sábado, 4 de agosto de 2018

Las Cosas Sin Terminar


Dejar las cosas sin terminar va más allá de un simple descuido o de una ligereza sin importancia. Desde el punto de vista psicológico, esto constituye un síntoma que no se debe pasar por alto. Particularmente en los casos en los que no se trata de algo ocasional, sino sistemático.

Al dejar las cosas sin terminar vamos acumulando angustia. Cada tarea o compromiso que se deja a medias es un ciclo que queda abierto. Y en tanto queda abierto, sigue gravitando sobre tu vida, aunque no te des cuenta de ello. Sientes el peso emocional del desorden, aunque no lo percibas concretamente. 

Experimentas también la angustia sorda que se presenta súbitamente, con frecuencia. Te llenas de malestar, en una palabra.

“Nada cansa más que el recordatorio constante de la tarea sin terminar”.
-William James-

En nuestras vidas hay grandes y pequeños objetivos, así como grandes y pequeñas tareas. Lo que ocurre en quienes optan por dejar las cosas sin terminar es una ruptura entre objetivos y tareas. Se tiene el propósito de hacer algo, pero este no llega a convertirse en una acción concreta para lograrlo.

Como vemos, dejar las cosas sin terminar da origen a múltiples consecuencias negativas. Básicamente, introduce una sensación de angustia que puede tornarse creciente e invasiva. También, por supuesto, termina incidiendo en la autoestima y la autovaloración.

Dejar las cosas sin terminar es un problema que se debe resolver en dos niveles. El primero de ellos tiene que ver con la ruptura del hábito. Esto comienza siendo un acto más o menos inconsciente y termina convirtiéndose en costumbre.

Lo que se debe hacer es llevar a cabo tres acciones básicas. Lo primero es hacer una planificación realista, fijándonos objetivos que sean verdaderamente alcanzables. Lo segundo es dividir las tareas en pasos y llevar a cabo uno. Lo tercero es aprender a introducir pausas activas. Esto es, momentos de descanso limitados para recuperar fuerzas y seguir adelante.


El Mimetismo De La Mediocridad

Mientras que unas personas ven oportunidades, otras, ante la misma realidad, solo ven obstáculos. Mientras unas personas ven potencial de crecimiento y riqueza, otros solo ven pérdida potencial. Mientras unas personas se centran en el beneficio y el logro, otros solo ven los riesgos.

Todos somos conscientes de que algunas personas son optimistas y otras son pesimistas, pero de lo que no somos conscientes la mayoría de las veces, es de las consecuencias que tiene nuestra mentalidad y nuestra percepción sobre el mundo. Tener mentalidad de éxito o mentalidad mediocre determina lo que obtenemos en la vida.

Es un tipo de persona que tiende a no responsabilizarse de los resultados de su vida. Tiende a pensar que todo depende de los demás, del entorno, de la situación económica, etc.

Son personas que esperan el fracaso, no tienen confianza en si mismos ni en su capacidad. Constantemente piensan en los obstáculos y se obsesionan con la probabilidad de error, por lo que no están dispuestos a arriesgar. Y si no hay riesgo no hay recompensa. Esperan poco y por lo tanto obtienen poco. 

Armándose de excusas, afirman estar esperando su oportunidad, siempre investigando, esperando, preparándose… Pero en realidad su miedo al riesgo les hace procrastinar y procrastinar hasta que la oportunidad desaparece porque otra persona con menos miedo, mientras la mayoría está esperando una oportunidad, se arriesga, y gana.

Las pocas personas que se arriesgan y triunfan, lo hacen porque se responsabilizan de su propia vida y de sus logros. Son personas que saben que lo que hagan va a funcionar porque ellos harán que funcione. Saben que los resultados no dependen de los demás, del entorno no de la crisis, si no que dependen de si mismo. Confían en su capacidad y no temen a encontrarse obstáculos y circunstancias desfavorables, ya que se saben capaces de sortearlos. Son personas dispuestas a arriesgar porque si las cosas no salen bien, siempre podrán recuperarse.

Las personas que consiguen el éxito, que triunfan en la vida, se centran en lo que quieren, en cambio el resto, se centran en lo que no quieren. Por tanto los primeros, al centrarse en lo que quieren: el éxito, las oportunidades, la abundancia, la riqueza, etc. eso es precisamente lo que obtienen. 

Los demás, la inmensa mayoría, se centran en los miles de obstáculos que aparecen o pueden aparecer en su camino, de tal forma que esta obsesión les absorbe, dirige su pensamiento hacia problemas, no hacia soluciones, y les es imposible gestionar tal volumen de obstáculos. Es sencillo: aquello en lo que te enfocas, determina lo que te encuentras en tu vida. Si nos enfocamos en los problemas, serán los problemas los que protagonizarán nuestra vida.

Obtendremos mejores resultados si ponemos en práctica el optimismo, redefiniendo cualquier situación que los demás consideren un obstáculo como una oportunidad. Las personas negativas te aconsejarán que hagas lo contrario, precisamente por eso la mayoría de las personas no alcanzan el éxito. Céntrate en lo que tienes, no en lo que no tienes. Mientras los demás siguen preparándose y analizando la situación, tú alcanzarás el éxito. Reflexiona detenidamente ¿Tienes mentalidad de éxito o mentalidad mediocre?


Si no te conformas con dedicar tu vida a trabajar para pagar facturas, sal de la comodidad, haz cosas diferentes y lucha por conseguir metas valiosas y predeterminadas.

viernes, 3 de agosto de 2018

Pensamientos:


“El gran problema de la indiscreción es que no tiene vuelta atrás. Las palabras no se las lleva el viento, y lo dicho, aunque pidas disculpas, dicho queda. Cuesta ganarse la confianza de la gente, cuesta ser alguien en el que poder confiar, pero bastan unas solas palabras para echar por la borda toda la reputación. Una frase o una conducta imprudente acaban con todo y cambian la opinión que los demás tienen de ti”

“Ser prudente supone guardar confidencialidad con la información de otras personas, con la tuya propia o tener cuidado de no lastimar a otros con comentarios que puedan ser hirientes. Ser prudente es estar en tu sitio con discreción. La prudencia está estrecha y directamente relacionada con la capacidad de valorar las consecuencias de nuestros actos y comentarios. La persona que consigue comportarse con prudencia realiza un análisis del impacto que puede tener lo que diga o lo que haga. Por el contrario, la persona imprudente no mide, no evalúa, no tiene en cuenta las consecuencias de lo que comparte. Y esto hoy en día, con la exposición a la que estamos sometidos, es un peligro. Puede arruinar una idea profesional, dejarte en ridículo, perder un trabajo, perder amigos”

