jueves, 30 de marzo de 2017

La Ilusión Que Construye


Juan Rulfo se preguntaba “¿La ilusión? Eso cuesta caro. A mí me costó vivir más de lo debido”. La ilusión está vinculada a los sentidos y es esa capacidad que poseemos las personas para reunir todas nuestras fuerzas y concentrarlas a favor de la conquista de un objetivo.

Ilusión es una palabra que procede del latín ilusionis y significa engaño. Porque así es la ilusión, es ese don que tenemos los seres humanos para creer en aquellas cosas que no vemos, pero que nos ayudan a vivir.

La ilusión está conectada a emociones positivas. Cuando nos ilusionamos nos sentimos bien, nos sentimos plenos y motivados. Nuestra mirada cambia. Nuestro estado emocional también. 
Nos sentimos entusiasmados y cargados de energía. Es un sentimiento que nos empodera.

Desde pequeños recurrimos a las ilusiones para construir nuestro proyecto de vida, para diseñar nuestros sueños y fijar nuestras metas. Vivimos con ella porque es la fuerza que nos empuja a alcanzar nuestros objetivos. La ilusión es nuestra compañera de viaje. 

Con ella pensamos dónde nos gustaría ir, qué nos gustaría ser o a quien nos gustaría tener a nuestro lado. La ilusión nos ayuda a hacer realidad nuestros sueños.

La ilusión sirve para no rendirnos, para llenarnos de aliento y empujarnos a conseguir nuestros objetivos a largo plazo. Con el paso de los años parece como si el depósito de nuestras ilusiones se fuera agotando. Esta sensación está asociada a la experiencia. 

Las cosas no nos hacen la misma ilusión cuando las hacemos por primera vez, que cuando la repetimos muchas veces. Por eso las ilusiones hay que renovarlas.

El problema de las ilusiones llega cuando no sabemos conformarnos, es decir, cuando construimos nuestro objetivo sobre expectativas de las que dependen directamente nuestra felicidad o nuestra autoestima y que, si no las conseguimos, nos hacen sentir mal. Por eso, debemos motivarnos, ilusionarnos sin despegar mucho los pies del suelo.

La ilusión conecta con los sentimientos más positivos del ser humano y es contagiosa

Recurrimos a ella para sentirnos mejor, para alcanzar algo que nos hace feliz. Eduardo Punset argumenta que “en el hipotálamo del cerebro está lo que los científicos llaman circuito de la búsqueda. Este circuito, que alerta los resortes de placer y de felicidad, sólo se enciende durante la búsqueda y no durante el propio acto.

En la búsqueda, en la expectativa, radica la mayor parte de la felicidad”. Dice Gilbert Keith Chesterton que “hay algo que da esplendor a cuanto existe y es la ilusión de encontrar algo a la vuelta de la esquina”. La ilusión aviva nuestro sentimiento de felicidad por eso es algo que debemos cultivar.

La ilusión sirve para no rendirnos, para llenarnos de aliento y empujarnos a conseguir nuestros objetivos a largo plazo. Con el paso de los años parece como si el depósito de nuestras ilusiones se fuera agotando. Esta sensación está asociada a la experiencia. Las cosas no nos hacen la misma ilusión cuando las hacemos por primera vez, que cuando la repetimos muchas veces. Por eso las ilusiones hay que renovarlas.

Quizá resulte más eficiente cambiar esa tendencia de creer que “si las cosas fueran de otra manera, estaría mejor, sería más feliz, encontraría trabajo antes” por la siguiente creencia “mis circunstancias pueden empezar a cambiar e incluso, ser radicalmente distintas, si empiezo a actuar de otra manera”.
Dedicar tiempo y esfuerzo a conocernos, es el primer paso para hacer realidad el objetivo que nos marquemos. Párate a pensar, reflexiona, haz un buen balance personal y profesional y define claramente qué quieres, por qué lo quieres y por qué eres bueno en eso que tú quieres.

Trabaja por tener claro tu proyecto.

¿Por qué no empezando con una sonrisa? 


Hugo W Arostegui

miércoles, 29 de marzo de 2017

Habilidad Para Aprender




La mayoría de la gente no se siente frenada por sus habilidades innatas pero sí por su forma de pensar. Piensan que la inteligencia está predeterminada, pero no es así. Tu cerebro es como un músculo. Mientras más lo uses y ejercites más crece.

Nuevas investigaciones muestran que podemos tomar el control de nuestra habilidad para aprender. Todos podemos convertirnos en mejores estudiantes. Solo necesitamos desarrollar nuestro cerebro de la manera adecuada.

La vida es un largo camino del que conocemos su origen, pero no sabemos ni su fin ni cómo transcurrirán sus etapas. Durante nuestra andadura alcanzamos cimas, momentos felices en los que nos sentimos motivados, queridos, protagonistas de nuestro propio éxito, pero también transitamos por valles donde todo es monotonía o nos encontramos con obstáculos que debemos ir sorteando.

En todo este proceso, lo realmente importante es que tú seas el verdadero protagonista de tu vida y que alcances las metas que te marques tal y como has querido hacerlo. 

