martes, 18 de diciembre de 2018

El Patriarcado Y La Violencia De Género

Hablar de las violencias de género es hablar de las formas sociales de relacionamiento, por lo tanto pensar en alternativas o soluciones sin comprender las características sociales que facilitan esas violencias es contradictorio y a la vez esas manifestaciones de rechazo a las violencias que padecen las mujeres se vuelven ineficaz.

Las violencias que los hombres ejercen contra las mujeres no existen porque sí, sino, que son el resultado de un intrincado sistema socio-cultural y político que diseñó el maltrato a las mujeres como forma social de ser y estar en sociedad.

Cuando la humanidad dejó de vivir en comunidad, conformó las sociedades y desde el inicio de ese modelo a las mujeres se les dio el rol que los hombres determinaron de acuerdo a la conveniencia para el sistema en ese momento, por ejemplo, los aristócratas no consideraron a las mujeres como poseedoras de sabiduría, por ello su papel fue el de cuidar del hogar y de esta manera facilitar el trabajo a los hombres. A las mujeres no se les permitía cuestionar las decisiones de los hombres, como mandato divino a las mujeres se les entregó la obligación de obedecer, nunca de mandar, y la historia oficial de la humanidad así lo válida, por ello en la cultura occidental María es la representación de la mujer perfecta, porque es virgen, sumisa y obediente.

Las violencias de género que padecen las mujeres están estrictamente relacionadas con la estructura social, y a partir de la configuración de las relaciones sociales se definen roles y funciones para las mujeres que traen inmersa esas violencias. Obligar a las mujeres a seguir el patrón de María es una muestra de esas violencias intrínsecas.

Las violencias de género generan en las mujeres miedo, angustia, dolor, tristeza, resentimiento, odios, baja autoestima, inseguridad, dependencia, inestabilidad emocional y depresión. La principal arma de defensa de las mujeres contra las violencias es el autoestima, su amor propio, es por eso que desde que nacemos se nos ataca el amor propio, cuando se nos educa para para obedecer al marido, para acogernos sin chistar a lo que Dios estableció para nosotras, porque es natural, porque las mujeres tienen que ser mujeres de puesto; se nos educa para ser idiotas al enseñarnos que nuestro valor está en nuestro cuerpo, en usarlo para satisfacer a nuestro marido, para ser madres o modelos. Se nos inculca la idea de que valemos como mujer en la medida en que no tengamos sexo porque debemos que ser castas y puras, esta creencia es una desventaja frente a los hombres dado que mientras ellos desde muy pequeños se masturban (proceso natural que les permite conocer su cuerpo), las mujeres crecemos con desconocimiento sobre nuestra corporeidad, ese desconocimiento sumado a las ideas de sumisión no nos permite ejercer autonomía sobre nuestro propio cuerpo y terminamos cediendo el control sobre nuestro propio cuerpo a la sociedad
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Aunque el género no nace con las personas si no que es una construcción social, que surge de símbolos y significantes sociales que determinan las interacciones de acuerdo al momento histórico, la sociedad insiste en hacernos creer que las características de obediencia, cuidado del otro y sumisión son naturales a las mujeres, y que resistirse a tener tales “virtudes” es lo anormal.

El concepto de género está ligado a la teoría de la discriminación deliberada y sistemática contra las mujeres. El género no tiene fundamento biológico (no es natural) ha sido construido culturalmente (constructo social), esta construcción privilegió a los hombres en detrimento de las mujeres. Es así como las instituciones sociales están al servicio de ese concepto desigual del género; en la escuela, en la familia y en la sociedad en general se asumió natural violentar a las mujeres.

En esta construcción desigual del concepto de género se fundamentan las relaciones sociales entre hombres y mujeres, y es allí donde recae el origen de las violencias que las mujeres padecen.

Normalmente se violenta a las mujeres de forma explícita a través de la violencia física, verbal y sexual, pero también están las violencias soterradas como la violencia psicológica, esta última forma no siempre es percibida por su víctima, y silenciosamente va acondicionando a las mujeres para que asuman las violencias hacía ellas como algo normal.

A las mujeres se les educa para que sean inseguras de sí mismas, pues se les enseña que necesitan un hombre que las defienda y cuide, socialmente a las mujeres solteras no se les da estatus, porque lo ideal es que las mujeres adultas tengan pareja, un hombre que las cuide y defienda, además tener un marido y conformar una familia debe ser la meta de las mujeres; se acostumbra a creer que las mujeres adultas que están solteras es porque tienen alguna deficiencia para sostener una relación.

A las niñas no se les educa para que sean independientes, para que deseen ser astronautas, crear empresas, ser presidentas de su país, o dueñas de la empresa más importante que pueda existir; sus roles están relacionados con la sumisión, porque socialmente ser sumisas es lo mejor que las mujeres pueden ser.

Las mujeres las violencias que éstas padecen, son producto de la concepción de mujer que la sociedad construyó. Los sujetos sociales comprenden las violencias contra las mujeres como una simbología constitutiva de su sociedad, por ello estas violencias se perpetúan y agudizan.

Esa consciencia que como individuo tengo de mi entorno ha sido entregada a mí a partir de las relaciones anteriores de la sociedad en la que me desenvuelvo, esas interacciones han permitido crear significados sobre determinadas acciones y esos significados a la vez han diseñado estímulos para mi acercamiento con esa realidad. 

Son esos sistemas de valores los que enseñan a los hombres a violentar y a las mujeres a que se consideren débiles. Maltratar a las mujeres es normal porque siempre ha sido así.


Para cambiar las prácticas de violencias contra las mujeres es necesario cambiar los códigos sociales que posibilitan esas violencias. 

Debemos cambiar nuestra estructura social y los símbolos que constituyen nuestra psiquis colectiva, esa transformación exige construir nuevos imaginarios del ser mujer que a su vez reconfiguren las actuales masculinidades en donde lo masculino no siga representando violencia.

Las Descalificaciones

Hay muchos tipos de descalificaciones, pero si hay una frase que resume completamente lo que es la descalificación en sí es “yo soy mejor que tú”. Por mucho que te esfuerces, por muy bueno que seas en tu trabajo, en lo que haces, siempre estará esa persona que te diga que realmente no eres tan bueno y que tus esfuerzos no le llegarán a él ni a la suela del zapato.

Las descalificaciones pueden ser sutiles o venir de forma directa. Sea como sea, su objetivo principal es coger algo, una característica positiva y rebajarla a algo neutro o algo negativo.
“Quien se burla de ti lo único que está haciendo es anunciar que en el área motivo de su burla, donde quiere mostrar su poder, no lo tiene”
-Bernardo Stamateas-

Cuando alguien no cesa en descalificarnos, podemos pensar que tiene razón y que en verdad no somos tan buenos como nos podemos estar considerando.