“La emoción de la ansiedad es una respuesta que todos llevamos en nuestro código genético. Todos, absolutamente todos, desencadenamos esta respuesta de lucha, huida o paralización ante lo que consideramos una amenaza. Existe una parte de la población que tiene una mayor vulnerabilidad a sufrir ansiedad, pero todos podemos aprender a gestionarla. Una de las claves para tener la ansiedad a raya está en aquello a lo que otorgamos poder de amenaza.
Nuestro cuerpo diseñó la respuesta de ansiedad para ponernos a salvo de peligros reales, peligros que amenazaban nuestra integridad y nuestra vida. Por ello, ante la interpretación de un peligro, real o infundado, nuestro cuerpo se agita de una forma tremendamente incómoda, altera el pulso, acelera el corazón, libera adrenalina, nos da vigorosidad, ganas de correr, palidecemos, nos entran ganas de hacer pipí, sentimos que nos falta el aire o se nos cierra el estómago. La reacción está justificada en el caso de tener que poner a salvo nuestra vida. Pero la reacción no está justificada cuando la amenaza es perder a la pareja, fantasear con la idea de que nuestros hijos tendrán un accidente en el autobús escolar, la idea de poder enfermar en un futuro y tener un cáncer galopante, de perder el trabajo o no encontrarlo. Hemos terminando mal utilizando un recurso que nos ponía a salvo. Ahora lo desencadenamos ante situaciones incómodas, que generan incertidumbre, pero que requieren otro tipo de soluciones, no la de alterarse”

“Dícese de la persona virtuosa aquella “que practica la virtud y obra según ella”. Las personas con virtudes son personas de valores. La palabra virtud está vinculada a la bondad y con la disposición a hacer el bien. Si desligamos el concepto del aspecto religioso, virtud está relacionada con el término de fuerza y de valor, con la capacidad para hacer algo. La virtud puede ser un aspecto intelectual, más relacionado con la inteligencia y las habilidades, o moral, más relacionado con el bien y el mal.

Virtudes hay cientos de ellas. Pero, ¿cuáles son aquellas que nos facilitan una vida plena? Entendiendo por vida plena esa vida que uno elige, disfruta y con la que tiene la sensación de que está teniendo una vida que merece la pena vivirse”

¿Cómo Está Viviendo La Vida?

El hacerse esta pregunta es muy importante porque es esta respuesta que va determinar si usted está viviendo su vida cómo usted fue destinado a vivir y si sus decisiones van con la esencia de quien usted realmente es.

Entonces, ¿cuál es su definición de vivir la vida? Una cosa que uno tiene que tener en mente es que la definición de vivir la vida para todo el mundo es diferente. Para algunas personas el vivir la vida puede significar el salir todos los fines de semana a bailar y beber, mientras para otros no. Lo que puede ser divertido para usted no lo es necesariamente para otra persona y no hay nada de malo con esto. Por ejemplo, yo siento que estoy viviendo mi vida cuando escribo porque esta es mi manera de conectarme con todos ustedes. 

Siento que estoy viviendo cuando doy un discurso en frente de muchas personas (esto me hace sentir tan bien) y cuando visito nuevos lugares y hasta cuando estoy comiendo una sopa de pollo. (Sí, dije esta última oración porque me gusta y disfruto la buena comida).

Entonces no hay una respuesta buena o mala a esta pregunta porque todos nosotros somos tan únicos y diferentes. La única respuesta mala o buena es sólo según su verdadera esencia, en otras palabras, si usted no está viviendo de la manera que va con quien usted realmente es.

Para poder responder a esta pregunta, pregúntese qué es lo que a usted realmente le gusta. ¿Qué lo emociona? ¿Qué es lo que lo hace sentir vivo? ¿Cuáles son los momentos más felices que usted vivió en su vida? ¿Qué es lo que su alma quiere? El responder a estas preguntas le revelaran mucho sobre quien usted es y su definición de lo que es el vivir la vida, en que invertir su dinero, su tiempo y su energía y usted va a estar en el camino rápido hacia la felicidad.

El saber su definición de lo que es el vivir la vida va a contribuir a acciones que usted va a tomar que lo llevará a la felicidad lo cual eventualmente lo llevará a su bienestar general. Si usted no sabe lo que lo hace feliz (o sea, su definición de vivir la vida, no la definición de otra persona), no hay manera de alcanzar ese bienestar que tanto anhela. 

Por lo tanto, considere el hacerse esta pregunta cuando usted quiera aprender más sobre usted mismo.


Dimensiones Humanas

El hábito de la renovación personal.
 Desafilada por el uso, la cuchilla de una sierra no puede cortar más madera. La cuchilla no está en la condición adecuada para serruchar efectivamente. Para funcionar en forma efectiva, la gente necesita Afilar la Sierra. En otras palabras, necesita preservarse y mejorarse. La clave para afilar la sierra es trabajar regular y consistentemente en las cuatro dimensiones del ser humano: física, social/emocional, mental y espiritual. 

Los cuerpos y las mentes ejercitados periódicamente están preparados para llevar a cabo esfuerzos. La conciencia, cuando se le escucha y se le sigue consistentemente, se vuelve sumamente sensible. Las relaciones, cuando se las atiende con lealtad, crecen. Cuando las personas equilibran y afilan las cuatro dimensiones, mejoran su efectividad en todos los hábitos. Al hacerlo, crecen, cambian y mejoran.

Dimensión Física: supone cuidar efectivamente nuestro cuerpo físico, comer el tipo correcto de alimentos, descansar lo suficiente y hacer ejercicio con regularidad. No se necesita ningún equipo especial. Si uno quiere acudir a un gimnasio o a un club para usar ciertos equipos o disfrutar de ciertos deportes, esas son posibilidades adicionales, pero no necesarias para afilar la sierra.

Dimensión Espiritual: es nuestro núcleo, nuestro centro, el compromiso con nuestro sistema de valores, un área muy privada de la vida, de importancia suprema. Algunos obtienen una renovación en la gran literatura o la gran música. Otros la encuentran en una lectura cotidiana de las Escrituras, y otros con solo estar con la naturaleza.

Dimensión mental: en gran parte, nuestro desarrollo mental y nuestra disciplina para el estudio provienen de la educación formal. Pero en cuanto nos libramos de la disciplina exterior de la escuela, muchos dejamos que nuestra mente se atrofie. Abandonamos la lectura seria, no exploramos con profundidad temas nuevos que no se refieren a nuestro campo de acción, dejamos de pensar analíticamente y de escribir. En lugar de ello, pasamos el tiempo viendo la televisión.


Dimensión social/emocional: las dimensiones social y emocional están ligadas entre sí, porque nuestra vida emocional se desarrolla (primordialmente pero no exclusivamente) a partir de nuestras relaciones con los otros y en ellas se manifiesta.

Nuestra Dimensión

Mirar al cielo repleto de estrellas le mueve el piso a cualquier persona. Resulta prácticamente inevitable sentirse diminuto, a veces incluso insignificante, cuando pensamos en la magnitud del cosmos. Después de todo, comparados con la Tierra, no somos más que un simple punto; frente al Sol, la Tierra se convierte en un punto; y a nivel de la Vía Láctea, el Sol no es más que una entre miles de millones de estrellas.

