martes, 1 de enero de 2019

El Entusiasmo Que Permanece


"Los años arrugan la piel, más renunciar al entusiasmo arruga el alma. ¡El ENTUSIASMO le da color a nuestras vidas! Y es la tonalidad justa para las grandes acciones"

El ENTUSIASMO puede ser despertado por dos cosas: en primer lugar, por un IDEAL que la imaginación visualice, y en segundo lugar,  por un PLAN que permita realizar dicho ideal.
 HOY, es un buen día para elevarse con las alas del ENTUSIASMO.

El entusiasmo es la exaltación del ánimo que se produce por algo que cautiva o que es admirado. 
El término procede del latín tardío enthusiasmus, aunque su origen más remoto se encuentra en la lengua griega. Para los griegos, entusiasmo significaba “tener un dios dentro de sí”. La persona entusiasmada, por lo tanto, era aquella guiada por la fuerza y la sabiduría de un dios, capaz de hacer que ocurrieran cosas.

En la actualidad, se conoce como entusiasmo a aquello que mueve a realizar una acción, favorecer una causa o desarrollar un proyecto. Por ejemplo: “Voy a tratar de despertar su entusiasmo por la lectura con un libro de cuentos”, “Jorge perdió el entusiasmo por el trabajo desde que le recortaron el sueldo”, “Siento un gran entusiasmo ante el viaje que estamos a punto de emprender”.

El entusiasmo puede entenderse como el motor del comportamiento. Quien está entusiasmado con algo, se esfuerza en sus labores y exhibe una actitud positiva ya que tiene un objetivo por cumplir. 

Un trabajador redoblará sus esfuerzos si sabe que puede acceder a un aumento de salario gracias a un buen desempeño; en cambio, si descubre que cualquier esfuerzo será en vano, es probable que pierda el entusiasmo.

La felicidad y el bienestar interior también se asocian al entusiasmo, que puede surgir de manera natural y espontánea, sin que existan motivos concretos o específicos. Durante las épocas alegres y positivas de nuestra vida, solemos afrontar el día a día con un entusiasmo espontáneo, que parece ser un rasgo de nuestra personalidad. En cambio, los momentos de mayor dificultad a nivel emocional o económico suelen atentar contra los deseos de luchar, y en ellos se encuentra la clave para salir adelante.

Existen diversas formas de entender el concepto de entusiasmo, y en gran parte se encuentra ligado a la vocación, en cuanto a que en cada individuo se manifiesta de manera particular y, muchas veces, impredecible. Hay quienes creen que todos nacemos con un talento especial, y que solo algunos lo descubren; por otro lado, existe la teoría de que unos pocos afortunados llegan a este mundo con habilidades sobresalientes, y que siempre oyen el llamado de la vocación, aunque decidan ignorarlo.


Se trata de un aspecto de nuestra vida muy difícil de comprender, dada su naturaleza intangible y las infinitas combinaciones que se dan en la construcción de cada personalidad, lo cual deriva en infinitos caminos para analizar la mente y sus características. 

Sin embargo, incluso las personas más reservadas sienten debilidad por una actividad, y emanan una alegría capaz de iluminar una ciudad entera cuando tienen la posibilidad de llevarla a cabo.

Cuando Cometemos Errores


Pese a nuestras mejores intenciones y esfuerzos, es inevitable: en algún momento de tu vida estarás equivocado.

Los errores pueden ser difíciles de asimilar, por lo que a veces nos rehusamos a admitirlos, en vez de asumirlos. Nuestro sesgo de confirmación se impone y esto provoca que comencemos a buscar cómo probar nuestras creencias. El auto al que le bloqueaste el paso ya tenía una abolladura en la defensa, lo cual demuestra que fue culpa del otro conductor.

Los psicólogos denominan esto como disonancia cognitiva (el estrés que experimentamos cuando tenemos dos pensamientos, creencias, opiniones o actitudes contradictorias). Por ejemplo, es posible que pienses que eres una persona amable y razonable. Por lo tanto, al bloquearle el paso a alguien de forma abrupta, lo que experimentas es una disonancia y para poder sobrellevarla, niegas tu error e insistes en que el otro conductor debería haberte visto o que tenías el derecho de paso, aunque esto no haya sido así.

“La disonancia cognitiva consiste en lo que sentimos cuando el concepto que tenemos de nosotros mismos (soy inteligente, soy amable y estoy convencido de que esto es verdad) se ve confrontado por el hecho de que lo que hicimos no fue lo mejor, que lastimamos a otra persona y que esa creencia no es verdad”, dice Carol Tavris, psicóloga social y coautora del libro Mistakes Were Made (But Not by Me).

Asimismo, Tavris añade que la disonancia cognitiva amenaza nuestro sentido de identidad.
“Para reducir la disonancia, debemos cambiar el concepto que tenemos de nosotros mismos o aceptar los hechos”, dice. “¿Y qué camino crees que va a preferir la gente?”.

Tal vez lo enfrentas al buscar cómo justificar tu error. El psicólogo Leon Festinger propuso la teoría de disonancia cognitiva en la década de 1950, cuando investigó a un pequeño grupo religioso que creía que un platillo volador los rescataría de un apocalipsis que tendría lugar el 20 de diciembre de 1954. Al publicar sus descubrimientos en el libro When Prophecy Fails, Festinger escribió que los miembros del grupo se rehusaron a aceptar que su creencia era errónea y mencionaron que Dios simplemente había decidido perdonarlos, mientras lidiaban con su propia disonancia cognitiva al aferrarse a una justificación.

“La disonancia resulta incómoda y eso nos motiva a disminuirla”, menciona Tavris. Cuando nos disculpamos por haber cometido un error, tenemos que aceptar esa disonancia, aunque no sea placentero.

Por otra parte, los estudios han demostrado que podemos sentirnos bien cuando mantenemos nuestra postura. En un estudio publicado en la revista European Journal of Social Psychology se descubrió que las personas que se rehúsan a disculparse después de cometer un error tienen más autoestima y creen tener más control y poder, en comparación con las personas que asumen sus errores.

“En cierta forma, las disculpas les dan una sensación de poder a quienes las reciben”, menciona Tyler Okimoto, uno de los creadores de ese estudio. “Por ejemplo: al disculparme con mi esposa, asumo haber hecho algo mal, pero esa disculpa también le permite a ella elegir entre aminorar mi pena al perdonarme o intensificarla al guardarme rencor. Nuestro estudio ha descubierto que las personas experimentan un aumento a corto plazo en los sentimientos de poder y control personal después de rehusarse a pedir disculpas”.

Sentirnos poderosos puede ser un beneficio atractivo en corto tiempo, pero a la larga existen consecuencias. Negarnos a pedir disculpas podría poner en riesgo “la confianza en la que se basa una relación”, tal como lo menciona Okimoto, y añadió que esto podría prolongar desacuerdos e incitar atropellos o represalias.

Según los expertos, cuando uno se rehúsa a admitir sus errores, también se está menos dispuesto a recibir críticas constructivas, lo cual podría ayudarnos a perfeccionar habilidades, rectificar malos hábitos y mejorar en general.

