jueves, 8 de junio de 2017

Trabajo Duro E Inteligente


“No hay nada más agotador que tener
 un trabajo eternamente por terminar”.
William James.

Hay veces que por más que nos esforzamos en conseguir resultados en nuestro trabajo parece que nos estrellamos contra un muro, no avanzamos. Aquí es donde podemos comprobar que no es lo mismo trabajar duro que trabajar con inteligencia. Cuando trabajamos inteligentemente significa que estamos siendo eficaces, productivos y efectivos. 

Muchas veces menos es más. Según la regla de Pareto 80/20, el 80% de nuestros resultados surgen del 20 % de nuestros esfuerzos. La conclusión está clara. Si fuésemos capaces de eliminar el 80% del esfuerzo restante seríamos más eficaces. Eso es trabajar con inteligencia.

Obtener mejores resultados con menor esfuerzo. Vamos a ver algunas ideas que nos van a ayudar a conseguirlo.
En primer lugar si nos preguntamos por qué nos sucede esto, podemos ver fácilmente que tenemos demasiadas ocupaciones y estrés.Trabajamos duro, pero perdemos la perspectiva de lo que es importante, no vemos nuevas oportunidades por nuestra dispersión y se cometen errores. Esto lleva al cansancio, al aburrimiento y al agotamiento. Realmente, así nos alejamos de lo que queremos conseguir.

Una buena idea es descubrir cuáles son nuestros puntos fuertes y centrarnos en ellos, delegando el resto. No digo que no haya que trabajar en nuestros puntos débiles, pero el hecho de hacer muchas cosas aceptablemente bien nunca tiene tanto valor como centrarse en lo que se nos da realmente bien. Concentra tu energía en ello, si hay algo que se te da bien de forma 
natural, trabaja en fortalecerlo aún más, de forma que llegues a ser excelente en ello. Intentar hacerlo todo bien consume mucha energía, sobre todo si lo que pretendemos hacer bien no nos gusta. 

Piensa en lo que realmente es importante que hagas bien para tu trabajo. El resto delégalo. Si no puedes delegarlo, encuentra formas de que te consuma la menor energía posible, por ejemplo, siendo un poco menos perfeccionista o buscando atajos.

Otra idea para trabajar inteligentemente es prometer poco pero dar mucho. Es decir, superar las expectativas. Si prometemos poco nos estamos dando más tiempo para realizar la tarea y podremos hacerla mejor y dar más calidad de la esperada. Todos tenemos la tendencia natural a prometer todo para ya mismo, sin tener en cuenta otras prioridades. Al final esto es contraproducente porque  si no conseguimos cumplir lo prometido quedaremos mucho peor que si damos más de lo esperado. Hay personas que están prometiendo continuamente cosas para ya. Esto no sólo genera estrés en esta persona sino a la persona a la que se lo prometes, dando una mala imagen de informalidad.

Muchas veces nos pasamos el día diciendo que vamos a intentar hacer esto y lo otro, ideamos planes, nos imaginamos el resultado, pero no pasamos a la acción. Esto produce gran frustración. Deja de decir que vas a intentar hacer algo y ¡hazlo! O no lo hagas. Pero no lo intentes.

En la vida tiene que existir un equilibrio, el trabajo no puede ni debe ser el centro de todo. Y paradójicamente conseguiremos trabajar con más inteligencia y dar lo mejor de nosotros mismos.

Porqué Sucede Lo Que Me Sucede


Hay ocasiones en las que parece que todo me supera. Hoy es uno de esos días en los que los problemas se agolpan tras la puerta y te quedas sentado sin querer abrirla porque sabes que te van a caer encima… Intentas mantener la calma y recordar, como ya sabes, que todo esto es un aprendizaje y que lleva un mensaje para que te puedas superar.

Lo que pasa es que llevas tiempo intentándolo y no llegas, no lo consigues y ya no se te ocurre qué más podrías hacer para seguir adelante porque se te acaban las ideas y el empuje afloja. La rabia se te acumula en el estómago y te apetece lanzarlo todo por la ventana, sin piedad… Llorar tanto que el mundo se ahogue con tus lágrimas y reaccione ante tu dolor… 

