miércoles, 24 de abril de 2019

Cuando Decidimos


Detrás de una decisión siempre surge el temor, las dudas, la tensión, por lo que es natural experimentar éstos sentimientos al tener que elegir o tomar una decisión. Sin embargo, cuando este estado se vuelve frecuente, incluso decidirse por qué comer puede volverse todo un dilema, esta situación vuelve nuestra vida confusa.

El origen de la indecisión puede encontrarse en nuestra infancia, a causa de una autoestima debilitada por la personalidad controladora, opresora o incluso violenta de alguna de las figuras paternas, lo cual puede haber debilitado la personalidad del individuo afectado. O bien, puede ser que uno de los padres, sea demasiado débil,  o indeciso y el individuo se haya identificado con ésta personalidad.

La indecisión tiene mucho que ver con la autoestima, el miedo a equivocarse por el temor de ser juzgados, frases como “que torpe has sido” “¿cómo se te ocurrió hacer algo así?” Son frases que con el tiempo pueden debilitar nuestra personalidad, volvernos frágiles, y dependientes. Con el paso del tiempo, creemos que los demás son más son más capaces e incluso podemos llegar a permitir que otros elijan por nosotros.

Si nuestra indecisión se debe a una autoestima baja, entonces es importante, mejorar éste aspecto. Existen algunos ejercicios que pueden ayudarnos, la asesoría de un profesional siempre es una buena idea.

La experiencia resultado de nuestras decisiones.

Las decisiones siempre pueden ser acertadas o erróneas, es el temor a equivocarnos lo que nos lleva a dudar, sin embargo, tanto los aciertos como los errores nos brindarán, la invaluable experiencia. Nadie puede acertar siempre, esto no quiere decir que no te tomes el tiempo para decidir cuándo se trata de una decisión importante. Recorrer el camino de la vida nos permite comprobar y ajustar a cada paso, la experiencia también nos ayudará a ser más acertados en el futuro.

Se debe dejar de vivir emulando al resto o siguiendo su mismo camino, puesto que cada uno de nosotros es diferente, debemos trazar nuestro propio camino. Definitivamente cometeremos errores, pero así es como podremos ganar la experiencia requerida para mejorar día a día.

¿Cómo tomar decisiones?
La opinión de los demás puede ser útil o bien, puede  ser destructiva, así que debemos aprender a tomar las cosas que nos sirvan, y desechar aquellas opiniones que sólo resultan perjudiciales, si bien una crítica puede ser constructiva, aquellas que no lo son, no deben ser relevantes para nosotros.

La decisión juega un papel importante en nuestra vida, somos la suma de nuestras decisiones, 
acertadas o erróneas, todas y cada una de ellas, cuenta. Si bien, decidir que el otro decida por nosotros es una decisión, nos impide adquirir experiencias más propias y que vaya de acuerdo a nuestros deseos, además, la toma de decisiones  es indispensable para poder desempeñarnos en un cargo importante dentro de una empresa o compañía.

Para tomar una decisión, podemos confiar en nuestra experiencia, nuestro conocimiento del tema, o bien, investigar si contamos con el tiempo necesario, se recomienda dividir la toma de decisiones en cuatro etapas:
El problema
Las causas
Las alternativas con las que contamos para darle solución
Y la implementación de dichas soluciones.

Elegir una de las soluciones puede ser un verdadero dilema, en especial, cuando no contamos con la experiencia, el tiempo para madurar la decisión, y la desorganización, sin embargo, en éstos casos, se debe tratar de utilizar el sentido común.

Una vez tomada la decisión, debemos responsabilizarnos de ella, tanto si acertamos como si se trata de una equivocación. Se puede corregir a medida que las consecuencias comienzan a aparecer, cuando nos equivocamos, debemos tratar de darle solución, y es por ello que las decisiones se vuelven indispensables en el proceso de aprendizaje.


Muchas personas no desean hacerse responsables, y es por ello que permiten que los demás decidan por ellos, no obstante, no responsabilizarnos, nos impide madurar y aprender.

No Ignorar La Ignorancia

A través de la historia han sido muchos los dedos que apuntan a la ignorancia como la causa esencial de todos los males de la humanidad.

Desde luego, el desconocimiento de la realidad te expone a grandes riesgos tales como no advertir el hueco donde vas a caer mientras caminas por la calle o tragarte tranquilamente el veneno que un enemigo te ha puesto en la bebida.

Sin embargo, no estar informado de ciertas cosas puede tener su lado positivo.

En mi caso, confieso ser flagrantemente inculto en lo que respecta a las letras del Reggaetón; soy del todo indiferente a la actividad que realizan las Kardashian y carezco de la menor idea sobre los personajes del Juego de tronos, del hambre o cualquier otro juego de esos que se producen en los talleres cinematográficos.

De este modo protejo mi sistema emocional de agotamientos innecesarios y dedico la energía resultante a temas más interesantes o satisfactorios.

Ignorar, en el sentido de no hacer caso, es igualmente un recurso válido para proteger la estabilidad personal. Si atiendes a críticas necias o si respondes a cada insulto que dispara un desquiciado en las redes sociales, el gasto energético implicado no se retribuirá en un cambio de actitud por parte del atacante y más bien te apartará de lo verdaderamente útil.

Claro está, que no me refiero a ejercitarte en la peligrosa táctica negadora del avestruz sino más bien a asumir una ignorancia selectiva. Esto es, rescatar lo que pruebe ser valioso y desechar la estupidez donde quiera que esta surja.

¿Que el imbécil de turno habla hasta por los codos solo para agobiarte? ¡Cierra tus canales sensoriales y escucha las olas del mar!

¿Que te llaman ignorante porque no te informas de la majadería ajena? Cierto, ignorante, pero sano mentalmente.


¿Cuántos «sabios» pueden decir lo mismo?

Nuestras Características

Las características personales son muy variadas, pero para poder entenderlas debemos de definir claramente que son las “características personales”.

Lo primero que hacemos es entender que características son aspectos meramente distintivos, por lo que al separarse en personales estas variaran en cada individuo, así un individuo puede tener distintivos físicos y distintivos mentales que forman al individuo pleno en lo particular.

Características personales:
Podemos mencionar en el ser humano una serie de características que aunque siempre variarán en cada individuo particular son fáciles de distinguir:
Etnicidad.- La etnicidad se presta para múltiples circunstancias, precisamente por ser muy evidente; esta independientemente de las circunstancias socia les permite una individualidad tanto étnica como personal, tales como color de piel, color de ojos, estatura, facciones, resistencia, color de cabello etc.
Estatura.- Aunque puede estar ligada a la etnicidad también en un mismo grupo étnico se presentan variantes, lo que individualiza a la persona.
Inteligencia.- Se sabe que todos los seres humanos cuentan con una inteligencia promedio que se ha clasificado en 100, y en caso de enfermedades, síndromes o deficiencias físicas esta puede ser reducida y en caso contrario existen personas que cuentan con una capacidad superior al promedio llegando a niveles superiores a 200. Esto ha hecho que muchos de estos se distingan como líderes o genios científicos que proporcionan beneficios a la humanidad.
Trabajo.- El trabajo se convierte en una característica personal, aunque es meramente artificial ésta se convierte en parte de la cotidianidad del individuo lo que influye ampliamente en él y su entorno.
Vestimenta.- La vestimenta tiene dos sentidos que pueden ser parte de la distinción personal, por lo que puede estar influenciada por la moda, o por la necesidad; lo puede uno observar al ver a los obreros, que utilizan ropa de seguridad especializada, los abogados que usan ropa formal, los médicos que la utilizan especial por higiene y categorías y la gente joven que puede inclinarse a la moda, al clima o a una mezcla de ambas.
Sociedad.- La sociedad influye plenamente en la personalidad del individuo por lo que es factible incluirla aquí, pues una sociedad civilizada no tendrá las mismas influencias sobre un individuo que una sociedad rural o campesina, donde forjan una personalidad diversa y acoplada al medio ambiente social.
Medios.- Los medios pueden ser un termómetro en la sociedad y también en la personalidad de los individuos, pues si bien son universales, las personas se inclinan a una serie de gustos o tendencias que son extraídas de la inmensa gama de posibilidades, lo que hace que una persona se incline a un cierto tipo de música, vestimenta, e incluso de servicios como telefonía, y automóviles. Este tiene una influencia psicológica y mercantilista, pero siempre influye en la personalidad del individuo.
Afabilidad.- Es una cualidad propia de los seres humanos, pero ésta puede variar ampliamente debido al carácter y formación del individuo.
Apertura.- Esta es independiente de la afabilidad, y puede variar en cada individuo, especialmente por ser influencia directa de la educación familiar y social.