“Nos aferramos a nuestro modo de hacer las cosas, incluso si existen maneras más apropiadas, sanas y astutas de hacerlas, así como a creencias contraproducentes que ya han caducado”, dice Tavris. “Y provocamos que nuestras parejas, colegas, padres e hijos se enojen con nosotros”.

En otro estudio, realizado por los investigadores de Stanford Carol Dweck y Karina Schumann, se descubrió que los sujetos eran más propensos a asumir sus errores cuando creían ser capaces de cambiar su comportamiento.

Resulta más fácil decirlo que hacerlo, pero ¿cómo podemos cambiar nuestro comportamiento y aprender a aceptar nuestros errores?

El primer paso es identificar la disonancia cognitiva en el momento en que la experimentamos. La mente hará todo lo posible para preservar el sentido de identidad, por lo que es útil saber cómo se siente tener dicha disonancia. Por lo general, la disonancia se manifiesta en forma de confusión, estrés, vergüenza o culpabilidad. Estos sentimientos no siempre implican que uno está equivocado. 

Sin embargo, pueden utilizarse como recordatorios para analizar una situación desde un punto de vista imparcial, y cuestionarnos de forma objetiva si uno es culpable o no.

Del mismo modo, debemos aprender a identificar nuestras justificaciones y racionalizaciones habituales. Piensa en algún momento en que, estando consciente de un error, hayas tratado de justificarlo en vez de aceptarlo. Recuerda cómo te sentiste al racionalizar su comportamiento, y determina ese sentimiento como una disonancia cognitiva la próxima vez que te ocurra.

Okimoto menciona que esto puede ayudarnos a tener en cuenta que a menudo las personas son más indulgentes de lo que uno cree. Rasgos como la honestidad y la humildad nos hacen más humanos y, por lo tanto, más cercanos. Por otra parte, si no hay duda de que hemos cometido un error, negarnos a disculparnos denota una falta de confianza en nosotros mismos.


“Si es evidente para todos que has cometido un error”, dice Okimoto, “ser obstinado le muestra a la gente una debilidad de carácter, en vez de una fortaleza”.

El Efecto Pinocho

Las Mentiras En Internet
"Cuando mentimos, la temperatura de la punta de la nariz desciende entre 0,6 y 1,2 grados, mientras que la de la frente sube entre 0,6 y 1,5. Cuanto mayor sea la diferencia de cambio de temperatura entre ambas regiones de la cara, más probable es que esa persona esté mintiendo", 

Los investigadores precisan que cuando alguien miente, se produce una respuesta emocional en su cuerpo, que se manifiesta en la temperatura de la nariz. Al mismo tiempo, se produce una respuesta cognitiva, porque para mentir hace falta pensar mucho, planificar las excusas, analizar el contexto, así que una fuerte demanda de control atencional se traduce en un aumento de la temperatura de la frente.

Para confirmar la hipótesis, los científicos llevaron a cabo una prueba con 60 voluntarios que debían telefonear a un familiar, pareja o amigo y tener una conversación de unos minutos. Durante esta, debían contarles una mentira inventada por ellos.

Durante otra prueba, los participantes tenían que hacer una llamada similar contándole a su interlocutor lo que estaban viendo en la pantalla del ordenador y que debía provocar su ansiedad.


Al monitorear a los participantes con cámaras térmicas, los investigadores lograron determinar las mentiras durante la primera llamada, así que la hipótesis sobre el 'efecto Pinocho'  quedó  confirmada.

Escuchar El Silencio

Cómo escuchar el silencio: Una cuestión que puede parecer evidente a primera vista, pero nada más lejos de la realidad. De hecho, ¿estás seguro de saber qué es exactamente el silencio? El silencio no es sólo la ausencia de ruido, como pudiera parecer. El silencio es lo que sostiene todos los sonidos, lo que los hace posibles. De hecho, el silencio es mucho más que eso. 

El silencio es una puerta abierta hacia el Aquí y Ahora, donde los dramas y el estrés de las rutinas mentales no tienen lugar. Y lo mejor de todo es que, aunque la mayor parte del tiempo pasa completamente desapercibido para la mente pensante, el silencio siempre está ahí, a tu alcance, aunque ni siquiera te des cuenta.

Cómo escuchar el silencio cuando el mundo hace ruido

El silencio, como mencioné antes, es mucho más que la ausencia de ruido. De hecho, incluso cuando el mundo a tu alrededor es más ruidoso, como en un concierto o en una calle muy transitada, puedes reconocer el silencio de fondo si prestas atención. No hablo sólo del silencio interno de la mente, que no depende de ningún factor ajeno a ti, sino también del que hay tras cada sonido, tras cada palabra, tras cada pensamiento… Los ruidos son sólo olas que fluyen sobre un océano de calma, ¿lo habías notado?

El silencio y el ruido no son, en absoluto, incompatibles. De hecho, sin silencio no podría haber sonido alguno. Observa esto ahora mismo. ¿Puedes percibir ese silencio que, pase lo que pase, permanece inmutable?

Presta atención a cuanto te rodea, Aquí y Ahora. Da igual la situación en la que estés: en el metro, en la playa, caminando por una ciudad… No importa los estímulos y los ruidos que te rodean. Tan sólo observa, sin juzgarlos. Seguramente  te resulte fácil sorprenderte inmerso en pensamientos que etiquetan unos ruidos como “buenos” y otros como “malos”, ¿verdad? Pues no luches tampoco contra eso. Deja que tus pensamientos también fluyan con los sonidos, pues son sólo eso, ruido mental. Si eres capaz de observar de esta manera, sin juzgar y sin buscar nada, veras cómo escuchar el silencio es mucho más sencillo de lo que parece. Pero, ante todo, no te juzgues si no lo consigues, porque ese juicio también es ruido, también es distracción. Recuerda: sólo necesitas prestar atención, Aquí y Ahora.

El silencio no es sólo físico

 Cuando hablo del silencio, no me refiero a la ausencia de sonidos físicos, como es evidente. El silencio va mucho más allá, traspasa todos los ámbitos de la vida, de la mente y de la propia consciencia. Todo el movimiento, todo el ruido es sólo superficial y pasajero, mientras que el silencio permanece inalterable, siempre en su sitio.


Quizá la mente lance pensamientos del tipo “¿y de qué me sirve eso a mí?” “¿qué conseguiré con estar en silencio?”. Si es así, eso es una buena muestra de que todavía no has experimentado el verdadero silencio del Ser, de la atención plena. Es una buena señal, porque tienes una magnífica oportunidad de hacerlo, justo en este momento. ¿Te animas?

Donde La Mente Me LLeve

Filosofía De La Mente

La filosofía de la mente o filosofía del espíritu es la rama de la filosofía que estudia la mente, incluyendo las percepciones, sensaciones, emociones, fantasías, sueños, pensamientos y creencias. 

Uno de los problemas centrales de la disciplina es determinar qué hace que todos los elementos de esta lista sean mentales, y otros no. ​ Además de las cuestiones ontológicas acerca de la naturaleza de los estados mentales, la filosofía de la mente estudia cuestiones epistemológicas en torno a la cognoscibilidad de la mente.

Tanto para la fenomenología como para la filosofía analítica, un candidato importante para ser una condición necesaria, aunque no suficiente, de todo fenómeno mental es la intencionalidad.