Y te armas de valor y abres la puerta. Y ves que te caen las consecuencias de no sabes qué… ¿de no creer en ti? ¿de no confiar? ¿de no valorarte lo suficiente? ¿de no haber sido capaz de decir que no? ¿de postergar las decisiones? Y algunas cosas más a las que todavía no les puedes poner nombre y fecha y que seguro que son las que más pesan puesto que son las que más te cuesta detectar…  El problema de alguien que no es tu problema, pero que te acaba pesando como una losa y que si te cae es porque lo asumes y así lo decides tú, no busques culpas… No sirve más que para delegar en otro las soluciones. Hay que afrontar… 

Y piensas ¿no debería tener yo herramientas para salir de esta? Se supone que tengo claros los conceptos y que llevo en mis espaldas suficientes conocimientos como para hacerlo… Llevo años conociéndome y diciéndome verdades feísimas a la cara para aprender y vivir en paz… Me he releído y asumido mi infancia entera para encontrar todos mis miedos más rotundos agolpados en mis mazmorras… He intentado dejar mi necesidad de control y me he sumido en un caos delicioso para fluir y sentir, para poder dejar de pensar y encontrar las respuestas que siempre me faltan.

No dejo de repetir… “Esto tendrá un sentido que ahora no veo”. Tengo que comprenderlo para sacarle la lección y aceptar, para seguir adelante… Y no lo veo. No aparecen las instrucciones por ningún sitio. No hay manual de crisis especial para que el formador en inteligencia emocional que está en crisis… Llamas a un amigo que se ha formado como tú. Y recuerdas, que muchas veces,  como cualquier otro ser humano, nunca ve la viga en su ojo y sólo la paja en el ojo ajeno… Pero, eso sí, siempre tiene claro que hay una viga, aunque no la vea.

Y me dice que el también tiene un día horrible y me pregunta qué veo yo sobre su viga porque también sabe que está ahí y no la ve… ¡Qué barbaridad! estamos en las mismas… 

Esto de saber que hay una viga y no verla hace que a veces sueñes con un poco de bendita ignorancia para poder descansar… Pero esto no tiene vuelta atrás, cuando uno aprende a decirse lo que se ocultaba hasta ahora a la cara, ya no puede esconderse nada más o no puede hacerlo de forma consciente…

A veces, cuando necesitas encontrarle un sentido a todo, todo pierde sentido. 
Te pierdes en una espiral de sensaciones y afinas tanto que llega tu subconsciente y te aplaude y te dice «vas para nota, genial» pero eso no te calma, no te ayuda, no te libra de los problemas tras la puerta. Todos somos ignorantes cuando se trata de conocernos y aceptar, no sabemos nada… 

Y piensas… Me pasa porque en realidad debo entender que no tengo que librarme de los problemas, en realidad son una bendición, un regalo, un síntoma del algo más gordo que subyace en mí y que puedo curar… Tengo que comprender qué hacen ahí y por qué los he traído hasta mí… Tengo que entender cuál de mis creencias les ha abierto la puerta, si yo misma creo mi propia realidad… ¿qué he hecho yo para creer que merezco esto? ¿qué he pensado y temido que ha traído hasta mí esta situación? porque somos responsables (no culpables) de todo lo que aparece en nuestra vida… Antes de que los engendros malignos que llaman a mi puerta pudieran encontrarla, mi inseguridad los puso ahí, les llamó para que vinieran y les susurró que eran necesarios para superarme… Y la vida, sabia como nada, los trajo sin demora… Y ahora están ahí, esperando a que responda, a que tome unas cuantas decisiones…

Y el colmo de los colmos es saber que mis decisiones no pueden ser parches… Porque podría tapar lo que pasa, pero si no quiero que vuelva a pasar, tendré que resolver la causa y no tapar el síntoma
… 
Bendita frase esa de que todo lo que pasa en tu mundo exterior es un reflejo de lo que pasa en tu mundo interior… Yo que me he hecho mil veces una autopsia emocional y me he desgajado ante mi psicólogo… ¿Qué más tengo que hacer?¿Qué me falta? ¡Con la cantidad de personas que van por la vida sin darse cuenta de nada y no las veo tan agobiadas como yo!! ¿quién me mandaba a mí meterme en esto? ¿Por qué tuve que descubrir que cada uno de mis pensamientos y actos escriben mi destino? ¿por qué tuve que asumir el compromiso de ser coherente y ahora no puedo buscar una solución «apenas normal» y tapar la herida sin más pretensiones? 