Carácter.- El carácter es una de las partes más importantes en la personalidad, pues este representa la presentación social y cultural de la persona ante el mundo, puede existir un carácter afable o rudo, y este se influencia directamente la sumisión o cualquier circunstancia.

Eludir Responsabilidades

La responsabilidad es la relación ética con la vida y el mundo efectivo. Cuando asumimos la responsabilidad nos abrimos a la proliferante vida y a la complejidad del mundo efectivo. Cuando eludimos la responsabilidad nos cerramos a esta apertura, nos encaracolamos en el mundo de la representaciones, mundo imaginario, sostenido por las materialidad de las mallas institucionales. La responsabilidad no se la asume, sino se la soslaya, por medio de artificios y retoricas ideológicas, que no alcanzan para cubrir la distancia no recorrida, no abarcada, incluso no visualizada; menos comprendida. De lejos, se ignora el desafío de la existencia y de la vida; hablando de las sociedades orgánicas y particularmente de las sociedades humanas, se ignora el desafío social. Se cree que el edulcorante de ideología basta para dar sentido al caminar en lo desconocido; cuando ésta apenas escudriña su propio acontecer. No entiende que es apenas interpretación anacrónica de una selectiva memoria, que busca legitimar un accionar, que básicamente tiene que ver con el ejercicio del poder.

Como dijimos antes, una manera de eludir la responsabilidad es el desenvolvimiento dramático de la consciencia culpable; se busca culpables para descargar en ellos la causa del mal o la manifestación misma del mal, convirtiéndolos, en este caso, en los efectos del mal. La culpabilización elude la responsabilidad al señalar, anticipadamente, al causante de de la desdicha, del crimen o del delito. Los que lo hacen, los que culpabilizan, no se sienten comprometidos en lo ocurrido; están al margen del crimen o del delito cometido. Otros lo están, otros son los culpables; ellos cargan con el peso del drama y la tragedia. Como si con la conjetura de la existencia de los culpables se resolvieran definitivamente los problemas; sobre todo por la ejecución del procedimiento del castigo o la pena. Cuando el culpable es castigado, se produce la catarsis; se descarga sobre él todo el peso de la Ley, todo el peso demoledor del Estado. Es como una terapia de jueces y verdugos; sobre todo de gobernantes y administradores de justicia. Pero, esta terapia tiene corto alcance; es momentánea; es más un analgésico que una cura. Con el culpable castigado o en la cárcel, la culpa no termina encerrada, pues parte de ella se encuentra en la consciencia desdichada, en el sujeto desgarrado por sus contradicciones insoslayables. Aparecen, fuera de la cárcel otros culpables, a quienes hay que perseguir, encarcelar y castigar. El Estado se convierte en una constante vigilancia, en una omnipresente arquitectura panóptica en expansión, obsesionada por el detalle del control.

Con esta proliferación de culpables, con esta permanente persecución, de nunca acabar, tal parece que la Ley y el Estado llevan las de perder; pues es una historia de nunca acabar. La consciencia culpable de la Ley y el Estado no resuelve su problema encerrando y castigando a los culpables que inventa, pues la desdicha es inherente al contenido mismo del la Ley y a la estructura misma del Estado. Lo que persiguen la Ley y el Estado en el culpable es el malestar de la propia consciencia culpable; malestar de la cultura, malestar de la política, malestar de la administración de justicia, malestar del ejercicio del poder.

El asesinato de Jonathan Quispe, por parte de una represión sañuda contra la movilización de la UPEA, que demanda un mayor presupuesto, ha evidenciado comportamientos de la consciencia desdichada del gobierno clientelar. La primera “hipótesis”, si se puede nombrarla así, abusando del término, del gobierno fue que los mismos estudiantes, en un descuido, al activar un petardo cargado con una canina, mataron a su compañero. “Hipótesis” que se caía en el mismo momento de emitirla, pues no se sostenía por ningún lado y de ninguna manera. Cuando la UPEA demostró, recurriendo a cámaras de seguridad, que Jonathan se encontraba vivo y corriendo después de la detonación del susodicho petardo, que, además fue alcanzado por un proyectil, que herido corrió a refugiarse en un callejón, momentos antes de desvanecerse, el gobierno sacó del bolsillo otra estrambótica interpretación: que fue asesinado en la vivienda donde se refugió. La autopsia extrajo la canica que le atravesó el pecho y le perforó el pulmón, causando la muerte por desangramiento interno. La policía utiliza canicas para hostigar las movilizaciones, lastimando el cuerpo con la contundencia del impacto. La mala suerte fue que el ángulo de penetración, la velocidad del proyectil, la proximidad del disparo, además de que posiblemente la víctima se encontraba corriendo en sentido contrario al proyectil, hizo que la fatalidad se explaye en su ritualidad macabra. Al encontrarse develado el gobierno en su sinuosa invención pavorosa de explicaciones sin sostenibilidad, por último culpabiliza a un subteniente, que portaba una escopeta, como otros de sus camaradas. Dice el ministro de gobierno que el subteniente “actuó autónomamente”, sin permiso ni cumplir con el reglamento del caso. ¿Un policía actúa “autónomamente” en una represión? La policía es una institución de mandos jerárquicos y unificados, además de contar con espíritu de cuerpo, como se dice, y de estar entrenados para hacerlo coordinadamente. El gobierno represor al encontrar un culpable en otro joven, esta vez de uniforme, cree poder eludir su responsabilidad con esta puesta en escena. La responsabilidad de la muerte de Jonathan es del gobierno clientelar y represor, al dar la orden de represión contra la movilización, al optar por una escalada de violencia, descartando el diálogo.

En el desenlace trágico de lo ocurrido en la ciudad de El Alto, hay dos jóvenes convertidos en objeto de la culpabilización; Jonathan por haberse movilizado contra el gobierno, el subteniente por haber disparado su escopeta, cargada con una canica. El subteniente estaba ahí, en el lugar de la tragedia, por órdenes de sus superiores; Jonathan estaba ahí porque peleaba por un mejor presupuesto para su universidad pública, para garantizar la educación pública y gratuita, como establece la Constitución. Si la sociedad acepta esta comedia gubernamental, esta manera de eludir su responsabilidad, culpabilizando a un subteniente que obedecía órdenes superiores, que, a su vez, obedecían órdenes del gobierno, es que también elude su responsabilidad ante la vida y el porvenir de la sociedad. Todo quedaría ahí, como si se hubiera disparado contra Jonathan a quemarropa y con premeditación, cuando el suceso trágico se desencadenaba por el ejercicio mismo de la represión gubernamental. Tendríamos un culpable preso, una víctima asesinada, mientras que el gobierno habría logrado eludir su responsabilidad; también la sociedad misma.