La intencionalidad es el poder de la mente de ser acerca de, de representar, o de ponerse en lugar de cosas, propiedades o estados de cosas.​ Por ejemplo, uno no recuerda simplemente, sino que recuerda algo, y tampoco quiere en abstracto, sino que quiere algo determinado. La propuesta de algunos filósofos es que todo lo que sea mental está «dirigido» hacia algún objeto, en el sentido más general de objeto, y que por lo tanto la intencionalidad es una característica necesaria, aunque no suficiente, de lo mental.

Otra característica importante y controversial de lo mental son los qualia, o propiedades subjetivas de la experiencia. ​ Cuando uno ve una nube, se pincha un dedo con un alfiler, o huele una rosa, 
experimenta algo que no se puede observar desde fuera, sino que es completamente subjetivo. A estas experiencias se las llama «qualia». Parte de la importancia de los qualia se debe a las dificultades que suscitan al fisicalismo para acomodarlos dentro de su concepción de lo mental..

La filosofía de la mente se relaciona con la ciencia cognitiva de varias maneras.

Por un lado, las filosofías más naturalistas pueden considerarse como parte de las ciencias cognitivas. En cambio, otras filosofías critican a la ciencia cognitiva por suponer que lo mental es representacional o computacional.​ 

Por ejemplo, algunos críticos señalan que la ciencia cognitiva descuida muchos factores relevantes para el estudio de lo mental, entre ellos las emociones, la conciencia, el cuerpo y el entorno.

Algunos problemas centrales en la filosofía de la mente son el problema de la relación entre la mente y el cuerpo, el problema de la permanencia de la identidad personal a través del tiempo, y el problema del reconocimiento de otras mentes.

               

Desde La Inmensidad


Dimensionarnos en el espacio despierta grandes interrogantes y activa nuestra imaginación. Mundos que contienen mundos y la avasallante sensación de escasez y consumismo. 

¿Qué tan indiferentes nos hemos vuelto a lo que sucede a nuestro alrededor? Estamos sumidos en nuestro propio universo, creando barreras mentales de manera consciente e inconsciente, que nos alejan y desensibilizan ante la violencia y las problemáticas actuales.

La obra de Isaac Cordal, abre muchas puertas a la reflexión. La mancha urbana, el crecimiento desproporcionado de las ciudades y la deforestación como huellas alarmantes de nuestro paso por el planeta, detonan su proceso de creación.

En el año 2000, Cordal inicio una serie de esculturas de no más de 25 centímetros de alto, el material elegido para ello fue precisamente el cemento, enfatizando las temáticas por abordar.

Que mejor lugar para mostrar su arte, que el espacio público. Las calles de ciudades como Londres, Berlín, Milán, Amsterdam y Barcelona, han sido intervenidas con las instalaciones efímeras del artista, las cuales él mismo documenta, creando colecciones fotográficas impresionantes.

Se trata de personas, principalmente del género masculino, replicando la realidad a la que el hombre contemporáneo, habitante de las grandes ciudades, se enfrenta en la cotidianidad. 

Pasajes desolados, nostalgia, fragilidad y la más profunda belleza que podemos encontrar si nos detenemos a observar, si somos conscientes de lo que sucede a nuestro alrededor, si mantenemos alerta nuestros sentidos y nos dejamos sorprender por los pequeños detalles.

En algunas entrevistas, Isaac Cordal habla de la evolución de las manifestaciones artísticas, de la combinación de técnicas, formatos, de la importancia de salir a la calle y poner al alcance de cualquiera el arte, de la ilusión que le causa el saber que la gente puede hacer suyas sus piezas… algunas de ellas no duran más de 24 horas, antes de que alguien se decida a tomarlas.

Además de proyectos como los de la serie Cement eclypses, el artista también realiza instalaciones para espacios convencionales para el arte, como galerías y museos, o para espacios alternativos que interviene bajo solicitud; además cuenta con otras piezas realizadas en materiales como la malla metálica, en las que combina su trabajo de escultura e instalación con arte sonoro.

Cement bleak es otro de los llamativos proyectos de Cordal, está instalación urbana es realizada con pequeños coladores metálicos moldeados para proyectar grandes sombras de rostros humanos, al ser estratégicamente colocados para aprovechar el alumbrado público. 

Marcado el interés y la sensibilidad por la condición humana, Isaac Cordal es un artista al que vale la pena conocer.   

La Capacidad De Ver Y Sentir

Vivimos en una Cultura eminente visual, el 80 % de la información que recibimos todos los días es a través de la imagen. Nuestro proceso perceptual habitual está condicionado a percibir la realidad desde esta acentuación visual.

Por lo que nuestra capacidad de Ver, como un proceso de lectura y decodificación de la imagen está muy desarrollado en la cultura contemporánea. Basta una mirada al realismo e hiperrealismo del cine, la televisión y la publicidad para corroborar esta cualidad perceptual de nuestra contemporaneidad.
No obstante esta supremacía perceptual de la imagen, la capacidad de percepción del ser humano y de interacción con nuestro entorno, abarca todos los demás sentidos y la particular información que provee cada uno de ellos es una forma distinta de crear y procesar la realidad.

A esta capacidad perceptual de todos los sentidos de los seres vivos se le denomina Sensorialidad.
Y si bien es aceptada la idea de que la construcción de la realidad no es una entidad absoluta al margen de nosotros los individuos, si no la construcción que el sistema nervioso de cada individuo hace a partir de los estímulos que recibe.

Las posibilidades de comunicación que abre el espectro de sensorialidad de los seres humanos, apenas comienzan a investigarse y explorarse activamente en el mundo del arte, la gastronomía y el marketing.

El marketing sensorial y experiencial,  las salas cinematográficas de estimulación sensorial, las salas interactivas de los museos contemporáneos, el teatro sensorial, la poética sensorial son algunas estrategias de comunicación, que buscan ir más allá de la imagen e impresionar en la esfera de sensorialidad de espectadores y clientes.


En la búsqueda de esa experiencia significativa, de esa huella emocional que nos acerque y posibilite distintos caminos de comunicación, La sensorialidad, nuestra gran capacidad de sentir, nos tiene reservada muchas y nuevas construcciones neuronales por descubrir y experimentar.

domingo, 30 de diciembre de 2018

Metafísica De La Luz Y El Color


Entonces, si la luz está presente tanto en el mundo exterior que percibimos como en nuestro propio organismo ¿dónde surge el color, en qué rincón emerge? El mundo que vemos ¿está ahí fuera? ¿está dentro? ¿fuera o dentro de qué o de quién? ¿del cuerpo? ¿del yo? ¿Dónde está el límite, la frontera, entre lo interior y lo exterior? El color nos ayuda a vivir ese tránsito constante entre los mundos, a recordarnos, desde el ámbito fronterizo e imaginal, que hay una corriente de intercambio energético que no se detiene, que desborda los límites. La luz y el color están allí, ahí y aquí, nos hacen recordar argumentando nuestra visión, haciendo legible y comprensible nuestra experiencia del mundo, del acontecer, y nuestra propia naturaleza de claroscuro.