Y luego pienso “esto no es nada, en el fondo, da gracias y asume que es necesario, que te pertenece, que te hará mucho bien…”


Toxicidad De Las Relaciones


Las relaciones tóxicas son grandes “vampiros” para nuestras energías. Sin embargo, muchas veces no nos resulta fácil identificar este tipo de relaciones, bien por falta de habilidad, porque el daño es muy paulatino y está muy bien disfrazado o porque la relación que nos perjudica tanto también nos aporta otras cosas a las que no estamos dispuestos a renunciar. Las relaciones tóxicas nos atrapan, como si fuera un pantano con arenas movedizas y cuánto más queramos librarnos, más difícil se nos hace desengancharnos de sus garras.

No se enseña mucho acerca de este tipo de relaciones y puede que esta sea la razón principal de nuestro problema de soltar lo que nos hace mal. Y si realmente recibimos enseñanza al respecto, es cuando ya hemos salido heridos. Pero como siempre decimos, los errores son los mejores maestros de nuestra vida.

Por más que consultemos, no hallaremos a nadie que haya podido despegarse de alguien tóxico de la noche a la mañana, como si fuera un poco de tierra que ha quedado en nuestros zapatos. Las relaciones tóxicas nos atrapan en una red negativa, lo mismo que ocurre con un insecto que ha caído en una tela de araña. No solo hablamos de las parejas, sino también existen personas tóxicas en otros ámbitos: familiares, amigos, colegas, conocidos, etc.

Como primera medida, una relación tóxica nos hace mal, nos impide avanzar, manipula todo aquello que nos reconforta de nuestra existencia, destruye aquello que somos, no nos da “permiso” para pensar ni actuar como queremos… en definitiva, nos hace seres infelices. Y como dijimos antes, se hace cuesta arriba poder salir airosos al intentar desengancharnos de esa red que ahoga, reprime, lastima…

La relación tóxica se desarrolla entre dos personas, una dominante y otra sumisa, aunque puede que ninguno de los dos se de cuenta de ello. Existen muchos problemas de comunicación, a los que se suman las mentiras, los chantajes emocionales y sobre todo, la manipulación. Si bien ambas partes pueden sufrir, el que se lleva la peor parte es aquél que acata las órdenes.
Las relaciones tóxicas que deberíamos evitar son:

En primer lugar, aquellas donde una sola persona está a cargo o decide. Quiere siempre tener el control, no escucha las opiniones ajenas, no está de acuerdo en la justicia ni en la equidad. Esa persona es la única que crece, mientras que la otra cada vez se hunde más.

En segundo término, las relaciones que cumplen la función de “llenar” o “completar” un vacío existente. Debemos conseguir sentirnos plenos por nosotros mismos, sin que otro sea el encargado de suplir las carencias.

El tercer tipo son las relaciones co-dependientes, es decir, cuando ambos integrantes son pasivos y dependen del otro para ser felices, no saben lo que es la individualidad y precisan de la aprobación externa para actuar, siempre priorizan las necesidades ajenas por sobre las propias.

La idealización o las expectativas subrreales son también un tipo de relación tóxica.Estas ocurren cuando se exige una perfección imposible de alcanzar, cuando se espera todo el tiempo cambiar al otro hasta que se amolde a nuestros gustos, etc.

En quinto lugar, tenemos aquellas personas que utilizan sus problemas del pasado para justificar lo que hacen en el presente. Pueden ser unos padres muy autoritarios, una pareja celosa o un abandono en la niñez. Todo vale como excusa de los actos diarios.

Otro tipo de relación tóxica a evitar es la que está basada en mentiras continuas, donde nunca se sabe qué es cierto y qué es una falacia. También podemos incluir aquí ocultar información o todo aquello que derrumbe la confianza (que es muy difícil de recuperar).

De la mano de ella, podemos señalar las relaciones donde el perdón no es un sentimiento genuino o frecuente y además no hay intensiones de reparar lo que se ha dañado.

Por último, las relaciones que se basan en la agresión-pasividad durante la comunicación. Cuando en vez de hablar abiertamente se lo hace con indirectas o prejuicios, cuando las palabras o la actitud siempre es hostil y cuando no hay atención al tratar entablar un diálogo.
Tal vez con esta explicación podamos estar más alertas y determinar en qué momento una relación se ha vuelto tóxica.


Unanimidad En La Diversidad



“La creencia es involuntaria; nada involuntario es meritorio o condenable. Un hombre no puede ser considerado mejor o peor por su creencia”
-Percy Bysshe Shelley-

En esta sociedad en la que parece que, si no estas conmigo estás contra mí, es importante valorar a las personas por su trato más que por sus creencias. Al fin y al cabo, una creencia es un estado de la mente en el que suponemos verdadero el conocimiento o la experiencia que tenemos acerca de un suceso u objeto.

