Los recuerdos
pueden confundirnos. Pueden causarnos muchas dudas. Pueden causarnos tropiezos.
Pero ciertamente también se pueden ordenar lo suficiente como para sanar y
tener la vida que usted quiere.
Los cerebros no graban y vuelven a poner los hechos
exactamente como sucedieron en el pasado. Sino que, casi en cada caso, el
recordar algo incluye un proceso de reconstrucción en el cerebro, lo cual
significa que también se da cierta distorsión.
Sin embargo, esto no significa que los recuerdos
sean “solamente construcciones” y que no se pueda confiar en ellos.
Las investigaciones recientes sugieren que en el cerebro, un
sistema graba lo que pasó y otro se encarga de la manera en que alguien
le atribuye el significado a lo que pasó. Otras investigaciones muestran
que generalmente la gente recuerda lo esencial y los detalles centrales de las
experiencias altamente estresantes. Por ejemplo, alguien puede recordar
quien era la otra persona y la naturaleza del acto, o actos, sexuales más
perturbadores o excitantes (detalles centrales), pero no los muebles del cuarto
donde esto ocurrió, ni los detalles de cada acto.
El hecho de que la memoria humana no sea como un DVD
significa que es posible que los recuerdos no sean completamente exactos, y que
cualquier recuerdo específico pueda ser una mezcla de hechos reales e
imaginados (o parte de los hechos).
Por supuesto, la realidad es más compleja. Una persona
puede borrar de la mente o suprimir emociones y sensaciones
perturbadoras. Un niño puede enfocar su atención en una mancha en el
techo, o imaginarse que está en un lugar totalmente distinto. En esos
casos, “los detalles centrales” de la experiencia para esa persona, en ese
momento, serían detalles secundarios que, usualmente ni siquiera
entrarían en la memoria.
¿Cuántas veces hemos querido saber la opinión de alguien
ajeno a nuestra familia para ver cuál era su percepción de las cosas? A menudo
muchas personas que pasan por problemas familiares, son conscientes de que cuando
entran en juego sentimientos y apegos, no vemos las cosas como realmente son,
en cambio alguien que ve las cosas desde fuera, podría ser más realista.
También la gran mayoría, hemos tenido alguna amistad o
conocido que no veía la realidad de las cosas y por mucho que le hemos
aconsejado, hemos visto que debido al estado de “ceguera” que produce el
enamoramiento, no nos hacía caso o incluso se podía enfadar por nuestra forma
realista de ver las cosas. La interpretación de los sucesos se puede ver
muy modificada si hay sentimientos vinculados.
Hugo W
Arostegui
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