Nada más lejos de la realidad. La persona que descalifica a otras tiene miedo, un miedo atroz y por eso te ataca de esa manera. Este miedo viene de la mano de múltiples inseguridades que ocasionan el pensamiento de “si tú te ves más pequeño aún, yo seré más grande”.

No creas las palabras de un descalificador
Debes pensar que si te intentan descalificar eso es porque te ve como un rival. ¡Tú no eres menos que él! Todo lo contrario. Eres muy superior y por eso te quiere rebajar. Nunca te creas lo que un descalificador te diga, más que nada porque intentará de todas las maneras posibles poner tu autoestima a ras del suelo.

Por eso, debes pensar que en realidad el descalificador está afirmando lo que ya sabes. Eres mejor que él, o al menos tienes alguna cualidad que él envidia. Por este motivo, intenta rebajarte porque solo así el podrá sentirse bien y superior. ¿No hacen esto todas las personas inseguras y con miedo, incluso los maltratadores?

Cambia tu visión, porque no todo el mundo que te pueda insultar o devaluar tus logros lo hace porque piensa, precisamente, que no vales nada. Al contrario, ¡vales mucho, tú vales mucho! Cambia la forma de ver las cosas y superarás cualquier comentario cuyo objetivo sea hacerte daño.

“¿Qué ganarías con injuriar a una piedra que es incapaz de oírte? Pues bien, imita a la piedra y no oigas las injurias que te dirijan tus enemigos”
-Epicteto-

Las personas que te intentan rebajar tienen muchas cartas para jugar, entre ellas juegan al despiste para que si una les falla inmediatamente puedan poner otra en juego. ¿De qué maneras me están descalificando? ¿A qué le debo prestar atención? Ten esto en cuenta…

Devalúan tus logros, aunque no de forma directa. Una sola frase como “has conseguido el trabajo, pero a ver si logras conservarlo” te llenará de dudas y de inseguridades, ¡lo que quiere el descalificador!

Envían mensajes con doble sentido que expresan una cosa, pero tienen un trasfondo verdaderamente negativo, por ejemplo “no lo digo porque te quiera hacer sentir mal…”.

Si pueden, roban tus méritos, haciéndote ver que ese trabajo lo has conseguido gracias a alguien, o que ahora tienes trabajo porque hay demasiado.

Utilizan su lenguaje gestual para contradecir lo que están diciendo, es decir, pueden decir algo positivo pero en su rostro se manifiestan expresiones de duda o de “ay, dónde te estás metiendo”.
No dan su aprobación a nada, por eso cada frase irá siempre con un “pero” que pondrá en duda todo lo anterior, por ejemplo “eres guapo… pero no eres mi tipo”.

Acusan falsamente para así dominarte y manipularte a su antojo o, simplemente, descalificarte ante los demás y “dejarte en mal lugar”.
Valórate y no permitas que te descalifiquen.

Si te has encontrado con alguna persona que se identifique con lo anteriormente mencionado, estás sin duda ante una persona que tiene miedo, inseguridades, y que por eso busca humillar y descalificar a los demás.

“La autenticidad no es tratar de ser mejor. La verdadera autenticidad es mostrarse, sin juicio, sin temor a ser descalificado”
-Guillermo Borja-

Ahora que ya sabes por qué frentes puede atacarte una persona descalificadora es el momento de contraatacar, sabiendo exactamente lo que eres e ignorando palabras que quieren dañar tu autoestima.


Tú debes saber lo que vales y no permitir que ninguna palabra dicha con maldad y pretensiones insanas descalifique aquello que con tanto esfuerzo has logrado.

La Vida Escuela De Valores

El respeto, el diálogo y la responsabilidad son solo algunos de los valores que los expertos recomiendan a los padres y educadores fomentar en los más pequeños. Estos son parte fundamental en la formación y representan las referencias vitales que conviene inculcar para que las personas crezcan de forma integral, convivan armónicamente con los demás y tengan una vida más feliz.

Igualmente, estos elementos significan los soportes que sostienen a la cultura e impulsan el desarrollo de los potenciales humanos, por lo que, si bien los colegios y universidades tienen parte de la responsabilidad, los padres y las familias también están en la obligación de compartir el compromiso de su enseñanza.

“Tener una buena formación en valores nos ayuda a desarrollar todas nuestras habilidades intelectuales y talentos, pero no se puede esperar que sean las instituciones las encargadas de que los estudiantes se desarrollen en esta materia, que debe ser una preocupación de toda la familia”, asegura Henry Condía, profesor de Ética de la Universidad del Rosario.

“La enseñanza de valores es fundamental para que las personas encuentren el sentido de su vida y, en el caso de los jóvenes, estos cumplen la misma función que una brújula, pues les muestran la ruta que deben tomar en su vida, ruta cuyo último objetivo es alcanzar la felicidad”, agrega Condía.

Por su parte, Francesc Torralba, director de la cátedra Ethos de Ética aplicada de la Universidad Ramón Llull de Barcelona (España), agrega que la importancia de los valores también está en que estos apuntan a la necesidad de prestarle atención a lo inmaterial en un mundo cada vez más volcado hacia el consumismo.

“El mejor legado que podemos dejar en herencia a nuestros hijos no son los bienes materiales, sino los intangibles, los cuales les trasmitimos informalmente a través de la vida cotidiana, del contacto diario con ellos, del ejemplo, y del testimonio que les comunicamos. Aquí se incluyen todos los valores y principios”, señala Torralba.

Para el académico, “los padres y educadores tienen que implicarse activamente en la apasionante y compleja tarea de ayudar a crecer a sus hijos y alumnos, y en la ardua y extraordinaria aventura de educarlos”.

Jesús Blanquet, licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación de la Universidad de Barcelona y autor del libro Avanzar en valores, asegura que, aunque la misión de transmitir valores no es fácil, tampoco es imposible si se tienen ideas claras de lo que se pretende y “se actúa con sentido común, paciencia y afecto”.

Según este pedagogo, “la familia debe ser la primera escuela de valores, pues esta sigue siendo el espacio idóneo para que los hijos reciban los consejos y las orientaciones más importantes para la vida”.

En ese sentido, Condía recalca que los valores y principios son una fórmula efectiva para eliminar formas de violencia como el bullying o acoso escolar, que ponen en peligro la convivencia en los colegios y otros espacios vitales.