Las creencias describen el contenido educativo y cultural de las personas, en cambio la forma de tratar a los demás muestra algo más personal, la capacidad de empatía. Como tratamos a los demás, dice mucho de nosotros mismos.

Toda la información que recibimos y la forma en la que organizamos el mundo pasa por nuestro filtro perceptivo. La interpretación que hacemos de la realidad que nos rodea es fruto de nuestro bagaje personal en forma de expectativas, emociones, necesidades, valores.

La percepción de los demás es el proceso a través del cual pretendemos conocer y comprender a otras personas. Se refiere a cómo percibimos a los otros y sigue los mismos principios que la percepción que hacemos de nosotros mismos. El autoconcepto está ligado íntimamente a la percepción de los demás, porque en parte aprendemos cómo somos por la percepción que tenemos de la reacción de los demás.

“El regalo más preciado que podemos dar a otros es nuestra presencia. Cuando nuestra atención plena abraza a los que amamos, florecen como flores”
-Thich Nhat Hanh-

Necesitamos categorizar a los demás en esquemas o grupos, en forma de guía para poder orientarnosEsta evaluación tiene que ver con la evolución de nuestra especie y es un recurso adaptativo. Necesitamos hacernos una impresión sobre los demás para adaptar así nuestra reacción. Necesitamos información para valorar si nos tenemos que mostrar cercanos, alejarnos lo máximo posible o mostrar indiferencia.

Rodéate de gente que te haga más fácil la vida. Las personas de trato agradable y que nos hacen sentir apreciados comparten una serie de características. Son afables, nobles, cariñosas, respetuosas y les gusta escuchar a los demás. Todo lo contrario hacen las personas que no respetaran nuestra forma de vida, nuestras decisiones y nuestra manera de ver el mundo.
Pensemos, ¿es preferible estar rodeados de bordes, soberbios y prepotentes que piensan igual que nosotros o de personas amables, cariñosas y que nos cuidan, aunque no compartan varias de nuestras creencias?

Cada quien tendrá su opinión, pero está demostrado que rodearte de personas empáticas nos ayuda a afrontar de manera más optimista nuestro día a día ya que contar con ellas ya es en sí un gran motivo para este optimismo. No olvidemos que una creencia es una manera de interpretar la realidad, no la única. Son múltiples los beneficios de rodearte de personas por su manera de relacionarse y apreciar a los demás y no exclusivamente por sus creencias, aparte de enriquecernos con otras culturas y opiniones.


"Cuando todos los días resultan iguales es porque el hombre ha dejado de percibir lo bueno que se ha ido atesorando en su vida"

miércoles, 7 de junio de 2017

Yo Puedo Hacerlo


No existe ninguna varita mágica que vaya a traer suerte y éxito a tu vida, porque este no suele llamar a las puertas sin invitación previa. Si lo quieres, vas tener que construirlo y darle forma con tus propias manos. Pero, para ello, tienes que delimitar aquello que quieres conseguir, o dicho de otra manera, hacia qué dirección el viento te sería favorable. Una vez identificado, una buena formación y una ilusión desbordante, en forma de energía, que te den la fuerza suficiente como para enfrentarte a las primeras dificultades, serán unos buenos señuelos para el éxito
.
Pero no todo será un camino de rosas. El fracaso -o él o su sombra- estará esperándote en cada esquina para atemorizarte y hacerte dudar sobre si seguir adelante o dar marcha atrás. Sin embargo, esto será parte de tu escalada hacia el éxito, parte del aprendizaje

No te lo tomes como una llamada de atención para que abandones lo que con tanta ilusión empezaste. Tu esfuerzo siempre tendrá su recompensa si lo administras con paciencia e inteligencia.

Dar el primer paso es siempre una difícil decisión: es crear una inercia partiendo de una posición estática. Es como el escritor que se encuentra ante ese papel en blanco que despierta todos sus miedos. Sin embargo, una vez hemos pasado esta barrera será más fácil avanzar, llevando de la mano a nuestra gran aliada: la determinación.

Tenemos miedo a dar el primer paso porque en muchas ocasiones nuestra mente anticipa sufrimiento o fracaso. Un fracaso que quizás no llegue, pero al que nos adelantamos. Tal vez porque deseamos la inmediatez de los resultados, que el camino hacia el éxito sea lo más corto posible. Esto sí nos trasmitirá una gran frustración, pues todo llega a su tiempo.