La responsabilidad para con la vida y la sociedad, al ser una relación ética, se opone a la violencia, como descarga de las relaciones de dominación. La responsabilidad busca el desenvolvimiento de la potencia de la vida y de la potencia social, evitar que se inhiba la potencia por el ejercicio del poder y las formas desenvueltas de las dominaciones polimorfas. La responsabilidad exige parar el despliegue de la violencia, la escalada de la violencia, que desencadena el derrotero de los dramas y los desenlaces trágicos. No es responsable caer en las oscilaciones pendulares, que otorgan el privilegio de los mandos a unos y otros, que se presentan como opuestos, incluso enemigos, hasta antagónicos. Unos acusan a los otros de culpables; consideran que los enemigos son la causa de los males que sufre el país; sin embargo, con la culpabilización encubren su manera de eludir la responsabilidad, pues al culpabilizar deslindan toda responsabilidad y concomitancia con el acontecer. Como lo dijimos carias veces, los enemigos son cómplices, a pesar de jurarse acabar con el contrario, pues se necesitan para legitimar su ubicación en la situación de la contradicción política. Ambos se necesitan para legitimar sus recorridos por el círculo vicioso del poder.

La responsabilidad de la sociedad es parar la locomotora desbocada, que se encamina al descarrilamiento fatal. Es parar las genealogías y hermenéuticas de la violencia. La violencia no es ningún método apropiado para solucionar problemas; al contrario, forma parte del problema atingente; lo prolonga y lo exalta, llevando a callejones sin salida. ¿Cómo parar el desenvolvimiento desenfrenado de la violencia? Se requiere suspender los mecanismos desencadenantes de la violencia, suspender los mecanismos en funcionamiento de las dominaciones. No es adecuado seguir buscando culpables; al hacerlo se atiza el fuego, se persiste en las genealogías del poder y en las recurrencias a la violencia. Ahora bien, para hacerlo, para estar en condiciones de hacerlo, es necesaria la madurez social y del pueblo; esto es, el uso crítico de la razón. Los pueblos tienen que hacerse cargo de sí mismos; tienen que ser capaces de autogobernarse; esto es, de ejercer la democracia en pleno sentido de la palabra. No seguir delegando sus voluntades singulares a la llamada voluntad general, que corresponde a la voluntad de dominación de la clase política; no delegar su representación a los “representantes del pueblo”, que son los que usan la representación para legitimar la dominación de los gobernantes y representantes sobre el pueblo.

A las puertas de nuevas movilizaciones sociales, es menester evitar que las mismas terminen sirviendo de catapulta a nuevas o viejas élites gobernantes y nuevos ricos; lo hagan a nombre de un discurso u otro, de una ideología u otra. La potencia social no puede volver a ser usurpada por un sector u otro de la clase política, que es la que monopoliza la administración estatal. La tarea difícil: es romper y salir del círculo vicioso del poder. Hacer lo que ninguna revolución ha hecho hasta ahora. 

Inaugurar no solo una nueva era civilizatoria, sino comenzar desde otra situación y condiciones de posibilidad otras proyecciones sociales; esta vez de reinserción con los ciclos vitales del planeta.

Controlar Impulsos


Un comentario mordaz, un insulto, una ironía o un simple desaire son a veces motivos suficientes para que perdamos el control. Y es entonces cuando la ira pasa a tomar las riendas de la situación. De repente, un calor nos invade y reaccionamos sin pensar. Controlar impulsos como estos es complejo. 
Cuando sucede, ¿dejamos de ser nosotros o realmente sacamos nuestra verdadera identidad?

Esta duda es normal que la tengamos, pues es en esas circunstancias cuando actuamos por impulso, por ese sentimiento que nos nace de dentro y nos empuja a actuar casi sin pensar. Por eso controlar impulsos es tan difícil, porque son como un acto reflejo.

“La ira nace del temor y este es un sentimiento de debilidad o inferioridad. Si usted posee coraje o determinación, tendrá menos temor y en consecuencia se sentirá menos frustrado y enojado”
-Dalai Lama-

Algunas personas se dejan llevar por sus impulsos de manera más fácil que otras. Esto es así porque, como todos sabemos, hay personas irascibles y personas más tranquilas. Pero, ¿es bueno dejarse llevar por la ira?

De algún modo, sacamos lo que llevamos dentro y liberamos nuestro odio o rabia contenida. Pero, por otro lado, provocamos una situación conflictiva y generamos más odio. Por tanto, ¿qué debemos hacer? ¿Contenernos?

Muchas personas se abstienen de decir algo cuando se sienten ofendidas y liberan su rencor dándole un golpe a una pared o rompiendo algo que tengan a mano. Pero quizá la solución esté más allá: ¿y si evitamos esa expresión tan intensa del sentimiento de ira?

Si somos capaces de no sentirnos ofendidos cuando una persona nos provoca, seremos capaces de controlar nuestra ira. El conocido refrán: “a palabras necias, oídos sordos” es el mejor resumen de esta actitud.

Por ello, debemos darnos cuenta de que cuando alguien intenta ofendernos o provocarnos únicamente se está insultando a sí mismo; se está llamando insolente, irrespetuoso, inmaduro, etc. Si somos capaces de entender esto seremos capaces de dominar nuestra ira.

“No siempre podemos elegir la música que la vida nos pone, pero podemos elegir cómo la bailamos”
-Anónimo-

Aunque nos resulte difícil, está en nuestras manos elegir cómo reaccionar. A pesar de que pensemos que son los demás quienes nos enfadan, quienes no alteran, en realidad esto no es así. Nosotros podemos elegir cómo responder. Controlar impulsos como la ira no es un imposible.

No es más valiente el que más grita ni es más cobarde el que menos dice. La vida nos enseña que, a menudo, la valentía más primitiva es la mayor de las cobardías. Aprender a gestionar nuestras emociones, comprender que nos podemos permitir respirar antes de responder ante un insulto o comentario que nos dicen y que nos afecta nos ayudará a controlar impulsos de una manera adecuada.

Todo esto nos va a ayudar, sobre todo con la emoción de la ira. Una emoción que puede resultar muy dañina por su carácter negativo y que puede derivar en rencor y odio, o en algo aún peor. Si podemos con la ira nos sentiremos mucho mejor porque tendremos el control de la situación.

martes, 23 de abril de 2019

Las Decisiones

Decidir es vivir, el mundo es de los que toman decisiones, y más importante que poseer parte de este mundo es ser nuestros propios dueños, y en todo momento decidir que queremos y que no, cuando tomamos decisiones, creamos los vientos que impulsaran las velas de nuestra nave, hacia el destino que deseamos. 

Una persona que decide, se hace cargo de si misma, y se hace libre de las conveniencias ajenas, ya que el acto de decidir te otorga el poder de hacerte dueño absoluto de tus actos, y tomar el mando de tu existencia; si no decides, tendrás la desagradable sensación de que estas a la deriva, que no tienes control sobre lo que a diario te sucede, y ello te hará sentir tristeza y frustración, cuando decides pones en marcha los engranajes de la máquina de la vida, dándole un movimiento que te dejará la grata sensación, de tener parte activa en los eventos que acontecen en el mundo que te rodea.

Si no tomas tus propias decisiones, otros las tomarán por ti , y lo más seguro es que no serán las que tu hubieses querido, esto te producirá la desagradable sensación de estar sentado a la orilla del camino de la vida sin poder participar realmente, te sentirás al margen de "todo", e irás perdiendo el interés en la vida, volcándote en hábitos rutinarios que te darán la falsa sensación de cierto control sobre lo que haces. Dejar en manos de otros las decisiones que solo te competen a ti harán que hipoteques tu vida, que la alquiles a otros para que por el poder que les otorga decidir por ti puedan vivir a través de tu vida, así como algunas plantas o animales viven de otros parasitandoles.