“La igualdad, la solidaridad, la libertad y el respeto son las mejores armas para que los niños entiendan que es posible compartir con los otros por más versátiles que sean nuestras posturas y opiniones”, finaliza el experto.

El Ejercicio De La Lectura

Un cerebro activo no solo realiza mejor sus funciones, sino que incrementa la rapidez de la respuesta. Mientras leemos, obligamos a nuestro cerebro a pensar, a ordenar ideas, a interrelacionar conceptos, a ejercitar la memoria y a imaginar, lo que permite mejorar nuestra capacidad intelectual estimulando nuestras neuronas. La lectura también genera temas de conversación, lo que facilita la interacción y las relaciones sociales, otro aspecto clave para mantener nuestro cerebro ejercitado.

El doctor Guillermo Garcia Ribas, coordinador del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la SEN explica que "la lectura es una de las actividades más beneficiosas para la salud, puesto que se ha demostrado que estimula la actividad cerebral y fortalece las conexiones neuronales".

En los últimos años, han sido muchos los estudios que han relacionado el nivel de lectura y escritura con un aumento de la reserva cognitiva. "Desde el punto de vista de la neurología, el concepto de reserva cognitiva ha cobrado una gran importancia, no solo porque se ha visto que existe una relación directa entre la misma y el buen funcionamiento cognitivo y ejecutivo de nuestro cerebro cuando envejecemos, sino porque se ha demostrado que es un factor protector ante los síntomas clínicos de las enfermedades neurodegenerativas", mantiene el doctor Guillermo Garcia Ribas. "Se ha comprobado que cuanto mayor reserva cognitiva posee un individuo, mayor capacidad tiene su cerebro para compensar el daño cerebral generado por ciertas patologías".

Son las demencias las enfermedades neurológicas que más se han ligado al concepto de reserva cognitiva. Caracterizadas por un deterioro persistente y progresivo de las funciones cerebrales superiores: memoria, lenguaje, orientación, cálculo o percepción espacial, la forma de demencia mas prevalente es la enfermedad de Alzheimer, que supone entre el 60% y el 80% de los casos de demencia, aunque existen numerosas patologías que también la producen, como por ejemplo, las enfermedades cerebrovasculares.

"Debido al envejecimiento progresivo de la población, en los próximos años, el número de afectados por estas enfermedades crecerá exponencialmente. Llevar a cabo actividades preventivas, como por ejemplo fomentar la lectura, puesto que se ha comprobado que leer retarda y previene la pérdida de la memoria, permitiría retrasar la aparición de estas enfermedades y, por lo tanto, reducir el número de casos", asegura el doctoro Garcia- Ribas.

Leer contribuye a reducir el estrés

Fomentar la lectura también tiene otras ventajas para nuestra salud. Leer, sobre todo relatos de ficción, puede ayudar a reducir el nivel de estrés, que es origen o factor de empeoramiento de muchas dolencias neurológicas como cefaleas, epilepsias o trastornos del sueño. 

Además, leer un poco antes de irnos a dormir, puede ayudar a desarrollar buenas rutinas de higiene de sueño, sobre todo si acostumbramos a nuestro cerebro a relacionar esta actividad con la hora de dormir.

lunes, 17 de diciembre de 2018

Privacidad

El concepto de privado debe demostrar la confidencialidad de ciertas cosas. El mostrar respeto hacia la privacidad de los demás es muy importante, inclusive dentro del ámbito familiar, es decir que no por el hecho de que seas el padre o la madre de un joven tienes derecho a leer sus mensajes de texto, o revisar su diario personal, etc. 

Así sean sus hijos, los padres deben entender que los jóvenes, sobre todo los adolescentes, tienen su privacidad y que se les debe respetar.


Hoy en día las personas están más abiertas a mostrar su privacidad, esto se debe a la aparición de las llamadas redes sociales, en donde cada quien puede compartir fotos y hasta pensamientos en las redes. Sin embargo, con esto se debe tener cierta precaución, sobre todo en lo referente a las fotos que se comparten, existen muchas personas malintencionadas que podrían hacer un mal uso de ellas.

Se les debe enseñar, sobre todo a los jóvenes, que deben tener cuidado con las fotos que suben y con la información, que de su vida privada, divulgan en el internet.

En el ámbito artístico, muchos de los cantantes, actores, animadores, etc., tratan de mantener su privacidad alejada de los medios, sin embargo esto es un poco complicado, ya que debido a su profesión, es normal que sus admiradores y la prensa estén muy pendientes de ellos.

De Humanos Para Humanos

El ser humano, como todo ser vivo, no es un agregado de elementos yuxtapuestos; es un todo integrado que constituye un suprasistema dinámico, formado por muchos subsistemas perfectamente coordinados: el subsistema físico, el químico, el biológico, el psicológico, el social, el cultural, el ético-moral y el espiritual. Todos juntos e integrados constituyen la personalidad, y su falta de integración o coordinación desencadena procesos patológicos de diferente índole: orgánica, psicológica, social, o varias juntas.

Por esto, el llevar a un ser humano a su pleno desarrollo y madurez, en su realidad integral, constituye la empresa más difícil y ambiciosa que pueda proponerse una persona, una institución e, incluso, una sociedad completa. Sin embargo, caminar en esa dirección, abriendo horizontes e iluminando caminos, es la meta que se propone, en general, toda verdadera educación y desarrollo pleno del ser humano.

El cerebro de un simple animal está formado por áreas perfectamente delimitadas y circunscritas: son áreas comprometidas con un desempeño genéticamente determinado para mantener su vida en perfecto estado y propagar la especie. El cerebro del ser humano, en cambio, está compuesto prevalentemente por áreas no comprometidas, disponibles para el desempeño y funciones que adquiere a través de la formación familiar y social; y es un hecho desafiante el que sólo una mínima parte de estas áreas no comprometidas (inferior, quizá, a un 10%) se desarrolle plenamente. 

Esta diferencia y situación señalan los alcances y posibilidades sin límites que se le ofrecen al ser humano por su misma estructura genética cerebral. Indica, asimismo, la magnitud de las metas y el nivel de los objetivos de su posible desarrollo futuro.

Por ello, todo desarrollo del ser humano deberá tener en cuenta, en su programación, primero, las posibilidades del mismo y, en un segundo lugar, los medios más adecuados que faciliten y conviertan en realidad ese posible desarrollo.

