domingo, 8 de abril de 2018

Hagámoslo Diferente

Nos han enseñado muy mal. Desde niños han tratado de empujarnos a ser los mejores, a compararnos con el líder e intentar superarlo. Esas enseñanzas nos acompañan toda la vida, e impregnan nuestra forma de entender el mundo o nuestro sitio en él, ya sea en la esfera de los negocios o en la personal. Siempre intentando ser mejores.

Y eso per se es bueno, intentar mejorar es algo muy positivo que nos ayuda a sacar lo mejor de nosotros mismos y esforzarnos día a día en crecer. Pero el problema es que habitualmente no nos utilizamos como referencia a nosotros mismos, sino al líder. En el plano personal intentamos ser mejores  y parecernos al más fuerte, al más guapo o al más popular… e inevitablemente eso acaba conduciéndonos a reproducir los mismos comportamientos en nuestra vida empresarial.

Porque medimos el progreso de nuestra empresa en función de lo lejos o cerca que estamos del líder de nuestro mercado, obsesionados por todos y cada uno de los movimientos que él hace. Si saca una nueva línea de producto, y tiene buena acogida en el mercado, nosotros hacemos lo propio… pero intentando hacerlo “mejor”.
Nuestro producto siempre lava “más” blanco, es “mejor”, tiene “más” funcionalidades o es “más” barato: más y mejor. El problema es que esos insidiosos adverbios son los que inadvertidamente nos están llevando lentamente al desastre, y perpetuando nuestro papel de “seguidores”. El reaccionar ante lo que hace el líder del segmento no sólo nos hace llegar al mercado con meses de retraso sino que nos empuja a introducir artificialmente mejoras que justifiquen que hagamos más de lo mismo… sin pararnos a pensar si el cliente realmente necesita dichas mejoras. Y claro, los resultados suelen ser pobres.
Esta forma de entender la vida era aceptable hace unos años, en los que el principal problema de las empresas era satisfacer la demanda y donde prácticamente daba igual lo que produjeras, los clientes lo compraban… pero los buenos viejos tiempos acabaron.
“Y hoy en día esa manera de competir es la forma más rápida y segura de acabar en el cementerio de los elefantes

Nuestro producto siempre lava “más” blanco, es “mejor”, tiene “más” funcionalidades o es “más” barato: más y mejor. El problema es que esos insidiosos adverbios son los que inadvertidamente nos están llevando lentamente al desastre, y perpetuando nuestro papel de “seguidores”. El reaccionar ante lo que hace el líder del segmento no sólo nos hace llegar al mercado con meses de retraso sino que nos empuja a introducir artificialmente mejoras que justifiquen que hagamos más de lo mismo… sin pararnos a pensar si el cliente realmente necesita dichas mejoras. Y claro, los resultados suelen ser pobres.

Esta forma de entender la vida era aceptable hace unos años, en los que el principal problema de las empresas era satisfacer la demanda y donde prácticamente daba igual lo que produjeras, los clientes lo compraban… pero los buenos viejos tiempos acabaron.

“Y hoy en día esa manera de competir es la forma más rápida y segura de acabar en el cementerio de los elefantes”

Así que olvidemos a nuestra competencia. Dejemos de lado el benchmarking, esa forma tan elegante de copiar lo que hacen los líderes del segmento, y busquemos nuestra propia voz. Eso implica una vuelta a los orígenes, a recordar lo que a NOSOTROS se nos da bien. ¿Qué sentido tiene intentar ser más fuertes que el líder de la clase si lo que a nosotros se nos da bien son las matemáticas?

Debemos dar un paso atrás, y buscar aquello que hace diferente a nuestra empresa, no lo que hacemos igual que las demás… y potenciarlo. Dejar de utilizar como norte de nuestra brújula al líder del segmento, y centrarnos en lo más importante de nuestro modelo de negocio: el cliente. Porque es él quien tiene la respuestas, no la competencia.


El Horizonte En La Vida

¿Qué es el horizonte? El horizonte aparece cuando la tierra y el cielo se juntan en la distancia. Pero ocurre algo curioso con el horizonte: ¿alguna vez podrías llegar al horizonte?

Si tu vas andando hacia el horizonte éste se va alejando, es decir, nunca puedes llegar al horizonte. Es una construcción que hemos hecho los seres humanos para entender el concepto de tiempo y espacio.

Todos los seres humanos tenemos en nuestra mente nuestro ideal de vida. Ese estilo de vida que conforma nuestros sueños absolutos. Ese ideal es tan perfecto que te garantizo que nunca lo vas a lograr porque por mucho que lo logres siempre querrás más.

Ese ideal es igual que el horizonte. Por mucho que avances siempre lo verás más lejos.

Esto lo digo por lo siguiente. Hay personas que parten de un punto en la vida. Vamos a llamarle el punto A.

Van avanzando, toman acción y hacen que las cosas sucedan en la vida y llegan como resultado al punto B, que es una situación mejor en la vida. Han mejorado.

Sin embargo, el ideal que existe en su cabeza está todavía más lejos porque los seres humanos tenemos un don: nuestra capacidad para soñar no cesa. Eso es lo que nos mantiene ilusionados en la vida.

Básicamente las personas medimos nuestro desempeño en la vida de dos maneras diferentes y dependiendo de cuál sea la forma para medirlo vas a conseguir felicidad o infelicidad en la vida.

Este concepto es muy poderoso.

Te puedes hacer una pregunta: ¿por qué te sientes tan frustrado a pesar de todos los logros que has conseguido en la vida? Te sientes tan frustrado por esas diferentes maneras de medir los logros:

1) hay personas que llegan al punto B en función del ideal al que aspiraban y obviamente como hay una diferencia no se sienten muy bien. Es una situación frustrante.

2) otras personas miden sus resultados en función del punto en el que comenzaron, que era mucho peor. Entonces tienen una sensación de logro y realización extraordinaria. Se dan cuenta de que han avanzado muchísimo. Por supuesto que no han llegado al ideal pero es que nunca van a alcanzarlo.

El ideal está ahí para servirnos de faro pero realmente el ideal en sí no es alcanzable.

La gente verdaderamente feliz opta por la segunda manera de medir los resultados. Esa es la clave. El horizonte sirve para inspirarse y sacar nuestro potencial pero siempre mide tu avance con respecto a tu punto de partida. 

Eso marca toda la diferencia.



Superar Límites


A veces los límites nos los ponemos nosotros mismos: “No voy a poder con todos los exámenes”, “no me sacaré el carnet”, “aún no estoy preparado para esto o lo otro”… 

Son muchas las barreras que nos colocamos delante. Los límites que nos auto-imponemos realmente no existen, se trata de creencias que hemos ido adquiriendo desde que éramos pequeños. Fronteras que hemos puesto en base a las enseñanzas de nuestros padres y profesores.