Y esto no se detiene: nuestra galaxia simplemente es un minúsculo punto ante la magnificencia del universo conocido, e incluso el propio cosmos, que puede parecernos infinito, tranquilamente podría ser uno más entre incontables universos. Otra vez, nada más allá de un punto.

¿A veces te encuentras a ti mismo pensando en estos temas y en cómo la realidad logra, simultáneamente, ser tan maravillosa y atemorizante? Entonces déjame decirte que eres un mejor ser humano que aquellos que no sienten esta mezcla de temor y asombro, un sentimiento que podríamos denominar deslumbramiento. Las personas que experimentan este sentimiento generalmente son más educadas, generosas y dispuestas a colaborar con los demás.

Así lo afirma una investigación publicada recientemente en un periódico de la American Psychological Association. “Nuestra investigación indica que el sentimiento, aunque muchas veces efímero y difícil de describir, tiene una función social de vital importancia”, dice el líder del estudio, el profesor de psicología Paul Piff.

El investigador de la Universidad de California en Berkeley explica que, al reducir el énfasis del individuo en su propio ego, el sentimiento de deslumbramiento impulsa a las personas a apartarse del interés personal en nombre del bienestar de los demás. Piff y su equipo llegaron a esta conclusión tras someter a un grupo de voluntarios a diversas imágenes de la naturaleza y del planeta Tierra y, a continuación, aplicar cuestionarios para medir el comportamiento ético y la generosidad de los participantes.

Los investigadores notaron que aquellos que dijeron sentirse deslumbrados y temerosos eran éticamente más correctos que los que sentían orgullo. Y según Piff, parece que ese sentimiento positivo tiene una tendencia a esparcirse de forma natural entre la sociedad. “Cuando las personas experimentaban el deslumbramiento, realmente querían compartir la experiencia con otros individuos, lo que sugiere que el comportamiento tiene un componente particularmente viral”.

Personalmente es un sentimiento que, desde muy pequeño, me genera cierto confort y curiosidad. A veces, irónicamente a lo que concluye el estudio, me valgo de él como una válvula de escape para todos esos problemas que parecen irresolubles y que aquejan a nuestra sociedad.


Haz Que Las Cosas Sucedan


La gran mayoría de las personas se pasa el tiempo esperando una oportunidad, criticando lo mal que van las cosas o lo mal que lo hacen los demás, otros ni siquiera hacen nada. Pocos se dan cuenta de que cambiar la mayoría de las cosas está en sus manos y son menos aun los que se ponen en camino y hacen que las cosas sucedan.


Claro está que no es fácil, ni se ven resultados rápidos, se falla muchas veces, mucha gente te pone trabas, y casi siempre es sin recompensa. 

Al menos al final de tus días podrás decirte, “hice todo lo que estuvo en mi mano“. Basta de lamentarte, ponte a actuar.

jueves, 2 de agosto de 2018

Entre El Querer Y El Deber

Yo creo que libramos una lucha interior entre el deber ser y el querer ser. Es claro que el “deber ser” lo impone la cultura, la moral o la ética y que está dado desde el exterior. Como algo que hay que seguir muchas veces sin que medie la razón o la conciencia racional. Y del otro lado está el querer ser, como algo que opto desde mi interior, que parte del deseo y que algunas veces va en contra vía de lo esperado por el grupo social y que por supuesto el colectivo condena por salirse de lo ordenado por la norma.

Sin embargo hay ciertas cosas que naciendo desde el querer ser, pertenece a la propia capacidad de discernimiento y que hacen parte del libre albedrío. Y es ahí cuando se plantea la posibilidad y la capacidad de optar que tiene el ser humano, por ejemplo, por aquello que le hace más persona aunque no sea una decisión popular.

Lo ideal es encontrar un equilibrio entre el deber ser y el querer ser. Para que esta armonía nos permita vivir entre semejantes, respetando las normas y las reglas de juego, sin faltar a nuestro deseo e interés personal; sin sentir que nuestra dignidad está siendo vulnerada o peor aún confirmar que nuestros derechos o los de otros, están siendo pisoteados.

La propuesta consiste en desarrollar “nuestro buen gusto moral”, para de esta forma fortalecer nuestra capacidad de discernimiento y resolver los dilemas que plantea la vida, frente a decisiones morales, desde el deber ser versus el querer ser.

En nuestra vida cotidiana, con frecuencia nos vemos atrapados en medio de las siguientes afirmaciones: “yo debo llegar temprano a casa”, “yo debo pagar la tarjeta de crédito”, “yo debo estudiar inglés”, “yo debo llamar a…” “yo debo respetar la reputación de…” y este tipo de expresiones terminan por bloquear la acción, consiguiendo que no hagamos nada de lo dicho. Si lo explicáramos de manera psicológica, encontraríamos que el bloqueo se encuentra precisamente en la utilización de la palabra “debo”, como una orden que viene desde afuera.

Qué pasaría si empleáramos la expresión: “yo opto por estudiar”, “yo elijo llamar a”, “yo decido pagar la tarjeta de crédito”, “es mi decisión, llegar temprano a casa”; “yo respeto la reputación de…”esto automáticamente ubica el poder dentro de nosotros mismos.

Somos responsables de nuestros pensamientos, nuestras palabras y nuestros actos y cada acción humana puede ser filtrada por el tamiz maravilloso de la sensatez, que nos permite ser justos en la manera como nos relacionamos; entonces utilicemos sabiamente, este poder.

               

Del Dicho Al Hecho

Esta expresión, muy usada hoy en día, podría tener su origen en el latín (Loqui facile, praestari difficile/ Hablar es fácil, prestar difícil), como recoge Esteban de Terreros y Pando en Diccionario castellano con las voces de ciencias y artes y sus correspondientes en las tres lenguas francesa, latina e italiana (1787), y su significado se relaciona con las dificultades que surgen, prácticamente siempre, a la hora de poner en práctica cualquier acción que en la teoría sonaba sencilla y asequible.

Sobre esta idea gira también la explicación de este refrán que da Juan de Mal Lara en Philosofia vulgar (1568), y más concretamente en el epígrafe Los dichos en nos, los hechos en Dios. No obstante, la primera aparición escrita de este refrán data de 1549, cuando fue recogido por Pedro Vallés en Libro de refranes y sentencias de Mosén Pedro Vallés.

Ya fuera de su origen y significado, la popularidad de esta expresión queda también reflejada por su aparición en distintas obras de la literatura española. Quizá la más famosa corresponde a Miguel de Cervantes Saavedra, que lo utilizó doblemente en Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha, empleándolo primero en boca de Alonso Quijano para hablar con Sancho, y unos capítulos después como respuesta del escudero al hidalgo.

Por otra parte, también el refrán también se cita en la publicación anónima Diálogos de John Minsheu (1559) y en Peñas arriba (1884) de José María de Pereda.

