El miedo a la muerte es un temor universal, en mayor o menor
medida, todos nos vemos sometidos a pasar por un episodio obligatorio, del que
además no tenemos mayor información. Sabemos que es un acontecimiento
inevitable, que nos toca vivir a todos por igual y ni siquiera tenemos el
control (en condiciones naturales), de decidir el momento en el cual preferimos
que ocurra.
Nos sentimos muchas veces como si tuviésemos el tiempo
contado, que la vida es muy corta, que quisiéramos multiplicarnos para poder
hacer todo lo que queremos a lo largo de ella.
Si pudiésemos estar conscientes de que la muerte no existe
como tal y que estamos en una larga cadena evolutiva a través de muchísimas
experiencias similares a esta, estaríamos un tanto más relajados en lo que se
asocia a la muerte en este plano.
Recientemente leí una analogía que me pareció muy válida y
me gustaría compartir:
Imaginemos que nos vamos a vacaciones por un tiempo y
rentamos una casa en donde nos hospedaremos, por algún motivo, hacemos de esa
casa nuestra, se nos olvida que debemos salir de ella más pronto que tarde y
nos dedicamos a tomar esa casa vacacional como la nuestra, le ponemos un nombre
en la entrada, compramos cosas a nuestro gusto, la acondicionamos, invitamos a
algunas personas a tomar té, en fin… es ahora nuestra casa.
Pero un día llega el dueño y nos solicita que dejemos esa
casa y en ese momento sentimos el mundo caer, que es el fin, nos preguntamos
qué pasará luego… Y algo así es lo que nos ocurre cuando encarnamos para vivir
esta experiencia, se nos olvida que esta vida no es más que una herramienta
para aprender y evolucionar, para amar y ser amados, esto no es todo, venimos
de algo superior que nunca muere. Solo dejamos acá nuestro medio de transporte,
pero nuestra esencia que no tiene nada que ver con algo tangible, nos lo
llevamos, nos acompaña en ese viaje eterno, junto a nuestro respectivo historial
de amores, que hará nuestra alma cada vez más sabia.
Cuando entendemos que la
muerte no es más que una ilusión, se hace más sencillo llegar a ese momento sin
generarnos un drama, viviendo esta vida de la mejor manera posible, amando y
cultivando, amando y cosechando, amando y siendo amados.
“¿Dónde está la utilidad
de nuestras utilidades?
Volvamos a la verdad:
vanidad de vanidades”
Hugo W Arostegui
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