Decía Henry Ford: “Tanto si piensas que puedes, como si piensas que no puedes, estás en lo cierto”. Cada vez que nos encontramos limitados o incapaces de hacer algo, tenemos que examinar nuestros pensamientos. Ellos son los que nos incapacitan. Por eso, cuanto más abiertos de mente seamos, y cuanto más a lo grande pensemos, tendremos mayores oportunidades y posibilidades de lograr lo que queremos y ¿qué queremos? Superar límites.

Para lograr cualquier cosa que desees en la vida primero debes fortalecer tu mente (aceptación, confianza y valor hacia ti mismo). Tú eres la única persona capaz de luchar por todo aquello que desees en la vida y cuando aprendas a aceptarte y confiar en ti, será cuando lograrás cumplir todas esas cosas grandes que quisieras ver realizadas en tu vida (o al menos intentarlo con la certeza de que es posible, tampoco hay que frustrarse por no llegar a la Luna).

El primer paso es hacerse una de las preguntas clave…
¿Cuáles son los pensamientos que me limitan?
Es una pregunta fundamental que has de hacerte a ti mismo. El primer paso es reconocer tus pensamientos limitadores y el siguiente cuestionarlos, para liberarte de ellos y así batir tus propios objetivos.

Pensar de forma negativa puede traducirse en tener pensamientos negativos, influirá en tu estado de ánimo y en tu baja energía. 

Tus pensamientos y creencias tienen un impacto en tu salud física y mental. Los pensamientos negativos causan emociones y sentimientos negativos, tales como la depresión y ansiedad.
¿Cómo superar los pensamientos negativos?
1. Siendo consciente de que te haces daño a ti mismo con ellos.
2. Lee frases positivas.
3. Si piensas negativamente acerca de ti mismo, trata de buscar las cosas positivas.. Simplemente haz una lista de las buenas cualidades que tienes, incluso dile a un amigo íntimo que la escriba para ti. Descubrirás muchas cosas bonitas.
4. Que te dé el aire. Camina en un parque o por la playa. Respira aire fresco. Mira a su alrededor, observa y siente todos los olores. E incluso corre hasta quedarte sin aliento.
5. Acéptate. Deja de lado creer que necesitas ser alguien que no eres.
6. Lee libros de autoayuda. Hay gente a la que le da pereza pero una lectura positiva te hará cambiar el “chip”.
7. ¡Haz las cosas con ganas! Hacer lo que nos apasiona y ponerle ilusión a las cosas que hacemos, mejorará mucho los resultados que obtengamos. Quizás si el trabajo o lo que estudiamos no nos apasiona sea hora de cambiarlo, de disfrutar realmente de lo que de verdad nos gusta y trabajar en ello. O al menos de intentarlo.
8. Empieza a perder el miedo a equivocarte. 

Los niños no tienen miedo al error, lo van aprendiendo poco a poco porque se nos va inculcando que es algo malo. Pero también es necesario volver aprender que el error nos puede proporcionar una experiencia muy valiosa, que un error puede ser un éxito en sí mismo.

Decía Anthony Robbins: “No importa cuántas veces te equivocas o con qué lentitud progresas, sigues estando muy por delante de los que ni lo intentan”.


El Fruto Del Esfuerzo



El mundo está lleno de gente que quiere recoger frutos de árboles que nunca sembraron

Ciertamente muchas personas a lo largo de sus vidas pretenden  beneficiarse de cosas a las que no han aportado absolutamente nada, se sienten con derechos a reclamar beneficios por los esfuerzos de otros, tratando de justificar sus intenciones con toda clase de argumentos.

Obviamente todos somos libres de compartir el producto de nuestros esfuerzos, de hecho el dar genera mucho mayor bienestar que el recibir. Pero esta dinámica es espontánea, el que quiere compartir el fruto de sus esfuerzos lo hará por sus propios motivos, con fortuna, desinteresados. 

Sin embargo que alguien se sienta con derechos sobre aquello a lo que no ha contribuido es un acto de viveza y de egoísmo, por pretender beneficiarse de aquello que no le corresponde.

Todos debemos asumir diversos compromisos, todos debemos sentir lo que es apostar por algo, exponernos a riesgos, esforzarnos para conseguir aquello que queremos. No debemos pretender que si no hemos colaborado en la lucha de otros, estaremos allí cuando su siembra sea cosechada.

Inclusive cuando apoyamos a quienes nos interesan, a quienes despiertan en nosotros la confianza suficiente como para apostar por ellos, a menos que sea preestablecido, no podemos pretender que se encuentren en la obligación de ofrecernos sus frutos.

Es de utilidad en la vida ser agradecidos, quien carece de esta cualidad, difícilmente pueda encaminarse por la vía del éxito, nunca estará conforme y puede sentir que lo merece todo, albergando la mayoría gran frustración. Cuando alguien hace algo por nosotros debemos agradecerlo, pero somos nosotros los que debemos definir el alcance del agradecimiento. No debe la persona que favorece dar para esperar algo específico, o bien debe acordarse de manera de no generar incomodidades o falsas expectativas.

Si todos nos ocupamos de sembrar nuestros propios frutos (metafóricamente hablando), la vida se tornaría diferente, se evitaría el egoísmo, la necesidad de alimentarse del trabajo ajeno, se compartiría con mayor facilidad y todos estaríamos de alguna manera contribuyendo al desarrollo, sin estar como un oportunista esperando que otro siembre, cuide y coseche para aprovecharnos de sus esfuerzos. Estaríamos todos tan ocupados cuidando lo que sembramos que no tendríamos tanto tiempo disponible para dedicarle al juicio, a la crítica, a los celos o a la envidia de los que siembran a nuestro alrededor.


Veamos las cosas de manera objetiva, procuremos nuestro bien y el de quienes nos rodean, actuemos con responsabilidad y aprendamos a detectar a aquellos que solo se dedican a restarnos y que en balance no nos aportan nada.

Apátridas: Nos Concierne A Todos


De acuerdo a la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789 y la mayoría de las naciones, todos somos ciudadanos. Sin embargo, muchas comunidades humanas han estado sufriendo el efecto de un fenómeno llamado “apátrida”.

La apátrida es poco conocida en la vida cotidiana por muchos de nosotros, quienes vivimos en países desarrollados, pero en los cinco continentes esta injusticia tiene lugar. La apátrida significa que una persona no tiene nacionalidad, no pertenece a ninguna nación legalmente, y en consecuencia, vive sin derechos: por ejemplo, la imposibilidad de conseguir un trabajo (es apátrida de iure, pues hay otro tipo: apátrida de facto, cuando la persona no es rechazada por la legislación, pero sigue sin dichos derechos.