El proceso mediante el cual otros viven a través de ti es lento y doloroso, se empieza soportando comportamientos que causan emociones contraproducentes para el equilibrio mental, se concede constantemente más importancia a los deseos de los demás que a los propios , aún cuando estos deseos te lastimen, se aceptan situaciones de maltrato, que merman la auto confianza y mantienen las emociones en una montaña rusa, haciendo a la persona dudar de sus propias percepciones y a veces hasta de su propia cordura. Tomar cartas en un asunto tan sencillo como es vivir, a muchísimas personas les resulta terriblemente difícil y complicado, lo cual diría que va totalmente en contra de la naturaleza misma de la vida, porque la vida brota en cada esquina sin complicación y con toda facilidad, la vida es un sin fin de eventos que se suceden continuamente, osea un sin fin de decisiones, que hacen posible que todo siga en un movimiento armónico constante.

Decidir es vivir, para estar vivo hay que participar en la fiesta de la vida, bailando con las oportunidades, cogiendo fuerte y apasionadamente por la cintura cada oportunidad para hacer cambios, respirando al ritmo del latido del corazón del universo entero que habita dentro y fuera de ti, si no participas, no podrás sentir realmente la brisa en tu piel, oír el arrullo del agua, disfrutar de los sabores, conmoverte hasta el llanto con la poesía de una puesta de sol, andarás por aquí como un zombie, respirando, comiendo, moviéndote, pero con la sensación de que tu vida no tiene sentido.

Cada vez que decides te arriesgas, y es que asumir riesgos da templanza a nuestro carácter y nos prepara para el siguiente paso, para el siguiente nivel, nos da las fuerzas necesarias para desarrollarnos, mental, emocional y espiritualmente, nos hace miembros útiles para nuestros allegados, para nuestra comunidad, y para el mundo que nos rodea.

Decide que quieres decidir, si no lo haces, te estarás negando la oportunidad que por derecho te pertenece a gobernarte a ti mismo, a viajar de manera consciente, con los ojos abiertos. 

A través de las decisiones dejamos atrás el fumadero de opio que representa la casa de la duda, despierta y transita por el viejo y sagrado camino de la libertad... Conviértete en el Líder de tu vida, y dirígete exactamente en la dirección que tú quieres ir, no te dejes paralizar por el temor, recuerda que las personas valientes no son valientes porque no tienen miedo, su valentía reside en que a pesar de su miedo ellas accionan hacia su objetivo.


Tus decisiones equivocadas o no, te harán Libre!

No Somos Más Ni Somos Menos

Echar la culpa a los demás es muy fácil. Y muchas veces no es más que una forma de no reconocer nuestros propios errores, de no ejercer nuestra responsabilidad.

Vamos a verlo con unos ejemplos de situaciones por las que muchos hemos podido pasar. Uno muy habitual es decir “el taxista iba demasiado lento” o “había mucho tráfico”, en lugar de reconocer que nos levantamos más tarde de lo que deberíamos. O echar la culpa al horno de una comida quemada porque “no funciona bien”, en vez de decir que nos quedamos mirando televisión y nos olvidamos de la cena.
“Echarle la culpa de tus errores a tu naturaleza no cambia la naturaleza de tus errores.”
-Thomas Harris-

Esto ocurre porque la mente trata siempre de deslindarse de los problemas y, sobre todo, de las culpas. Es como una especie de protección hacia los ataques de otros, que a veces realmente son más producto de nuestros miedos e imaginación.
El ser humano cae una y otra vez en un típico error: buscar culpables fuera de sí mismo, para cualquier problema. Si acertamos, es nuestra virtud, pero si erramos, seguramente será responsabilidad del otro.

Antes de decir “me equivoqué”, es probable que digamos que fue por la mala suerte, el clima, el jefe, el transporte, el zodíaco o la alineación de los planetas. No importa, cualquier excusa es buena para evitar afrontar la realidad y asumir los errores.

“La gente está siempre culpando a sus circunstancias por lo que son. Yo no creo en las circunstancias. La gente que progresa en éste mundo es la gente que se levanta y busca las circunstancias que quiere, y, si no puede encontrarlas, las hace.”
-George Bernard Shaw-

Es una tarea que no es nada sencilla, pero que tampoco es imposible. El punto de partida para dejar de echarle la culpa a los demás es quitarnos la comodidad del cuerpo y comenzar a aceptar cuando nos equivocamos.

Es necesario dejar que los demás nos corrijan, sacarnos de encima las capas de esa gran coraza que se llama orgullo, y sobre todo, ser sinceros con nosotros mismos, primero, para luego con el resto de las personas.

Errar es humano, y no solo eso, sino que es también aprendizaje. Asumir los errores es aprender de ellos, y eso nos permitirá crecer como personas. Pero también nos ayudará a comprender a los demás cuando comentan fallos y a perdonarlos si nos han afectado de algún modo. Al final, no es más que una forma de madurar y de hacernos con el control de nuestra vida.

“Si cerráis la puerta a todos los errores, también la verdad se quedará fuera.”
-Rabindranath Tagore-

La solución, afortunadamente, está dentro de nosotros y nadie más que nosotros somos los que podemos revertir esa tendencia insana a echar la culpa a los demás de cualquier error que comentamos, por pequeño que sea.

Podemos comenzar a practicar con el próximo error que cometamos o un con uno de esos fallos que se viene repitiendo desde hace tiempo. Aceptar que nos cuesta levantarnos cuando suena el despertador, concentrarnos para entregar a tiempo los trabajos, estudiar para un examen o prestar atención a la comida nos hará sentirnos mejor, de manera interna y por consecuencia, externa.

Equivocarse no es sinónimo de valer menos
Existe una creencia generalizada en la que parece ser que cuando nos equivocamos pensamos que valemos menos. El hecho de errar nos lleva a pensar que si hemos hecho algo mal es porque no somos lo suficientemente buenos y vemos peligrar nuestra propia identidad y autoconcepto. ¿Y qué ocurre cuando nos equivocamos? Para no asumir nuestro error, echamos la culpa a los demás o a las circunstancias. “Yo no me quedo nunca dormido, es que hay mucho tráfico”. No queremos admitir que a veces somos impuntuales y mucho menos queremos que los demás lo piensen.

“El miedo a una evaluación negativa, o miedo a ser juzgados negativamente por los demás e incurrir en su desprecio y desdén; miedo a que los demás piensen que somos unos estúpidos, débiles, ineptos y tal vez incluso que estamos locos”.
-Crark y Beck-

Es importante saber que todos podemos errar y no por ello valemos menos. Cuando aprendemos a conducir un coche se nos va a calar unas cuentas veces y no echamos la culpa al coche ni al profesor ni al clima, sabemos que somos nosotros quienes todavía no tenemos un manejo adecuado del coche.

Lo mismo ocurre con muchos otros aspectos de la vida, cuando realizamos una acción que conlleva un resultado no deseado, es mucho más sano mirar hacia dentro que buscar culpables fuera. De esta forma, aprenderemos y creceremos como personas.

Libertad De Expresión



La Corte Constitucional determinó que las expresiones que inciten a la violencia no se encuentran enmarcadas en este tipo de libertad.

La Sala Sexta de Revisión de la Corte Constitucional advierte que la libertad de expresión no respalda las expresiones que inciten a la violencia en contra de un individuo o un grupo de personas. Esto tras resolver una acción de tutela presentada por una directora de un centro educativo que aseguraba que mediante un comunicado publicado y promocionado por un profesor que había laborado en la institución se vulneró su derecho a la honra y el buen nombre.

Pese a que la Constitución Política establece la libertad de expresión como el derecho que tienen las personas para difundir su pensamiento, opiniones, informaciones e ideas a través de diferentes medios, se determina que estos tienen sus limitantes, por ejemplo cuando se utilizan expresiones o palabras que tengan una invitación a cometer actos violentos. “No se pueden realizar insinuaciones sobre una persona ajenas a la realidad, con el único propósito de fomentar el escándalo público”.