Todo ello nos lleva inevitablemente a reconocer que son muchos los ámbitos donde acontece el fenómeno del color pero también que, independientemente de dónde se produzca su brotación, podemos decir que el color es primariamente inflexión, información, señal, y que, como todo código de señales, el lenguaje cromático ha de comprender una lexicografía, una gramática, una sintaxis, una semiología y una hermenéutica. En el marco de las culturas occidentales modernas, los primeros ámbitos han suscitado más interés que los últimos, y, de éstos, el más relegado hasta hoy ha sido seguramente el ámbito hermenéutico, por la imposibilidad del pensamiento moderno más tardío de utilizar marcos interpretativos unitarios, un serio problema epistemológico del que hablábamos al comenzar este ensayo.

La hermenéutica, en este caso aplicada al color, requeriría de una actitud y una visión holísticas que trascendiesen el marco lógico y analítico de la física y la biología —e incluso el más aparentemente subjetivo de la psicología— como ciencias separadas e independientes, y se abriesen a una dimensión más insegura y vulnerable, a un ámbito de experiencia interdisciplinar donde pudiesen vislumbrarse, además de las diferencias y especificidades, los vínculos y señalamientos, las homologías y correspondencias. Esta actitud y esta visión más allá del análisis mecanicista han eclosionado en la contemporaneidad durante las dos últimas décadas, por lo que aquel olvido resulta aún comprensible. 

Hoy hablamos ya de Biofísica y de Biofotónica, como campos de investigación holística que tienen en cuenta los diversos aspectos del fenómeno lumínico/cromático.
La voluntad hermenéutica siempre aspira a alcanzar el manantial de los significados, ese ámbito polisémico donde entran en contacto los datos de nuestra experiencia sensible y el mundo abstracto de la lógica y de las ideas, mediante la visión imaginadora, la meditación y la experiencia conceptual más extrema. Quizás sea este el ámbito que pueda sernos de más utilidad a la hora de abordar un estudio unitario y holístico del color desde una perspectiva fenomenológica.


El recorrido y los aconteceres de la luz en la creación son, al mismo tiempo que vibración escueta, señales llenas de sentido, estaciones alumbradoras de la conciencia. Darse cuenta de ello es asistir al fenómeno de la transmutación incesante, de una creación constante y recurrente. Las experiencias cromáticas que vivimos a diario, en su mayoría inconscientes o poco conscientes, conforman literalmente nuestra visión interior, colorean por así decirlo nuestra imaginación conceptual, componiendo un entorno formal favorable al conocimiento, a la comunicación y a la co-creatividad, soportando en gran medida los diversos lenguajes que utilizamos.

El Silencio Interior


Cada año parece que necesitamos más la llegada de las vacaciones. Las prisas y la acumulación de tareas es una constante en el hombre y la mujer actual. La acción, el movimiento, el ruido se han convertido en compañeros de viaje inseparables en nuestro quehacer diario. Sin embargo, las doctoras Montserrat Noguera y Padma Solanas, autoras de «La fuente de la salud» advierten que hay que cultivar el silencio interior, convertirlo en un hábito y practicarlo a diario. 

Se puede hacer «cómodamente sentados, por ejemplo, o bien al caminar de una forma consciente. También la contemplación de la belleza y la grandeza de la naturaleza es una forma inmejorable de hacerlo».

Otra forma de cultivar el ser es educar el sentido del asombro «que yace adormecido en nuestro interior ante la predecible tiranía de la cotidianeidad. En cierta manera —matizan— la felicidad del ser humano está íntimamente vinculada a la capacidad de asombro» porque la mirada rutinaria de las cosas nos enferma».


En su opinión estamos hiperestimulados, de ahí que se hable del síndrome del agotamiento profesional, «burn out», una patología severa relativamente reciente que está estrechamente relacionada con el ámbito laboral y el estilo de vida que se lleva. «Pagamos un altísimo precio por dicho ritmo trepidante de vida, la salud y nuestra felicidad. 

Es preciso que haya una gestión natural del estrés».


sábado, 29 de diciembre de 2018

El Arte De Hablar Y Decir


Hablar y decir no es lo mismo, aun cuando son interdependientes. Hablar es actuar, un acto intransitivo; decir es hacer, que supone transitividad. De la diferencia entre hablar y decir se derivan dos concepciones complementarias de la retórica. El autor de este artículo afirma que el «arte de hablar» exige una perspectiva fundamentalmente antropológica. La retórica se convierte así, en competencia con la filosofía, en una ciencia fundamental que influye en todo conocimiento humano de cualquier índole, pero especialmente el conocimiento práctico que supone la deliberación sobre nuestras actuaciones y el planteamiento y resolución de nuestros problemas.

Después de más de un siglo de incomprensión y desprecio asistimos desde hace dos decenios a lo que podría llamarse el renacimiento de la Retórica. El interés por la vieja disciplina aumenta día a día a ritmos diferentes según los países. Nuevas instituciones, actividades y publicaciones que propugnan la restauración de los estudios retóricos van surgiendo en estos momentos de transición tanto secular como histórica entre la sociedad postindustrial y lo que llaman sociedad de la información. Vivimos sin embargo en unos tiempos en que la chrêmatistikê, el espíritu financiero, y la retórica del Mercado dominan nuestra vida y nuestro pensar de una manera inevitable. Como en el siglo de la Sofística, estamos expuestos a un uso de la retórica de variopintas intenciones.

El dar nombre a algo no implica sin más que ese algo conlleve una descripción o una definición clara y unívoca. Cuanto más frecuente es el uso de una denominación concreta, más probabilidad hay de que vaya adquiriendo sentidos diferentes. La denominación de retórica no se aplica a algo que pueda definirse o delimitarse sin más. La retórica es un lugar, un topos -por usar un término retórico-, una especie de hogar que reúne en su torno narraciones diferentes, o un parque de recreo en el que cada uno juega su juego. El filólogo noruego Øivind Andersen publicó en 1995 uno de los mejores libros sobre la evolución y los diferentes aspectos de la retórica que hayan visto la luz durante los últimos años. 

Ha dado el autor nórdico a su libro el sugestivo título de "En la pradera de la retórica» (I retorikkens hage, Andersen [1995]). La comparación entre la retórica y una pradera en la que proliferan plantas y flores de diversas especies y en donde muchos tipos diferentes de actividades pueden tener lugar, es sumamente acertada y ha inspirado el subtítulo de este artículo.

Nuestras Elecciones


“Aceptar la responsabilidad de los errores, fracasos y principalmente las consecuencias, prepara a la persona a entender el para qué de lo que ocurre en su vida

Los seres humanos, algunos en ciertas etapas, otros en todas las etapas de desarrollo de la personalidad, presentamos un patrón de comportamiento mediante el cual tendemos a evadir y no asumir responsabilidad sobre las consecuencias de nuestros actos, adjudicando dicha responsabilidad a otras personas.

Cuántas veces hemos sido testigos de situaciones en las cuales un(a) estudiante, independiente del nivel que curse, cuando las calificaciones son bajas o reprueba, se justifica argumentando que él o la docente le tenía inquina o no explicaba bien. En vez de reconocer que no había estudiado o no dedicó la atención debida a la clase, recurre a la justificación y responsabilizar al o la docente.

Cuando una persona no tiene empleo, quizá busca y no encuentra, o cuando es despedida de su trabajo, en ambos casos muy difícilmente acepta que ello se debe a que no cumple los requerimientos del cargo que busca, o no llenaba las expectativas de los empleadores. En estas circunstancias recurre a señalar a otras personas, argumentando que gestionan para que no les den empleo o para que los despidan.

