Debemos
considerar seriamente todo aquello que compartimos evitando incurrir en errores
de apreciación que puedan ocasionar algún tipo de confusión en aquellos que
acceden al contenido de nuestras opiniones muchos de los cuales parten de la
premisa de que todo aquello que decimos está avalado por la sensatez y sentido de
responsabilidad que nos caracteriza.
No es un tema
menor el hecho de que evidentemente somos humanos y como tales estamos sujetos
a incurrir en errores involuntarios, cuando nos percatamos de que hemos dicho
algo que pudo ser malinterpretado lo mejor que podemos hacer es retractarnos y
pedir las disculpas del caso, tal procedimiento pondrá en evidencia, no
solamente nuestro sentido de responsabilidad, sino que además se podrán considerar
la presencia ineludible de valores tales como la humildad y el reconocimiento
del error cometido.
La palabra responsabilidad contempla un
abanico amplio de definiciones. De acuerdo al diccionario de la Real Academia Española (RAE),
hace referencia al compromiso u obligación de tipo moral que surge de la posible
equivocación cometida por un individuo en un asunto específico.
La responsabilidad es, también, la obligación de reparar un error y compensar los males ocasionados cuando la situación lo amerita.
La responsabilidad es, también, la obligación de reparar un error y compensar los males ocasionados cuando la situación lo amerita.
Otra definición posible mencionada por
la RAE señala que la responsabilidad es la habilidad del ser humano
para medir y reconocer las consecuencias de un episodio que se llevó
a cabo con plena conciencia y libertad.
Por lo tanto, una persona responsable es aquella que
desarrolla una acción en forma consciente y que puede ser imputada por las
derivaciones que dicho comportamiento posea. De este modo, la
responsabilidad es una virtud presente en todo hombre que goce de su
libertad.
Más exactamente podemos determinar que una persona que se
caracteriza por su responsabilidad es aquella que tiene la virtud no sólo de
tomar una serie de decisiones de manera consciente sino también de asumir las
consecuencias que tengan las citadas decisiones y de responder de las mismas
ante quien corresponda en cada momento.
Por ello, es necesario añadir que un elemento que tiene que
estar presente y que sin él es imposible hablar de responsabilidad es el de
libertad, pues esta es la que determina el que alguien pueda realizar cualquier
acción porque así lo estima oportuno o lo desea. Pero también es vital que
dicho individuo tenga también razón. Así, quien carece de raciocinio, como por
ejemplo un niño o un desequilibrado, no puede ser responsable de sus actos.
Muchas son las personas que carecen de esta virtud que,
según señalan los expertos, se hace más patente en personas que cuentan con
otras dos cualidades muy positivas. Por un lado, estaría la valentía y por otro
la humildad. Y es que esta última es vital para que alguien que ha cometido un
error con sus actos carezca de orgullo para pedir perdón.
Hugo W Arostegui