Cuanto más lejos esté nuestro objetivo, cuanto más sepamos que tardaremos en conseguir lo que queremos, más difícil nos resultará tomar la decisión de dar ese primer paso. Pues las dudas y las preocupaciones nos abordarán. ¿Y si nos quedamos por el camino? ¿Lograremos superar todos los fracasos a los que nos tendremos que enfrentar?

Nuestra vida está llena de “no puedo”. Dos palabras que forman parte de nuestro vocabulario y que las utilizamos más de lo que deberíamos. Como bien decíamos al principio la magia no existe. El éxito no vendrá a buscarnos, a menos que nosotros salgamos en su búsqueda. Sin embargo, esto no será posible si nosotros mismos nos limitamos.

Nuestras palabras tiene un gran poder. Si yo digo “puedo”, así será. Si yo digo “no puedo”, así será. 

En ocasiones, todo lo negativo que nos decimos proviene de nuestro entorno. De personas que tenemos a nuestro alrededor y no confían en nosotros, de gente que constantemente insiste en lo descabelladas que son nuestras metas. Todo esto nos hace replantearnos si vamos a conseguir lo que queremos, si seremos capaces.

Ante todo esto solo hay una solución. Hacer oídos sordos a todas esas palabras que los demás nos dirigen y que no hacen más que frenarnos en el camino hacia nuestro éxito y responderles a todas esas personas con una amplia sonrisa. Sabemos mejor que nadie lo que somos capaces de conseguir y hacer. Nadie tiene por qué hacernos dudar de nosotros mismos.


Lo Rudimentario


 “Definición de rudimentario. Rudimentario es un adjetivo que refiere a lo que está vinculado al rudimento. Este término, procedente del latín rudimentum, menciona un desarrollo precario o imperfecto; el estado primordial de un ser; o las primeras investigaciones de una disciplina
científica o profesional”.

Lo rudimentario puede vincularse a algo material o físico. Una construcción rudimentaria es aquella que no tiene una estructura sólida y que, por lo tanto, podría llegar a derrumbarse. Un dispositivo rudimentario, por su parte, tiene un funcionamiento muy simple y es poco probable que sirva para desarrollar una tarea compleja
.
Muchas personas se ven obligadas a habitar viviendas rudimentarias, sin suministro de energía eléctrica o agua potable, con cimientos poco estables, paredes incapaces de aislar el frío y el calor, e incluso con partes sin techar, entre otras características. 

Dadas las necesidades consideradas básicas por la sociedad actual, una casa de este tipo no es adecuada para el correcto desarrollo personal y profesional de un individuo, ya que puede repercutir negativamente en varios aspectos de su vida, como ser su salud física (ante la falta de protección contra las inclemencias del tiempo) y su participación de ciertas actividades sociales (esto acaba por afectar su salud mental).

Cuando un individuo es acusado de rudimentario, se estará haciendo referencia a su supuesta falta de inteligencia o a su comportamiento rústico. Una persona puede acusar a otra de rudimentaria por considerar que sus gustos e intereses son básicos y poco variados, que su manera de pensar es cerrada y machista y que no hace nada por su desarrollo intelectual.

Si bien la noción de rudimentario usada en este contexto puede ser subjetiva, ya que cada individuo tiene su propio punto de vista basado en ciertos parámetros, lo normal es que la persona que la recibe se sienta insultada. Así como cuando se aplica en otros campos, un ser rudimentario no tiene muchas habilidades, no es capaz de realizar tareas de gran complejidad ni de proponerse objetivos interesantes, sino que lleva una vida muy simple y con una escasa o nula visión a futuro.

A lo largo del proceso de aprendizaje de una disciplina, por lo general se comienza por los conceptos considerados rudimentarios, o sea, los básicos para que el estudiante pueda acercarse a los conocimientos con facilidad y no se sienta abrumado. En consecuencia, si se trata de una materia práctica, los ejercicios que puede realizar al principio también serán rudimentarios.

Por ejemplo, la programación informática es un complejo proceso que puede dar lugar a un sinfín de productos, que van desde una simple aplicación móvil a un sistema usado para la seguridad de una compañía. Incluso los programadores más capaces, aquellos que aprenden de forma autodidacta y en poco tiempo consiguen crear software avanzado, comienzan por pequeños programas que pueden ser catalogados de rudimentarios, como ser uno que simplemente imprime un mensaje de texto en pantalla o uno que pide al usuario el ingreso de dos números para luego devolverle la suma de ambos.