No es fácil mantener la fe en sí mismo, cuando las cosas o no marchan bien o simplemente fracasan. Es normal, que podamos llegar a sentirnos  inseguros y que ello influya en la forma en que encaramos la búsqueda de los objetivos o sueños que nos hemos planteado,  tanto a nivel personal como profesional. Creer en ti mismo no es fácil, lo sabemos todos porque todos nos hemos visto ante las adversidades y todos hemos enfrentado el fracaso.

Creer en ti mismo no es fácil cuando las cosas van mal, pero es algo que solo tú puedes lograr, dar el primer paso más allá del fracaso, intentar, siempre levantarte y volver a empezar. 

No esperes que nadie crea en ti, aunque muchos lo harán y siempre es un gran consuelo. Pero si sientes que han perdido la fe en ti, lejos de sentirte abandonado, fracasado o con ganas de dejar todo de lado, debes mantenerte firme en tu capacidad, en tus posibilidades…nadie debe creer en ti más que tú mismo, porque tú puedes lograrlo a partir de que asumes que eres tú el que tiene que creer, intentar, seguir, y triunfar…

Vamos que se puede

Hugo W Arostegui

Ser Protagonistas


Los niños que suspenden un examen suelen decir “me han suspendido”, sin embargo cuando un niño obtiene una buena calificación en examen, suele decir “he sacado un 9 sobre 10”, incluso si su equipo de fútbol preferido gana un partido suele decir “hemos ganado”, apropiándose así del éxito de otros; esto se repite a lo largo de nuestra vida, incluso de adultos cuando nos encontramos ante situaciones de éxito o de fracaso nos comportamos apropiándonos del éxito y disociándonos del fracaso.

En este artículo veremos cuáles son las causas, los beneficios y los perjuicios de comportarse con una actitud de victima ante el día a día y la vida.

Antes de continuar sería bueno que por unos minutos reflexiones si tu mismo/a tienes una actitud de víctima o de protagonista, también reflexiona ante qué circunstancias te comportas como protagonista y cuáles como víctima. Piensa también en las personas de tu entorno más cercano, intenta detectar comportamientos de victimismo o de protagonismo de tus amigos, familiares, compañeros de trabajo…

 La mayoría de estos comportamientos son inconscientes, es decir ante cualquier situación desagradable o no deseada, reaccionamos con un comportamiento irracional, a los niños no se les puede reprochar este tipo de comportamientos, son niños, sin embargo en la edad adulta esto puede tener perjuicios que no se valoran en el momento de la reacción, por ejemplo, cuando un adulto llega tarde a una cita o reunión y este se excusa por el tráfico, en la mayoría de los casos no está asumiendo la responsabilidad de planificar bien el desplazamiento o tomar en consideración que puede encontrarse con tráfico que le impida llegar a tiempo, ¿tiene sentido?

Ante estas situaciones, bajo mi punto de vista, entiendo que el perjuicio más grande de eludir las responsabilidades, es decir, adoptar un comportamiento de víctima, es la pérdida de poder personal, poder para liderar su propia vida, impidiendo a la persona que tiene este tipo de comportamiento a cambiar favorablemente sus resultados.

 Me gustaría que por unos minutos pensaras y reflexionaras en aquellas situaciones que un comportamiento de víctima ha impedido alcanzar un objetivo o propósito de la manera que hubiera sido ideal.

La vida es como una película con un guión incierto, sin embargo, muchas personas dejan pasar los folios en blanco de este libro como si la vida fuese eterna, viven a la espera de que llegue un momento mejor para hacer realidad sus sueños. Se equivocan al pensar que siempre habrá un mañana porque la verdad de la vida es el ahora.

Por tanto, disfruta de este instante, no seas un actor secundario en la trama cuando está en tu poder ser el protagonista, quien toma las decisiones importantes, quien toma las riendas de su vida con ilusión.

Hoy es un buen día para, a modo de coaching, hacer un cambio importante en tu vida y pasar de ocupar un papel secundario en la historia, para ocupar el papel principal en este  cartel tan fascinante de la existencia donde tú eres quien decide el título principal de tu vida:

¿Cuál es el lema que dirige tu existencia? ¿Qué mensaje llena de luz tu alma? ¿Qué frase te hace vibrar por dentro de verdad?

En la vida puedes adoptar una actitud de espectador o una actitud de protagonista. Ser espectador significa conformarse, ver cómo los demás obtienen las grandes recompensas de la vida, o peor aún, quejarse de la situación desventajosa pero sin hacer nada para cambiarlo.
Por otro lado, ser protagonista significa tomar acción encausada, utilizando toda tu capacidad y tus recursos, para perseguir tus sueños y alcanzar los objetivos concretos que te propongas. No digo que sea sencillo alcanzar tus sueños; seguramente no sea de un día a otro, ni siquiera de un año a otro (solo en las películas), pero seguro avanzaremos tomando acción inmediata (por más pequeña que parezca) y hacerlo de manera constante.


Marquemos La Diferencia



Lo que va a marcar la diferencia en nuestras vidas va a ser si damos o no lo mejor de nosotros mismos. 