Esta realidad social es producida por innumerables causas, pero las más importantes son:
1- Surgimiento de un nuevo país tras la desaparición de otro (un ejemplo es Estonia, en donde hay un gran grupo de rusos sufriendo la apátrida desde el momento de la disolución de la Unión Soviética).
2- Asentamiento de un grupo social en un área fronterizo o transfronterizo, de modo que no es reconocido por ninguno de los países incumbidos.
3- Ausencia de registro de nacimientos por errores administrativos del Estado, o por el desconocimiento de dicho hecho (especialmente en áreas poco desarrolladas).
4- Renuncia a una nacionalidad sin haber adquirido otra. Es un caso inusual: ocurre en ocasiones ante refugiados políticos o personas que escapan de una nación por causas ideológicas, sociales (algunos disidentes cubanos tras la Revolución cubana de 1959 eran apátridas de facto: no tenían derechos en el país), e, algunas veces, climáticas (cuando hay un desastre natural en un país y las personas se van).
5- Rechazo a una minoría étnica por causas diversas: religiosas, políticas, sociales…

Destaca esta última circunstancia, sobre todo en aquellos países poco desarrollados o con una mentalidad tradicional. Para entenderlo, un ejemplo claro es el de los rohingya.

Un caso muy polémico, pero en algunas áreas del mundo poco conocido, es la historia de los rohingya: es una comunidad étnica musulmana que viven en Birmania (República de la Unión de Myanmar), cerca de Bangladesh, cuyo asentamiento en la antigua Arakán fue hacia el siglo VII por comerciantes de la actual Mongolia, países árabes y Bengala (dividida entre Bangladesh y la India).

Sin embargo, las mayores migraciones fueron a partir del siglo XIX con la ocupación británica.

Los rohingya fueron privadas de ciudadanía en 1982 por Birmania, debido a las diferencias étnicas, pero también religiosas (son musulmanes, mientras que la religión mayoritaria de la región, Rakhine, es el budismo). 

Otra razón más relativamente cercana a la actualidad es la colonización británica: estos europeos esclavizaron y fueron violentos con esta comunidad (y a los rohingya que había en la India británica y que trasladaron a Birmania). 

Otro factor fue la contratación con salarios paupérrimos y largas jornadas de trabajo de personas de este grupo en la administración colonial o en el comercio, lo cual dio lugar a un rechazo por parte de los autóctonos de la zona. Como justificación a este rechazo, los tratan como “inmigrantes bengalíes”.

Así, desde ese año, los rohingya tuvieron que sobrevivir sin ningún tipo de ayudas, oportunidades ni servicios: sin asistencia sanitaria, con impuestos elevados y trabajos forzosos, y con restricciones para el matrimonio, acceso a la educación, desplazamientos por el país y el trabajo, y ejecuciones extraoficiales, entre otras consecuencias negativas. Otros aspectos son las políticas de Rakhine, que marcan un máximo de dos hijos por mujer musulmana rohingya, las cuales tienen mayor desatención médica y muchas sufren abusos sexuales y violencia: es una planificación familiar con el propósito de controlar esta población. 

Todas estas acciones van en contra de las disposiciones erigidas en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, y en la DUDH (Declaración Universal de los Derechos Humanos) de las Naciones Unidas en 1948.

Por esta razón, esta violación a los derechos humanos ha provocado que muchos rohingya se hayan sentido obligados a exiliarse de Birmania como medio de supervivencia. Debido a su falta de recursos, han debido refugiarse en los países vecinos (especialmente Bangladesh, India, Tailandia, Malasia, e Indonesia) que, tanto por el temor a conflictos diplomáticos e internacionales como por el rechazo de algunos de ellos a esta comunidad, han impedido dicho traslado. 

En este aspecto, Bangladesh ha sido el país que ha recibido más rohingya (por la similitud del idioma) y que los ha tratado con más dureza, ya que les obligan a pagar por entrar, para luego a muchos enviarlos a regiones precarias, o devolverlos de nuevo a Birmania, porque Bangladesh y el resto de naciones insiste desde hace muchos años al gobierno de Birmania formado por militares en que finalicen los abusos. Una de las razones de esta presión es que la falta de voluntad para acogerlos, pues se niegan a establecer medidas y leyes que legitimen su consideración de “refugiados” y las ayudas y protección correspondientes.

En consecuencia, todos estos hechos, ocurridos especialmente desde hace veinte años, han producido tanto acciones rebeldes violentas a través de la formación de grupos armados de algunos rohingya, como el debilitamiento de esta comunidad indefensa, sobre todo de mujeres y niños/as. Y ahora aún más, pues tras 30 años sin ningún censo realizado en Birmania, ahora el país va a hacer uno y cabe la posibilidad de que los rohingya no estén incluidos en él, lo que supondría un delito grave dentro del derecho internacional: un etnocidio. 

Esta infracción dará lugar a una disminución de oportunidades y del desarrollo personal y comunitario de sus miembros que impide el acceso a una adecuada calidad de vida y a muchos otros derechos como la tolerancia religiosa o la asistencia sanitaria, y además, un trato igualitario en Birmania, como si fueran extranjeros, tal y como se marcó en la Convención sobre el Estatuto de los Apátridas en 1954 por la Organización de las Naciones Unidas, concretamente en el artículo 7.


De esta manera, para combatir estas injusticias, organizaciones internacionales, como las Naciones Unidas y sus organismos dependientes, especialmente ACNUR, Human Rights Watch y otros, están intentando hacer acuerdos con el gobierno para permitir la llegada al país de ayudas tanto físicas como monetarias, y han conseguido, según las promesas del gobierno birmano, la inclusión de la sociedad dentro del censo.

sábado, 7 de abril de 2018

Comunicación No Verbal


La comunicación no verbal es un tipo de lenguaje corporal que los seres humanos utilizan para transmitir mensajes, en la mayoría de casos de forma inconsciente.

Es sabido desde hace ya mucho tiempo que la información no sólo se transmite con las palabras, sino también a través de los movimientos corporales como las posturas, las miradas, las distancias entre unos y otros, la forma de sentarse o incluso de caminar.

La comunicación no verbal que va más allá de las palabras, y por ese motivo es la que transmite en mayor medida los verdaderos sentimientos o estado interior personal. El lenguaje no verbal es el lenguaje corporal que no miente fácilmente (aunque todo se puede entrenar), a diferencia de la palabra que sí lo hace más a menudo de lo que pensamos. De hecho, a menudo sucede que las palabras dicen algo que contradicen los gestos de quien habla.

Aun así, no debemos pensar que podemos saber a ciencia cierta qué está pensando de verdad una persona sólo con verla. La interpretación de un gesto, sobre todo si es aislado, puede traernos confusión, puesto que los gestos obtienen su significado al relacionarse los unos con los otros.