Hugo W Arostegui


martes, 6 de junio de 2017

Cuando Retener Es Morir En El Intento


“Es mejor retirarse y dejar un bonito recuerdo que insistir y convertirse en una verdadera molestia. No se pierde lo que no tuviste, no se mantiene lo que no es tuyo y no puedes aferrarte a algo que no se quiere quedar”.

Dejar ir es darte cuenta que algunas personas son parte de tu historia, no de tu destino.

Eso no significa que no duela. Las despedidas siempre duelen, aun cuando hace tiempo que se ansíen. Esa es una de las leyes emocionales que rigen nuestra vida en interacción con los demás.

Hay relaciones (o personas) que hacen mella pero por más que luches, por más que intentes salvar, por más que ames, por más que se deba permanecer, simplemente, con un soplo, se desmoronan.  No es bonito decir adiós pero, a veces, sí es liberador y es en esa libertad donde reside la belleza y la necesidad.

Porque, a veces, tenemos esa necesidad de irnos para ser felices, de dejar atrás una vida llena de dolor y de inquietudes, de abandonar la incertidumbre emocional, de obtener nuestra paz interior y de ser artífices de nuestra libertad emocional.

No hay nada más triste que un adiós. Porque hasta nunca es hasta nunca, pero un adiós es ¿hasta qué? Duren lo que duren los amores, las amistades o cualquier otro tipo de relación, estas se deben fundamentar en la expresión de los sentimientos, emociones o pensamientos.

Es importante que no nos quedemos con la sensación de que no hemos dicho lo que sentíamos. Porque el adiós es más doloroso cuando nuestra pluma contiene tinta. Si no la usamos, esta se secará y, probablemente, estropee nuestro útil de escritura.

Esto es, dicho de otra forma, que nuestro pasado emocional determinará nuestro presente. Así que es importante gestionar nuestros sentimientos, emociones y pensamientos, de acuerdo al momento que nos toca vivir.

Así que mantengamoso muy presente, un adiós duele, pero las despedidas más dolorosas son las que no se pronuncian, las que dejan asuntos pendientes en un cajón dorado con múltiples esquinas que pueden dañar nuestro corazón.


La Verdad No Requiere Matices


No hay peor cobarde que el que hace uso constante de las medias verdades. Porque quien conjuga la verdad con la falsedad tarde o temprano evidencia la mentira completa, porque los engaños camuflados con buenas maneras son dañinos y desgastantes y tienden a salir a flote, al igual que las mentiras enteras.

Decía Unamuno en sus textos que no hay tonto bueno, que todos, a su manera, saben conspirar y desplegar eficaces artimañas para cogernos desprevenidos. Ahora bien, si hay algo que abunda en exceso en nuestra sociedad no son precisamente los tontos ni los ingenuos. La mentira incompleta o la verdad a medias es la estrategia más familiar que vemos en casi todos nuestros contextos, en especial en las esferas de la política.

“¿Dijiste media verdad?. Dirán que mientes dos veces si dices la otra mitad”
-Antonio Machado-

Hacer uso de las verdades sin cabeza, o de las falsedades con muchas patas cortas, ofrece a quien las utiliza la sensación de que no está haciendo nada malo, de que sale indemne de la responsabilidad que tiene con el otro. Parece que la piedad por omisión descarga de responsabilidades; es como quien nos dice aquello de “te quiero muchísimo, pero necesito un tiempo” o “aprecio mucho cómo trabajas y valoramos todo tu esfuerzo, pero tenemos que prescindir de tu contrato unos meses”.

La verdad, aunque duela, es algo que todos preferimos y que a la vez necesitamos. Es el único modo con el que podemos avanzar y aunar fuerzas para desplegar las estrategias psicológicas adecuadas con las que pasar página, dejando a un lado la falta de certeza, y ante todo, esa inestabilidad emocional que supone no saber, desenmascarando a las falsas ilusiones.

Por curioso que parezca, el tema de las mentiras y su análisis psicológico es algo bastante reciente. Freud apenas tocó el tema, porque hasta entonces, era un aspecto que quedaba en manos de la ética e incluso la teología y su relación con la moral. Sin embargo, a partir de los años 80 los psicólogos sociales empezaron a interesarse y a estudiar en profundidad el tema del engaño y toda la interesante fenomenología asociada al respecto, para confirmar algo que el propio Nietzsche ya dijo en su momento: “la mentira es una condición de vida”.