Podemos dejarnos llevar por la costumbre, el miedo o el qué dirán, o bien lanzarnos a la piscina de construirnos la vida que de verdad queremos. Quedarnos en el sofá lamentándonos de nuestra suerte no va a cambiar nada, al contrario, lo va a empeorar. Es nuestra decisión hacer algo por transformar nuestras vidas para que sean cada vez más como nosotros queremos.

Veamos algunos consejos prácticos sobre cómo dar lo mejor de nosotros mismos.

La actitud es una elección que podemos hacer consciente o inconscientemente. Yo puedo decidir levantarme cada mañana de mal humor, o hacerlo con ganas de transformarme a mí mismo y ser el cambio que quiero ver en el mundo.

Viktor Frankl en su libro “El hombre en busca de sentido” ya dijo que la libertad última del ser humano es la actitud. Imagínate, ¡en un campo de concentración hablando de actitud! ¿Qué peor puede pasarte que perder a todos tus seres queridos, tu libertad y dignidad y sufrir los abusos de un campo nazi? Y aun así, hablaba de actitud. Así que… ¡no hay excusas!


Cuando me levanto por las mañanas lo primero que hago es dar las gracias por todo lo que ya hay en mi vida. Seres queridos, oportunidades, salud… quiero mejorar mi vida, está claro, pero la mejor manera de hacerlo es desde la gratitud por lo que ya tengo.

Así que, mira a tu alrededor, ¿de qué puedes dar las gracias? ¿Cuáles son las cosas que mañana al despertar quieres que sigan allí? Desde un ser querido, a una ducha de agua caliente, date cuenta de cuántas cosas buenas hay ya en tu vida. Si te sientes víctima pierdes el poder de transformar tu vida.

También cada mañana al despertar pienso en cómo puedo marcar hoy la diferencia. Está muy bien tener planes a largo plazo, pero es todavía mejor traducirlo en pequeños resultados que podamos aplicar hoy. ¿Qué puedes hacer hoy que marque una diferencia en tu destino y el de otras personas?
Todos tenemos un talento único que nos distingue, una luz que brilla en nosotros. 

Descubre lo mejor que hay en ti y ponlo al servicio de marcar la diferencia desde hoy mismo. Porque si cada día te esfuerzas por ser un poco mejor, tu autoestima y bienestar aumentarán y contribuirás a crear una sociedad mejor.

Quizás sientas que la vida ha sido demasiado injusta contigo, pero si te quedas en la queja, mañana seguramente la emoción habrá desaparecido, pero tú seguirás aquí. Y seguirás no sólo un poco más amargado, sino que además no habrás podido construir nada que te merezca la pena.



martes, 28 de marzo de 2017

Logros Personales: Remisos En Reconocer Valores


Tener la capacidad de Valorar los logros personales es muy importante para mejorar la autoestima

Muchas personas pueden no dar importancia a la mayoría de sus logros simplemente porque no han logrado alguno en particular. Sin embargo, es importante darse cuenta de todo lo que se ha hecho en la vida y todo lo que se ha aprendido por pequeño que sea.

Algunas personas también son capaces de reconocer sus logros personales pero no le dan la importancia que deberían porque se comparan con otras personas que han logrado otras cosas que también les hubiera gustado conseguir.

Para poder mejorar la autoestima, lo mejor es tomarse un tiempo para plantearse y pensar todo lo que se ha logrado en la vida y todas las cosas que hoy nos hacen felices y hemos conseguido.

Mucha gente puede no darse cuenta que toda su vida persiguió un supuesto sueño y que aunque no lo ha logrado ha conseguido otras tantas cosas que le han dado una gran felicidad. 

Por este motivo, sentarse a pensar o hacer una lista sobre los logros más importantes que se han conseguido, es una excelente práctica para mejorar la autoestima. Seguramente nos sorprendamos nosotros mismos de las cosas que más valoramos y que hoy nos hacen felices y que nunca hubiéramos pensado.

Por ejemplo, es habitual ver personas frustradas y con baja autoestima porque piensan que no lograron nada solo porque no obtuvieron el trabajo que querían. Sin embargo, estas personas pueden ser incapaces de valorar que han logrado formar una familia que les quiere, que han tenido hijos de los cuales pueden sentirse orgullosos y un sinfín de cosas más.

Para mejorar la autoestima, es importante saber valorar los logros que se han conseguido y no sufrir por aquellos que no se han alcanzado. Si tanto nos duele no haber conseguido algo, lo mejor es luchar por conseguirlo pero no sentarse a sufrir, a lamentarse, a sentirse mal y a quitarle importancia al resto de las cosas que si se han conseguido.

Se nos suele dar muy bien recriminarnos por aquello que pensamos que hacemos “mal” o por lo que percibimos que no somos capaces de conseguir. Es importante equilibrar la balanza poniendo también atención a nuestros logros personales, por pequeños que estos puedan parecernos, en lugar de centrarnos en el supuesto lado negativo de nuestra persona.  

Reprendernos constantemente olvidando, en cambio, felicitarnos por nuestros méritos, nos conducirá inevitablemente hacia una pobre opinión de nosotros mismos, lo que a su vez contribuirá a minar más nuestra autoestima.

