08 De Marzo De 2017
Adelante Mujeres
Hay asuntos que deberían estar en la primera línea del debate
global. Asuntos que afectan a millones de personas en todo el mundo, que marcan
la vida de millones de hogares. Asuntos que la ciudadanía global, porque eso
somos ya, arrastra desde hace demasiado tiempo sin que hayamos sido capaces de
asumirlos y de resolverlos como lo que son, lacras de alcance mundial que hacen
imposible una convivencia justa y en paz.
Uno de esos asuntos, seguramente el asunto,
es la violencia que se ejerce contra las mujeres. En todo el mundo, incluidos
por supuesto los países desarrollados, una de cada tres mujeres la sufre. ¿Cómo
puede ser?, ¿cómo podemos aceptar con la naturalidad con que lo hacemos que la
mitad de la población del planeta viva permanentemente en riesgo de convertirse
en víctima de violencia?
Simplemente por la envergadura de esta amenaza, hace mucho tiempo
que todos los gobiernos, todas las instituciones nacionales, regionales y
globales, la sociedad civil, los medios de comunicación, la comunidad internacional
en su conjunto, debería haber situado la violencia que se ejerce contra las
mujeres como una prioridad mundial.
Todavía no lo hemos conseguido, pero un suceso tan terrible e
intolerable como el secuestro en Nigeria de más de doscientas niñas de un internado
por el mero hecho de ser estudiantes ha puesto de relieve, en su versión más
cruda, que las mujeres, no sólo estamos expuestas al maltrato en nuestros
propios hogares o a los abusos y violaciones en los conflictos armados, sino
que también podemos ser el blanco del fanatismo religioso y político, del
terrorismo más feroz.
El terrorismo que atenta contra lo más valioso, lo más preciado
que la humanidad ha conseguido a lo largo de la historia: el derecho a la
libertad, a la dignidad, a la integridad física y moral, a la educación. El
derecho a seguir avanzando en un camino, el de la igualdad, que ya ha
demostrado ser el mejor camino para avanzar, no sólo las mujeres, sino el
conjunto de la ciudadanía, porque la igualdad es buena para todos.
Mientras no nos sean devueltas sanas y salvas las niñas de
Nigeria, mientras no se castigue a los criminales que las han secuestrado,
mientras no seamos capaces de hacer entender a todos y cada uno de cuantos le
tienen miedo a la libertad de las mujeres que estamos
dispuestos a pararlos en seco, todos nosotros, la ciudadanía global, seremos
rehenes de la sinrazón, la brutalidad, la inhumanidad.
Hugo W Arostegui
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