos de la organización social y política, y constituye el fin y el motivo primario del valor de la organización social.

La solidaridad es uno de los principios de la filosofía social. Se entiende por regla general que, sin estos cinco principios, la sociedad no funciona bien ni se encamina hacia su verdadero fin.

Presentamos aquí el principio de solidaridad.
Origen del tèrmino. La palabra solidaridad proviene del…ver más…

Como ya veremos, la solidaridad e algo justo y natural; no es tarea de santos, de virtuosos, de ascetas, monjes, de políticos; es tarea de hombres.

Qué significa ser solidarios? Significa compartir la carga de los demás. Ningún hombre es una isla. Estamos unidos, incluso cuando no somos conscientes de esa unidad. Nos une el paisaje, nos unen la carne y la sangre, nos unen el trabajo y la lengua que hablamos. Sin embargo, no siempre nos damos cuenta de esos vínculos.

Cuando nace la solidaridad se despierta la conciencia, y aparecen entonces el lenguaje y la palabra. En ese instante sale a la luz todo lo que antes estaba escondido.

Fundamentos.
La verdadera solidaridad, aquella que está llamada a impulsar los verdaderos vientos de cambio que favorezcan el desarrollo de los individuos y las naciones, está fundada principalmente en la igualdad radical que une a todos los hombres.
Esta igualdad es una derivación directa e innegable de la verdadera dignidad del ser humano, que pertenece a la realidad intrínseca de la persona, sin importar su raza, edad, sexo, credo, nacionalidad o partido. 

Juan Pablo II lo expresa claramente. El ejercicio de la solidaridad dentro de cada sociedad es válido sólo cuando sus miembros se reconocen unos a otros como personas.


Cuando No Se Sabe


Hay gente que es capaz de reconocer con total humildad tanto sus habilidades como sus carencias. Y luego están los que padecen el curioso efecto Dunning-Kruger. En este caso, las personas que menos saben, más listas se creen y viceversa. Pero ¿cómo es posible?

Seguro que en más de una ocasión te has cruzado con algún conocido o compañero de trabajo que por su timidez es incapaz de reconocer la valía natural que posee para desempeñar determinadas funciones.

En el otro extremo, es fácil detectar a aquellas personas que hablan más que lo que hacen y no les cuesta lo más mínimo alardear de unas supuestas habilidades que luego en realidad no tienen. Ambos casos están bajo lo que se conoce como el efecto Dunning-Kruger. Si quieres conocer más sobre este extraño fenómeno, sigue leyendo.

Un estudirealizado por Justin Kruger and David Dunning de la prestigiosa Universidad de Cornell (Ithaca, Nueva York), demuestra que las personas con menos habilidades, capacidades y conocimientos tienden a sobrestimar las capacidades y conocimientos que realmente tienen, así como las personas más capaces y competentes infravaloran sus aptitudes.

La investigación se realizó con estudiantes de Psicología en las áreas de humor, gramática, razonamiento y lógica. Se realizaron cuatro estudios diferentes y se preguntó a cada participantes cómo valoraba su competencia en cada uno de los campos planteados. Después se les realizaba un test para poner a prueba su competencia real.

A continuación, se compararon los datos obtenidos y se llegó a la conclusión de que había una correlación entre las respuestas obtenidas.

Los investigadores se dieron cuenta de que cuanto menos competente era la persona menos notaba su incompetencia y cuanto más competente era más infravaloraba sus habilidades. ¿Curioso, no?

Esta percepción irreal se debe, tal y como señalan Dunning y Kruger, a que las habilidades y competencias necesarias para hacer algo bien son precisamente las mismas habilidades requeridas para poder estimar el propio desempeño de la tarea.
En cambio, las personas que infravaloran sus competencias y capacidades, podríamos decir que es debido al efecto de falso consenso: piensan que todo el mundo lo hace igual y asumen que sus habilidades de encuentran dentro de la media. Sin embargo, sus capacidades son claramente superiores.
Si algo cabe destacar de este curioso efecto psicológico es que las personas incompetentes llegan a conclusiones equivocadas y toman malas decisiones y, además, su incompetencia no les permite ser conscientes de ello, tal y como señalan Dunning y Kruger.
Las conclusiones básicas del estudio están centradas en que para cierta habilidad o área del conocimiento los individuos incompetentes:
Se muestran incapaces de reconocer su propia incompetencia.
Tienden a no poder reconocer la competencia de las demás personas.
No son capaces de tomar consciencia de hasta qué punto son incompetentes en un ámbito.
Si entrenan, serán capaces de reconocer y aceptar su incompetencia previa