En este sentido, el concepto mismo de desarrollo, cuando está referido al ser humano, debe ser bien entendido. Deberá ser entendido en sentido estricto (como despliegue o desenvolvimiento) en los niveles de las estructuras físicas, químicas y biológicas; pero deberá ser entendido en sentido sólo metafórico al referirse a la configuración de estructuras psíquicas, sociales, culturales, éticas, espirituales u otras de nivel superior, ya que, en este nivel, no existe una sola meta prefijada genéticamente, como es el caso de las estructuras inferiores, sino múltiples posibilidades, entre las cuales se deberá escoger basándose en criterios u opciones y alternativas, unas veces de naturaleza ideológica y otras, incluso, con trasfondo ético.

La amplitud y complejidad del desarrollo humano ha propiciado que múltiples disciplinas se hayan abocado a estudiar y tratar de desentrañar su realidad y enigmática naturaleza. La filosofía de la educación, la pedagogía, la biología genética, la psicología del desarrollo, la sociología educativa y muchas otras han dado aportes muy valiosos para guiar la acción práctica de las profesiones de ayuda. ¿Qué líneas matrices se derivan de estos esfuerzos e investigaciones interdisciplinarias?
La filosofía griega creó una imagen del hombre centrada en la virtud y la razón: el hombre alcanzaba la virtud a través del uso de la razón y siguiendo sus demandas. El pensamiento cristiano le añadió los conceptos de amor y pecado.

El Renacimiento introdujo los aspectos de poder y voluntad, plasmando la imagen política del hombre. Los siglos XVIII y XIX racionalizaron el interés de los hombres por la propiedad, las cosas y el dinero. La imagen freudiana de la primera mitad del siglo XX enfatizó el aspecto impulsivo, irracional e inconsciente del ser humano, y la psicología conductista puso el acento en la presión que ejercen los factores ambientales. Pero nunca como en los tiempos actuales se enfatizó tanto la necesidad de la armonía y convivencia cívicas, como lo hace la Psicología Humanista (Martínez, 2004). Por ello, esa armonía de áreas del desarrollo humano es la que trata de ilustrar este breve estudio, ponderando la importancia y función de cada una de ellas.

El filósofo Baruch Spinoza afirmó que “el hombre es un animal social”, pero los pensadores existencialistas han puesto un énfasis particular en los dilemas que vive el hombre contemporáneo en una sociedad de masas y estandarizada, en la cual se siente como enjaulado, alienado y deshumanizado. En esa situación, aunque rodeado de gente por todas partes, el indi­viduo se siente solo ante su propia existencia, que le obliga a encarar sus dudas, miedos y ansiedades, y busca la compañía de los demás como un medio para superar su soledad. Así, esta tendencia, natural en el hombre, se ve aumentada en los últimos tiempos.

Este cambio básico en nuestra sociedad, que hace de todo ser un ser-en-relación, donde cada entidad social está constituida por un gru­po de relaciones que tiene con las demás entidades, requiere paralela­mente un cambio en la educación.

La nueva educación debe fijar como una prioridad el sentido y conciencia de la propia responsabilidad, es decir, ser sensible y percatarse de la repercusión positiva o negativa que la conducta individual tendrá en las demás personas.

               

Evolucionar


Muchas veces nos encasillamos en moldes que no tienen una razón lógica de ser. Discriminamos y asediamos a los que son diferentes, hacemos a un lado a quien no piensa igual que nosotros, y pretendemos estandarizar a la sociedad en esos moldes “perfectos”, para que todos los individuos sean iguales y no piensen o, en palabras de George S. Patton, cuando todos piensan igual es porque alguien no está pensando. En un mundo tan diverso la diversidad de opiniones debería de ser la regla y no la excepción.

Si bien, biológicamente somos egoístas, pues nuestros genes nos utilizan como vehículos para avanzar a la siguiente generación, socialmente, como seres humanos, hemos logrado crear mecanismos de cooperación que nos permitan interactuar y ayudarnos para la supervivencia de la especie humana y, conforme avanza más la ciencia y nuestro conocimiento sobre ella, caemos en razón de que no es por medio del  egoísmo que logramos la supervivencia  sino que lo es por medio del trabajo en equipo.

Algunos biólogos criticarán fuertemente esta postura, pues asumen que la supervivencia del más apto es la regla y no la excepción, sin embargo, nosotros como seres humanos somos capaces de colocarnos por encima de nuestros instintos primitivos, utilizando nuestro desarrollo cerebral, el cual es mucho mayor que el de otras especies. Hemos podido alcanzar logros que ninguna otra especie en la Tierra ha podido: Utilizamos la geometría, el álgebra, la trigonometría, la biología, y demás disciplinas, para sobrevivir como especie.


Decía Morris que la genialidad de nuestra supervivencia yace en que nos hacemos preguntas, encontramos respuestas a esas preguntas y sobre esas respuestas nos hacemos más preguntas. 

Es, por ende, en la diversidad de opinión donde yace nuestra supervivencia como especie, y no en moldes homogéneos y fuera de lugar que no permiten el desarrollo orgánico de las personas.

La Toma De Decisiones

La toma de decisiones es el proceso mediante el cual se realiza una elección entre diferentes opciones o formas posibles para resolver diferentes situaciones en la vida en diferentes contextos: empresarial,
laboral, económico, familiar, personal, social, etc.(utilizando metodologías cuantitativas que brinda la administración). La toma de decisiones consiste, básicamente, en elegir una opción entre las disponibles, a los efectos de resolver un problema actual o potencial (aun cuando no se evidencie un conflicto latente).

En términos básicos, la toma de decisiones, es el proceso de definición de problemas, recopilación de datos, generación de alternativas y selección de un curso de acción y se define como “el proceso para identificar y solucionar un curso de acción para resolver un problema específico”.

La toma de decisiones se refiere a la elección correcta entre diversas opciones para concretar un proyecto

La toma de decisiones a nivel individual se caracteriza por el hecho de que una persona haga uso de su razonamiento y pensamiento para elegir una alternativa de solución frente a un problema determinado; es decir, si una persona tiene un problema, deberá ser capaz de resolverlo individualmente tomando decisiones con ese específico motivo. También, la toma de decisiones es considerada como una de las etapas de la dirección.

En la toma de decisiones importa la elección de un camino a seguir, por lo que en un estado anterior deben evaluarse alternativas de acción. Si estas últimas no están presentes, no existirá decisión. Para tomar una decisión, cual sea su naturaleza, es necesario conocer, comprender y analizar un problema, para así poder darle una solución. 

En algunos casos, por ser tan simples y cotidianos, este proceso se realiza de forma implícita y se soluciona muy rápidamente, pero existen otros casos en los cuales las consecuencias de una mala o buena elección pueden tener repercusiones en la vida y si es en un contexto laboral en el éxito o fracaso de la organización, para los cuales es necesario realizar un proceso más estructurado que puede dar más seguridad e información para resolver el problema.