Es un refrán popular que se refiere a la paradoja de que lo prometido no se corresponde con las acciones o camino que el individuo debe de seguir o cumplir para alcanzar su objetivo o lo ofrecido.

Como tal, es un proverbio de origen español pero muy popular y usado también en América.

Este refrán refleja que en ocasiones las palabras o promesas del individuo no son reflejadas en sus acciones, y es por ello que el hombre no debe confiar en las promesas que no pueden cumplirse. Por ejemplo: en las campañas políticas, que los políticos aprovechan para dar su mejor discurso prometiendo y ofreciendo cientos de beneficios al pueblo para captar las atenciones de los ciudadanos y asegurar su voto, pero que al pasar el tiempo las propuestas ofrecidas son diferentes a la realidad de los hechos.
   
En este sentido, dicho refrán refleja la discordancia entre las palabras y los hechos, y es por ello que es usado como advertencia para desconfiar de las palabras del otro, ya que es fácil hablar y prometer pero lo difícil es cumplir, y de ahí se observa la sinceridad y el compromiso del individuo en realizar o concluir lo propuesto.


Con respecto a este refrán, y no es menos cierto que desde el momento de prometer una acción pueden surgir contratiempos o dificultades que impide al individuo cumplir con sus promesas, supuesto que debe de ser ponderado al momento de usar este refrán en cualquier situación, por lo que a veces es aconsejable no decir nada hasta concretizar el objetivo. 

No Solo Ser También Parecer


Cuando el mundo es más importante que el propio Ser, se encuentra uno en la etapa de “pertenencia”.

Cuando el propio Ser es más importante que el mundo, se encuentra uno en la etapa del “éxtasis”.

En la primera etapa todo lo dicho es precedido por el “MI”, a todo lo hecho lo antecede el “YO” y todo impulso es generado por el deseo.

En la segunda etapa el silencio es más importante que las palabras, todo hecho es a demanda de la Conciencia y todo impulso es eliminado.

En una lucha desenfrenada contra el tiempo nos vamos vistiendo día a día con los tristes ropajes de la confusión. Somos como caminantes dormidos cuando el perfume de la duda nos impregna con su aroma. ¿Hacia dónde te diriges, tú, qué buscas desesperadamente sin encontrar?

En la actualidad es más importante hacerse acreedor de éxitos y logros a cambio de reconocimiento, que disfrutar de los beneficios de la atención consciente, a pesar de que este último resulta el único medio válido para recibir el regalo del presente. El ser humano utiliza medios abreviados para acceder a satisfacciones temporarias que, a pesar de su obstinada imagen contraria, no representan más que un oasis de felicidad en el desierto de la imaginación.


Apelemos a ser responsables de nosotros mismos, en pos de una auténtica comprensión en términos reales. ¿No es acaso un propósito digno de esta existencia el de colmarnos de comprensión para evolucionar en conciencia?

Compartir Con Los Demás

Estamos abocados a relacionarnos aunque, en ocasiones, nos gustaría desaparecer y estar solos fuera del mundo.

Necesitamos a los demás para subsistir, es nuestra naturaleza la que lo pide. 

Además es saludable. La Salud en realidad, engloba tres aspectos. Para realmente estar SANO necesitamos poseer SALUD FÍSICA, SALUD MENTAL Y SALUD SOCIAL.

Necesitamos de los demás, sólo en la relación con los  otros es dónde comenzamos a conocernos a nosotros mismos. Hemos de ser conscientes de los beneficios que nos aportan las relaciones sociales.

La vida actual nos empuja a ser cada vez más individuales, pero esto es un error. Nos marchitamos poco a poco, como las flores si no tiene humedad. Es urgente que recuperemos viejas costumbres como tirarse horas y horas hablando en un portal, como se hacía antes, sobre todo en los pueblos, donde aún perdura esa especie humana que sale a la calle a relacionarse con quién primero encontremos.

En las ciudades se ha perdido del todo, las personas van en el transporte colectivo como autómatas salidos de fábricas, esto no nos puede estar pasando. No podemos dejar que ocurra. Tenemos que hablar más en las familias, hablar más con nuestros amigos y conocidos, dejar los móviles a un lado y atender a las conversaciones.

Aunque las redes sociales son geniales para nuestra distracción y relacionarnos de una manera también diferente, no pueden sustituir al estar con gente. No pueden adueñarse de nuestro tiempo con la familia, no pueden acabar con nuestra vida social, sólo complementarla.

Necesitamos hablar y sentirnos escuchados, la prisa nos invade y dejamos a la gente con la palabra en la boca, o comunicándose con lo básico por falta de tiempo. Siempre es el tiempo, el tiempo…pero no se puede perder más tiempo y actuar para seguir siendo los seres sociales que hemos sido siempre.

Nuestros abuelos lo saben, cuántas cosas nos han contado y gracias a ellas entendemos la vida y lo que  este vertiginoso cambio, está echando a perder. De esto somos responsables, tenemos que intentar que no se pierda, que sigamos socializándonos.

Todos los días, como tarea, vamos a  hablar con alguien, comunicarnos con,  al menos,  tres personas de diferentes ámbitos de nuestra vida. Salir a la calle sin un propósito, sino sólo ver a alguien conocido, o conocer a alguien nuevo.


Es una propuesta para seguir desarrollándonos como personas, necesitamos de los demás para seguir siendo nosotros mismos.

Comprender A Los Demás

Como personas, nada de lo humano nos es ajeno.
Contamos con ciertas características similares que condicionan nuestra existencia y relación con los demás en este mundo.

Sin embargo, y a pesar de que somos seres sociales por naturaleza, y que indispensablemente necesitamos de los demás para subsistir, cada uno de nosotros tiene -por decirlo de alguna manera- un elemento individualista que yace en la mente.

Se trata de nuestra visión o percepción de la realidad. A pesar de que todos percibimos el mundo a través de los mismos sentidos, es nuestro cerebro quien interpreta estás visiones o percepciones de la realidad y las convierte en algo tangible para nosotros.

Nuestra visión de la realidad está condicionada por la manera como interpretamos lo que ocurre a nuestro al rededor, “nuestra realidad se forma en nuestra mente”.

Está científicamente demostrado, que todo lo que vemos, sentimos y escuchamos, no representa un total de lo que verdaderamente es el mundo real. Con esto me refiero a que existen sonidos que no podemos escuchar, colores que no podemos ver… etc.

Esto nos lleva sin duda, a pensar, que cada uno de nosotros entonces, tendrá su propia representación (percepción) de la realidad en su mente, interpretando las situaciones de manera diferente, y prácticamente a nuestro modo.

Ésta es una de las causas principales de las discusiones y malentendidos en todo el mundo. Como todos nosotros percibimos de forma diferente nuestro entorno, lo que para algunos es bueno, para otros no tanto.

Nuestra percepción de la realidad, es lo que nos hace únicos con respecto a los demás. Es lo que nos diferencia. Es nuestra visión de la realidad lo que permite que no seamos un conjunto de robots creados en serie bajo reglas comportamentales simétricas y predefinidas.

