El arte de
meditar implica mucho más que calmar nuestra mente y atender a nuestras
sensaciones. En realidad aislarse a un lugar tranquilo y
adquirir este hábito, concentrándonos para aprender a meditar, no tiene un
verdadero sentido si no somos capaces de integrar su significado en
nuestra experiencia diaria.
La
meditación va más allá de emplear un tiempo a practicarla y aprender a
concentrarse. El hábito ha de ser incorporado en nuestra vida,
para que haya un cambio interno, con la intención real de ser mejores personas:
con nuestro entorno, con nuestra naturaleza y los
seres que habitan este mundo.
Nuestros conocimientos y creencias impiden que accedamos a
una mente clara, inocente y sensible a lo que nos rodea. El sentido de
meditar nos lleva a una mente que se libera de la distorsión y del ruido
mental, para adquirir un despertar que nos hace ser más conscientes de
cómo todo esto influye en nuestras relaciones y nuestra conducta.
“Correr, bailar, nadar, cualquier cosa puede ser una
meditación. Mi definición de meditación es: siempre que tu cuerpo, tu
mente y tu alma están funcionando juntos en ritmo, eso es meditación. Osho
La
meditación está más allá de la mente. Así que cuando esta se calma es
posible llegar a un estado de claridad que facilita la tarea de eliminar
los prejuicios e ideas preconcebidas que distorsionan nuestros pensamientos. Es
así como podemos lograr ordenar nuestra mente para que
se vuelva más sensible e inteligente.
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