Vivimos en una
Cultura eminente visual, el 80 % de la información que recibimos todos los días
es a través de la imagen. Nuestro proceso perceptual habitual está condicionado
a percibir la realidad desde esta acentuación visual.
Por lo que nuestra
capacidad de Ver, como un proceso de lectura y decodificación de la imagen está
muy desarrollado en la cultura contemporánea. Basta una mirada al realismo e
hiperrealismo del cine, la televisión y la publicidad para corroborar esta
cualidad perceptual de nuestra contemporaneidad.
No obstante esta
supremacía perceptual de la imagen, la capacidad de percepción del ser humano y
de interacción con nuestro entorno, abarca todos los demás sentidos y la
particular información que provee cada uno de ellos es una forma distinta de
crear y procesar la realidad.
A esta capacidad
perceptual de todos los sentidos de los seres vivos se le denomina
Sensorialidad.
Y si bien es
aceptada la idea de que la construcción de la realidad no es una entidad
absoluta al margen de nosotros los individuos, si no la construcción que el
sistema nervioso de cada individuo hace a partir de los estímulos que recibe.
Las posibilidades
de comunicación que abre el espectro de sensorialidad de los seres humanos,
apenas comienzan a investigarse y explorarse activamente en el mundo del arte,
la gastronomía y el marketing.
El marketing
sensorial y experiencial, las salas cinematográficas de estimulación
sensorial, las salas interactivas de los museos contemporáneos, el teatro
sensorial, la poética sensorial son algunas estrategias de comunicación, que
buscan ir más allá de la imagen e impresionar en la esfera de sensorialidad de
espectadores y clientes.
En la búsqueda de
esa experiencia significativa, de esa huella emocional que nos acerque y
posibilite distintos caminos de comunicación, La sensorialidad, nuestra gran
capacidad de sentir, nos tiene reservada muchas y nuevas construcciones
neuronales por descubrir y experimentar.
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