Sabemos que puede parecer desolador, porque a pesar de que nos socializan desde bien niños en la necesidad de decir siempre la verdad, poco a poco y a partir de los 4 años, nos vamos dando cuenta de que recurrir a la mentira, a menudo, conlleva obtener ciertos beneficios. Ahora bien, algo que a su vez nos queda claro de forma muy temprana es que una falsedad directa y sin aroma de verdad casi nunca es rentable a largo plazo.


La Inteligencia Emocional


Hemos de tener clara una cosa: las personas somos emocionales antes que racionales. Pensaremos del modo más lógico y razonable posible, pero casi siempre actuaremos de acuerdo a nuestras emociones. De ahí que a menudo suela verse cómo los mejores líderes empresariales siempre son aquellos que saben ver las necesidades de sus empleados, fomentando un buen ambiente de trabajo, ahí donde cada individuo se sienta cómodo para expresar ideas, ahí donde exista flexibilidad, oportunidades de participación, donde todos se sientan escuchados y valorados.

La inteligencia emocional es indispensable tanto para llegar a ser un buen líder, como para rendir y aprovechar al máximo la realidad laboral de cada uno. Un ejemplo ilustrativo de cómo las emociones y su manejo tienen un peso esencial en este ámbito, lo tiene un reciente estudio realizado en Reino Unido y publicado en el periódico "The Guardian". En él intentaba verse cómo afrontaban los trabajadores los altibajos económicos actuales en sus respectivos puestos y sectores. El resultado fue curioso y comprensible, podía verse como la mayoría de individuos se posicionaban en el "modo de supervivencia", es decir, se aferraban a lo que tenían en esos instantes fuera cual fuera su situación.

Esta sensación de "anclaje absoluto" a ese trabajo fueran cual fueran las situaciones, les generaba a su vez una fuerte sensación de estrés e infelicidad. Eran pues incapaces de ver otras opciones, nuevas oportunidades. Es decir, el propio estrés terminaba bloqueándoles.

Obviamente estas situaciones son más que comprensibles, ante épocas de crisis toda persona se aferra a lo poco que tenga, a ese trabajo que le aporta un medio económico con el que subsistir a pesar de que, las condiciones en las que trabaje, no sean las adecuadas. Pero los expertos en Inteligencia Emocional nos señalan que hemos de aprender a gestionar nuestra realidad y nuestras emociones.

En ocasiones, tiempo de crisis es también tiempo de oportunidades, ahí donde empezar a ser creativos, a buscar nuevas opciones de crecimiento personal y laboral. Hay que evitar bloqueos, manejar el estrés y evitar ante todo que se nos priven de nuestros derechos como trabajadores.

Las emociones no solo están en nuestras palabras, sino también en nuestros gestos y expresiones. Atiéndete no solo a ti mismo y en cómo ofreces "información no verbal a tus compañeros", fíjate también en ellos, atiéndelos para comprenderlos y obtener así aún más información del medio laboral en el que te mueves cada día.

Piensa que los escenarios de trabajo son como micromundos dotados de un lenguaje propio, están llenos de rumores, de emociones, de miedos y deseos, en ocasiones de envidias y por qué no, también de deseos de alcanzar grandes metas y proyectos. Si todos los miembros fueran capaces de entenderse y respetarse unos a otros, seguro que se seríamos mucho más productivos, efectivos… y felices.


El Valor De Nuestra Palabra


“Esa sí que es una persona de palabra.”

Casi ya no se escucha a nadie decir eso hoy en día, ¿verdad? Lo cierto es que los hombres y las mujeres de palabra son bastante escasos. ¿Te has detenido a pensar cuánto vale lo que dices?

Muchos opinan que para sobrevivir en este mundo competitivo es necesario mentir, decir medias verdades, romper contratos y dejar esperando a las personas. No le dan mucha importancia a cumplir su palabra, total desde que inventaron las excusas, todo el mundo queda bien. Sin embargo, los que razonan así tienen una forma de pensar un tanto limitada. A largo plazo estos hábitos te hacen ganar la reputación de ser una persona irresponsable, insensible, y tramposa. Y la verdad es que eso no te ayudará en ningún ámbito de tu vida, sea profesional, familiar, o social.

No hay nada que confiera más dignidad a una persona que la honestidad.
Un gran porcentaje de promesas rotas se originan en situaciones en las que te sientes presionado a decir “sí.” El primer paso hacia la honestidad es aprender a decir “no”. ¿Cómo es esto? Pues, puede ser que sientas vergüenza diciendo “No entiendo,” “No sé mucho acerca de ese tema,” “No creo que pueda terminarlo para esa fecha,” o “No me será posible cumplir con ese horario, o esa cuota.”