Es humano, ver el mundo a nuestra manera. Y al ser personas, nada de esto nos es ajeno.

Es un error común entonces, pensar que todos deberíamos estar de acuerdo en determinado momento con ciertas ideas o formas de pensar. Es como esperar a que todos los planetas de muchos sistemas solares estén completamente alineados. A pesar de que es posible, quizás tome mucho tiempo, o resulte desgastante.

¿Por Qué Percibimos La Realidad A Nuestro Modo?

Cada quien tiene su propio rumbo, fruto de su pasado (su historia) y su presente.
Cada uno de nosotros percibe la realidad con base en la experiencia de toda su vida. Desde niños, cuando comenzamos a adquirir conocimientos, empezamos a forjar una visión propia de la realidad que vamos moldeando conforme crecemos y vivimos más experiencias.

Y al ser diferente la vida de cada uno de nosotros, lo es por consecuencia nuestra visión o percepción de la realidad.


Entonces podemos afirmar que sencillamente, es obligatorio deber comprender a los demás en vez de ir en contra de sus ideas.

Lo Que Tu Mente Imagina


¿Qué opinión tienes de tu mente?
En general no tiene muy buena fama, ¿verdad? A menudo la tratamos como a un enemigo. Como si fuera el origen de todos nuestros problemas.

Y en parte tenemos razón: es verdad que tenemos un problema con la mente. Se descontrola con mucha frecuencia, y empieza a hacer cosas sin aparente sentido.
Pero el problema no es ella, el problema somos nosotros. 

La mente es una herramienta fantástica, lo que pasa es que no la estamos usando correctamente.

Por esta razón, en este artículo me gustaría hablar de cómo funciona la mente exactamente, de por qué tiene esta tendencia a descontrolarse y de qué podemos hacer para evitarlo.

La mente es la herramienta que crea nuestra vida, y si queremos vivir de forma plena y satisfactoria, tenemos que entenderla bien y aprender a controlarla.

Normalmente no somos muy conscientes de este hecho, y este es uno de los motivos por los que hemos perdido el control de la mente. No vemos la conexión que existe entre nuestra mente y la realidad que vivimos, y creemos que son dos cosas separadas.

Pero si te fijas bien, verás que tu vida encaja perfectamente con el tipo de pensamientos que tienes habitualmente. Y no es casualidad: la mente crea la realidad.

El hecho de que la mente sea la herramienta que crea la realidad hace que tenga una característica muy particular: no se puede detener. La mente no se puede parar, porque si lo hiciera, la vida al completo se detendría.

Es importante tener esto en cuenta porque hay una tendencia bastante generalizada a afirmar que la mente debe detenerse. Que la mente es un obstáculo para ver la realidad profunda de las cosas, y que debemos hacerla callar. Muchas veces, se asocia el concepto de meditación con esto: acallar la mente.

Pues bien, esto no sólo no es posible, sino que además sería muy perjudicial. 

Querer acallar la mente completamente es como querer detener el corazón. Sin la mente no habría vida.

Dado que la mente no se puede detener, esto quiere decir que siempre está creando. Siempre.

Es importante dejar de ver este hecho como algo negativo, porque es todo lo contrario. Piensa que si tu mente se detuviera, tu vida se acabaría. Así que debemos dejar de obsesionarnos con la idea de detener la mente: es un esfuerzo completamente inútil, además de ser un auténtico intento de anularse a uno mismo.

En cambio, lo que sí merece nuestros esfuerzos es aprender a dirigir la mente. Debemos aprender a controlar nuestra mente para que cree lo que deseamos. Esta es la clave de una vida plena.

Y esta es también la clave del problema que tenemos con la mente.

Déjame que te haga una pregunta: cuando caminas, tú decides donde pones los pies, ¿verdad que sí? Y también sabes que en cualquier momento puedes parar tus piernas o cambiar la dirección que llevan, ¿verdad?

Ahora bien, ¿haces lo mismo con tu mente? ¿Escoges conscientemente qué quieres pensar en cada momento? ¿Eres consciente de que tienes el poder de cambiar el rumbo de tus pensamientos cuando quieras? ¿Usas este poder?
Lo más probable es que la respuesta sea “no”.

No estamos dirigiendo nuestra mente, este es el origen del problema. Por esta razón nuestra mente va divagando de una idea a otra sin aparente sentido. No hay nadie dirigiéndola, así que navega sin rumbo definido.


Mente Abierta


A todos nos gusta pensar que somos de mente abierta, pero ¿qué significa exactamente?

Significa ser receptivo a nuevas ideas y diferentes opiniones o puntos de vista. Desde luego que esto suena razonable, aunque el problema aparece cuando hay demasiadas opiniones y damos crédito a todas.

Tener una mentalidad abierta implica estar en disposición de escuchar las propuestas de los demás, incluso si van en contra de nuestro criterio. Lo siguiente es valorar estas opiniones y decidir si las consideramos acertadas y si podemos incorporar alguna a nuestra vida.

Las personas que no poseen apertura mental son poco o nada flexibles y les asusta demasiado el cambio, pues tienen miedo a lo desconocido. No tienen la habilidad para cambiar de opinión y aceptar las ideas de otros. En otras palabras, como popularmente se dice, son muy “cerrados”, o “estructurados”.

Si tenemos apertura mental ante todas las posibilidades, veremos que la vida es mucho más de lo que creemos y que las oportunidades realmente son abundantes en todos los sentidos.

Esto es lo que hacen diferente las personas con la mente abierta.

1. Se ponen a prueba
No es que les sea fácil, pero han encontrado los enormes beneficios de salir de su “zona segura”. Han visto que el mundo tiene muchos más colores y matices que las personas que se cierran a ver más allá de su zona de confort. Tienden a tener mejor perspectiva sobre las cosas, son más tolerantes y se sienten felices con todos los aprendizajes que les trae el ponerse a prueba.

2. Se cuestionan las cosas un poco más
 ¿Quién dijo que hay que aceptar las cosas tal como te las presentan? Si algo confunde o no encaja a las personas abiertas de mente, no dudan en cuestionarlo. Pero no lo hacen para buscar pelear o ganar a otro en un argumento, lo hacen para nutrirse de nuevas perspectivas y porque han conocido el valor de tener un pensamiento crítico y constructivo.

3. Piensan más allá de lo que tienen delante de ellos
Todos somos uno.
Han comprendido que todo está conectado, que las cosas naturalmente cambian y que tienen el poder de anticipar y pensar en el futuro, lo que les ayuda enormemente. Están dispuestas a aceptar el cambio y llevarse lo mejor que puedan de ellos.

4. No tienen miedo a equivocarse
No se puede arrestar una idea.
Las personas abiertas de mente conocen el valor de arriesgar de vez en cuando. Saben que cuando uno se pone demasiado auto-exigente o tiene demasiado miedo a cometer errores nunca hace nada. Por lo general son personas curiosas que quieren que las cosas sucedan en sus vidas, por lo que se arriesgan a vivirla.