Todas nuestras actitudes forman parte de nosotros aquí y ahora y el punto de partida para modificar las que no nos gustan es aceptarlas. No podemos trascender aquello que primero no hemos aceptado que ya es.

Pero igual que atendemos a lo que consideramos negativo; a nuestras propias sombras, es importante mirar también hacia lo que sí nos gusta de nosotros mismos; hacia nuestras luces.

 A veces cuando pido a personas que expongan sus logros y fortalezas, suelen expresarlas con voz tenue y restándoles importancia, dando mucho más peso a sus supuestas debilidades. Esto puede guiarnos hacia un sentimiento de incapacidad e indefensión.

Pensamos que ha llegado la hora de asumir defectos y virtudes ponernos las pilas que de alguna forma nos hacen demostrar nuestros valores a la hora de las definiciones, sin duda todavía hay mucho paño para cortar en este asunto de asumir potencialidades.

Hugo W Arostegui


Cuando Nos Equivocamos


A nadie le gusta equivocarse, y reconocerlo es algo que muchas veces nos cuesta hacer.

Equivocarnos no nos hace menos valiosos, ni menos sensatos, ni menos dignos. Los errores son parte de la vida y nos brindan la oportunidad de ser mejores aprendiendo de la experiencia y aceptando consecuencias. 

Pedir perdón o cometer un error no nos tiene porqué quitar valor, no tengamos miedo a reconocer lo que hicimos mal.

Reconocer nuestros errores habla de nuestra madurez como seres humanos, puede que ello no sea muy sencillo que digamos, pero si lo pones en práctica, con el tiempo descubrirás que es la mejor manera de aprender de la vida, de tu vida.

Es más liberador que difícil reconocer que nos equivocamos, entonces hagamos el sano ejercicio de pronunciar dos palabras: ¡Me equivoqué! Nadie está exento de equivocarse:

El caminar tiene sus tropiezos y caídas, pero esto no significa que haya que dejar de dar pasos. 

Equivocarse trae muchas ventajas, si aprendemos a mirar lo que sucede con ojos de sabiduría. Los errores son importantes para nuestro bienestar así pueda sonar algo confuso, pero para que estos no pasen en vano por nuestras vidas, es importante registrarles y resarcirles. Duele equivocarnos. 

Pero a veces nos duele más reconocerlo… Es una sensación inexplicable de dolor en donde no te están apretujando un dedo, pero si te están apretujando el alma.

Pasamos entonces a tener una mezcla de sentimientos revueltos en la panza y aunque deseemos reconocer que nos equivocamos, nos rendimos ante la facilidad del no hacerlo. No nos gusta desacomodarnos: Queremos seguir teniendo la “razón” así cueste, el orgullo no permite que nos movamos de nuestra posición “privilegiada” y allí nos enredamos y nos desgastamos intentando creer que no nos hemos equivocado, o que si lo hicimos, fue de una minúscula forma: es como si eligiéramos entre la ceguera y el astigmatismo avanzado, vemos tan borroso, que preferimos creer que no hay nada de mancha en el horizonte.

El orgullo y el no querer vernos en nuestra condición de seres en proceso de construcción puede llenar de lodo nuestros pasos. Si nos equivocamos, nada hay de malo en reconocerlo y aceptar las consecuencias, todo lo contrario, ello nos llena de mayor valor: necesitas de más determinación y valentía para mirarte a ti mismo antes que mirar a los demás.


Las Mal Llamadas Limitaciones


En el mundo en que vivimos nos encontramos a menudo sintiéndonos presos de nuestros sueños no cumplidos, de nuestros deseos reprimidos, de las deudas que hay que pagar, de nuestra rutina y responsabilidades. 

El tiempo destinado para explorar nuestra alma y encontrar un verdadero punto de equilibrio se hace particularmente difícil en un mundo que se nos presenta muy material, caótico y externalizado.
Pero es este mundo en que vivimos, querámoslo o no, lo único que tenemos, y por lo mismo, es necesario aceptarlo inicialmente exactamente como es, para luego, en base a nuestra propia determinación, despertar una chispa de cambio comenzando desde nuestro propio mundo interno.

Nuestras limitaciones nacen en nuestra cabeza, la que a menudo se lo pasa juzgando aquello que está mal en nosotros, maximizando hasta nuestros más pequeños defectos y errores, yendo de un lado para otro en medio de miles de pensamientos sin sentido y mermando en muchas ocasiones nuestra propia capacidad de enfocarnos y sentirnos libres.

La libertad, desde mi experiencia, no nace de estar en un lugar físico determinado: Es un estado interior, de calma, de caminar a través de lluvias, aglomeraciones y situaciones poco favorables con determinación, sabiendo que, si bien estamos presentes en el momento, no somos eso, sino que, en perspectiva, estamos en un plano superior.

Para barrer con todas las limitaciones que nos impiden ser más y lograr más, es necesario un cambio de estilo basado en acciones permanentes y sostenidas en el tiempo. 

Tal como aprendemos a adquirir nuevos hábitos, es en este caso fundamental el incorporar algunos aspectos en nuestro interior de modo de poder sellarlos como raíces potentes y beneficiosas para nuestro cotidiano:

Liberarnos de nuestras limitaciones es nuestra tarea personal e interna de todos los días. Mi invitación es a disfrutar el proceso dentro de un entorno dinámico y una vida que es corta en nuestra dimensión física. La clave para ello está en querer y en pasar a la acción con determinación.

