Si
todas las personas fuéramos capaces de vivir en el momento presente, realmente
estaríamos a salvo de cualquier tipo de preocupación o sufrimiento. Esto de
vivir en el día de hoy, que parece una obviedad, es básico para poder sentir y
tener una vida plena.
A nivel físico, es obvio que vivas en el día de hoy. No
es posible que una persona físicamente viva en el día de ayer o en el día
de mañana, porque las leyes de la naturaleza lo impiden. Pero a nivel mental, a
nivel emocional, a nivel sentimental es muy común que vivas arrastrándote y
culpándote de errores que has cometido en el pasado, o bien temiendo el futuro.
El futuro no
se piensa, se crea, y si lo creas basándote en el miedo, lo estás
creando de forma negativa. Y esta creación te causa un efecto que se traduce
en sentimientos de miedo o angustia en el presente.
Vivir el día de hoy significa disfrutar el
momento presente, valorar todas las cosas positivas que tienes en el
día de hoy.
Si lo miras con objetividad, siempre habrá miles de
cosas por la que tienes que estar agradecido. Siempre habrá montones de
situaciones que harán que otra persona desee estar en tu lugar, porque siempre
habrá alguien que necesite las cosas que tú tienes.
Cuantas veces tratamos de concentrarnos y caemos en distracciones,
los pensamientos van y vienen, damos vueltas y no podemos dedicarnos a lo que
debemos resolver? Para aprovechar nuestro potencial al máximo, es necesario que
aprendamos a enfocarnos en lo que está sucediendo.
La dispersión se debe a
varios factores, pero el principal es que en ese momento preciso de
distracción, la mente está en cualquier parte, menos en el presente
Sin atención, casi toda nuestra energía se disipa. Para aprender a
concentrarnos, es fundamental practicar la focalización, que favorece la
productividad. Cuando llegamos a este estado, toda la energía se dirige hacia
un lugar, una acción, una idea.
No olvidemos que en el presente,
está el mayor potencial. La mente tiende a comportarse como un
limpiaparabrisas: va y viene, nunca se queda quieta. Salta del presente al
pasado, y al futuro sin pausa. Y eso puede resultar agobiante porque genera
nerviosismo y ansiedad. Es fundamental frenar esa charla interna para
poder rendir al máximo.
Un metafísico diría: la mente oscila como un péndulo, va
constantemente del pasado al futuro, y sólo cuando consigas detenerla en el
centro vas a volver a ser el dueño consciente de tu vida.
Hugo W Arostegui
No hay comentarios:
Publicar un comentario