5. Permiten que otras personas les sirvan de inspiración
La apertura mental está muy relacionada con la humildad, pues quien cree saberlo todo nunca podrá aprender de los demás y no será capaz de replantearse o cuestionar sus ideas o creencias. Las personas abiertas de mente se nutren de las experiencias de los demás y saben encontrar una enseñanza distinta en cada historia.

En resumen, las personas de mente abierta tienen más posibilidades de alcanzar todo su potencial en la vida porque se arriesgan, se atreven, exploran, no se quedan con la opción más fácil. Las personas con apertura mental son buscadores incansables, inconformistas en el buen sentido de la palabra y siempre están dispuestos a aprender de todos y de todo.


Son respetuosos con los demás y están abiertos al cambio y al crecimiento personal. No se aferran a sus creencias y son capaces de incorporar nuevas ideas a sus vidas y botar ideas viejas cuando ya no les hacen sentido.


Surgir De La Nada

Filosofía

Surgir De La Nada

Los tres filósofos de Mileto pensaban que tenía que haber una –y
quizás sólo una- materia primaria de la que estaba hecho todo lo
demás. ¿Pero cómo era posible que una materia se alterara de
repente para convertirse en algo completamente distinto? A este
problema lo podemos llamar problema del cambio.

Desde aproximadamente el año 500 a. de C. vivieron unos
filósofos en la colonia griega de Elea en el sur de Italia, y estos
eleatos se preocuparon por cuestiones de ese tipo.

El más conocido era Parménides (aprox. 510-470 a. de C).
Parménides pensaba que todo lo que hay ha existido siempre, lo
que era una idea muy corriente entre los griegos. Daban más o
menos por sentado que todo lo que existe en el mundo es eterno.

Nada puede surgir de la nada, pensaba Parménides. Y algo que
existe, tampoco se puede convertir en nada.
Pero Parménides fue más lejos que la mayoría. Pensaba que
ningún verdadero cambio era posible. No hay nada que se pueda
convertir en algo diferente a lo que es exactamente.

Desde luego que Parménides sabía que precisamente la
naturaleza muestra cambios constantes. Con los sentidos
observaba cómo cambiaban las cosas, pero esto no concordaba
con lo que le decía la razón.

No obstante, cuando se vio forzado a elegir entre fiarse de sus sentidos o de su razón, optó por la razón.

Conocemos la expresión: «Si no lo veo, no lo creo». Pero
Parménides no lo creía ni siquiera cuando lo veía. Pensaba que
los sentidos nos ofrecen una imagen errónea del mundo, una
imagen que no concuerda con la razón de los seres humanos.

Como filósofo, consideraba que era su obligación descubrir toda
clase de «ilusiones».

Esta fuerte fe en la razón humana se llama racionalismo.

Un racionalista es el que tiene una gran fe en la razón de las
personas como fuente de sus conocimientos sobre el mundo

Aprender Siempre

“Adquirir nuevos conocimientos es parte de la superación personal y profesional. Además, es una responsabilidad”

Durante toda la vida siempre se aprende algo nuevo. De hecho los expertos en el comportamiento humano, educativo y médico a través de los años mediante sus investigaciones se han preocupado por entender los procesos fisiológicos, psicológicos y sociales que intervienen en el aprendizaje, así como demostrar los beneficios de mantenerse activos en continua preparación.

El que diga que no puede adquirir otros conocimientos o que está muy viejo para ello está equivocado. Todas las personas tienen la oportunidad de aprender a través de todo tipo de experiencias, sea porque han buscado conscientemente hacerlo o porque las circunstancias y oportunidades llegaron a sus vidas fácilmente.

Asimismo, a muchos individuos que no solo se cultivan de los aspectos positivos de la vida, también les ha tocado reconocer que de los errores se logran cambios favorables para el propio ser, e incluso para quienes les rodea.

Las personas que no se actualizan y que consideran que no es necesaria la capacitación están, metafóricamente, muertas”, Verónica Villacís Plúa
Por eso, dice la psicóloga educativa Jenny Alvarado Pozo, el hombre no solo aprende con la experiencia, la lectura o la observación, sino con la práctica. Más aún si tiene una actitud de apertura para adquirir nuevos conocimientos que serán útiles para su vida e interacción, social y laboral.

Para la psicóloga clínica Verónica Villacís Plúa, todas las facetas de la vida son giros y resoluciones que implican modos de aprendizajes. A nivel profesional, sobre todo, es absolutamente indispensable nunca dejar de aprender, por eso hay que cultivarse, capacitarse, actualizarse, pero no solamente en el conocimiento específico de la profesión, sino en relación a otros saberes que le van a permitir a ese profesional tener una perspectiva interdisciplinaria o multidisciplinaria en lo que se ha denominado la sociedad del conocimiento.



Sentido De La Vida


Nos Preguntamos
Sentido De La Vida
El sentido de la vida constituye una cuestión filosófica sobre el objetivo y el significado de la vida, o de la existencia más en general. Este concepto se puede expresar a través de una variedad de preguntas, tales como ¿Por qué estamos aquí? o ¿Qué es la vida?.

Ha sido objeto de un gran estudio filosófico, científico, psicológico, teológico, e incluso literario a lo largo de la historia. Esta cuestión ha recibido un gran número de respuestas desde diferentes puntos de vista, junto con los orígenes culturales e ideológicos de cada civilización.

El sentido de la vida está profundamente mezclado con las concepciones filosóficas y religiosas de la existencia, la conciencia y la felicidad, y afecta a muchas otras cuestiones tales como el significado simbólico, la ontología, el valor, el propósito, la ética, el bien y el mal, el libre albedrío, las concepciones de Dios, la existencia de Dios, el alma y el más allá

También desde el Humanismo y la literatura son amplias las aportaciones y reflexiones sobre estas cuestiones, pero dejando de lado la visión religiosa de las mismas.

Las contribuciones científicas son más indirectas; mediante la descripción de los hechos empíricos sobre el universo, la ciencia ofrece un contexto y establece los parámetros para las conversaciones sobre temas relacionados. 

Una alternativa centrada en el ser humano en sí mismo, alejada de las concepciones religiosas o más globales, es la pregunta « ¿Cuál es el significado de mi vida?». El valor de la cuestión relativa a la finalidad de la vida puede coincidir con la consecución de la realidad última, o un sentimiento de unidad, o una sensación de lo sagrado. Aunque aquí volvemos al campo religioso. 

Sin embargo, esta reflexión ético-filosófica-religiosa puede llevar a la realización de la inutilidad misma de la vida o al menos de la reflexión sobre el sentido de ésta. 

