“Felicidad
es la experiencia de alegría, satisfacción o bienestar positivo, combinada con
la sensación de que nuestra vida es buena, tiene sentido y vale la pena"
(Sonja Lyubomirsky).
De acuerdo con la doctora Sonja
Lyubomirsky, experta en Psicología social, la felicidad es un bienestar
subjetivo. Es decir, que lo que puede dar felicidad depende más de la persona
que del hecho en sí. Ella considera que nuestra felicidad depende de tres
puntos básicos:
Las circunstancias de nuestra vida
Me había preguntado muchas veces por qué existen personas que en
apariencia tienen todo en la vida: una gran familia, amor, salud y una buena
situación financiera, pero, aun así, no son felices. La respuesta es simple:
solo diez por ciento de nuestra felicidad depende de todas estas
circunstancias. ¿Sorprendido? Yo también lo estuve al leer estas afirmaciones
en el libro de esta psicóloga, Los cómos de la felicidad (The how of hapiness).
Según
sus teorías, esto se debe a lo que se llama “adaptación hedónica”. En palabras
simples y claras: las personas nos acostumbramos muy rápido a las cosas buenas.
Si camino por la calle de mi ciudad, en un día de verano, donde la temperatura alcanza
más de 40 grados centígrados, al llegar a un lugar en el que haya un buen
sistema de refrigeración (aire acondicionado), es probable que en media hora me
esté quejando de lo frío que está el lugar.
De
igual manera las personas dejan de apreciar que tienen un buen matrimonio, o
una buena salud. Es algo que se han acostumbrado a ver tan normal que no les es
fácil apreciarlo. Sin embargo, científicos como Michael McCullough, profesor de
Psicología en la Universidad de Miami, que ha llevado a cabo diversos estudios
sobre los pensamientos positivos, ha encontrado que las personas más propensa a
expresar gratitud por las cosas buenas en sus vidas, son más felices.
Si lo que nos hace felices va más allá de nuestras circunstancias
de vida, ¿qué es lo que dispara o detiene nuestra felicidad? En la teoría
científica se afirma que la genética lleva una gran parte de la responsabilidad
en nuestra felicidad; hasta 50 por ciento. Se considera que las personas conciben
los logros a su alrededor de una forma diferente dependiendo de sus genes.
Pero todo esto, según la doctora
Lyubomirsky, no es más que un “punto de ajuste” (set point), justo
como lo puede ser la disposición genética a engordar: hay gente que tiene que
luchar con el peso cuidando su alimentación o su ejercicio, mientras que otros,
sin cuidarse, mantienen una figura delgada. Así que, con disciplina, es posible
que se puedan vencer esas predisposiciones biológicas. Esto nos llevaría a
explorar el tercer punto.
Si mi predisposición genética me hace engordar, entonces tomo las
riendas de esta situación con un plan de ejercicio y dieta que me mantenga sano.
De la misma manera, tengo que aprender a estar en forma para la felicidad. Es
sencillo. De acuerdo con esta psicóloga, debemos controlar nuestros
pensamientos y sentimientos, transformarlos en sentimientos positivos. Esto
significa que debemos trabajar en “actividades intencionales”. Pero, ¿qué tipo
de actividades deliberadas debo realizar para ser feliz?
La
doctora Lyubomirsky sugiere doce actividades. Yo me atreví a clasificar estas
actividades en cuatro ámbitos de nuestra vida:
1. Espiritualidad
Ser
agradecido, Practicar actos de bondad, Cultivar el optimismo, Aprender a
perdonar, y Practicar la religión y la espiritualidad.
2. Sociabilidad
Cultivar
relaciones sociales, y Evitar el pensar demasiado y la comparación social.
3. Saber vivir
Desarrollar
estrategias para enfrentar todas las situaciones, y Saborear las alegrías de la
vida.
4. Desarrollo profesional y
personal
Incrementar
experiencias que nos hacen fluir, Cumplir tus objetivos, y Cuidar tu cuerpo
(incluye desde la actividad física hasta una actitud positiva).
De
todas estas actividades debemos elegir las que nos satisfagan más y ajustarlas
a nuestra vida. Podemos hacerlos nosotros mismos.
En lo personal, si tuviera que elegir las que considero más
importantes en cada una de las áreas de mi vida, optaría por: ser agradecido,
cultivar las relaciones sociales, saborear las alegrías de la vida y cumplir
mis objetivos. ¿Por qué? De manera simple, porque incluyen a mi familia, a mis
amigos, mi trabajo y a Dios dentro de mi vida.
Hugo W Arostegui
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