Los ejemplos son innumerables, porque este patrón de comportamiento se manifiesta independiente de raza, credo religioso, sexo, edad, capacidad económica, preparación académica, etc., es decir, no tiene fronteras. Pareciera que tiene raíces genéticas y es afinado en la vida cotidiana.
           
Dicho patrón de comportamiento está presente desde siempre; la Biblia, en el libro de Génesis 3:11-13, relata que cuando Adán desobedece a Dios y Este le pregunta "¿qué has hecho?", él responde: la mujer que me diste por compañera me dio del fruto prohibido, y entonces yo comí. No asumió su responsabilidad, por el contrario, recurrió a culpabilizar primero a quien le había dado la vida, y luego a la mujer que era sangre de su sangre y huesos de sus huesos.

En la vida las decisiones que se toman y las acciones que se ejecutan son innumerables, y en muchas de ellas se rehúye asumir responsabilidad sobre las consecuencias y se opta por achacar culpabilidades a terceras personas, muchas veces por temor a señalamientos, represalias o castigos.

Culpabilizar no permite enmendar errores, en el tanto, es un mecanismo mediante el cual las personas se tapan los ojos para no ver y negarse a aceptar la autoría de los desaciertos cometidos.

Cada quien es responsable por su presente y su futuro. Hay que tener presente que las actuaciones, correctas o incorrectas, no son más que una siembra, la cual, a la corta o a la larga, dará fruto bueno o malo.

Aceptar la responsabilidad de los errores, fracasos y principalmente las consecuencias, prepara a la persona a entender el para qué de lo que ocurre en su vida, así mismo, fortalece el carácter con humildad y  crea condiciones para nuevos retos y ser asertivo(a) en lo que se emprende.


Si se pidiera que levanten la mano quienes han presentado ese patrón de comportamiento, posiblemente la gran mayoría las levantaríamos. Por lo tanto, dispongámonos al cambio y erradicarlo de nuestro comportamiento y para cambiar, sustituyéndolo por uno nuevo que nos edifique para asumir las consecuencias de nuestros actos y entonces ser mejor persona.

El Ser Solidario


“Un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo, cuando ha de ayudarle a levantarse.”

¿A qué nos estamos refiriendo cuando hablamos de ser solidarios? Nos referimos a esa actitud, a esa disposición del ánimo, de la mente y del cuerpo a estar presentes y comprometidos con el otro en todas nuestras acciones. Con mayor precisión, estar presentes y comprometidos con el otro significa acudir y tratar de solucionar las urgencias de nuestros semejantes, empoderándolos y capacitándolos para salir adelante frente a una situación desfavorable.

Nos encontramos frente a una situación desfavorable cuando un cercano padece condiciones que reducen, estrechan y degradan sus derechos a vivir una vida digna; cuando no es posible para el prójimo o se le hace cuesta arriba alimentarse, educarse, gozar de salud, de posibilidades de empleo, de seguridad social, de trato igualitario, respetuoso y justo de su entorno social, a fin de cuentas, cuando carece de oportunidades de crecimiento a corto, mediano y largo plazo porque en vez de oportunidades sociales lo que recibe de su sociedad son exclusiones y discriminaciones sociales.

El padecimiento de la exclusión y de la discriminación social se vive como un sentimiento de grandísima injusticia social por parte de aquellos que sufren la negación de la sociedad en sus múltiples formas. Por poner un ejemplo, una de las negaciones sociales más repetidas a diario en Latinoamérica, extensivo a otras regiones del planeta,  tiene que ver con el empleo

Esto es así porque se vive como una grandísima injusticia social que la remuneración que se obtiene del trabajo no permita alimentarse, educarse, tener salud y vivienda dignas, no obstante los esfuerzos y sacrificios realizados en capacitarse.


En esta dirección, imagínense, entonces, cuán grande se debe sentir la injusticia social cuando ni siquiera un empleo es posible porque toda la economía ha convertido en números la maquinaria social de oportunidades y se ha olvidado que son personas y familias enteras las que están detrás de las demandas laborales. 

Esto por poner un ejemplo en el campo de las oportunidades laborales y de las economías que no buscan el bienestar social y la inclusión social justa, favoreciendo a unos y negando a otros.

Sociedad: Los Emblemas




Esta exposición muestra una amplia selección de los libros de emblemas que forman parte del Fondo Antiguo de la Universidad de Navarra. Este grupo de obras conforma un panorama que resume de un modo bastante completo lo que fue la historia de este original género del Renacimiento y del Barroco y que aún pervive en cierta manera en la moderna publicidad.

El título elegido, tomado de la empresa v de Saavedra Fajardo, resume tanto la intención final de esta exposición, como uno de los propósitos más importantes del propio género: enseñar deleitando.

En este breve comentario se desglosan, como si de una clase puntual se tratara, algunos aspectos básicos de la emblemática con la intención de ayudar a que estos hermosos libros puedan hablar por sí solos.

Un emblema es una composición artística que transmite un pensamiento, una enseñanza, mediante una combinación de imagen y texto que se amplifican y enriquecen mutuamente.

Estas composiciones reciben su nombre de la obra Emblematum liber de Andrea Alciato —publicada en 1531— en que aparecieron por primera vez, y fueron cultivadas por numerosos autores en multitud de soportes —libros, cuadros, arquitecturas efímeras…— a lo largo de los siglos xvi, xvii y xviii, casi hasta la Revolución Francesa. 


Por la forma podemos distinguir tres tipos de composiciones emblemáticas:

a. Los emblemas propiamente dichos: formados por una frase lapidaria—el llamado mote o lema— que compendia la idea y da pie a la composición , y un poema —el epigrama— y una imagen —la pintura— que la glosan y desarrollan.

b. Las empresas —que derivan formalmente de las insignias caballerescas— están formadas sólo por el mote que expone la idea y la pintura que lo glosa, por lo que suele ser necesario el ingenio del observador para desentrañar la relación entre ambos. En los libros de empresas a menudo se les acompaña de «declaraciones» que aclaran esta relación.

c.Los jeroglíficos, inspirados en la escritura egipcia, formados únicamente por la imagen que tiene el pensamiento implícito, y que hay que desentrañar. Normalmente el sentido del jeroglífico es develado por una declaración, sea del autor en un libro, sea en el discurso del orador o predicador que lo emplea como recurso.

viernes, 28 de diciembre de 2018

La Expansión Del Universo


El universo solo tiene un destino, la soledad. Y no es poesía, es cosmología: el universo se expande. Es más, la presencia de energía oscura hace que esa expansión sea a un ritmo cada vez más acelerado.

Eso significa muchas cosas, pero, sobre todo, que nos quedaremos solos.

En los próximos 100 mil millones de años, todas las estrellas que no formen parte de nuestra galaxia irán cayendo una tras otra más allá del horizonte cósmico. Las galaxias permanecerán juntas por la fuerza de la gravedad, pero el resto será solo oscuridad y silencio

A efectos prácticos, eso no solo hará que el resto de galaxias sean inobservables, sino que también las harán virtualmente inaccesibles. No se podría extraer energía de ellas, no se podrá viajar a ellas, no sabremos si quiera si siguen existiendo.