En la ceremonia de graduación de Harvard, recientemente, el cineasta Steven Spielberg expresó que la forma de crear un mejor futuro es conociendo nuestro pasado. Él insiste a sus hijos que vean hacia atrás, que traten de comprender el pasado. Para que entiendan quiénes son ellos, deben saber quiénes fueron sus padres, sus abuelos y como era su país antes que ellos nacieran.

También nosotros tenemos que entender nuestro pasado, buscar las causas que originaron un conflicto que parece estar aún tan presente en nuestro tiempo. Esto nos podría ayudar a reconocer nuestras limitaciones, no solo como individuos sino como grupo social.


Sin Fecha De Desalojo


El miedo a la muerte es un temor universal, en mayor o menor medida, todos nos vemos sometidos a pasar por un episodio obligatorio, del que además no tenemos mayor información. Sabemos que es un acontecimiento inevitable, que nos toca vivir a todos por igual y ni siquiera tenemos el control (en condiciones naturales), de decidir el momento en el cual preferimos que ocurra.

Nos sentimos muchas veces como si tuviésemos el tiempo contado, que la vida es muy corta, que quisiéramos multiplicarnos para poder hacer todo lo que queremos a lo largo de ella.

Si pudiésemos estar conscientes de que la muerte no existe como tal y que estamos en una larga cadena evolutiva a través de muchísimas experiencias similares a esta, estaríamos un tanto más relajados en lo que se asocia a la muerte en este plano.

Recientemente leí una analogía que me pareció muy válida y me gustaría compartir:
Imaginemos que nos vamos a vacaciones por un tiempo y rentamos una casa en donde nos hospedaremos, por algún motivo, hacemos de esa casa nuestra, se nos olvida que debemos salir de ella más pronto que tarde y nos dedicamos a tomar esa casa vacacional como la nuestra, le ponemos un nombre en la entrada, compramos cosas a nuestro gusto, la acondicionamos, invitamos a algunas personas a tomar té, en fin… es ahora nuestra casa.

Pero un día llega el dueño y nos solicita que dejemos esa casa y en ese momento sentimos el mundo caer, que es el fin, nos preguntamos qué pasará luego… Y algo así es lo que nos ocurre cuando encarnamos para vivir esta experiencia, se nos olvida que esta vida no es más que una herramienta para aprender y evolucionar, para amar y ser amados, esto no es todo, venimos de algo superior que nunca muere. Solo dejamos acá nuestro medio de transporte, pero nuestra esencia que no tiene nada que ver con algo tangible, nos lo llevamos, nos acompaña en ese viaje eterno, junto a nuestro respectivo historial de amores, que hará nuestra alma cada vez más sabia.

Cuando entendemos que la muerte no es más que una ilusión, se hace más sencillo llegar a ese momento sin generarnos un drama, viviendo esta vida de la mejor manera posible, amando y cultivando, amando y cosechando, amando y siendo amados.

“¿Dónde está la utilidad
de nuestras utilidades?
Volvamos a la verdad:
vanidad de vanidades”

Hugo W Arostegui



lunes, 27 de marzo de 2017

Aquellos Que Nos Dejan Sus Huellas


Hay personas que entran en tu vida y lo cambian todo, personas por las que vale la pena parar, respirar y valorar. Valorar lo que realmente importa. Los detalles, las pequeñas cosas, cosas como el agua del mar, las nubes, una mirada de esas que lo dicen todo, unos ojos como los suyos, el modo en el que sonríen, un abrazo infinito mezclado de sal, sus manos, despertar a su lado…

Hay personas que están hechas de acero inolvidable, personas que hacen que todo tenga sentido, incluso lo que no importaba hasta que las conocimos. Son personas auténticas que marcan un antes y un después en nuestra vida, que llegan como un soplo de aire fresco y que, si se van, permanecen como huella indeleble en nuestros recuerdos.

Hay una diferencia enorme entre dejar huella o dejar cicatrices. Las cicatrices son señales de daño, de dolor, de heridas abiertas, de emociones que necesitamos limpiar y tratar. Las cicatrices son marcas que no elegimos tener y que nos recuerdan un dolor que se podía haber evitado.

Sin embargo, las huellas son marcas imborrables en la piel y en la memoria que nos hacen rememorar momentos de amor, de aprendizaje y de crecimiento.

Por lo tanto, no importa tanto la cantidad como la calidad de la gente que nos rodea. Si alguien nos hiere de manera sistemática, deberíamos plantearnos limpiar nuestro entorno, enfocar mejor y dejar que permanezcan relaciones que resulten en aportes y crecimientos mutuos.

Los pequeños detalles otorgan significado al sentido de la vida, lo cambian todo, hacen de lo diario lo importante. Así, no se hace tan necesario lo que nos dan como la forma de darlo.

Digamos que, si te abrazan, logran recomponer tus partes rotas, te enseñan a vivir y a revivir tu interior. Las personas especiales no esperan a que las cosas sucedan, hacen lo que desean y persigue lo que quieren hasta que lo consiguen.