Un buen ejemplo de este tipo de respuestas las encontramos entre los autores pertenecientes al Nihilismo, corriente que toma como base la negación de uno o más de los supuestos sentidos de la vida.



miércoles, 1 de agosto de 2018

Pensar En Positivo

Cuando nuestra mente está presente, podemos enfocarla en nuestro propio proceso de auto mejoramiento, pero ¿cómo puede ayudarnos?, fácil, vamos a empezar a trabajarlo por partes.

Todos hemos crecido en ambientes diferentes y, de forma inconsciente, estamos sometidos, constantemente, a información que nos hace enfocarnos en el lado “destructivo” de la vida. Y, como es lo que más recibimos, vemos que nuestras conversaciones con las personas se vuelven un campo fértil para hablar de los demás, quejarnos, sentir pesar, citar tragedias, en fin, de hablar de cosas que no podemos transformar. Y eso efectivamente influencia nuestro humor y nuestra energía.

Es nuestra decisión escoger con lo que queremos conectarnos.

Entre más personas conscientes de su propia vida y dispuestas a colaborar con lo mejor de sí, tenemos mejores resultados remodelando el mundo en que vivimos, construyendo todos los días con más asertividad e innovando para transformar lo que sea necesario.

Para esto vamos a seguir estos 4 pasos diariamente hasta integrarlos a nuestros hábitos:

Encontrar, por lo menos una vez al día, un lugar en el que admiremos todo lo que percibimos con nuestros sentidos, y nos sintamos tranquilos, y pensemos en todo lo constructivo que hemos vivido y cómo podemos integrarlo a nuestra vida, a nuestros proyectos.

Buscar fuentes de información constructiva para remplazar la información destructiva. Puede ser a través de internet, televisión, personas con las que interactuamos, etc. Por ejemplo, en vez de investigar sobre lo que le hace mal al cuerpo, buscar sobre lo que le hace bien.

Observar los pensamientos que surgen durante el día. Si generan preocupación, ansiedad o cualquier sensación destructiva vamos a buscar motivos constructivos personales para re significarlos. Por ejemplo, pienso que necesito dinero para pagar una cuenta, veo que puedo organizar una rifa, hacer un trabajo extra o vender algo que no me sirve y me doy cuenta de que puedo conseguir el dinero, entonces enfoco mis pensamientos en la acción que voy a tomar para conseguir la cantidad necesaria, puede ser que hasta consiga más.

Enfocar los pensamientos en nosotros mismos, y en los proyectos en los que estamos involucrados, pues es donde podemos efectivamente asumir la responsabilidad de la transformación. 

¿Para qué pensar en los motivos de otras personas, que son responsabilidad de ellas, si puedo estar usando ese tiempo para expandir mi consciencia y mejorarme? Pensemos en eso.

Elijo conectarme con lo que me ayuda a mejorarme para construir un mundo mejor con todos y todo a mí alrededor. 

Compartamos este método fácil con las personas que quieran recuperar su energía y sentirse animadas.


La Mejor Disposición


Si hoy tuviese que hacer algo por alguien prioritario en su vida, seguramente lo haría sin titubear, no habría nada, ni nadie más importante. Así somos los seres humanos con la gente que amamos, con la gente que nos interesa, con nuestra gente… siempre dispuestos a todo.

Elegir hacer algo en función de otros que nos son importantes y necesarios es una medida inteligente, nos hace sentir bien, nos permite participar  y nos permite crecer en todos los aspectos humanos, finalmente de eso se trata nuestra vida… de la gente que está en ella, de la gente que amamos, que nos es… prioritaria.

Y sucede con demasiada frecuencia que nos entregamos a esta noble causa y nos olvidamos de nosotros mismos, porque siempre sucede que se piensa mucho en los demás, en sus circunstancias y poco o nada en uno y las suyas,  pasamos horas resolviendo lo ajeno y minutos resolviendo lo propio… Y la bondad puede también resultar un fracaso una vez que se hace recuento.

Ayudar y ser bondadoso siempre será correcto, siempre será necesario y siempre sumará a nuestra vida… Y deberá valorarse la razón correcta por la que se entrega todo lo mejor de uno a otras personas. Se lo digo porque la ayuda, la bondad y el estar siempre dispuesto es también una elección que se toma, pero hay que hacerla en el sentido correcto… y el sentido correcto no es otro que el bienestar de la gente que amamos, que también será el nuestro.

Sin embargo, ocurre que en la entrega, se da hasta lo que no se tiene, o lo que se necesita, y no es que se deba dar lo que sobra sino que no se debe dar lo que va más allá de nosotros mismos. El dar nunca puede ir sujeto a nada que no sea el simple placer de compartir, lo demás es distorsionar la bondad, la ayuda y el motivo correcto de siempre estar dispuestos.

Porque nunca importa lo que demos, una vez que hemos elegido compartirlo será nuestro, pero también de otros, y quizá también deje de ser nuestro para siempre, porque de eso se trata cuando uno elige dar… darlo todo.

Y en ese darlo todo se nos olvida que también podemos irnos nosotros. Si aún no hemos aprendido a compartir…

No me dejará mentir… no existe una felicidad más grande que saber que todas las personas importantes para nosotros están bien, haciendo su vida, logrando y alcanzando su felicidad, evolucionando en sus implicaciones y cambiando conforme a sus necesidades… no existe nada más maravilloso que eso… saber que nadie nos necesita.

Eso hace que la vida fluya mejor, porque quien no nos necesita para amarnos sólo lo hace por eso… por amor, que cuando nos ayuda sólo lo hace por eso… por el placer que le causa, que cuando comparte algo con nosotros sólo lo hace por eso… porque considera que somos la gente correcta para compartir.

Por eso… hoy le invito a estar siempre dispuesto a todo por usted y para usted en primer lugar, porque no existe nadie más importante y prioritario en la vida que uno, y el que uno esté bien hace que los demás que nos son prioritarios también lo estén.

Debemos estar siempre dispuestos para uno mismo, para nuestras necesidades, no puede haber nadie en el mundo más importante que uno mismo porque estando uno bien es lo mejor que podemos darle a los demás, es la mejor manera de poder compartir y la única manera de poder ayudar a los demás. Créame, no existe nada más grande que poder estar dispuesto para otros con la certeza absoluta de que uno está siempre dispuesto para sí mismo. Porque nadie puede dar algo a  otro si uno no está bien.

No se deje engañar, las dependencias no son sinónimo de amor, ni mucho menos de aprecio, son simplemente el absoluto vacío del otro o de usted y esos vacíos… son infinitos. Las dependencias carecen de la libertad para ser quien se es y lo mejor que se pueda llegar a ser. A la gente se le quiere y se le necesita, pero no para que llenen espacios y sensaciones sino para compartir con ellas lo que somos.

Por eso no son las mejores compañías las personas que le necesitan para ser lo que no pueden ser sin usted, y tampoco es usted una buena compañía si no puede ser quien es sin ellos. Uno debe ser quien es sin importar la gente o las circunstancias
.
Por eso hay que estar bien con uno mismo y siempre dispuesto, para poder estar dispuesto para los demás con todo, no en mínimos, no porque se quiera o se necesite algo, sino simplemente porque compartir la vida con esa persona o esas personas hace de nuestra vida, una vida mejor.

