El hombre incompleto busca en las vidrieras infinitas del
televisor los pedazos que le faltan.
Quiere comprar lo que no tiene pero nada es suficiente,
el agujero se hace más grande cuanto más consume.
Casi nunca se pregunta qué es la felicidad.
El tiempo no le alcanza por lo mucho que debe trabajar
para construir su propia jaula.
No tiene tiempo para escuchar las advertencias del cuerpo
y la razón.
El hombre inconcluso creció esperando ser grande para
estar, al fin, entero. Ahora grande, ya no sabe ni lo que busca. Solo sabe que
le falta algo.
Es un desconocido para sí mismo, su propia imagen es lo
que cree que piensan los demás sobre él.
No tiene vida interior ni intimidad y vive más pendiente
de su apariencia externa que de su estado interior.
Ha olvidado que es un hombre hecho de cosas que no se
compran.
Su cabeza es una multitud de voces egoístas y
ajenas. Hace lo que hace pensando en lo que hará después.
Hace callar a su hijo para escuchar a un desconocido por
televisión. Pero deja todo, incluso al televisor, si suena su teléfono.
Engulle la comida apurado como si fuera una
obligación. Y obligado por el mismo, va a cumplir con un fin ajeno. Un objetivo
que no es suyo, algo que persigue ansiosamente solo porque muchos desean lo
mismo.
No sabe que ese puede ser su ultimo almuerzo y la última
vez que vera a su familia.
No sabe que el milagro del sol cada mañana y de la luna
cada noche
Acabará sin su consentimiento.
Hugo W Arostegui
Wow, felicitaciones.
ResponderEliminarSon palabras muy profundas
Me gustaría tener su autorización para usar algunas frases aquí publicadas, respetando sus derechos de autor
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