Albert Mehrabian, un prestigioso antropólogo, concluyó que cuando alguien está hablando solamente se recibe el mensaje de sus palabras en un 7%, mientras que por el tono de voz y otros detalles vocales nos transmite hasta un 38%, mientras que el máximo del contenido de la comunicación lo transmite el lenguaje corporal de los gestos, con un 55%.

¿El lenguaje no verbal es el mismo en todas las partes del mundo?
El lenguaje no verbal que expresa sentimientos o estados interno como el hambre, la tristeza, la alegría, el miedo, la indignación, el enfado, la sorpresa, etc… es igual en todo el mundo. Los gestos es el “idioma” internacional de la humanidad.

Pero debemos saber que al igual que se aprende un idioma, también se aprenden los gestos, imitándolos porque forman parte de la cultura del país (pensemos en los italianos y su rico vocabulario de gestos, sobre el que se han hecho numerosos estudios). 

No obstante los gestos fundamentales son invariables, por ejemplo, en los recién nacidos de cualquier lugar del mundo. Si un bebé tiene hambre, malestar físico o psicológico, llora, y cuando se siente satisfecho sonríe para comunicar su alegría.

El “dialecto gestual” que altera estas raíces, se adquieren a medida que crecemos según la cultura de cada país.

Los niños se mueven de una forma más inconsciente, por eso su lenguaje gestual es más sincero que el de los adultos. Con la edad aparecen las represiones psicológicas, los complejos, la educación es más notable, etc… por este motivo, el adulto reprime sus expresiones naturales y tiende a disimular sus gestos.

Cuanta más edad se tiene, más inexpresiva es una persona, y por lo tanto más difícil de traducir bien el lenguaje de sus gestos.

Por otro lado, también se ha visto que cuanto más elevado es el status social, más moderados son los gestos, y cuanto más bajo es dicho status, más amplia y auténtica es la expresión del lenguaje no verbal. 

Quizás la clave de la explicación al por qué ocurre esto, resida en que a más educación para “saber estar”, más represión hay sobre la autenticidad personal.


Redes Sociales


Por mucho que ocupen miles de páginas, minutos de audio o bits de información, la redes sociales han existido siempre. Lo novedoso del momento es la capacidad que tienen de plasmarse, mostrarse, y por tanto, amplificar su escala y sus efectos. 

No sólo podemos saber quién conoce a quién mediante una red profesional como es Linkedin, sino que, personas distantes geográficamente pueden conocerse en Internet gracias a un interés común que les lleva a encontrarse a través de blogs, redes sociales, foros o cualquier instrumento de interacción entre usuarios.

Con la llegada de Internet, la sociedad que consigue conectarse, es capaz de crecer en sus vínculos, reforzarlos, tejer una tupida red alrededor de intereses comunes, causas y motivaciones.

Se olvida con frecuencia que Internet es una red de máquinas que une a las personas que miran las pantallas, es decir, fundamentalmente una red de personas. Red sin centro geográfico, red con millones de nodos, red distribuida, donde la información en doble sentido se convierte la savia que alimenta y hace crecer la red.

Como bien decía Manuel Castells “la tecnología es mucho más que una tecnología. Es un medio de comunicación, de interacción y de organización social“.

La información es ahora de todos y está en todas partes. Los flujos de información que corren por la red hacen del mundo un lugar más pequeño y llevan a un profundo cambio que afecta a todos los aspectos de la existencia humana. La digitalización de los soportes y la aparición de Internet están modificando, no sólo ya las formas de distribución de productos y servicios, sino que trastoca toda la cadena de valor.

La información compartida abre caminos a la colaboración y a la creación insospechada hasta el momento para las empresas y en otras formas de organización social. Nuestras vidas se ven modificadas: nuestra forma de comprar, de informarnos, de administrar nuestro ocio, de tomar decisiones, de educarnos, de trabajar, de comunicarnos, de crear…

Por tanto estamos hablando de algo más que un cambio tecnológico: estamos delante de un verdadero cambio de paradigma, de un cambio cultural.

Pero incluso este cambio cultural alberga ya un peligro: el peligro de la desconexión. Muchos quedarán al margen de la conexión a la red de personas. No sólo un tercer mundo sin las infraestructuras tecnológicas; la brecha digital es también generacional, educacional, social, y hasta pueden darse formas de autoexclusión como reacción temerosa ante las incertidumbres del cambio de era.

A la vez, también habrá quien quiera evitar que las personas formen parte de esta red descentralizada y distribuida, so pena que sean capaces a autoorganizarse.


Por todo ello, estar o no estar conectado podrá marcar la diferencia para participar o quedarse fuera de la nueva sociedad red que ya está aquí.

Actitud Ante La Adversidad


“Una hija se quejaba con su padre acerca de la vida y se lamentaba de que las cosas no le salían bien.

No sabía cómo hacer para seguir adelante pues sentía desfallecer y se iba a dar por vencida.

Estaba cansada de luchar y luchar, sin obtener ningún resultado.

Parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro.

Su padre, un chef de cocina, la llevó al lugar de trabajo. Allí tomó tres ollas con agua y las colocó en el fuego.

Pronto el agua de las tres ollas estaba hirviendo. En una colocó zanahorias, en otra colocó huevos y en la última colocó granos de café. Las dejó hervir.
Sin decir una palabra, sólo miraba y le sonreía a su hija mientras esperaban.

La hija se impacientaba, preguntándose que estaría haciendo su padre.
A los 20 minutos el padre apagó el fuego. Sacó los huevos y los colocó en un recipiente, sacó las zanahorias y las puso en un plato y finalmente, colocó el café en un tazón.

Mirando a su hija le dijo: Querida ¿Qué ves?
“Huevos, zanahorias y café” fue su respuesta.

La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias, ella lo hizo y notó que estaban blandas.
Luego,  le pidió que tomara un huevo y lo rompiera, después de quitarle la cáscara, observó que el huevo estaba duro.
Luego le pidió que probara el café, ella sonrió mientras disfrutaba de una exquisita taza de la deliciosa bebida.

Sorprendida e intrigada la hija preguntó: ¿Qué significa todo esto, padre?

Él le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: ¡agua hirviendo!

Sólo que habían reaccionado en forma diferente.
La zanahoria llegó al agua fuerte, dura; pero después de pasar por el agua hirviendo se había hecho blanda y fácil de deshacer.
Los huevos habían llegado al agua frágiles, su cáscara fina protegía su interior líquido; pero después de estar en el agua hirviendo, se había endurecido.
Los granos de café, sin embargo eran únicos: después de estar en agua hirviendo, habían cambiado al agua.

-¿Cuál de los tres elementos eres tú?
 -Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿Cómo respondes?
Le preguntó a su hija.