“La manera de dar vale más que lo que se da.”
-Pierre Corneille-

Hay personas que dejan una huella imborrable en tu corazón, porque ha habido un tiempo que has seguido un mismo camino con ellos. Y, aunque ya no estén contigo, nunca podrás olvidarlos.

No se esfuerzan por dejar esa marca, sino que aparece sin que te des cuenta. Son esas personas que te ofrecen otra visión de tu mundo, que te ayudan a cuestionarte tu pasado, tu presente y tu futuro.

“Cada persona que pasa por nuestra vida es única.
Siempre deja un poco de sí y se lleva un poco de nosotros.
Habrá los que se llevarán mucho, pero no habrá de los que no nos dejarán nada
Esta es la prueba evidente de que dos almas no se encuentran por casualidad.”
-Jorge Luis Borges-

Hugo W Arostegui

En El Recuerdo


Un año pasó desde la muerte del filósofo, escritor, profesor y semiólogo italiano Umberto Eco.

No era partidario de las adulaciones ni elogios, y muy por el contrario y como última petición, solicitó que no sean organizados homenajes académicos ni congresos en recuerdo de su persona. 

Su familia, siempre cercana y afectuosa, hizo circular desde Italia el pedido de guardar silencio.

Recuerdo lo huidizo que estuvo cuando, en junio de 2015 y luego de dos jornadas de repaso intenso por su Tratado de semiótica general —obra que cumplía 40 años—, estudiantes y profesores intentaron retratarlo y él escapaba por las calles de Bolonia lejos de los flashes.

Difícil tarea, porque de sombrero y bastón, grandes anteojos, cigarro (ya no fumaba, pero lo mascaba para sentir el sabor), de camisa, chaleco y saco impecables, era imposible no sentir la presencia de Eco, aun a sala llena y él sentado entre el público.

Pero por sobre todas las cosas, lo que nunca pasó desapercibido fueron sus comentarios sobre los medios, internet, las redes sociales, Berlusconi y la política italiana, Dios y las religiones, el fútbol y hasta Borges. Con lucidez, inteligencia e ironía, los últimos años de su vida —murió a los 84 años, el 19 de febrero de 2016— Eco se dedicó a escribir columnas para distintos medios y sobre temáticas propias del siglo XXI. Es que fue un estudioso infinito, brillante:

comenzó de joven con la Edad Media, continuó con sus ensayos sobre lingüística y filosofía que lo llevaron a ser uno de los fundadores de la semiótica en los años sesenta y nunca dejó de ser un curioso académico analista del cambiante mundo que lo rodeaba. De eso se trata su último libro, 

De la estupidez a la locura (Lumen, 2016), que reúne esos valiosos y aggiornadísimos artículos con impronta periodística sobre temas de actualidad. Eco reflexiona con la misma sagacidad sobre Twitter y Facebook, sobre la "sociedad líquida", el individualismo imperante, la política y los políticos y demás problemáticas del presente.

Difícil resulta entonces la tarea de guardar silencio y dejar pasar esta fecha como si fuera una más. Se suman a esta tarea de homenajearlo Lucrecia Escudero Castagnino, licenciada en letras de la UNR que actualmente reside en París, donde es directora de la Licenciatura Profesional de Comunicación en la Universidad de Lille y dirige la revista latinoamericana de semiótica DeSignis; Carlos Scolari, licenciado en comunicación de la UNR y profesor en la Universitat Pompeu Fabra en Barcelona, 

además de un referente en comunicación, medios y nuevas tecnologías, y Daniel Briguet, licenciado en comunicación social de la UNR, periodista, escritor y profesor titular de Utopías Tecnológicas en la Facultad de Comunicación Social de Rosario.

Edición general: Sebastián Riestra.
Editora Ciencia y Salud: Florencia O'Keeffe. Sociedad: María Laura Favarel. foto DE TAPA: Marcelo Bustamante.

Edición fotográfica: Ángel Amaya. Diseño y diagramación: Esteban Figna, Enrique Figna y Fabiana Colovini.

Reconocimiento


Jorge Luis Borges: Aprendiendo

"Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia entre sostener una
mano y encadenar un alma.

Y uno aprende que el AMOR no significa acostarse.

Y que una compañía no significa seguridad, y uno empieza a aprender ....

Que los besos no son contratos y los regalos no son promesas, y uno empieza
a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos, y uno aprende
a construir todos sus caminos en el hoy, porque el terreno del mañana es
demasiado inseguro para planes ... y los futuros tienen su forma de caerse
por la mitad.

Y después de un tiempo uno aprende que, si es demasiado, hasta el calor del
Sol puede quemar.

Así que uno planta su propio jardín y decora su propia alma, en lugar de
esperar a que alguien le traiga flores.

Y uno aprende que realmente puede aguantar, que uno es realmente fuerte, que
uno realmente vale, y uno aprende y aprende ... y así cada día.

Con el tiempo aprendes que estar con alguien, porque te ofrece un buen
futuro, significa que tarde o temprano querrás volver a tu pasado.

Con el tiempo comprendes que sólo quien es capaz de amarte con tus defectos
sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad.