Dan Hooper, investigador del Fermi National Accelerator Laboratory, ha estado pensando sobre esto en los últimos años. Sobre todo, ha estado pensando en lo que debería hacer una civilización avanzada para sobrevivir, en cómo se estaría preparando para el futuro.

La respuesta de Hooper es interesante. Él piensa que la civilización se daría cuenta de este problema y se expandiría rápidamente, construiría esferas de Dyson y usaría esa energía para acelerar esas estrellas cerca del centro de la civilización donde poder seguir usándolas. 
Además, según Hooper, es algo que deberían hacer cuanto antes.

A nosotros, los humanos, mover una estrella nos parece algo demasiado complejo, pero Hooper está convencido de que ese es un problema central para asegurar la subsistencia a largo plazo depende de ello. No deja de ser una de esas teorías extravagantes que se publican de vez en cuando en astrofísica. Aunque, curiosamente viniendo de un científico que trabaja en el Fermi, son las implicaciones para otra actividad.


Y por eso mismo, es posible que sea un proceso que ya está en marcha. Así que podríamos orientar la búsqueda de vida inteligente a saber si ya está sucediendo. La evidencia podría estar ahí, en estrellas que parezcan moverse de una galaxia a otra o rastreando el cielo en busca de estrellas que han desaparecido. Una aguja en un pajar, sí. Pero un enfoque interesante.

Construir El Futuro

Toda imagen de futuro exige dimensionar la complejidad social en la que un determinado actor social está inserto. No es posible pensar ni pensarse de manera aislada. Toda construcción del futuro demanda una mirada que aborde el espacio de la sociedad en su conjunta para delinear allí el lugar propio de cada actor social, de cada organización, considerando también sus alianzas y oposiciones. 

Un actor se define siempre en relación. La identidad de un actor es una identidad en relación. Es el resultado de una construcción siempre compleja entre los propósitos, las capacidades y los recursos propios, y la multiplicidad de relaciones que se constituyen como alianzas y como resistencias con otros actores, en medio de un escenario que les genera a todos ellos posibilidades, oportunidades y también limitaciones. 

La prospectiva entonces no se puede limitar a mirar uno solo de los actores, aislado del contexto y de sus relaciones. Y la mayor riqueza estará siempre en la posibilidad de que esa construcción de imágenes de futuro se haga en alianza con aquellos que son considerados aliados, evaluando las divergencias con otros actores y sus posibles resistencias (todo lo cual enriquece la mirada y las perspectivas propias) y atendiendo a las capacidades y recursos de los que se dispone, lo que incluye el desarrollo de nuevas tecnologías.

Construir el futuro no es adivinarlo
La finalidad de la prospectiva no es adivinar el futuro, no es anticiparlo. Es asumir que el futuro se abre ante nosotros como múltiples posibilidades, como una suerte de desafío que nos convoca para generar caminos por los que estamos invitados a transitar. Por lo tanto, la prospectiva tiene que ser entendida como una herramienta metodológica y promotora de la creatividad que invita a la construcción de ese futuro partiendo de la base de que nada está decidido y todo está por crear. 

El futuro, sostiene la prospectiva, está en nuestras manos. Está en nosotros, en nuestra voluntad, en nuestra decisión libre y en el uso adecuado de nuestras capacidades, crearlo de la manera que deseamos..


La prospectiva estudia el futuro para comprenderlo mejor  y poder incidir sobre él.  La intención es es idear el mejor futuro posible, aún cayendo en el espacio de lo que algunos, también de manera peyorativa, puedan calificar de utópico. Tiene sentido, en un mundo cargado de escepticismo posmoderno, rescatar el valor de lo utópico. No se trata tampoco de ciencia ficción. 

No es pura imaginación ni se trata de inventar un mundo futuro totalmente desconectado con el presente. La pretensión es siempre comprender de mejor manera el presente para poder actuar, para mejorar nuestras acciones. El pasado se ubica en la dimensión de los hechos cumplidos. Allí nada podemos cambiar. El pasado puede ser objeto de estudio y de conocimiento, puede ser referido y evocado, puede dar lugar a añoranzas o desasosiegos, pero son hechos rigurosos e inmodificables para nosotros. El futuro, por el contrario, todavía no existe, nadie lo ha predeterminado. 

En ese sentido el futuro es espacio de libertad y, al  mismo tiempo, un lugar donde es posible ejercer cierta cuota de poder asociada a la voluntad y a las condiciones, también posibles de crear, en las que tendremos que movernos.

Vocación De Servicio


Cuando alguien tiene el convencimiento y la pasión por ejercer una actividad profesional se dice que tiene vocación. Por otra parte, la idea de servicio en un sentido general se refiere a la acción de servir, es decir, mantener una actitud de empatía hacia los demás. Consecuentemente, el concepto de vocación de servicio se refiere a la inclinación profesional orientada a satisfacer las necesidades ajenas.

Se trata de un concepto aplicable a cualquier actividad u oficio. Así, un médico, un recepcionista, un peluquero o un funcionario público pueden considerar que su quehacer profesional está guiado por la vocación de servicio. Esto implica que su motivación se basa en la satisfacción de sus clientes, en atenderles amablemente y de manera honesta y, en definitiva, en el ejercicio de su profesión con criterios profesionales y, al mismo tiempo, éticos.

El concepto de vocación de servicio no siempre está relacionado con el trabajo remunerado, sino con aquellas actividades que se realizan de manera altruista y con espíritu solidario. Los voluntarios que colaboran con ONGs lo hacen sin recibir a cambio una recompensa económica y su principal motivación es la propia satisfacción personal y sentirse útil para los demás. En otras palabras, su tiempo y sus energías se orientan a una causa noble que está directamente relacionada con el concepto de vocación de servicio.

La vocación de servicio como planteamiento ético
Un profesional tiene que cumplir unas obligaciones laborales con la mayor eficacia posible y a cambio recibe un salario. A partir de esta premisa general pueden darse, grosso modo, dos planteamientos posibles:

1) el profesional intenta cumplir con su responsabilidad porque así lo establece el contrato y porque, de lo contrario, tendría consecuencias negativas (por ejemplo, sería despedido) y

2) el profesional intenta cumplir porque considera que es su obligación moral. En este último caso, su motivación va más allá del salario que recibe o de unas cláusulas contractuales.

El planteamiento ético en la vocación de servicio consiste en actuar no porque alguien lo imponga desde fuera (por ejemplo, un jefe que da una orden) sino porque uno mismo tiene el convencimiento moral que le obliga a actuar de una determinada forma.

La llamada de Dios
En el mundo cristiano algunas personas afirman que su vocación religiosa surgió de la llamada de Dios. De esta manera, quien recibe el mensaje o la señal de Dios siente que su vida debe orientarse en una dirección: el amor por los demás, inspirado en el amor a Dios. Esta motivación religiosa se fundamenta igualmente en una vocación de servicio.