-¿Eres una zanahoria que parece fuerte pero,  cuando la fatalidad y el dolor te tocan, te vuelves débil y pierdes tu fortaleza?
¿Eres un huevo, que comienza con un corazón maleable, con un espíritu fluido, pero después de una muerte, una separación o un despido se ha vuelto duro e inflexible?
Por fuera te ves igual, pero ¿eres amargada y rígida, con un espíritu y un corazón endurecido?
¿O eres un grano de café?
El café cambia al agua hirviendo, el elemento que le causa dolor.

Cuando el agua llega al punto máximo de ebullición el café alcanza su mejor sabor y aroma.

Ojalá logres ser como el grano de café, que cuando las cosas se pongan mal, tú puedas reaccionar en forma positiva, sin dejarte vencer por las circunstancias y hagas que las cosas a tu alrededor ¡mejoren!

Que ante la adversidad exista siempre una luz que ilumine tu camino y el amor de DIOS llene tu corazón para que lo compartas con las personas que te rodean y que puedas siempre esparcir e irradiar fuerza, optimismo y alegría como el “grato aroma del café”…


Pido a DIOS que nunca pierdas la esencia limpia de su amor y que te permita superar cualquier obstáculo victoriosa y exitosamente…”

La Energía Del Alma


Los grandes disturbios sociales que tenemos en el planeta, no se originan en los grupos, sino dentro de cada individuo. Nadie puede hacer más por ti, que tú mismo.

Tu relación más importante es contigo, y debes mantenerla en armonía. Para hacerlo, debes estar en constante estado de auto educación y sintonización con la fuente de quien realmente eres. 

Es probable que algunas veces te hayas salido de equilibrio, y te hayas encontrado re-dirigiendo tus emociones para que estas no te manejen. ¿Quién crees tú que hace eso? ¿Te has sentido alguna vez tan perturbado, que te dio dolor en la boca del estómago y te pusiste a orar, pero las cosas no mejoraron hasta que no fuiste a ese lugar de paz y amor dentro de ti? Ese lugar es tu Alma. La energía del Alma nos trae bienestar, alegría y paz.

No es falta de vitalidad, sino acción dirigida. La alcanzas cuando te ubicas en ese lugar dentro de ti, que es de naturaleza amable y bondadosa, y está libre de juicios e irritaciones. La mente, las emociones y el cuerpo, buscan la satisfacción por medio de las cosas materiales. El alma no. Ella está aquí para aprender a usar la energía de la creación con sabiduría. Una clave muy importante para hacerlo, es reconocer que la energía sigue al pensamiento.

Existe un viejo adagio que dice: “Atraes hacia ti lo que temes” pero si el miedo está en tu interior, eres tu quien lo crea. Más allá de la energía del miedo, reside el amor del espíritu, que te permite crear lo que sea que quieras a través de tu cuerpo, imaginación, mente y emociones. Lo que estás sintiendo determina en gran medida, lo que haces. 

Si te sientes deprimido, seguramente no tendrás ánimo para limpiar la casa, o cortar el césped. La depresión no es otra cosa que la falta de energía para movilizar tu cuerpo hacia una actividad positiva. Pero por debajo de la depresión está el pensamiento negativo.

Sin embargo, recuerda que eres más que tus pensamientos y sentimientos. Si te elevas lo suficiente, encontrarás que tu alma irradiará su energía a tu mente, emociones y cuerpo. Hay un gran mandamiento que dice: “Ama al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu Alma y toda tu mente”, y otro gran mandamiento que dice: “Ama a tu prójimo, como a ti mismo”. 

Si verdaderamente comienzas a hacerlo, la energía de Dios fluirá a través tuyo, y entonces podrás expandirla a todos los que estén a tu alrededor, y ver como ellos se trasforman ante tus ojos. 

Se te dio la vida para experimentar abundancia y gozo, si no lo estás experimentando, observa cómo estás bloqueando esas experiencias, y luego, usa esos bloqueos como peldaños para ascender. Úsalos como oportunidades que te permitan elevarte.

Nunca uses nada para crear desesperación, porque entonces será eso lo que cosecharas. Trasforma tu desesperación en crecimiento. Eres un creador, si durante tu permanencia en este mundo creas amor, al terminar tu vida podrás ponerte de pie sobre esa columna de amor, y elevarte en ella hasta el corazón de Dios.


Superación


La realización personal es un desafío para toda persona, pero su logro implica la superación de muchos obstáculos, entre ellos la mala interpretación del concepto, pues la realización no se limita al placer momentáneo, sino que engloba una serie de metas que producen satisfacción verdadera y duradera.

La realización es la plenitud de vida
La realización personal consiste en vivir una vida plena, total; abarca todas las áreas de la persona. Podemos lograrla cumpliendo nuestros compromisos, formando con ellos un todo armonioso y viviendo ese conjunto armonioso de compromisos. No somos ni podemos ser personas completas al margen de los demás, porque la mayoría de nuestros compromisos tienen carácter social: nos unimos con otras personas para participar en los bienes humanos y así lograr nuestra realización y la de los demás. 

Dos ideas equivocadas de la realización personal- El placer intenso: La experiencia de placer solo es válida para una parte de nuestro yo. El placer, cualquiera que sea el modo en que se experimente, está limitado a la conciencia, y no tiene en cuenta el vivir entero del ser humano. 
No es que el placer se identifique con la parte “más baja” o “animal”, del ser humano, mientras que la realización se refiera a la “más alta” y “espiritual”, pues es inaceptable una división de la persona humana en dos partes.

La realización personal no se limita al placer. Por ejemplo, sentimos placer cuando bebemos agua fresca después de una calurosa y polvorienta caminata, pero allí termina.

Un ejemplo, traído del campo de la ciencia ficción, ilustra de manera similar el problema del placer, y aclara por qué este no supone una imagen cabal de la realización propia: Supongamos que fuera posible mantener vivo un cerebro humano en un laboratorio, alimentándolo con una corriente continua de ondas cerebrales artificiales, para producir en él sensaciones de una vida placentera. El cerebro estaría aislado de todo dolor y disfrutando continua y conscientemente de un intenso placer. ¿Valdría la pena hacer esto para conseguir la realización de aquel cerebro? Aunque fuera posible producir ese estado placentero de conciencia al margen de la experiencia real, sería un absurdo y nadie confundiría tal estado con la realización.

Un estado de conciencia solamente tiene significado en relación con la vida consciente. Si no existe una vida realmente vivida (como es el caso de ese hipotético cerebro), el estado de conciencia no tiene significado.

La tendencia a buscar el placer, aunque se busque conjuntamente con otras personas, tiene una condición individual inevitable. Por el contrario, la realización verdadera no es, ni puede ser, individualista, ya que nadie se realiza si no es con los demás. El placer, como estado de conciencia de una privacidad inherente, no puede ser compartido. 