Con el tiempo te das cuenta de que si estás con una persona sólo por
acompañar tu soledad, irremediablemente acabarás no deseando volver a verla.

Con el tiempo aprendes que los verdaderos amigos son contados y que quien no
lucha por ellos tarde o temprano se verá rodeado sólo de falsas amistades.

Con el tiempo aprendes que las palabras dichas en momentos de ira siguen
hiriendo durante toda la vida.

Con el tiempo aprendes que disculpar cualquiera lo hace, pero perdonar es
atributo sólo de almas grandes.

Con el tiempo comprendes que si has herido a un amigo duramente, es muy
probable que la amistad jamás sea igual.

Con el tiempo te das cuenta que aun siendo feliz con tus amigos, lloras por
aquellos que dejaste ir.

Con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia vivida con cada persona
es irrepetible.

Con el tiempo te das cuenta de que el que humilla o desprecia a un ser
humano, tarde o temprano sufrirá multiplicadas las mismas humillaciones o
desprecios.

Con el tiempo aprendes a construir todos tus caminos en el hoy, porque el
sendero del mañana no existe.

Con el tiempo comprendes que apresurar las cosas y forzarlas a que pasen,
ocasiona que al final no sean como esperabas.

Con el tiempo te das cuenta de que en realidad lo mejor no era el futuro,
sino el momento que estabas viviendo justo en ese instante.

Con el tiempo verás que aunque seas feliz con los que están a tu lado,
añorarás a los que se marcharon.

Con el tiempo aprenderás a perdonar o pedir perdón, decir que amas, decir
que extrañas, decir que necesitas, decir que quieres ser amigo, pues ante
una tumba ya no tiene sentido.

Pero desafortunadamente, sólo con el tiempo..."



domingo, 26 de marzo de 2017

Sinceridad

La sinceridad implica el respeto por la verdad (aquello que se dice en conformidad con lo que se piensa y se siente). Quien es sincero, dice la verdad. Sin embargo, la práctica hace de este concepto un objetivo difícil de alcanzar, dadas las numerosas estructuras a las cuales nos sometemos

Por lamentables cuestiones de la vida en sociedad, no siempre es fácil ser sinceros con nuestros seres queridos, con las personas que nos han criado, con nuestros amigos más cercanos; cuando trasladamos la necesidad de compartir nuestras verdaderas ideas con empleadores y gobernantes, las posibilidades decrecen considerablemente.

Si observamos el comportamiento del resto de los animales, tanto en sus hábitats naturales como en convivencia con individuos de nuestra especie, notamos que la sinceridad es una de sus virtudes más sobresalientes, al punto en que no parece tan importante, dado que es la base de su accionar. 

Si bien en la selva y en el bosque también existen estructuras, costumbres y jerarquías, no parece haber lugar para las trabas que a muchos seres humanos nos impiden desarrollarnos libremente.
¿Por qué a veces sentimos que no podemos ser sinceros con quienes nos rodean? La raíz del problema, quizás, es que siempre encontramos respuestas a esta pregunta; “porque mi puesto de trabajo corre peligro”, “porque no tenemos una relación tan cercana”, “porque nadie me ha pedido mi verdadera opinión“. 

Al imaginar una vida en la cual pudiésemos decir siempre todo lo que pensamos, cuesta creer que fuera necesaria la existencia del estrés, de la angustia, de la frustración; ya que todos estos males, tan comunes en las sociedades modernas, surgen de la falta de libertad con la que nos movemos.
La cualidad que consiste en expresarse con sinceridad se conoce como honestidad. 

La persona honesta respeta la verdad y establece sus relaciones bajo este parámetro moral. Sin embargo, es posible engañarse a uno mismo, hacernos creer que somos seres honrados y sinceros, a pesar de estar muy lejos de lucir estas virtudes.

Por lo general, se entiende por honestidad una forma de ser pura, directa, sin dobles intenciones ni secretos retorcidos. Se suele calificar a una persona de honesta cuando su manera de interactuar con los demás es muy clara, cuando cumple con sus promesas y no parece tener sentimientos negativos hacia quienes lo rodean. En este sentido, el concepto recibe ciertas connotaciones de bondad y generosidad.

Hay situaciones que pueden llevar a una persona a dejar de lado la sinceridad, aunque sin tener la intención de mentir. Las denominadas “mentiras piadosas” son un ejemplo de esta circunstancia.

 Claro que siempre puede cuestionarse la integridad o la efectividad de una mentira de este tipo, también llamada blanca; por mucho que intentemos cubrir la esencia de este tipo de afirmaciones, no dejan de faltar a la verdad y, por ende, nos muestran frente a otros de una manera poco precisa.

Las mentiras piadosas están íntimamente ligadas a la concepción que generalmente se tiene de amistad; no hace falta analizarlo muy detenidamente para advertir la grave contradicción que tiene lugar al unir el tipo de relación más puro y más intenso con una supuesta necesidad de no ser sinceros. ¿Cuán lejos puede llegar una mentira piadosa? ¿Cómo confiar en un recurso de esta naturaleza para alimentar un lazo sentimental entre dos seres vivos? 

La verdad duele; pero, ¿no duele más descubrir que nos han engañado?