“No puede entenderse que quien hace uso de dicha libertad está autorizado para atropellar los derechos de otros miembros de la comunidad, sacrificando principalmente, entre otros los derechos al buen nombre y a la honra”, precisa uno de los apartes de la sentencia.

En el debate jurídico se indica que en la publicación se afectaron los derechos de la directora del plantel educativo quien fue tildada como una persona no grata para la comunidad.

Para la Corte, “la libertad de expresión no puede convertirse en una herramienta para vulnerar los derechos de los otros o para incentivar la violencia”. En este sentido se tutelan los derechos fundamentales de la directora del instituto ubicado en Tabio Cundinamarca, además se ordena una rectificación pública de los señalamientos hechos en su contra por parte de las personas que fueron identificadas de publicitar el comunicado.

El Espacio Y El Tiempo


Filosofía
El Espacio Y El Tiempo
La filosofía del espacio y el tiempo es la rama de la filosofía que trata de los aspectos referidos a la ontología, la epistemología y la naturaleza del espacio y el tiempo, lo que se conoce también como cosmología filosófica. Si los problemas vinculados al espacio y al tiempo tradicionalmente han sido centrales en los sistemas filosóficos, desde los presocráticos hasta Bergson y Heidegger, la llamada filosofía analítica o positivismo lógico, en ejercicio de su crítica del método científico y la metafísica tradicionales, los ha estudiado con particular interés desde sus comienzos.

Aunque no se limita a ellas, la filosofía del espacio y el tiempo se ocupa de las siguientes cuestiones:
La posibilidad de que espacio y tiempo existan independientemente de la mente.
La posibilidad de que existan independientemente uno del otro.
Cómo se explica el flujo incesante y unidireccional del tiempo (la flecha del tiempo).
Si existen otros tiempos aparte del momento actual.
Cuestiones sobre la identidad, particularmente relacionada con el tiempo.
La concepción mítica característica de las culturas antiguas, como la de los incas, mayas, hopis, y otras tribus indígenas, además de los egipcios, babilonios, los griegos, el hinduismo, el budismo, el jainismo, y otras culturas, contempla la «rueda de tiempo», que considera el mismo como cíclico o circular, produciéndose una repetición incesante de edades y de entes, de nacimiento y extinción.

El concepto judeocristiano, basado en la Biblia, define el tiempo, por el contrario, como lineal, comenzando con el acto de creación por Dios. La visión cristiana contempla un principio y un final del tiempo (el fin del mundo).

Los primeros filósofos, los griegos presocráticos, operaron el trasvase o transformación del mito en el logos, es decir, de una visión de los fenómenos basada en la superstición y la fábula, a una concepción de los mismos fundada en el entendimiento y la razón, primer antecedente de la ciencia moderna. Advirtieron en primer lugar que el mundo, o physis, es una realidad diversa (sustancia) que se halla en continua y perpetua transformación, lo que de alguna forma ya prefigura los modernos conceptos de espacio y tiempo. 

Para dichos filósofos el problema del «espacio», en concreto, se centró en la discusión en torno a «lo lleno» y «lo vacío», o, lo que es lo mismo, en torno al ser y al no ser.

​Sobre el «tiempo», distinguían entre lo intemporal, ligado al ser, y lo temporal, ligado al devenir.

Los pitagóricos introducían en el problema la abstracción, a través de un elemento nuevo: crearon la metafísica del número. Si para Tales de Mileto el principio generador del universo era el agua y para Anaximandro el infinito, para los pitagóricos el número subyacía a toda realidad.

Heráclito de Éfeso consideraba que todo se halla en perpetuo cambio y transformación; el movimiento es la ley del universo, y su principio, el fuego. «Todo fluye», afirmaba, por lo que para él primaba el tiempo o devenir sobre el ser.

Parménides de Elea representa tradicionalmente la postura contraria. Entendía, por ejemplo, la eternidad, no como duración infinita, sino como negación del tiempo: «El ser nunca ha sido ni será, porque es ahora todo él, uno y continuo». Opinaba que el movimiento es imposible, pues el cambio es el paso del ser al no ser o la inversa, del no ser al ser. Esto es inaceptable, ya que el no ser no existe y nada puede surgir de él.

Platón supone una especie de síntesis, es decir, la unión o suma de estas dos doctrinas presocráticas contrapuestas. Por un lado tenemos el mundo sensible, caracterizado por un proceso constante de transformación y, por otro, el mundo abstracto y perfecto de las Ideas, caracterizado por la eternidad y la incorruptibilidad, discípulo de Platón, consideraba el mundo como formado de sustancia, dotada a su vez de materia y de forma, pero no creía en la división platónica entre mundo sensible y mundo de las ideas. Por otra parte, definió el tiempo como «el número del movimiento según el antes y el después... 

Ahora bien, es imposible que se generen o destruyan ni el movimiento (pues existe de siempre), ni el tiempo, ya que no podrían existir el antes y el después si no hubiera tiempo. Y ciertamente, el movimiento es continuo como el tiempo, pues este o es lo mismo o es una afección del movimiento» (Metafísica, IV,11).

Zenón de Elea pensaba que ni movimiento ni tiempo ni espacio eran reales, lo que trató de demostrar a través de sus conocidas paradojas (como la de Aquiles y la tortuga), las cuales muchas veces han sido consideradas simples sofismas o falacias. Aristóteles demostró su falsedad, sin embargo, los matemáticos actuales tienden a exaltar la figura de Zenón, principalmente porque de sus planteamientos se derivaría más tarde el llamado cálculo infinitesimal.

El espacio en sí fue abstraído y descrito en sus elementos esenciales por el que se ha llamado padre de la geometría, Euclides de Alejandría, quien había recogido el legado de Pitágoras. 

Más de dos mil años más tarde, Albert Einstein procedería, a través de la Teoría de la relatividad, a fundir por vez primera las categorías de espacio y tiempo, totalmente separadas desde Euclides, en lo que se ha definido como una "geometrización" de la física: el espacio-tiempo.

En la Edad Media y el Renacimiento
La filosofías cristianas patrística y la escolástica de la Edad Media, conceptúan el universo y el tiempo en términos teológicos, o de creación.

Para San Agustín, Dios es el creador de todo lo que existe en el tiempo, y también del tiempo mismo.

Es célebre su proverbio: «¿Qué es el tiempo? Si nadie me lo pregunta, lo sé. Si quisiera explicárselo al que me lo pregunta, no lo sé.» Considera que el tiempo consiste en «pasar desde un pasado, que ya no existe, a un presente cuyo ser consiste en pasar al futuro, que todavía no es». Concluye que el tiempo se da en el espíritu o alma humana en cuanto capacidad de enlazar el pasado retenido en la memoria con la expectativa del futuro en el presente, lo que es posible por la permanencia de la identidad subjetiva del alma. Subraya entonces el carácter subjetivo del tiempo, con una mentalidad avanzada de lo que será en la Edad Moderna la conciencia de Descartes.

Para San Anselmo, las cosas creadas no podían proceder de la materia, sino de la nada, a partir de la actividad divina; asimismo, la creación es "continua". Para Averroes, la elección de la creación de Dios es eterna y constante, y no puede hablarse de un comienzo del mundo. 

San Alberto Magno afirmó: «El comienzo del mundo por creación no es una proposición física y no puede demostrarse físicamente». (Physica, VIII, 1, 4). Guillermo de Ockham, refutando la metafísica tradicional que partía de Aristóteles, admitía la "probabilidad" de las cosas, así, la eternidad es altamente probable, dada la dificultad de concebir el comienzo del mundo en el tiempo.