Lo Que Nuestros Ojos Ven


Si de nuestros ojos dependiera, con el paso de los años los colores del mundo que vemos perderían intensidad como en una foto antigua, hasta virar casi a blanco y negro. Y todo porque los receptores que perciben el color, llamados conos, pierden sensibilidad con la edad y se vuelven menos eficaces. Por suerte contamos con el cerebro, que evita que nuestra imagen del mundo adquiera un tono vintage y compensa este deterioro para que sigamos percibiendo cielos de un azul rabioso y praderas con tonos verdes intensos durante toda la vida. “El cerebro visual se recalibra a media que envejecemos“, explica Sophie Wuerger, coautora de un estudio que publica PLoS ONE.

Y es que la percepción del color es subjetiva. Tanto que los colores se aprecian más grises y azulados (con menos componente amarilla) si nos sentimos tristes y deprimidos que si nos encontramos en situaciones emocionalmente neutras, como daba a conocer Psychological Science.

EL OJO BIÓNICO FUNCIONA
A principios de 2015, Allen Zderad, que había quedado completamente ciego hace una década por una retinosis pigmentaria, recuperó su visión gracias a un ojo biónico que le implantaron en la clínica Mayo. No era el primero en someterse a esta operación. A estas alturas ya son más de un centenar los invidentes que han vuelto a ver gracias a estos implantes, formados por una serie de chips y electrodos colocados en la parte de atrás del ojo que reciben imágenes de una cámara microscópica situada en las gafas que emplea el paciente.

Aunque suele pasarnos desapercibido, nuestros ojos no paran de hacer pequeñas y veloces correcciones de la dirección en la que miran. Estos movimientos, llamados microsacádicos, se producen del orden de 3 a 4 veces cada segundo, más rápido que los latidos del corazón. Hasta ahora se desconocía con qué fin se hacían estas correcciones. Pero científicos de la Universidad de Tübingen (Alemania) parecen haber dado con la clave.

Según los investigadores, en cada instante solo un área muy pequeña de nuestro campo de visión se percibe clara y enfocada. Con los movimientos rápidos redirigimos el ángulo de visualización a los distintos puntos de interés que parecen interesantes. El cerebro une después estos puntos y construye una imagen completa. Además, los reajustes constantes de la mirada nos permiten tener mayor visión periférica, y mantenernos ojo avizor incluso cuando concentramos la mirada en algo, por si surgen amenazas.

SE PUEDE VER CON EL OÍDO

¿Qué pasa con la corteza visual del cerebro de un ciego? Pues que lejos de quedar en desuso por la falta de vista, las neuronas se reciclan y se dedican a agudizar otros dos sentidos: el sonido y el tacto. A falta de estímulos visuales, la plasticidad del cerebro permite que se usen estas células para analizar los datos recibidos de otros sentidos, según un estudio realizado con resonancia magnética funcional que publicaba la revista Neuron 

Dicho de otro modo, si los ojos no dan información, el cerebro recurre a un plan B y recopila los datos del tacto y el oído para construir una imagen mental espacial del mundo que les rodea.

Nuestro Compromiso


¿Qué es el compromiso? Mejor aún, ¿Cómo impacta el compromiso en nuestras vidas?
El compromiso es la capacidad de seguir con algo mucho después de la emoción inicial que nos motivó a dar el primer paso. El compromiso es una decisión de seguir con un proyecto, idea, relación u objetivo, incluso cuando no es fácil.

¡Nada se puede lograr sin compromiso!


Sin embargo, el compromiso no es fácil. En un mundo donde todo y todos parecen ser reemplazables, puede ser muy fácil abandonar personas, objetivos y proyectos sin realmente darle un esfuerzo genuino. ¿Funcionarán todas las relaciones, proyectos, planes y metas? ¡Por supuesto no! ¡Ni siquiera de cerca! Pero con compromiso sabemos que dimos todo lo que podíamos.

jueves, 27 de diciembre de 2018

El Valor De Una Vida


Tenemos un valor incalculable; no somos el resultado de la evolución, de un accidente cósmico o una forma de vida biológica elevada que por casualidad adquirió conciencia. Fuimos creados como seres racionales, con moralidad, voluntad y discernimiento, únicos sobre la tierra con cuerpo, alma y espíritu, capaces de obrar para bien. Somos obra de un creador que con sabiduría e inteligencia nos hizo con un propósito, que no consiste en acumular posesiones o riqueza, sino en que tengamos como prioridad el cuidado y desarrollo integral de todo ser humano desde el momento de su concepción, utilizando para ello todos los recursos disponibles.

La racionalidad y moralidad nos da la capacidad de obrar para el bien, no solo para sí mismo, sino también para los demás. ¿Qué ha ocurrido entonces que hemos desvalorizado la vida, perdiendo la sensibilidad ante la necesidad y el dolor ajeno? Los grandes desafíos que tenemos en nuestro país, como la desnutrición infantil, carencia de atención en salud primaria y preventiva, el hambre y la miseria, el analfabetismo, la violencia que produce muerte y dolor a millares de familias o la desintegración familiar, exigen de cada uno de nosotros una respuesta concreta, comenzando con los gobernantes, puesto que han sido puestos en autoridad para servir, para buscar el bien común, no el beneficio propio.

Con frecuencia argumentamos que somos un país pobre, dependiente y limitado para enfrentar estos desafíos. Sin embargo, somos un país rico en recursos y potencial humano, con capacidad de generar oportunidades para el desarrollo integral de todos sus habitantes. El verdadero problema radica en que no estamos valorando la vida en la dimensión correcta, nos hemos vuelto indiferentes ante el drama de nuestros semejantes. Esto se evidencia, por un lado, en la forma como se administran y distribuyen los recursos públicos (actos de corrupción o en la priorización de cosas que no buscan satisfacer las necesidades primarias de la población) y por el otro, en la negativa o evasiva de cumplir a cabalidad la responsabilidad de pagar impuestos. Tanto lo uno como lo otro es inmoral y condenable.

La valoración del ser humano es un desafío ético para todos los que formamos parte de la sociedad. La riqueza y las posesiones son instrumentos que deben servir para el beneficio de los demás, no para fines egoístas.


Evaluemos nuestro actuar, cumpliendo de manera justa y honesta con el rol que nos corresponda y en cuanto tengamos la oportunidad y la posibilidad ayudemos al necesitado, recordando que aquel que sabe hacer el bien y no lo hace, le cuenta como pecado, porque pudiendo hacer algo por sus semejantes y no lo hizo, se hace parte del problema, no de la solución. 

Una Forma De Ser Y Estar


La felicidad es una forma de ser y estar en este mundo, y el ser humano tiene como fin la búsqueda de esa felicidad, pero es importante saber que ser feliz NO es equivalente a no tener problemas.

Ser feliz es sentir que eres capaz de llevar las riendas de tu vida, que aunque el camino sea tortuoso tienes un objetivo que quieres alcanzar, que aunque tienes miedos y ansiedades eres capaz de apoyarte en tus fortalezas para vencerlos, que aunque por tu cabeza aparezcan pensamientos negativos producto de creencias limitantes, puedes detectarlos, reflexionar sobre ellos y darlos la vuelta para seguir avanzando…

Ser feliz es ser capaz de disfrutar esas pequeñas cosas que pasan desapercibidas pero que en el fondo son la sal de la vida: una sonrisa, un gesto amable, el abrazo de un amigo, ver jugar a tus hijos,…


La felicidad no está en tener lo que se desea si no en disfrutar de lo que se tiene

El Ser Inteligente


La inteligencia no es solo un don, es también una práctica. Una práctica que se ejercita como se ejercitan los músculos o la memoria. La única diferencia es que su entrenamiento es algo más complejo, porque para desarrollarla hay que aprender a combinar muchos componentes a la vez: imaginación, lógica, retentiva, cultura, reflexión, experiencia…

Pero tratando de resumirlos todos, podría decirse que la inteligencia se desarrolla a través del desligamiento. Uno debe separarse de quien se supone que es, del lugar que ocupa en el mundo, de lo verosímil y de lo esperable. Todo al mismo tiempo. Y también debe cuestionar las explicaciones más inmediatas pues estas tienden a ocultar las más distanciadas, que son, precisamente, las que ejercitan la inteligencia.