El Arte De Escribir


Escribir es la acción de representar palabras o ideas con letras o signos en papel o cualquier otra superficie.

Se le llama escribir al ejercicio de la escritura con el propósito de transmitir ideas, redactar un tratado, documento o texto de ficción, trazar notas y signos musicales, inscribir datos o cualquier otra acción de transposición de letras y símbolos en una superficie dada.

La historia de la escritura como sistema de representación gráfica de una lengua se remonta al 4000 a.C. Es la composición de un código de comunicación verbal a través de signos grabados o dibujados sobre un soporte que puede ser un papel, un muro, una tabla y hasta un dispositivo digital como una computadora. Así, la escritura debe corresponderse con una lengua o idioma dados, compartido por una o más personas que puedan interpretar las ideas y conceptos plasmados en el acto de escribir.

Escribir es una acción que tiene lugar en todo tipo de ámbitos y con diversos propósitos. Un individuo puede escribir una nota, un poema o cualquier serie de letras con el mero propósito de expresarlos y conservarlos para sí mismo, como ocurre con un diario íntimo. También, la escritura puede emplearse como medio de canalización de historias, cuentos, novelas y otro tipo de textos poéticos o literarios. Este objetivo es estético, creativo, cultural y es quizás el que más enriquecimiento de la lengua ha ejercido a través de la historia.

La escritura se utiliza de manera informal para comunicar informaciones más o menos relevantes, como una conversación a través de un programa de mensajería instantánea entre dos amigos. Por otro lado, también se emplea con un propósito formal en los negocios, en ámbitos legales e institucionales, en escenarios laborales y otros. Incluso, también es largamente utilizada como medio de comunicación entre dos individuos con fines emotivos, como una carta o un poema de amor.

Los fines de la escritura son evidentemente infinitos y, más allá del lenguaje oral, constituyen el más relevante medio de comunicación humana.


La Vida Es Como La Vivimos


Frases:

“Mi vida dista mucho de ser perfecta, y sé muy bien que jamás lo será, pero he aprendido a disfrutar las pequeñas cosas….desde un vaso de agua fría cuando más lo deseo, hasta una puesta de sol que tenga el honor de observar.

En este momento de mi vida emociono con detalles que a otras personas les parecería insignificantes, y celebro cada minuto de mi existencia, agradecida de vivir, porque como siempre digo, hay muchos que no tienen ese privilegio, no solamente a los que parten de este mundo, sino a los que aún están aquí, pero no se dan cuenta”

“Leí por ahí en algún momento de mi vida, una frase escrita por Gabriel García Márquez, que dice que  “la vida no es cómo uno la vivió, sino cómo la recuerda para contarla”, y me remonté a mis primeros años de vida, continuando con un análisis de esa época (hasta donde puedo recordar) a la fecha.  Conclusiones? No tuve una niñez perfecta, ni una adolescencia perfecta, y de adulta,

francamente, mi vida dista mucho de serlo.  Si el Facebook hubiese existido en ese entonces, no habría habido nada digno de publicar……..Pero, tenemos opciones, y echamos mano de ellas, de manera consciente o no!!! Nuestro cerebro tiene la capacidad (y la utiliza), de grabar los recuerdos de forma diferente a la que hemos vivido, y nos permite “grabar” una versión o dos, del evento en cuestión.  Y sucede que nos repetimos tanto una cosa, que llega el momento en que la creemos.  En otros casos, llega incluso a bloquear momentos dolorosos, de los cuales aparentemente no recordamos nada…He vivido cosas junto a otros, en las que cada uno tiene su versión.  El asunto es en verdad subjetivo!! “

“Cada instante que respiro, cada momento que vivo, no sirve sino para reafirmar que somos nada…Que la vida pasa sin que nos demos cuenta, y que nos detenemos poco en disfrutar los pequeños detalles”

“Sonreír es un ejercicio tan saludable y que genera tanto bienestar en nuestro cuerpo, sin embargo algunos días cuesta muchísimo hacerlo.  Después de vivir un montón de experiencias, he llegado a la conclusión de que sonreír, además de que me resulta más fácil, me arruga menos”

“Ser mujer no es una cosa simple,  nunca lo ha sido. Desde que el mundo es mundo, hemos tenido que ser fuertes, pues no nos ha tocado la parte más fácil.  Nos toca trabajar en la casa, en la calle, ser madres, esposas, novias, amigas y cómplices, etc., sin embargo el rol más difícil de todos, sin duda, es el de ser madres”

“En estos días hice mi mudanza número 415, desde que ando dando tumbos por este mundo, y la verdad, aunque ya me sorprendo poco, casi con nada, me sorprendí al ver la cantidad de cachivaches que se fueron acumulando en mi humilde residencia sin que me diera cuenta”

“En estos días he estado pensando mucho, en cómo he cambiado… Y he pensado sobre todo en ese viejo refrán que dice, “más sabe el diablo por viejo que por diablo”  y entro en un mar de interrogantes.
Con los años he aprendido a no dar importancia a lo que no lo tiene…a ver las cosas y hechos de una manera más sabia.  A entender lo que no entendía hace 10 años” 


Hugo W Arostegui