La realización es un producto social, y como el placer es un estado de privacidad no conduce a ella. Lo que sí podemos compartir son las tareas comunes, los proyectos y el compromiso hacia bienes en los cuales las personas colaboran juntas.
La persecución de un objetivo: Definir una meta, trabajar para alcanzarla y, finalmente, conseguirla. Este planteamiento sitúa el significado último de la vida en resultado de una acción. Muchas personas identifican la felicidad con la persecución y el logro de metas, y buscan en ello la realización.

Esta clase de acciones es una parte necesaria e importante la vida. Sin embargo, la idea de que la auténtica realización está en la persecución y el logro de metas no es del todo satisfactoria, porque después de conseguir una meta, comienza de inmediato la búsqueda de otra nueva. La realización está siempre en el futuro y, precisamente por esa razón, no satisface nuestra esperanza de realizarse aquí y ahora.

El problema que se plantea al identificar la realización con la persecución de objetivos futuros es que los objetivos son, precisamente, futuros, y una persona que vive de cara al futuro roba al presente su significado. Vivir así hace que el presente se considere meramente como algo para lograr un fin ulterior, cualquiera que sea, y el presente tiene poco o incluso ningún valor; depende de la medida en que contribuye al logro del objetivo.


La Voluntad Humana


Filosofía
La Voluntad Humana
Voluntad (del latín “voluntas”, derivado de “volo”, “yo quiero”) Deseo consciente que lleva al hombre a realizar determinadas acciones.

El idealismo considera, de manera errónea, la voluntad como una propiedad independiente de influjos y circunstancias exteriores, desligada de toda necesidad objetiva, y ve las acciones y la conducta del hombre como una manifestación de la voluntad “libre”, a la que concibe con un criterio idealista.

En realidad, la fuente de la actividad volitiva del hombre dirigida hacia un fin, radica en el mundo objetivo. Reflejado a través del prisma de las condiciones interiores del sujeto (necesidades, intereses, deseos, conocimientos, &c.), el mundo objetivo ofrece al hombre la posibilidad de plantearse fines diversos, de tomar resoluciones, de actuar de tal o cual modo.

No es libre la voluntad que elige partiendo sólo de los deseos del sujeto (voluntarismo, existencialismo), sino la que elige con acierto, en consonancia con la necesidad objetiva. 

Según palabras de Engels, el libre albedrío no significa otra cosa que la facultad de tomar una resolución con conocimiento de causa.

El carácter volitivo de una acción o de un acto de conducta aparece con máxima claridad en los casos en que el hombre, para alcanzar un objetivo, ha de vencer obstáculos exteriores o interiores.

El eslabón inicial del acto volitivo consiste en el establecimiento y en la comprensión del fin; luego, en tomar la decisión de actuar, en elegir los procedimientos más adecuados para dar cumplimiento a la acción. 

Lo decisivo para caracterizar como volitiva una acción dada es que la decisión tomada se haya cumplido
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El hombre no posee por naturaleza la fuerza de voluntad. La destreza y la capacidad para elegir un objetivo, tomar resoluciones acertadas y cumplirlas, para llevar hasta el fin la empresa iniciada, son fruto del saber, de la experiencia, de la educación y de la autoformación.

viernes, 6 de abril de 2018

La Ternura Humana


Si algún elemento da belleza y sentido a la vida, ese es, sin duda, la ternura. La ternura es la expresión más serena, bella y firme del amor. Es el respeto, el reconocimiento y el cariño expresado en la caricia, en el detalle sutil, en el regalo inesperado, en la mirada cómplice o en el abrazo entregado y sincero. Gracias a la ternura, las relaciones afectivas crean las raíces del vínculo, del respeto, de la consideración y del verdadero amor. Sin ternura es difícil que prospere la relación de pareja. Pero además es gracias a la ternura que nuestros hijos reciben también un sostén emocional fundamental para su desarrollo como futuras personas.
Parece ser que los recuerdos que más nos acompañan en los últimos momentos instantes de nuestra vida no tienen que ver con momentos de triunfo o de éxito, sino con experiencias donde lo que acontece es un encuentro profundo con un ser amado, un momento de intimidad cargado de significado: palabras de gratitud, caricias, miradas, un adiós, un reencuentro, un gracias, un perdón, un te quiero. Son esos instantes los que al parecer quedan grabados en la memoria gracias a la luz de la ternura que revela la excelencia del ser humano a través del cuidado y el afecto.
Paradójico, la ternura no es blanda, sino fuerte, firme y audaz, porque se muestra sin barreras, sin miedo. Es más, no sólo la ternura puede leerse como un acto de coraje, sino también de voluntad de mantener y reforzar el vínculo de una relación. La ternura hace fuerte el amor y enciende la chispa de la alegría en la adversidad. Gracias a ella, toda relación deviene más profunda y duradera porque su expresión no es más que un síntoma del deseo de que el otro esté bien. La ternura encuentra también un espacio para desarrollar su extraordinario valor en los momentos difíciles.
Expresar el afecto, saber escuchar, hacerse cargo de los problemas del otro, comprender, acariciar, cultivar el detalle, acompañar, estar física y anímica en el momento adecuado…, son actos de entrega cargados de significado. Y es que en el amor no hay nada pequeño.
Esperar las grandes ocasiones para expresar la ternura nos lleva a perder las mejores oportunidades que nos brinda lo cotidiano para hacer saber al ser amado cuán importante es para nosotros su existencia, su presencia, su compañía. Nadie puede vivir sin ella porque la vida sería muy difícil si faltara.
Una palabra que va directa al corazón, pues evoca los momentos en los que nos encontramos maravillosamente bien, distendidos, confiados y gozosos de amar y ser amados…Una palabra que sintetiza afecto, calor, dulzura y consuelo. Es la ternura de los padres para con los hijos, de la esposa respecto a su esposo, de los hermanos y hermanas, de los amigos…
Una palabra de la que se tiene a veces miedo, pues no se conoce cuál será la reacción del otro. Hay gente tan especial que se mofa de quien posee este don magnífico de la ternura, pero le llaman sentimental y romántico con sentido despreciativo.
La ternura es un valor tan necesario en nuestra vida como el aire o el alimento. Se alimenta de cosas pequeñas que brotan del corazón: una mirada, una mano, una sonrisa, un gesto, una palabra, un estímulo, un aliento…
Un valor casi imposible de traducir si se tiene la cabeza vacía y el corazón de piedra, si alguien se deja llevar de la molicie o de la pasividad, si se es tan sólo un fuego artificial epidérmico o un momento fugitivo…Una puerta abierta a los sufrimientos más íntimos, más secretos, más recónditos, aquellos que apenas nos atrevemos a balbucir…Una alegría, creación duradera de un amor que crece, de una amistad que se construye…
La ternura, ¿es un riesgo que hay que correr? Sí, el riesgo de la gratuidad. La ternura es un producto raro. Sin embargo, sin ella, el hombre y la mujer no llegan a ser verdaderamente seres humanos. Pero la ternura es a menudo desacreditada ya que se confunde con estados que no son ella. Siempre es peyorativo que alguien es “tierno”. La ternura se confunde con la sensiblería y el sentimentalismo. Es un error, pues la ternura no tiene nada de amaneramiento.
Cuando los fortalezas se derrumban, vamos hacia el otro y tenemos al mismo tiempo miedo de él o de ella por el riesgo de representar un papel que se le asigna. Ante todo esto, tenemos medios para defendernos y neutralizar los ataques de gente desaprensiva. Con ellos la ternura sobra. La ternura aparece cuando nuestras relaciones humanas dejan de ser utilitarias, cuando no esperamos necesariamente algo de los otros. Comienza con el respeto y el reconocimiento de su libertad.
Ella está en la base de una alegría rara pero única: la que se experimenta cuando se da sin esperar inmediatamente nada a cambio.
Es verdad que el amor todo lo vence… es a través de la ternura.