García Márquez contaba que en una ocasión un pequeño ratoncillo salió de su escondrijo y vio por primera vez un murciélago sobrevolando la zona. Extasiado, entró corriendo en la guarida en busca de su madre y le gritó: «¡Mamá, mamá, he visto un ángel!».

No es que el ratoncillo fuera tonto, es que aún no se había ejercitado lo suficiente como para llegar a asociaciones menos inmediatas.

Otro aspecto fundamental que desarrollar es la conciencia del punto de vista. Es decir, el asumir siempre que lo que vemos no es la realidad, sino tan solo una parte. Y que deberemos utilizar la inteligencia para completar la imagen. A este respecto hay otra historia interesante. 

Dos profesores de ciencias exactas paseaban por el campus de la universidad en la que trabajaban cuando un tranvía se les cruzó por delante. Al verlo, uno de ellos le comentó al otro: «¿Se ha fijado, estimado colega? Han pintado los tranvías de amarillo». A lo que el segundo le respondió de inmediato: «Sí, cuando menos por el lado de acá».

Desligarse de lo probable y lo inmediato nos hace crecer en inteligencia. Y solo cuando incrementamos esa capacidad es cuando somos capaces de alcanzar niveles de disrupción que nos permiten evolucionar, como individuos y como especie.

Un caso muy claro son los análisis no disruptivos que hacemos de la realidad inmediata. Cuando vemos, por ejemplo, que el petróleo se va a acabar, calculamos cuánto queda y llegamos a la conclusión de que todos los coches serán eléctricos en el plazo de 40 años. Pero ese es un análisis lineal que no tiene en cuenta el hecho disruptivo. Las cosas sucederán mucho más deprisa y por otros motivos.

Porque si revisamos el pasado, vemos que cuando el hombre descubrió el cobre enseguida comenzó a utilizarlo en lugar de las piedras. Y no lo hizo porque las piedras estuvieran desapareciendo del planeta, sino porque el cobre era más eficiente. Lo mismo sucedió con la llegada del automóvil. 

La gente tampoco sustituyó a los caballos por coches porque los caballos fueran a extinguirse. Lo que sucedió en ambos casos es que tanto el cobre como el motor de explosión interna fueron aportaciones de mentes más inteligentes que se alejaron de lo evidente para llegar a soluciones disruptivas.

Sin embargo, cuando estas mentes aparecen, la realidad se transforma a una velocidad vertiginosa. La inteligencia actúa como un catalizador que todo lo revierte. Volviendo a los coches, Tesla Motors lanzó al mercado su primer vehículo cien por cien eléctrico hace tan solo ocho años, y en estos momentos ya tiene una enorme cantidad de futuros compradores en su lista de espera. Ninguno de ellos ha aguardado, en contra de lo que pensaban otros fabricantes de automóviles menos disruptivos, a que el petróleo se acabara para comprarse un Tesla.

Tu Opinión Es Importante

Tener acceso a internet nos permite dar nuestra opinión sobre cualquier tema. Poder expresar los propios gustos y disgustos es importante para nosotros mismos porque nuestra opinión es algo que nos define y separa del resto. Opinar por internet significa poder expresar lo que pensamos y así compartir nuestras experiencias y explicar el porqué de nuestras opiniones con otros usuarios.

Al mismo tiempo, es importante también porque dar nuestra opinión significa darle al otro la posibilidad de cambiar, mejorar o revisar lo que no nos agrada.

 Hay muchas maneras de expresar tu propia opinión en internet:
1. Muchas personas tienen blogs sobre argumentos que los apasionan, para comentar o criticar hechos recientes en la industria en la que se especializan.
2. Otros comunican sus opiniones en redes sociales como Twitter o Facebook, así ayudando a otros usuarios con sus sugerencias o creando discusiones o charlas entre consumidores.
3. Algunos deciden expresar lo que piensan acerca de servicios o productos de empresas respondiendo a encuestas remuneradas por internet.

Al fin y al cabo lo importante no es el medio, sino el hecho de poder expresarnos sobre argumentos que nos interesan. Y hoy en día, teniendo acceso a todo tipo de discusiones por internet, ¡la verdad que no tenemos excusa para no compartir lo que pensamos!

Muchas personas tienen miedo de que expresar la propia opinión pueda influir negativamente sobre ellos. La mayor preocupación es que dar una opinión pueda tener consecuencias negativas en la vida laboral, si esta no coincide con la de la empresa o empleador. Este es un miedo comprensible ya que prácticamente todo lo que está en internet puede ser encontrado en los motores de búsqueda.

Pero es importante saber que hay muchos modos para lograr expresar lo que pensamos de manera completamente anónima, sobre todo cuando usamos métodos que están afuera de lo que son las redes sociales.


Tener una voz en capítulo y saber que de alguna manera podemos contribuir a mejorar comportamientos, productos o servicios que nos afectan en manera personal o como consumidores, es algo que deberíamos aprovechar más seguido y lo cual beneficia tanto al otro como a nosotros.

miércoles, 26 de diciembre de 2018

Necesidad De Respuestas

Filosofía
Necesidad De Respuestas
La primera fuerza o necesidad que el hombre experimenta ya desde su adolescencia, es la de encontrar un sentido a su propia vida. La voluntad de placer, de gozar de la vida, no es la fuerza fundamental del hombre, no es la que puede explicar toda la historia de la humanidad y de cada hombre en particular. Tampoco la voluntad de afirmarse y de ser alguien en la sociedad es la última y más importante tendencia del hombre.

Lo que en realidad el hombre más necesita es encontrar un sentido a su existencia, ubicarse en el mundo del porque y saber si todo tiene un sentido, o en cambio es solo una promesa que nunca se realizara.

El hombre es capaz de vivir e incluso morir por sus ideales y principios, pero no puede inventar el mismo estos ideales. No podemos como nos propones Sartre, inventar nosotros el sentido de nuestra vida. Podemos descubrirlo, no inventarlo.

La vida del hombre no es, pues, un estado de satisfacción, sino una tensión, un conflicto, una lucha para descubrir una solución al problema fundamental.

El hombre es esencialmente esta tensión entre el tedio y el deseo. Experimentar el vacío la pérdida del sentido de la vida es lo que constituye la angustia existencial del hombre..

A veces, el hombre quiere huir de esta realidad y compensarla con el dinero, con el sexo, la droga, el poder, la actividad frenética.

Pero la pregunta existencial: "Vale la pena todo esto...? ", vuelve a inquietar siempre al hombre. Vale la pena encarar este tema y buscar las pistas de solución