Víctimas O Protagonistas

El sistema educativo formal, conjuntamente con la educación que hemos recibido de nuestros padres, usualmente nos lleva por el lado de considerar a los problemas como algo que en sí mismo es problemático, algo que nos genera perjuicios y que, por este motivo, las personas, cuando tienen un problema, cuando escuchan la posibilidad de que pueden llegar a tener un problema, les agarra como una especie de pánico y de temor y no logran alcanzar sus metas.

Dado que la lectura es muy importante para el crecimiento personal, me gusta mucho la frase que aparece en el libro, con la que comienzo el punto donde trato sobre los problemas, la cual es del empresario americano Henry Kaiser y me va a dar pie para introducir el tema de cómo me gustaría enseñarle a considerar los problemas. La frase dice: “Un problema es siempre una oportunidad vestida con ropa de trabajo”

Por supuesto que los problemas existen, dado que los problemas son dificultades que acaecen en nuestra vida y que se interponen con nuestras intenciones. Los mismos existen cotidianamente y son de distinta índole y de distintos grados: mayores, menores, de gran o pequeño tamaño. Los importante en este punto es nuestra actitud frente a ellos.

Lamentablemente, la cultura, el sistema educativo formal, nos dejó la marca y la triste enseñanza de que cuando escuchamos la palabra problema o cuando tenemos un problema, nos congelamos, nos quedamos duros y eso nos impide solucionarlo. El problema tiene que ver con algo que sucede en la realidad, pero nuestra actitud frente a él es lo que puede llegar a abrir puertas para que ese problema se solucione.

“Todo problema o dificultad se relaciona con algo indeseable que sucede en la realidad, pero nuestra actitud frente a ello es lo que puede llegar a abrir puertas para que ese problema se solución, sin que eso implique que lo indeseable de la realidad desaparezca

Este tema está íntimamente relacionado con la temática De víctima a protagonista porque las personas que adoptan actitudes de víctimas usualmente tienen problemas que los persiguen por la vida en forma constante y están sin resolverse durante mucho tiempo. En cambio, las personas que adoptan una actitud de protagonista son las que tienen más habilidades para solucionar y superar los problemas que se les presentan.

No se trata de pensar que estas personas, las que adoptan la actitud de protagonista, no tengan problemas, sino que los superan porque los enfrentan de un modo diferente. ¿Cuál es este modo? 
El modo es ver al problema como una posibilidad de tener que aprender alguna nueva habilidad para poder superarlo, es decir, la persona a la cual los problemas la congelan, la deprimen o la afectan mucho, ven al problema como un callejón sin salida, como una pared infranqueable que se les pone delante.


El tema aquí es que el problema no es eso, obviamente que hay problemas muy dificultosos y muy grandes, pero estoy diciendo que, gran parte de las posibilidades que tenemos de superar muchos de los problemas que nos acaecen en la vida, tienen que ver con cómo nosotros consideramos la realidad misma del problema. Imagínese si usted considera cualquier problema como una pared infranqueable que se le pone delante, difícilmente haga algo para tratar de superarla, para subirse, para rodearla o para salir del callejón en el que usted se ha metido.

domingo, 16 de diciembre de 2018

Dimensiones Humanas

Las dimensiones del ser humano comprenden todos aquellos ámbitos que encierran las potencialidades propias de los hombres y mujeres. El desarrollo de dichas potencialidades se traduce en el crecimiento personal, integral y completo del ser humano.

La naturaleza del ser humano encierra los ámbitos biológico, psicológico y social, por ello, se considera que el ser humano es un ser biopsicosocial.

Lo ideal es que el ser humano pueda desarrollarse cabalmente en todas sus dimensiones, lo que le permitirá un crecimiento integral individual e, incluso, fomentará el desarrollo global de la especie, dado que se promoverá el progreso.

El desenvolvimiento de los seres está enmarcado en estos tres aspectos (biológico, psicológico y social), existiendo distintos elementos que forman parte de la esencia del ser humano y que le permiten desarrollarse y progresar en todos esos ámbitos.

Dentro de la naturaleza biopsicosocial del ser humano, pueden encontrarse otras dimensiones que corroboran la predisposición que tienen los hombres y mujeres para enfrentarse a distintas situaciones.

Algunas de éstas son las dimensiones física, social, espiritual, cognitiva, comunicativa, estética, emocional y ética.

La ética responde a la capacidad del individuo de reconocer las acciones correctas y de buscar la generación del mayor bien posible.

La dimensión ética del ser humano responde a esta necesidad de establecer códigos de comportamiento que indiquen cuándo es preferible actuar y cuándo no, y de qué manera llevar a cabo esta acción.

La dimensión ética tiene que ver con el reconocimiento del otro, con la regulación de la propia conducta con relación a la sociedad, y con la búsqueda constante de las herramientas que permitan propiciar un comportamiento respetuoso entre los seres humanos.


Construir Identidad


Muchas ocasiones, hemos escuchado hablar de “Identidad”, se dice que cada uno forma la suya. Algunos mencionan que somos como un molde único, porque al nacer cada uno de nosotros, ese molde se rompe y quedamos en este mundo como seres únicos.

Pero derivada de esa palabrita que todos conocemos, o quizás hemos escuchado hablar, a la hora que alguien nos pregunta ¿Qué es identidad?, ¿Cómo definirías la palabra Identidad?; simplemente un sin fin de ejemplos nos pasan por nuestra mente, sin saber explicar con precisión y solo decimos lo primero que se nos ocurre.

Hay diferentes puntos que describen la identidad, diversos rasgos que nos caracterizan, tales como son carácter, valores, etc., en sí algo peculiar que funciona de distintivo en nosotros, es decir que llame la atención y muchas cuestiones se enlazan alrededor de esta. Originalmente surge de raíces familiares a través de costumbres, mitos, tradiciones, ritos, religión, valores, etc. que caracterizan a cada uno de los miembros del grupo, ya sea familiar, de amistad, laboral, entre otros y hasta que al final nos vemos sumergidos en la sociedad, pero con particularidades que hacen que sobrevivamos en ella.

Aunado a esto, se complica aún más, cuando tenemos que enfocar Identidad al rol en que nos desempeñamos, caso concreto del presente trabajo es materia jurídica.

De lo anterior se desprende, la idea de dar a conocer Identidad en conductas antisociales, el observar a las personas que cometen actos en contra del derecho, jugando a imitar una personalidad que nos la suya, así esconden su verdadera identidad, entrando a materia de psicoanálisis en criminología, al estudiar su verdadero Yo.