Los conceptos de universo, espacio y tiempo, tal y como hoy los entendemos, tienen su origen en los grandes pioneros de la ciencia surgidos en la época renacentista, los Kepler, Galileo y Francis Bacon, quienes abrieron camino, con el sustento racionalista de Descartes, a los grandes teóricos de la materia en la Era Moderna.


Una de las aportaciones más importantes realizadas al estudio del tiempo en el siglo xix es obra de F. W. J. Schelling, una de las figuras relevantes del llamado idealismo alemán. La obra clave para el estudio de esta cuestión en este filósofo es Las edades del mundo (Die Weltalter), un texto que no fue publicado en vida del autor y del que tenemos tres versiones muy similares (de 1811, 1813 y 1815) aunque diferentes en algunos aspectos importantes. En este trabajo Schelling pretende conocer el tiempo premundano (vorweltlichen Zeit), es decir, el tiempo anterior a la creación del mundo. Sin embargo, esto no es posible porque no tenemos fuentes directas; utiliza, por lo tanto, fuentes indirectas; estas consisten en el autoconocimiento del ser humano (método antropomorfista) y en discursos divinos revelados, básicamente en el Antiguo Testamento. Su investigación le lleva a la conclusión de que el verdadero pasado es el pasado anterior a la creación del mundo y el verdadero futuro es el postmundano.​ Defiende un concepto orgánico del tiempo, donde cada ser posee su propio tiempo interno y critica una concepción objetivista de la temporalidad.​ Su estudio del tiempo debemos situarlo dentro de una concepción teológica, ya que identifica el pasado con el Padre, el presente con el Hijo y el futuro con el Espíritu; elabora, de esta forma, un sistema trinitario que se identifica con cada una de las manifestaciones de la divinidad defendidas por la religión cristiana

Iguales Pero Diferentes

Niñas y niños, hombres y mujeres ¿somos iguales o diferentes? ¿Tenemos ciertas aptitudes e inclinaciones innatas o son sólo producto de una educación estereotipada? ¿Por qué los hombres son más agresivos y competitivos? ¿Por qué las mujeres son más solidarias y empáticas?¿los niños y las niñas aprenden igual? ¿Por qué actualmente los niños fracasan más que las niñas en la escuela? ¿Por qué las chicas continúan sin acceder en igualdad de condiciones a las carreras técnicas? ¿Por qué hay más varones con desórdenes de conducta y aprendizaje?

Convencida de la igualdad entre hombres y mujeres en derechos, deberes, dignidad y humanidad, María Calvo, a partir de los más recientes descubrimientos científicos y sobre la base de datos objetivos y estudios empíricos, describe sin prejuicios las diferencias existentes entre hombres y mujeres en su forma de amar, sentir, trabajar, sufrir y, en definitiva, de vivir, producidas por la influencia que ejercen las hormonas femeninas y masculinas en nuestro cerebro desde incluso antes de nacer.

La autora muestra cómo el sexo importa, en la medicina, en nuestras profesiones, en nuestro matrimonio, en unos aspectos que no esperábamos y en otros que ni siquiera podemos llegar a imaginar. Pero también y sobre todo importa en la educación y formación de nuestros hijos.

Tanto los chicos como las chicas están sufriendo una desventaja en el actual sistema escolar que, al considerarlos idénticos, los perjudica, mermando sus verdaderas potencialidades. Un sistema plagado de incomprensiones hacia las peculiaridades propias de cada sexo que los discrimina y aparta de la igualdad de oportunidades. Un sistema que con sus prejuicios les obliga a ser lo que no son, provocando un elevado porcentaje de fracaso escolar, además de frustración y depresión. 

Este libro útil y apasionante nos ayuda a comprender mejor al sexo opuesto, evitando los conflictos, la frustración y la tensión derivada de la exigencia de una igualdad radical.

Un libro imprescindible para conocer mejor las aptitudes y actitudes de nuestros hijos e hijas. Lo que nos ayudará a comprenderlos mejor y ser más justos con ellos, respetando su libertad y concediéndoles la posibilidad de alcanzar una auténtica igualdad de oportunidades.


Prejuicios Que Condicionan

Hay gran variedad de prejuicios que existen en las sociedades de todo el mundo, así como consecuencias y comportamientos influenciados por esos prejuicios. Los prejuicios afectan a la vida cotidiana de millones de personas en todo el mundo .Es importante destacar que los prejuicios influyen en gran medida en lo que las personas esperan del futuro. Algunas personas que actúan según sus prejuicios lo hacen con violencia, delincuencia, generando gastos para lo sociedad, como el coste de juicios y servicios sociales prestados a víctimas.

Cuando los prejuicios no se reconocen ni confrontan, pueden afectar negativamente no sólo a la vida de las victimas sino también a la de quienes tienen el prejuicio, y en definitiva a la sociedad.

Dado que los prejuicios están presentes en todas las sociedades de una manera compleja, como mínimo, siempre tendrán una serie de consecuencias, aunque sea de forma sutil. Por ejemplo, cuando las personas son muy conscientes de los prejuicios que otros tienen hacia ellos, el prejuicio tiene un efecto auto cumplido. Esto significa que las personas se comportan cómo los otros esperan que se comporten. Del mismo modo, las personas que tienen un prejuicio tratan a los demás de manera diferente en función de cómo espera que los demás se comporten o cómo quiere que los demás se comporten.

Estas expectativas de comportamiento a menudo se basan en estereotipos. Los estereotipos son prejuicios excesivamente simplificados relacionados con características físicas o de comportamiento, generalmente exageradas, que supuestamente se aplican a cada miembro de ese grupo.

Además, las personas se comportan de forma diferente cuando interactúan con unos u otros, en función de si esperan hostilidad o no de los demás. Estudios han mostrado que una persona que es víctima de estereotipos mantenidos por otros puede terminar comportándose como el estereotipo. En términos más generales, es probable que una persona se comporte como la otra persona espera que se comporte. Todos estos comportamientos significan que los prejuicios afectan a las interacciones cotidianas que se producen en una sociedad.

Esa exposición constante al ridículo y la discriminación conduce a una baja autoestima. Quienes son víctimas de los prejuicios se sienten inseguros sobre su lugar en la sociedad. Desarrollan el odio y la ira dirigidos tanto hacia los que tienen prejuicios en su contra como hacia adentro por tener los supuestos rasgos que atraen tales perjuicios. Dichos prejuicios son destructivos para los individuos y la sociedad. Además, también impiden que esas personas puedan vivir a la altura de su verdadero potencial.


Las personas que están expuestas a estereotipos tienden a guiar su conducta en base a ellos afectando a su rendimiento. Un concepto llamado “amenaza estereotipada” explica este fenómeno. Numerosos estudios han encontrado que, cuando a un miembro de un grupo minoritario se le recuerda un estereotipo sobre su grupo, es más probable que tenga un rendimiento inferior. Una mujer que lee un libro afirmando que las mujeres son innatamente malas en matemáticas cuando tenga que realizar problemas matemáticos probablemente empeorará su resultado más de lo que haría de otra manera.

La amenaza estereotipada es tan fuerte que a veces las minorías no necesitan que se les recuerde un estereotipo.

lunes, 22 de abril de 2019

La Violencia


La violencia, medio que debiera estar ya desterrado en una sociedad civilizada, sigue actuando entre nosotros como si fuera el único medio, por medio del cual unos pocos hacen oír su voz, mientras que la mayoría, perjudicada, ha de seguir aguantando.

No cabe duda que la violencia en la familia es la base de tanta violencia. Se ve a diario como madres y padres dañan tanto física como psicológicamente, dando un ejemplo a sus hijos, futuras personas violentas.

Si no tomamos conciencia  cada uno de nosotros de la violencia que generamos en nuestra casa, en nuestro trabajo, en la calle o donde sea que convivamos, no podemos contribuir a que cese tanta violencia en este país tan reprimido.