Delirios De Grandeza



Se puede definir delirio de grandeza como una serie de pensamientos, ideas y creencias incongruentes e irreales, en donde una persona se considera especial, superior, más grande y mas importante, que las demás, sin importar su clase social, genero, religión, raza, nacionalidad, edad, profesión, etc.

El delirio de grandeza también es conocido como megalomanía y es una idea y un comportamiento de grandiosidad, una falta de empatía y una necesidad de admiración exagerada, que puede venir acompañada de uno o varios trastornos mentales.

Algunas características de la persona con delirios de grandeza son las siguientes:
Se consideran muy importantes y creen que los demás de igual manera así los ven.

Exageran sus logros y capacidades, esperando ser reconocidos como superiores, se ocupan demasiado en fantasías de ilimitado poder, éxito, belleza, brillantez, etc., exigen excesivamente la admiración de los demás, se muestran en ocasiones arrogantes y soberbios (as), son pretenciosos (as) exigen trato especial y que se cumplan sus deseos, tienden a sacar provecho de los demás y no son empáticos.

Padecen de una vanidad exagerada, pueden llegar a creer que tienen poderes divinos o cierta belleza o inteligencia que nadie más posee. 

Por lo tanto son personas que viven fuera de la realidad.

¿Porque se considera delirio?
Porque es una creencia que no existe, es una ilusión, no es real, solo está en la mente de la persona con delirio de grandeza, en donde se aparenta una alta autoestima que no existe, el sujeto utiliza una máscara de grandeza para sentirse importante.

La persona que tiene un delirio de grandeza o megalomanía está dominada por una idea fija, que es la superioridad, sobrevalora sus capacidades y exagera sus  logros, niega totalmente sus defectos e incapacidades, ya que se considera perfecto y de conducta intachable, se ofende enormemente ante una contradicción, un desaire, un reclamo o un regaño.

¿Qué esconde el delirio de grandeza?
Las personas con delirio de grandeza o megalomanía tienen una autoestima muy frágil, aunque parezca lo contrario. Demuestran seguridad y sana autoestima, pero es una máscara que sirve para ocultar un complejo de inferioridad y una autoestima bastante deteriorada.

Tienen una autoestima muy vulnerable en donde a pesar de las apariencias una crítica los lleva a una fuerte frustración y sentimiento de humillación, pueden llegar a obsesionarse con la crítica y atacar al otro, ya que lo que les interesa es la imagen que proyectan hacia el exterior.

Más que buscar ser el centro de atención buscan ser el centro de admiración, buscan que los demás los atiendan como verdaderos reyes, se sienten fuera de serie, consideran que son demasiado importantes en lo que son, lo que hacen y lo que viven.

Las relaciones amorosas se dan solo cuando la otra parte esta dispuesta a cumplir sus caprichos narcisistas y les adoran, no le dan importancia a las necesidades y deseos de su pareja, a menudo son desdeñosos e impacientes con los demás cuando les comentan  sus problemas, sueños, logros, ambiciones o preocupaciones, menosprecian los logros, los problemas y los sentimientos de otros, creyendo que solo ellos importan, son egocéntricos.


Universos Paralelos


La verdadera diferencia entre los relatos bíblicos y un estudio científico de los orígenes del universo no consiste tanto en el método empleado como en las preguntas planteadas. 

Los físicos y los biólogos de nuestro tiempo se interesan ante todo por los mecanismos mediante los cuales el mundo y la vida han sido formados y que les permiten continuar funcionando. 

Los autores bíblicos tenían una preocupación distinta: querían expresar la continuidad entre la historia de Israel con su Dios, por un lado, y la humanidad y el universo en su conjunto por otra. Querían dar a comprender que su Dios era realmente universal, implicado a fondo en la existencia y la suerte de todo lo que existe.

Además, querían mostrar cómo el mundo tal como lo conocemos fluye de la identidad de ese Dios. ¿Qué es lo que forma parte de esos rasgos esenciales como creado por Dios y, contrariamente, lo que no está en conformidad con su estado de creación divina? 

Comprender nuestros orígenes de esta manera es encontrar las bases que nos permiten vivir como es preciso. 

La preocupación de los autores bíblicos es de esta manera todo salvo teórico. Su búsqueda forma parte de lo que la Biblia llama la sabiduría, la tentativa de llevar una existencia en armonía con lo real.

Ver en los relatos bíblicos de la creación una alternativa a las teorías científicas o una película sobre «cómo era realmente», sería estar condenado a la decepción. 

Si por el contrario intentamos comprender el significado de nuestra existencia, podremos encontrar en dichos textos intuiciones que nos ayudarán a avanzar. 

Si todo procede en definitiva de Dios, la relación con él da la llave para situarnos en una vida que tiene verdaderamente sentido.



Nuestra Mente No Decae


Resulta habitual pensar que todas las capacidades humanas decaen con la edad pasada la treintena, y que la inteligencia no es una excepción a esta regla. Sin embargo, parece ser que esto no es del todo cierto y no siempre ocurre con todas las habilidades cognitivas por igual. 

Podemos creer esto, entre otras cosas, porque un equipo de investigadores ha encontrado indicios de que ciertos aspectos de la inteligencia llegan a su apogeo una vez pasada la juventud, mientras que otras lo hacen mucho antes, alrededor de los 20 años.

A pesar de que todos tendemos a asociar el concepto "inteligencia" al conjunto de habilidades que se ponen en práctica a la hora de completar los famosos test de CI, cada vez se encuentran más capas matices en lo que podría parecer una definición rígida y monolítica. Se ha hablado, por ejemplo, de inteligencia emocional e inteligencias múltiples, concepciones de inteligencia que van mucho más allá de lo que se mide a través de las clásicas hojas en las que hay que apuntar la respuesta correcta. Uno de estos quiebros interesantes en la idea de intelecto se ha dado con la propuesta de dos clases de habilidades cognitivas: las que dan forma a la inteligencia fluida y la inteligencia cristalizada.