Ahora bien, para adentrarnos al tema, es necesario desglosar por puntos e indagar, para la obtención de un mejor contenido y comprensión; a continuación hago mención de las siguientes referencias a investigar:

“Identidad es la respuesta a las preguntas quién soy, qué soy, de dónde vengo, hacia dónde voy. Pero el concepto de identidad apunta también a qué quiero ser.

La identidad depende del autoconocimiento: ¿quién soy, qué soy, de dónde vengo?; de la autoestima: ¿me quiero mucho, poquito o nada?; y de la autoeficacia: ¿sé gestionar hacia dónde voy, quiero ser y evaluar cómo van los resultados?.

El autorretrato de la identidad. El ojo interno de la mente crea la identidad con la información que proviene de la experiencia en un proceso que dura toda la vida. Al responder a la sugerencia Socrática: Conócete a ti mismo y conocerás el Universo, la mente refuerza la identidad interconectando experiencia, vocación y filosofía de vida.

Pérdida de identidad. Si no se resuelve bien la crisis de identidad se puede aceptar una identidad creada por los padres, los amigos, o la autoridad. La falsa identidad pone en contradicción actos, pensamientos y emociones, elimina la pasión y rebaja la autoestima.

Crear la identidad. Para afirmar la identidad la educación debe sacar de adentro el potencial que traemos al nacer. El cerebro es una página en blanco a completar con el saber y la experiencia, que construye su realidad con las limitaciones de su sistema perceptivo.

Logro de Identidad. Construir identidad consume energías hasta que al final se convierten en el logro. Caer en la falsa identidad es fácil: asumir como propios planes ajenos, eludir el compromiso, como una hoja arrastrada por el viento o cambiar de colores según la ocasión, como el camaleón, diferir la resolución de la crisis produce parálisis por exceso de análisis.

Cultura e identidad. Mentalidad de empleado. Se puede esperar poco de una sociedad donde priva la conveniencia sobre la autorrealización, sálvese quien pueda sobre los valores. La cultura establece directrices; un poder central fuerte, articula la identidad según la distancia con el centro. La cultura de la función crea identidades: soy contador, abogado, obrero. La cultura de la tarea acentúa el proyecto y cuando este concluye sobreviene la desorientación. La cultura del individuo como centro de todo, es la categoría del consultor.”


Bajo ese contexto estoy en total acuerdo de la manera en que define identidad es el “Yo” que tenemos; es decir el “yo interno”, de lo antes mencionado, la identidad se adquiere con todo la información que vamos obteniendo a través de los años, valores que los padres nos enseñan, la educación, los amigos, entre otros, todos esas características van llenando nuestra mente, que sirve como elección de lo que queremos ser, elección de nuestro actuar.

El Escudo De La Indiferencia


La indiferencia es justo lo que indica la palabra, una falta de deferencia. La simpatía o no de una persona pasa por si la tiene o no como atributo. Sabemos que la indiferencia que se reviste de soberbia o de un extraño orgullo de superioridad en el fondo oculto una inhibición ante el otro, una vergüenza incluso cuando no un temor a transparentarse ante la mirada, por tanto la indiscreción, ajena. 

A la llegada a un país, a una región, a un nuevo lugar, incluso a una nueva persona lo primero que salta a la vista es su cuota deferencial, que puede recorrer un heterogéneo arco: desde los excesos de atención a la absoluta anulación de ésta. Es el contacto con el punto exacto de este gradiente lo que hace emitir juicios prontos y repentinos  del otro o del recién conocido, no siempre tan inexactos como se podría suponer por su injusticia inmediatista. Es así que caemos simpáticos o antipáticos en función de nuestra capacidad de escucha y concentración por lo ajeno, la retención de sus detalles, el recuerdo memorístico de sus confidencias y, por supuesto, sus nombres. 

Sin duda la indiferencia/deferencia dependen de códigos culturales y de costumbres educativas. La excesiva deferencia –como la africana- es empalagosa, especialmente cuando se viene habituado  de ámbitos culturales en los que predomina la frialdad y la indiferencia. El excesivo saludo reverencial  -como el oriental- resulta chocante. Al revés, el excesivo silencio, la falta de trato y la nula mención de saludo o su vocalización inaudible es propio de quien no quiere tener demasiado trato con el prójimo. La curiosidad de este fenómeno es que el gradiente deferencia-indiferencia varía y se adapta a las circunstancias. Los demás como paisaje pasan por la criba de la selección. 

Toda la indiferencia que se puede tener y se recibe a nivel de calle queda compensada, supuestamente, por la alta deferencia que se recibe de las personas especiales con las que se ama, se vive o se trabaja.

El estudio de la indiferencia es crucial en el estudio de la psicología de las relaciones humanas. Las personas que forman parte del conglomerado, del entorno, de ese paisaje inasible de formas inicialmente van diferenciándose a partir de los mensajes y energías que se van recibiendo de ellas. 

Cuanto más te ignore alguien menos querrás saber de ésa persona. Pero ni siquiera eso es exacto. Es difícil crear una ley interpretativa universal que capture todos los comportamientos predecibles. Hay muchas razones de todo tipo y las que más utilitaristas para mostrar interés por los demás. 

La deferencia no deja de ser una puesta en escena de una acción calcula si se quiere instrumentar para un fin determinado.  Inicialmente ante un nuevo grupo humano en el que te zambulles todos sus miembros pueden ser parecidos. Basta un primer intercambio de impresiones  para empezar a individuar a cada uno del conjunto al que pertenece o del que se le saca. Nada obliga en principio a hacerse amigo de nadie pero parece que lo más lógico, desde un punto de vista de lógica recursiva pero también  de lógica comunicacional, tomar contacto con las personas que te encuentras y que estas lo tomen contigo si las coordenadas de coincidencia son nuevas y la información  mutua de las realidades recíprocas es escasa. Teóricamente cuanto mayores sean los contactos con los demás más puedes abastecerte de informaciones y de experiencias. Esto, que desde luego tiene un punto de saturación, marca la dinámica de las primeras aproximaciones. 

Cuando llego a un lugar por primera vez me fijo más que nunca en las caras que hay, la gente que está con sus distintas poses, las formas de andar. Hay un tipo de personalidades que arrastran los pies y miran al fuego. Si por azar te cruzas con su campo visual hacen todo lo posible por no verte o por aparentar que no te han visto. Tú estás seguro de que no eres transparente y que tu atractivo no es tan terrible como para ser metido en un lapsus visual automáticamente, a pesar de todo no eres mirado ni hablado.