Otro caso penoso es que los adolescentes de nuestro país están actuando de una forma vandálica, esto se debe a la formación, a la falta de amor que hay en sus casas, a la falta de conocimientos que le permitan razonar que ponerse una "capucha" y salir a cometer actos inhumanos no es debido.

Está claro y da lástima, que ya ni en nuestro hogar podemos estar confiados y protegidos de cualquier delincuente.


Que bueno sería que alguien pudiera inventar una "vacuna" contra  la "violencia".

El Cambio Que Permanece

Ya no es una novedad que nuestra vida cambió radicalmente con la llegada de la era digital, pero día a día aparecen nuevas implicancias que nos desafían a repensar y reflexionar una vez más sobre este fenómeno en el que el mercado laboral no queda exceptuado.

¿Por qué cambia el negocio con la tecnología?

Los negocios basados en plataformas digitales (que están aumentando de manera exponencial en todo el mundo) trabajan bajo un modelo disruptivo, mientras que los tradicionales lo hacen con una lógica unidimensional y lineal, agregando valor a insumos para crear y empaquetar un producto que distribuyen entre los consumidores. Las empresas digitales operan con un modelo que les permite conectar distintos tipos de productos y servicios con diferentes consumidores, facilitando las interacciones entre fronteras y creando así mercados comunitarios a escala global. Nuevas tecnologías, nuevas habilidades.

En este nuevo escenario, las compañías orientadas al éxito, necesitan ejecutivos abiertos a la tecnología. Con equipos caracterizados por la curiosidad, flexibilidad, adaptación a los cambios y capaces de asumir riesgos y desafíos. En lo referido al perfil de los CEOs, los más buscados son aquellos capaces de asumir el desarrollo de negocios y de productos a través de plataformas digitales.

Nuestros clientes orientan sus búsquedas hacia este tipo de profesionales con experiencia en start ups e innovación, ya que este tipo de incumbencias los llevan a mantener un permanente contacto con la tecnología, y a atender y considerar una multiplicidad de estímulos simultáneos y diferentes en su gestión. Este tipo de actividad necesita y promueve el desarrollo de personalidades ambiciosas y generadora de cambios. Con flexibilidad, permeabilidad, resiliencia y un espíritu altamente emprendedor. Todas capacidades altamente valoradas en el mercado, en donde las empresas deben estar más que nunca obligadas a mantenerse a la vanguardia de los cambios que no son el futuro sino que ya forman parte del presente. Puede suceder que este tipo de perfil se encuentre en profesionales jóvenes, quienes llegando a ocupar posiciones claves dentro de la compañía carezcan de la experiencia necesaria para responder algunas otras exigencias del cargo. 

La cercanía de figuras del Directorio, con clara trayectoria, conocedoras de las prácticas de gestión y de la cultura del mundo corporativo, unida a la templanza y la paciencia que sólo es brindada por la experiencia, les podrán proveer de un encuadre de contención que le permita garantizar el logro de gestiones de excelencia.

En este contexto, convocamos a Pablo Tajer, VP de Plataformas Digitales de GREY Argentina. Tras trabajar varios años en Facebook se unió recientemente a la agencia con un objetivo muy concreto: redefinir la escala de la transformación digital del mercado publicitario, con un enfoque donde “lo digital” no es un aspecto más sino que está totalmente integrado a la estrategia. Tajer nos aporta su experiencia y comparte su visión empresarial sobre el sector.

¿Como incide la transformación digital en la comunicación, la imagen y el negocio de las empresas?
La comunicación digital ha transformado de manera completa la forma en que las marcas se comunican con sus consumidores, que están logrando una relación uno a uno con sus clientes por primera vez de manera masiva, pueden buscar a la persona indicada para cada producto y hablarle de una forma diferenciada y “personal”, a diferencia de la comunicación masiva e impersonal que vivimos durante décadas. Por otro lado, las marcas también están más expuestas que nunca a la opinión pública en las redes sociales, la imagen de una marca, ya no solo es la que ella impone en los medios, sino la que las personas generan, por eso es clave esa relación que generen con sus consumidores, y el cambio del “decir” al “hacer”, dejar de hablar y empezar a escuchar y a buscar soluciones a los problemas reales de sus consumidores.

¿Qué pasará con las empresas que no sepan reinventarse?
Hace años que escucho teorías fatalistas sobre la reinvención de las compañías y agencias de publicidad, y el final de los tiempos para quienes no hagan un cambio abrupto. Es fácil y siempre suena más erudito decir que todo va a cambiar y el que no se adapte desaparecerá.


En estos últimos años, lo que descubrí es que tanto los que cambiaron velozmente como los que se tomaron un poco más de tiempo tienen posibilidades de sobrevivir. Eso sí, el cambio va ocurrir, de eso no se escapa nadie. Las empresas que decidan hacer el cambio y generar una transformación digital veloz adentrándose en las nuevas tecnologías, aún cuando tengan que arriesgarse a lo “nuevo”, llevarán la delantera, tendrán más experiencia y cierta ventaja, pero también serán como todo pionero, las que choquen primeras con las nuevas realidades. 

Las que esperen, cuando decidan hacer el cambio (siempre y cuando no sea demasiado tarde) obviamente empezarán corriendo desde atrás, pero al necesitar experiencia para igualarse con las primeras lo que harán es contratar al personal más experimentado de las pioneras, absorbiendo así todo lo aprendido y arriesgado por ellas, copiarán procesos y evitarán cometer los mismos errores. 

Les costará más caro y serán más lentas, tendrán ciertas desventajas al principio, pero no hay razón para creer que por no ser pionera una compañía va a desaparecer. Con esto no digo que todos se sienten a esperar a ver qué hacen los demás, sino todo lo contrario, si quieren perder plata, llegar tarde, tener que contratar personal mucho más costoso, ahí sí, a esperar. 
Si quieren seguir creciendo, es indispensable empezar la transformación, el futuro ya llegó.

El Destino Humano


Filosofía
Blaise Pascal
El Destino Humano

¿Se puede conocer el secreto que ha permanecido oculto desde el principio de los siglos? "No sé quién me puso en el mundo, ni lo que es el mundo, ni lo que soy yo mismo; estoy en una ignorancia terrible de todas las cosas. No sé lo que es mi cuerpo, ni mis sentidos, ni mi alma, ni esa parte de mí mismo que piensa lo que digo, que reflexiona sobre todo y sobre sí misma; y que tampoco se conoce ella misma". Así se expresó una de las mentes más preclaras que la culta Francia ha producido en toda su historia.

La corta vida de Blaise Pascal, genio matemático, inventor, científico, filósofo y teólogo; fue un esfuerzo desesperado por comprender. En lo más profundo de su ser, alcanzaba a columbrar que había una dimensión del conocimiento que se escapaba a las matemáticas, a la física, a la filosofía y aun a la teología.

Por extraño que parezca, el propósito de la existencia y el destino del ser humano están íntimamente ligados al propósito de la existencia misma del Universo.

La ciencia puede explicar y utilizar las leyes físicas que rigen la materia y el movimiento de los astros. La prueba más reciente es el logro magistral de la puesta en Marte del laboratorio rodante Curiosity. Sin embargo, cuando se trata de explicar el propósito de la existencia del Universo, la ciencia se halla ante una barrera impenetrable.

Así lo expresó Steven Weinberg, premio Nobel de física en 1979: "Mientras más comprensible parece ser el Universo, más parece carecer de propósito". El mismo Blaise Pascal, a quien acabamos de citar, lo dijo con profunda elocuencia: "Veo los aterradores espacios de Universo que me encierran y me hallo pegado a un rincón de esta vasta inmensidad, sin que sepa por qué fui puesto en este lugar y no en otro; ni por qué el poco tiempo que me es dado para vivir me es asignado en este punto y no en otro de toda la eternidad que me precede y de toda la que queda por delante. No veo más que infinitos por doquier, que me encierran como un átomo y como una sombra sin retorno que no dura más que un instante. Todo lo que sé es que pronto he de morir; pero lo que más ignoro es esa misma muerte que no podré evitar" (Blaise Pascal, Pensées, versión nuestra).

