martes, 7 de marzo de 2017

Cuando Meditamos


El arte de meditar implica mucho más que calmar nuestra mente y atender a nuestras sensaciones. En realidad aislarse a un lugar tranquilo y adquirir este hábito, concentrándonos para aprender a meditar, no tiene un verdadero sentido si no somos capaces de integrar su significado en nuestra experiencia diaria.

La meditación va más allá de emplear un tiempo a practicarla y aprender a concentrarse. El hábito ha de ser incorporado en nuestra vida, para que haya un cambio interno, con la intención real de ser mejores personas: con nuestro entorno, con nuestra naturaleza y los seres que habitan este mundo.

Nuestros conocimientos y creencias impiden que accedamos a una mente clara, inocente y sensible a lo que nos rodea. El sentido de meditar nos lleva a una mente que se libera de la distorsión y del ruido mental, para adquirir un despertar que nos hace ser más conscientes de cómo todo esto influye en nuestras relaciones y nuestra conducta.

“Correr, bailar, nadar, cualquier cosa puede ser una meditación. Mi definición de meditación es: siempre que tu  cuerpo, tu mente y tu alma están funcionando juntos en ritmo, eso es meditación. Osho

La meditación está más allá de la mente. Así que cuando esta se calma es posible llegar a un estado de claridad que facilita la tarea de eliminar los prejuicios e ideas preconcebidas que distorsionan nuestros pensamientos. Es así como podemos lograr ordenar nuestra mente para que se vuelva más sensible e inteligente.

“Es preciso estar atento al desorden que hay dentro de uno mismo, atento a las contradicciones, a las luchas dualísticas, a los deseos opuestos, atento a las actividades ideológicas y a su irrealidad. Uno ha de observar “lo que es” sin condenar, sin juzgar, sin evaluar en absoluto”

-Krishnamurti-





 

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