Cuanta más civilizada es una persona en el sentido de más saturada está del mundo y de sus estímulos más se inviste de un rol de indiferencia. Hay razones psicológicas poderosas que la explican, las de la autoseguridad o autoprotección entre ellas, después de unos cuantos intercambios desfavorables con desconocidos se opta por no aceptarlos en el campo relacional. Lo que pasa es que los desconocidos nunca dejan de serlo si no se les trata. Es una anti metáfora la tesis de quedarse en la reserva. Hay otra cosa, la indiferencia como regla criterial constante convierte al mundo de los otros en general, por lo tanto al mundo, en algo a lo que se quiere acceder nunca y como mucho se acepta el contacto si la iniciativa viene de alguien muy singular del otro lado. 

He comprobado que hay gente que jamás escribe, jamás llama, jamás propone, jamás toma la iniciativa y que lo sabe y que además eso considera que es lo razonable para su posición social. Al mismo tiempo y antitéticamente recriminará en los demás que no la auxilien, no la salven, no la inviten, no la lleven o no le hagan dádivas.

Hay muchos procesos causales de la indiferencia y sin discusión alguna hay conclusiones que avalan actitudes de indiferencia impecables que no tienen objeción alguna. No son pocas las personalidades con las que te encuentras por la vida que lo mejor que puedes hacer con ellas es ignorarlas no porque no tengan un valor humano potencial sino porque no estás dispuesto a perder tu tiempo miserablemente con ellas. Pero una cosa es poner a alguien con quien se ha tratado en ese grupo del que distanciarse para no tener problemas o porque sus malas energías no te dañen y otra muy distinta es adoptar la indiferencia total con respecto al resto de la especie.


Confieso que cuando me he fijado en personas y que las encuentro por segunda o tercera vez y ellas siguen sin verme desde la primera me siento algo perplejo. He experimentado que al tomar la iniciativa de ahí donde había alguien blindado  puede resurgir una personalidad pletórica, sensual y maravillosa.  Mi hipótesis es que el común denominador de las indiferencias es el de la toma de distancia de los demás porque en el fondo los demás se les impugnan a priori. Si alguien vale la pena ya luchará por vencer las barreras de esa indiferencia, 

Lo malo es que alguien que vale la pena que sufre el rechazo sutil de la indiferencia no tiene por qué quedarse con ganas para vencer las murallas del indiferente tratando de descubrir una persona sensible detrás o al menos un hablante con interés.

sábado, 15 de diciembre de 2018

Interrogando A La Vida


Filosofía
Interrogando A La Vida
Los pensadores, que desde Tales y Anaximandro se fueron extendiendo por todo el cinturón de ciudades que entonces rodeaban al Mar Mediterráneo, recibieron muy pronto el nombre de filósofos, y la actividad a la que se dedicaban se llamó filosofía. Esta palabra abarcaba en principio una serie de ocupaciones en extremo diversas, que van desde el avance de actividades puramente teóricas acerca del origen y constitución del universo, al estudio de las matemáticas y las ciencias físicas e incluso a una forma sui generis de turismo.

Sin embargo la base de todas estas actividades es una actitud común, el deseo y la decisión de conocer las cosas, justamente lo que la palabra «filosofía» tomada en sentido lato quiere decir. Los griegos antiguos señalan de forma unánime esa actitud como el carácter distintivo del filósofo. Y eso aun por encima de todos los logros geniales que en sus teorías acerca del mundo o en cada uno de los primeros saberes positivos, desde la geometría a la medicina, la ciencia política o la astronomía alcanzó cada uno de ellos.

Es también esa actitud de inquisición y de búsqueda la que los filósofos clásicos sintieron como propia vocación y mantuvieron como forma de vida. Así pues, la filosofía en su inicio, tanto si se mira desde fuera ante los ojos perplejos y divertidos de los ciudadanos comunes, como si se experimenta desde la propia existencia del hombre que se lanza a la empresa de filosofar, se entiende en último término como una interrogación, un querer saber lo que las cosas son.

Nunca se insistirá lo bastante en esta doble dimensión que la filosofía tiene desde sus comienzos. Por una parte es un conocimiento y un lenguaje que intenta dar razón a distintos niveles de la naturaleza de cuanto es. En este sentido la filosofía ha experimentado una constante transformación. Y no sólo porque a lo largo de la historia y en función de las preocupaciones técnicas, económicas y sociales de cada momento van surgiendo sistemas diversos que intentan dar una visión global del universo físico y la vida humana, sino también y sobre todo porque las ciencias, que en un principio eran tarea exclusiva de los filósofos, se desgajaron del tronco común, multiplicándose y haciéndose totalmente autónomas en sus métodos y su objeto.

Primero la geometría, luego la astronomía, la mecánica estática y la medicina, y mucho más tarde la física, la biología y las ciencias humanas, forman una gigantesca enciclopedia que parece agotar a nivel experimental cualquier posibilidad de conocimiento. Hasta tal punto que desde el siglo XIX alguien se atrevió a pensar que todas las zonas de la realidad son el objeto exclusivo de uno u otro de estos saberes de observación, los únicos que tienen un método riguroso y preciso de investigación. La filosofía queda reducida a una función ancilar, y únicamente debe estudiar la dinámica de las sociedades en la medida en que producen un determinado tipo de conocimiento, o analizar las reglas de formación y transformación del lenguaje científico, en evitación de sinsentidos y de paradojas.

Lo que no ha variado a lo largo del tiempo, en medio de la proliferación de sistemas filosóficos y de nuevos conocimientos científicos, ha sido la segunda dimensión de la filosofía, tomada ahora en su sentido inicial. Justamente este es el aspecto que ha llamado la atención de los primeros griegos, mucho más que el ingenio demostrado en la explicación totalista del universo, los resultados, a veces asombrosos, de los descubrimientos de las ciencias, y de sus notables aplicaciones técnicas. Para un griego un filósofo es, antes que nada, un hombre que se decide a entender, que ante la realidad en su conjunto y cada una de sus zonas, toma una actitud interrogativa.


Y justamente es esta actitud de interrogación la que adoptan los filósofos y científicos que les suceden en la historia, cuando su tarea no se ve frenada por prejuicios de escuela o por la rutinaria repetición de saberes adquiridos. 

A esta segunda dimensión, que todavía permanece invariable y que se amplía a todo tipo de conocimiento cuando se vive en auténtica actitud inquisitiva, puede llamarse, sin hacer en absoluto fuerza al nombre, filosofía.

El Lado Bueno De Las Cosas


 “El lado bueno de las cosas” cuenta la historia de Pat Solatano (Bradley Cooper), un joven que acaba de salir de un centro de salud mental.