He aquí el eco sonoro de los interrogantes profundos que todos llevamos en el alma. Pero sumergidos en la continua agitación y en la absorbente y creciente distracción de la vida moderna, nos da miedo hacerles frente
.
Como ya mencionamos, los filósofos tampoco han podido explicar la razón de la existencia y el destino del ser humano
.
Entre los pensadores más destacados del siglo 20, surgió en Alemania Martín Heidegger, quien tuvo gran influencia en el pensamiento existencialista de Jean Paul Sartre. En su obra filosófica titulada Sein und Zeit (El ser y el tiempo), Heidegger hace un profundo análisis de la existencia humana y de cómo el hecho de existir está íntimamente ligado a lo temporal, de lo cual surge el tema ineludible de la relación del ser humano con la muerte. La cual, al erigirse como una barrera impenetrable al pensamiento de Heidegger, constituye la realidad existencial del ser humano, de la cual no debemos sustraernos.

Según Heidegger, al olvido masivo de la conciencia de la existencia, se debe la crisis de la civilización occidental.

Por su parte, Jean Paul Sartre nos presenta al ser humano como un solitario, ante la responsabilidad de escoger que le da su libertad. Pero tiene que escoger ante la incertidumbre de la acción en un mundo sin Dios y sin valores morales.

Gran parte del pensamiento teológico del mundo occidental y su concepto del destino del ser humano se sostiene sobre dos pilares fundamentales: Agustín de Hipona y Tomás de Aquino.
Agustín fue profundamente influido por la filosofía de Platón, la cual conoció por medio de los escritos de Plotino, discípulo de Platón.

Por su parte, Tomás de Aquino fue profundamente influido por la filosofía de Aristóteles.

En lo que respecta a la explicación del destino del ser humano, tanto Agustín de Hipona como Tomás de Aquino se basaron en el concepto de la inmortalidad del alma, el cual recibieron los griegos de la religión egipcia; y a su vez los egipcios de la religión babilónica.


La explicación teológica del destino del ser humano como un etéreo ocio eterno en el Cielo, sin un propósito específico ni definido, o el horripilante destino de quemarse para siempre en medio de atroces tormentos en un infierno como lo describe Dante Alighieri, basado en los escritos de Virgilio, a su vez inspirados en las mitologías de Roma, de Grecia y del Islam; nos deja perplejos y en profunda incertidumbre.

Conocimiento Y Desarrollo

Los avances alcanzados por la humanidad en la producción de conocimientos y en sus aplicaciones para solventar diferentes necesidades humanas crean condiciones inéditas para elevar la calidad de vida de toda la población del planeta. El sorprendente dinamismo de la economía y las posibilidades que brindan las comunicaciones y el desarrollo científico-tecnológico permitirían eliminar las desigualdades sociales y la persistente pobreza humana. El conocimiento posibilitaría a la humanidad frenar el deterioro del ambiente y encontrar modelos de convivencia armónica entre la sociedad y la naturaleza.

Conocimiento y desigualdad social. Existen evidentes diferencias en cuanto a la capacidad de producción y el acceso al conocimiento y la información. Estas desigualdades amplían las distancias entre las naciones y entre los grupos humanos. La integración económica, política y cultural de la sociedad, condicionada por las aplicaciones del conocimiento a las más diversas actividades humanas, coloca a los países con mayor producción de conocimientos y más capacidad de innovación tecnológica a la vanguardia de las transformaciones y el crecimiento económico. 

El acceso diferenciado al conocimiento y la información ensancha las desigualdades entre los grupos sociales: ¡A mayor capacidad de producción científica y tecnológica, mayor aprovechamiento de las oportunidades ofrecidas por la mundialización de los mercados! ¡A mayor inversión relativa en procesos sistemáticos de investigación y en la educación de la población, mayores posibilidades de estimular el desarrollo tecnológico, la innovación, la calidad y la equidad! ¡A mayor rezago en las inversiones en educación e investigación y en la capacidad de producir y acceder a la ciencia y la tecnología, menor capacidad competitiva y mayores obstáculos para alcanzar el desarrollo humano sostenible!

Política nacional de conocimiento. En el país no se conoce, con certeza, la magnitud del esfuerzo realizado en investigación y desarrollo. Los datos oficiales indican que el porcentaje del PIB destinado a esta estratégica inversión es del 1,3 por ciento. Oficiosamente se cuestiona ese dato y se le ubica, sin contar con una fuente segura, en el 0,5 por ciento (según el BID, en los países de altos ingresos ese porcentaje alcanza entre el 2 por ciento y el 3 por ciento). En correspondencia con el aumento de las inversiones en educación, se deben destinar más recursos públicos y privados a producir y aplicar conocimientos.

Los principales centros de investigación y de producción científico-tecnológica de Costa Rica son las universidades estatales; la cooperación internacional es un factor esencial en la construcción de esa fortaleza universitaria. El sector privado y algunas instituciones públicas, vinculadas sobre todo con la salud y la producción, llevan a cabo acciones investigativas y crean conocimientos. 

Sin subestimar las experiencias significativas, los entrelazamientos entre las acciones de estos sectores son aún incipientes y los montos de las inversiones, insuficientes. Siguiendo el ejemplo exitoso de la Unión Europea, donde el conocimiento es un eje fundamental de sus políticas, el país puede formular una política nacional de conocimiento, ofreciendo un marco a los procesos de innovación, investigación, educación y formación.


El esfuerzo mancomunado del sistema educativo, los sectores productivos y el Gobierno puede propiciar la incorporación continua de conocimientos en los procesos de producción y avanzar en la creación de un sistema nacional de innovación. La distribución del conocimiento y la información, la incorporación del eje ambiental en las innovaciones y la investigación en las ciencias sociales, las letras, las artes y las humanidades deben ser parte integral de este proceso. 

Solo así se avanzará por la ruta del humanismo y del desarrollo humano sostenible.

La Vida De Los Demás

La mejor forma de vivir y de ser feliz es que te centres en tu camino y sigas avanzando en la dirección hacia tu felicidad. Sin embargo, el ser humano es tan complejo que también puede vivir a medias y desperdiciar parte de su tiempo, cuando vive su existencia a través de vivir la vida de los demás.

Este conflicto puede ser posible en personas con baja autoestima, en aquellos que tienden a depender de alguien en su día a día, o en personas que se sienten muy solas. Las personas que viven la vida de los demás son aquellas que pasan más tiempo hablando de temas ajenos que propios en las conversaciones con conocidos.

Es como si sintieran que su vida no es lo suficientemente interesante como para ser compartida. Del mismo modo, viven la vida de los demás, aquellos que se convierten en la sombra de alguien bajo una amistad enmascarada que en realidad surge de un vínculo de desigualdad total.

La persona que vive la vida de los otros vive los acontecimientos ajenos como si le afectaran de alguna forma en su papel protagonista.

Las personas que viven su vida a través de los demás, se vuelcan en exceso en los otros, carecen de límites a la hora de darse a los demás porque tienen un problema de amor propio. Es decir, no se quieren lo suficientemente a sí mismas.

Por esta razón, el primer paso para poder avanzar es tomar conciencia del problema emocional y trabajar la autoestima como un objetivo real a través de la realización de cursos emocionales, la lectura de libros de autoayuda, el pensamiento positivo y el deseo de cambio. 

No te conformes con ser un actor de reparto en la película de tu vida cuando puedes ser protagonista.