El término
francés rôle llegó al inglés como role y luego derivó, en nuestra
lengua, en rol. Se trata de la función o el papel que desempeña alguien en un
cierto contexto.
Social, por su parte, es aquello
que está vinculado a la sociedad (la comunidad de individuos que
comparten una cultura y que interactúan entre sí).
Con estos conceptos en mente, podemos analizar la noción de
rol social. Esta expresión, frecuente en el ámbito de la sociología, se refiere a las pautas
de comportamiento que la sociedad espera de una persona. Puede
decirse que el rol social es aquello que debe representar un individuo en su comunidad.
El rol social es una imposición de la sociedad al sujeto. El entorno exige a
la persona que cumpla con su rol social: es decir, que brinde las respuestas
esperadas de acuerdo a su condición (profesional, económica, cultural, etc.).
La imposición del rol social se desarrolla a partir de la actuación de las
principales instituciones sociales, como la familia, el Estado y la religión.
El marco del rol social de cada persona acarrea la
obligación de amoldar su comportamiento a un perfil determinado. Se
espera que un docente, por ejemplo, respete las normas establecidas, ya que su
función en la sociedad es instruir a los demás y, por lo tanto, debe dar el
ejemplo. Otros comportamientos no son exigidos, aunque sí permitidos,
mientras que también existen los comportamientos prohibidos.
Desde el punto de vista de las razones por las cuales una
persona encara un rol social determinado, es posible distinguir entre los
siguientes dos tipos: el rol adscrito, que no lleva a cabo
por voluntad propia, sino que lo asume (como
ser su nacionalidad, su etnia y su sexo); el adquirido, que espera del
individuo un esfuerzo, una participación activa, y que puede o no realizar,
según decida. Cabe mencionar que el rol adquirido es opcional hasta un cierto
punto, ya que la presión de la sociedad suele ser muy intensa para llevarnos a
cumplirlo. Por otro lado, los límites de ambas clases pueden confundirse según
el enfoque del análisis.
Se denomina conflicto de rol a la situación que tiene lugar
cuando un individuo no cumple con las expectativas externas con respecto a su
conducta; de forma opuesta, si acepta su rol y todo lo que él conlleva, su
proceder es aceptado por el entorno.
A su vez, se habla de conflicto interno (cuando se origina en la propia
persona), externo o poseer características de
ambos tipos. Los sociólogos Richard Moreland y John Levine propusieron en el
año 1982 la siguiente distinción de conflictos:
* inter-rol: tiene lugar cuando el desempeño de un
rol determinado no resulta compatible con el de otros que también debe llevar a
cabo el individuo;
* intra-rol: describe el choque entre expectativas que provienen de orígenes diferentes, aunque todas se enfocan en el mismo rol. Dichas expectativas pueden haber surgido en el propio individuo o bien en terceros que mantengan un vínculo de influencia para él.
Cuando no existe una definición clara de las expectativas
sobre las normas de comportamiento vinculadas a un rol social determinado, se
habla de un fenómeno denominado ambigüedad de rol.
Ambos
conceptos, el conflicto y la ambigüedad, pueden
desencadenar en la tensión de rol, una suerte de
incomodidad que una persona experimenta al intentar cumplir con las pautas
señaladas con respecto a su rol particular. Cada uno busca la forma de asumir
el rol que mejor encaje en el marco de sus valores y creencias para no
atravesar dicho malestar, aunque esto no es fácil de alcanzar.
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