Los problemas de Pat comenzaron cuando, meses atrás, agredió al amante de su ex mujer. Una vez cumplida su condena, vuelve a casa de sus padres, quienes esperan que su hijo rehaga su vida con la ayuda del optimismo y de una pasión: el equipo local de fútbol americano.

Todo cambia cuando conoce a Tiffany, una chica con problemas que se ofrece a ayudarle a recuperar a su esposa.

La película de David O. Russell (“The fighter”, “La gran estafa americana”) aborda dos sentimientos: la ira y la generosidad.

En lo que a la ira se refiere, hay una verdad irrefutable: todos hemos perdido los estribos alguna vez. 

No vamos a entrar en detalles o anécdotas, que, a buen seguro, nos traen incómodos recuerdos. Pero es indudable que los nervios nos han traicionado en más de una ocasión a lo largo de nuestra vida.

Con frecuencia  se trata de enfados puntuales, que no tienen demasiada repercusión en un futuro cercano. En otras, por el contrario, los malos sentimientos nos transforman por completo y nos convierten en una suerte de monstruos violentos y encolerizados.

¿Cuándo debemos empezar a preocuparnos? Pues cuando la ira forme parte de nuestra personalidad y no aparezca sólo en  un mal momento.

Si un brochetazo queda aislado, es imposible que forme parte de un cuadro, pero, si las pinceladas son tan constantes como para constituir un rostro, o un paisaje, entonces preocúpate.

Podemos afirmar que enfadarse es bueno. Es saludable. Mostrar nuestro rechazo ante una situación, expresar que estamos disconformes con algo o alguien, es una forma que tenemos de desahogarnos.

Es imposible estar siempre contento, de hecho, es indispensable visitar la orilla contraria, la del enojo, para llegar al destino universal: el de la felicidad.

Una persona razonablemente sana está satisfecha con su vida, pese a que ésta esté salpicada por la frustración y la cólera. Es decir, la felicidad es la norma por la que se guía la existencia, pero esta felicidad se ve alterada en ocasiones por su antítesis. Son necesarios ambos sentimientos.

El protagonista del film decide ir más allá. Cuando la indignación se apodera de él, Pat hace uso de la fuerza, de la violencia física. ¿Se trata de una señal? La respuesta es sí. La contención, en este caso, es primordial para mantener una óptima salud mental.

También hay que tener en cuenta que la contención es necesaria, al contrario que la represión. No hay que confundir una cosa con otra.

Reprimir nuestros sentimientos durante mucho tiempo puede tener un resultado catastrófico. El almacenamiento de ira sólo incrementa el resentimiento, por lo que es necesario soltar, de forma esporádica, todos los sentimientos y sensaciones que nos incomoden.

Según los expertos, una persona que muestra su malestar de forma regular, pero controlada, es más fiable que aquella que nunca se excita ante nada y que, un buen día, explota (emocionalmente). Son este tipo de sujetos los que causan más daños ya que expresan su dolor de forma brusca, incontrolada, y el descontrol suele afectar de forma altamente negativa a la sociedad que le rodea.

Una de las opciones más válidas a la hora de luchar contra las muestras desproporcionadas de enfado es el deporte. La actividad física constante (da igual el ejercicio que practiquemos) es un desahogo tanto para nuestro cuerpo como para nuestra mente.

El film también nos transmite un mensaje que, pese a que pueda parecer evidente, no hay que olvidar: la familia es importante, por no decir vital, para ayudarnos a superar cualquier tipo de problema.


En este largometraje, la familia está encarnada por personajes excéntricos, cómicos, pero cuya función es la misma que la de cualquier padre de familia: ayudar al hijo a superar una situación adversa, en este caso la agresividad.

La Habilidad De La Confianza


En la situación actual de sociedad en que vivimos,  oímos y hablamos  frecuentemente de la necesidad de cambio. En un momento de cambio es fundamental la confianza pues nos facilita poder alcanzar nuestras expectativas, nos permite realizar acciones y por otro lado nos predispone a colaborar en el cambio. Es esencial para poder fluir y relacionarnos con los demás. No tan solo la confianza en uno mismo y en las personas más próximas, sino la confianza en el mundo.

Por el mismo motivo también actualmente hablamos de la confianza. Hablamos de que hemos perdido la confianza en el Gobierno, en nuestras instituciones, en nuestro sistema educativo, financiero, etc… Por tanto es de vital importancia saber gestionar nuestra confianza.
La confianza tiene tres dimensiones que están relacionadas.

Confiar en uno mismo
Confiar en su capacidad, en sus recursos internos, que tiene que ver con conocerse a sí mismo, aceptar la realidad y actuar de acuerdo con sus principios y valores. Digamos que el resultado final de la confianza en uno mismo es la ética. No hay que confundirlo con la arrogancia o la temeridad, que no incluyen la aceptación de la realidad.

La credibilidad
Es ser digno de confianza. Establece qué grado de confianza depositan los otros en mí.

Ser una persona confiada
Establece el grado de confianza que uno deposita en las otras personas y en la comunidad en su conjunto. Hay estudios económicos que relacionan la confianza mutua con la capacidad de crear riqueza y por ello es un atributo deseable en los líderes, emprendedores o personas que desean hacer un cambio
.
La confianza en uno mismo, lleva a un comportamiento predecible, lo que aumenta la credibilidad de las personas y las hace más confiadas, porque la confianza actúa como causa y efecto en las relaciones. Una persona es más dada a confiar en los que confían en ella.

La confianza opera de forma sistémica. Pongamos por ejemplo un jefe, sea éste un director de una organización o un padre/madre de familia que se enfrenta a los desafíos diarios en un mercado cambiante o con unos hijos que crecen, que es otro tipo de cambio. Este jefe decide abordar el cambio desarrollando un ambiente de confianza. Para ello pone en marcha unas estrategias como:

Compartir sus expectativas y preocupaciones sobre el futuro, pero permitiendo expresar distintos puntos de vista.
Mantener una comunicación abierta y transparente sobre cuestiones de interés común.
Consensuar unas normas básicas de funcionamiento y unos resultados esperados de cada uno de los miembros.
Tratar a los miembros con justicia e igualdad, considerando las condiciones personales.
El resultado de estas estrategias, con el tiempo, es que facilitará la confianza entre los componentes del grupo.


Hay otra forma de abordar el cambio y orientar el comportamiento de las personas sin necesidad de usar mucha confianza. Este enfoque, habitual y conocido desde tiempos de Maquiavelo, supone que la confianza es una energía escasa y que conviene economizarla. 

El proceso de cambio se realiza buscando el máximo grado de control sobre el mismo.