Estas diferentes formas de clasificar los tipos de inteligencia no es gratuita: son modelos teóricos que intentan explicar procesos profundos que ocurren en nuestro cerebro y, por lo tanto, nuestra manera de pensar. Por eso resulta interesante cuando se encuentran pruebas de que diferentes tipos de inteligencia evolucionan de forma distinta. En este sentido, un artículo publicado en la Journal of Applied Psychology apunta que, mientras que la inteligencia fluida (es decir, la que va asociada a la resolución exitosa de problemas nuevos) empieza a decaer en la tercera década de vida, la inteligencia cristalizada, relacionada con la gestión de lo ya aprendido, sigue mejorando con la edad hasta que se llega, en algunos casos, a los 70 años o más.

Después de analizar los datos recogidos, los investigadores vieron que las personas de mayor edad mostraron puntuaciones en inteligencia fluida significativamente más bajas que las de las personas de menos de 30 años, especialmente pasada la cincuentena. Sin embargo, en las tareas de habilidad verbal asociadas a la inteligencia cristalizada la tendencia se invertía: la media de puntuaciones que correspondía al grupo de mayor edad era más alta.

Aunque este no es el único estudio que describe estas tendencias en la evolución de estos tipos de inteligencia, sí es uno de los pocos que se centra en el contexto profesional. Investigaciones en esta línea podrían ser útiles a la hora de saber qué tipo de tareas son más fáciles de resolver en una u otra franja de edad, con resultados beneficiosos tanto para la persona como para el grupo de trabajo en el que se encuentra.

Desde luego, ambos tipos de inteligencia decaen con la edad, lo que ocurre es que lo hacen de manera distinta y a partir de un momento de madurez diferente. 

Tiene sentido que sea así. La inteligencia fluida es especialmente útil para adaptarse a entornos relativamente nuevos a los que no se está muy adaptado y que aún puede ocasionar imprevistos dada la poca experiencia del individuo. La inteligencia cristalizada, sin embargo, tiene una aplicación más conservadora, ligada a la resolución de problemas a partir de lo que ya se sabe. 


Estos dos tipos de habilidades se despliegan en etapas diferentes, y nuestro cerebro parece ser capaz de adaptarse a estas etapas ajustándose a lo que se espera de él. 

De algún modo, parece como si la evolución aspirara a hacernos tan sabios como ella.

Comportamiento Humano

El comportamiento humano es el conjunto de actos exhibidos por el ser humano y está determinado por absolutamente todo el entorno en que se vive; tiene influencias más sociales.

El comportamiento humano desde los inicios de su historia se ha tratado de estudiar y comprender, esto para tratar de aprovechar sus características en el desarrollo de actividades o mejorarlo para permitirle al mismo vivir de una mejor manera, ya sea observando sus fortalezas, mejorando esos aspectos y tratar de disminuir las debilidades aumentando la atención en los puntos en los que generalmente el ser humano suele fallar.

Muchos consideran el comportamiento humano algo muy complicado, sin embargo no lo es, puesto que desde sus inicios el ser humano ha demostrado su interés de aprender sobre lo que lo rodea y aprovecharlo para su beneficio y comodidad, si bien el ser humano es curioso, también es creativo, al inventar toda una serie de formas para comunicarse, desde el [lenguaje] por señas, el escrito, incluso el oral, entre otras muchas más cosas que ayudaron a facilitar la vida del ser humano, así como su supervivencia. 

Otro aspecto importante sobre la forma de ser de las personas es el hecho de la manera en la que éstas aprenden; siendo esto la imitación, este recurso es muy utilizado por el ser humano desde la antigüedad, evidentes ejemplos de esto es el hecho de que mediante la copia o imitación se aprende a hablar o caminar. 

Algunos de los inventos se basan en la imitación de la naturaleza como lo es el caso de los aviones, imitando la anatomía de las aves o el del helicóptero, siendo muy parecido a las libélulas. El aspecto del comportamiento, en el cual las personas deben poner atención, es el hecho que la imitación está presente y posee mucha relevancia ya que desde la infancia se fomenta el imitar como una manera de aprender, así se aprende a hablar, caminar entre otras cosas; de esta manera muchos prácticamente adoptan la personalidad de otra persona, por lo cual las personas deben tener cuidado en su forma de actuar, ya que aquellos quienes tienden a copiar lo que ven son los infantes que siempre tienen en mente ser como su “héroe” es decir a quien admiran.

En primera instancia, se tiene a los padres o tutores encargados de los infantes como figura, de los cuales, en sus primeros pasos tendrán como ejemplo durante esta etapa. El comportamiento humano de los infantes, es en su mayoría, el reflejo de lo que observa y oye en su entorno, como su hogar, la escuela o los lugares a los que normalmente concurre, así como de las personas de las que se rodea, padres, hermanos, familia en general, maestros, compañeros, etc.

Cuando el infante empieza a dejar la infancia para convertirse en preadolescente, empezaran cambios físicos y psicológicos, que drásticamente irán en torno a su comportamiento humano, ya que la etapa de cambio, genera la entrada a un nuevo modo de pensar, se viven situaciones muy diferentes que en los primeros años de vida.

El comportamiento de la persona (así como de otros organismos e incluso mecanismos), cae dentro del rango de lo que es visto como lo común, lo inusual, lo aceptable y por fuera de los límites aceptables. 

En sociología el comportamiento es considerado como vacío de significado, no dirigido a otro sujeto y por lo tanto una acción esencialmente humana. 

El comportamiento humano no puede confundirse con el comportamiento social que es una acción más desarrollada y que está dirigido a otro sujeto. La aceptación del comportamiento es relativamente evaluada por la norma social y regulada por diferentes medios de control social.

El comportamiento de la gente es estudiado por las disciplinas académicas de la psicología, la sociología, la economía, la antropología, la criminología y sus diferentes ramas
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Relación con su entorno: el hábitat del hombre no adaptación sino transformación.

El animal está vinculado a su entorno. Entorno en el que encuentra satisfacción a sus estímulos y eso le basta. Es verdad que el hombre también busca la satisfacción de sus instintos pero, al mismo tiempo, se hace cargo de mucho más, conoce otras muchas realidades y se interesa por ellas aunque no le sean útiles ni le proporcionen una satisfacción.

Para la ardilla no existe la hormiga que sube por el mismo árbol. Para el hombre no solo existen ambas sino también las lejanas montañas y las estrellas, cosa que desde el punto de vista biológico es totalmente superfluo.

El animal capta y conoce una parte del mundo lo que necesita del mundo, y eso es para él "Todo el mundo". El hombre está abierto a todo el mundo, o mejor, a todo el ser.