Usted elige pero siempre será mejor saberse responsable y dueño de su propia vida, saber que uno puede y sabe cuidar de sí, protegerse, acompañarse, quererse, aprender de sí mismo, reconocer, rectificar y seguir… la valentía, la independencia y la autonomía siempre es más atractivo para el buen amor, para la buena ayuda y para el estar siempre dispuesto.


Piénselo, lo mejor que podemos dar es lo mejor de nosotros mismos, y para eso se necesita estar con uno mismo, compartir con uno, y pensar en uno, simplemente para ser mejor y ser la mejor persona con la que otros deseen compartir su vida. 

Haga también por usted lo que hace por aquellos que le son prioritarios y por aquellos a quienes ama, sólo hágalo y se dará cuenta de que puede dar más, compartir más y hacer que los otros y usted vivan mejor.

Ser Y Hacer


Culturalmente no has enseñado a pensar que primero hay que (TENER) para luego (HACER) y así poder (SER). Nos han dicho que primero hay que tener (dinero), para luego hacer (una acción) que definitivamente nos llevará a ser (más felices). En realidad es mucho más simple, hace no mucho, uno de mis cachees me comentaba que alguien muy cercano a él le decía que antes de soñar, primero tuviera (dinero) para poder crear un sueño, lo cual realmente me dejó pensando en qué es todo eso que nos han vendido y hemos comprado como una verdad absoluta, así tiene que ser... 

La mayoría la gente cree que si tiene cualquier cosa, puede definitivamente (hacer algo), lo que le concederá (ser alguien). En esta situación están invirtiendo el paradigma SER, HACER y TENER.

¿Cuántas veces has escuchado o dicho esto?

Cuando sea gerente, me comportaré de 'tal' manera.

Cuando tenga dinero, me tomaré unas buenas vacaciones.

Cuando tenga tiempo, aprenderé sobre algún tema.

Cuando pensamos de esa manera, convenciéndonos a nosotros mismos que la primera barrera a la cual nos enfrentamos es la falta de algo (tiempo, dinero, condición física, posición). El “TENER” no “PRODUCE” el “SER”, sino todo lo contrario.

Según Roberto Kiyosaki, la respuesta para alcanzar tus objetivos se basa en entender el significado de: SER + HACER + TENER. En donde TENER, se refiere a sueños, metas, deseos, HACER la acción que llevamos a cabo para lograr eso que queremos y SER quién estamos siendo ante ese sueño. Él dice que el gran tema de muchas personas es que una vez que tienen claro sus objetivos, el siguiente paso es hacer un listado de las acciones que deben seguir para conseguir, dejando de lado el principio, que es el SER. Siendo más claros, cuando alguien tiene como objetivo bajar de peso, lo primero que hace es crear un listado con lo que tienen que HACER para TENER un cuerpo delgado y sano. Esta lista implica cosas como llevar una alimentación adecuada, rutina de ejercicios, pasa que a las pocas semanas pueden caer en el incumplimiento y con el tiempo, simplemente, dejan de lado ese objetivo, reforzando la creencia limitante 'NO PUEDO LOGRAR MIS OBJETIVOS'. ¿Qué crees que pasó? Pasó que no tuvieron un objetivo claro, solamente tuvieron un listado de acciones que le permitirían conseguir un objetivo y se olvidaron por completo del SER; es decir, quién debe de ser para alcanzar ese objetivo. Una persona que no tiene una alimentación balanceada, nunca ha hecho ejercicio, bebe en exceso, lleva una vida sin disciplina, ¿crees que con solo un listado logrará su objetivo? resultada difícil que simplemente con una lista de acciones lo logre ya que no ha cuestionado como su SER puede no estar de acuerdo con lo que debe de HACER y esto lo aleja de TENER su objetivo.

Debemos comenzar por el SER, luego el HACER y más tarde TENDREMOS. Si tú quieres llegar a alcanzar una posición de gerencia en tu lugar de trabajo, debes primero trabajar en tu ser: ¿Cómo piensa un gerente? ¿Qué libros puedo leer que me ayudarán a pensar así? ¿Cómo se viste? ¿Cómo actúa? ¿A qué hora llega a la oficina?

Si quieres llegar a ser un gran vendedor y superar tus metas, puedes preguntarte cosas como ¿Cuáles son las características de un gran vendedor? ¿Cómo trata a la gente? ¿Cómo me puedo convertir en una persona atractiva para los demás? ¿Cómo hablar correctamente? Todas estas son preguntas enfocadas en el SER.

El SER es el paso más importante y hay que dedicar un buen tiempo en entender qué tipo de líder, gerente, padre o madre, esposo, hermano tenemos que convertirnos si aspiramos cumplir nuestras metas en esa área.

De ahora en adelante, te invito a que cuando pienses en tus sueños y metas, pregúntate: ¿En quién me tengo que convertir para lograr esto o aquello? Tómate un tiempo en enfocarte en el SER.

“De todos los conocimientos posibles, el más sabio y útil es conocerse a sí mismo”.
(William Shakespeare)


Emociones Que Perduran


Científicos descubren por qué unas emociones perduran más tiempo que otras.

La tristeza puede durar hasta 240 veces más que otras emociones como la vergüenza, sorpresa, enojo e, incluso, aburrimiento. Esto se debe a que la tristeza va de la mano con eventos de gran impacto, como la muerte de un ser querido, que requieren de tiempo para procesar y comprender, de acuerdo con científicos de la Universidad de Leuven en Bélgica.

Los investigadores Philippe Verduyn y Saskia Lavrijsen pidieron a 233 estudiantes de preparatoria monitorear sus episodios emocionales y reportar su duración. Los participantes también debieron responder preguntas acerca de las estrategias que utilizaron para enfrentar estos sentimientos.

Los resultados mostraron diferencias significantes en la duración de los diferentes episodios emocionales. De las 27 emociones evaluadas, la tristeza fue la más duradera. La sorpresa, vergüenza, miedo, desagrado, irritación y alivio a menudo ocurrían en un instante. Sorprendentemente, aunque el tiempo parezca pasar más lentamente al estar aburrido, este sentimiento también se experimenta durante periodos cortos.

Los científicos descubrieron que las emociones de corta duración suelen ser provocadas por eventos de relativamente poca importancia, mientras que las emociones duraderas tienden a ser causadas por eventos de fuertes implicaciones. Algunas de estas consecuencias únicamente se vuelven evidentes con el tiempo, lo que prolonga o refuerza la emoción.

Encontraron también que la duración sirve para diferenciar emociones similares. Por ejemplo, la culpa persiste mucho más tiempo que la vergüenza, y la ansiedad es más longeva que el miedo.

Su estudio ha sido publicado en la revista especializada Motivation and Emotion.