Nadie lo sabe todo, entonces ¿por qué a veces nos sentimos presionados a hablar con autoridad sobre cierto tema, cuando la verdad es que nuestro conocimiento es limitado? Hasta nos da vergüenza hacer preguntas y pedir ayuda. Pues, la falta de autoestima puede estar en la raíz de actuar así. Si nos sentimos inseguros de cómo nos perciben los demás, es más probable que nos sintamos presionados a exagerar nuestras aptitudes.

Sin embargo, piensa por un momento ¿no es cierto que tienes muchas otras destrezas y habilidades? Entonces, ¿en realidad vales menos solo porque no dominas esa área en particular? ¡Claro que no!

Además recuerda, si no expresas tus dudas, nunca aprenderás. Si dejas claro que es la primera vez que has realizado un proyecto de este tipo, entonces los que te rodean tendrán expectativas realistas. En vez de pensar: “…Y eso, que supuestamente era experto,” pensarán “No está mal para su primera vez.”



lunes, 5 de junio de 2017

La Confianza


“Se viaja por el camino a la felicidad 
con mucha más facilidad 
con personas en quienes podemos confiar”
A menos que uno pueda tener confianza en la fiabilidad de quienes le rodean, él mismo está en peligro. Cuando aquellos con quienes contamos nos decepcionan, nuestra vida puede volverse un desorden y aun nuestra supervivencia podría llegar a estar en peligro.

La confianza mutua es el material más firme para edificar las relaciones humanas. Sin ella, toda la estructura se viene abajo.

Ser digno de confianza es una cualidad muy estimada. Cuando la tenemos, se nos considera valiosos. Cuando la perdemos, la gente puede llegar a pensar que no valemos nada.

Deberíamos hacer que otras personas cercanas a nosotros exhiban esta cualidad y la adquieran. Se volverán mucho más valiosas para sí mismas y, por lo tanto, para los demás.

Cuando hacemos un compromiso, una promesa o expresamos una intención mediante un juramento,

debemos cumplirlo. Si decimos que vamos a hacer algo, deberíamos cumplir. Si decimos que no lo vamos a hacer, no deberíamos hacerlo.

El respeto que tenemos por otro se basa, en gran medida, en que la persona sea capaz de cumplir su palabra o no. Por ejemplo, hasta los padres se sorprenderían al ver cuánto pierden en la opinión de sus hijos cuando no cumplen una promesa.

Confiamos y admiramos a la gente que cumple su palabra. Se considera basura a quienes no lo hacen.
Aquellos que no cumplen su palabra a menudo nunca reciben una segunda oportunidad.

Una persona que no cumple su palabra, poco tiempo después puede encontrarse embrollada y atrapada en todo tipo de “garantías” y “restricciones” y hasta se le podría impedir relacionarse normalmente con los demás. No hay un exilio personal más completo de nuestros semejantes que cuando no cumplimos con las promesas que hacemos.


Nunca deberíamos permitir que alguien prometa algo a la ligera, y deberíamos insistir en que cuando haga una promesa, la debe cumplir. Nuestra vida puede convertirse en un lío si tratamos de asociarnos con personas que no cumplen sus promesas. No es algo de poca importancia.

Autodeterminación


Se conoce como autodeterminación a la autonomía o independencia de una persona, un grupo, una comunidad o una nación. Al tener autodeterminación, se tiene la capacidad o facultad para tomar determinaciones por cuenta propia, sin tener que pedir permiso o rendir cuentas. Por eso, el derecho de autodeterminación es el derecho de un pueblo a escoger su forma de gobierno y estructurase libremente, sin injerencias externas.

El determinismo, por otra parte, es la doctrina filosófica que afirma que los acontecimientos físicos están causalmente determinados por una cadena de causa y consecuencia.

Es posible distinguir entre el determinismo fuerte (que no cree en ningún suceso genuinamente azaroso o aleatorio y que, por lo tanto, sostiene que el futuro es potencialmente predecible desde el presente) y el determinismo débil (que admite la influencia de sucesos impredecibles).

Para llegar al éxito suelen ser necesarias una serie de virtudes y actitudes, pero entre todas ellas se destaca la determinación ya que es el motor que impulsa al emprendedor a lograr su objetivo. Es la fuerza interior, el drive o coraje que mueve a los emprendedores a autosuperarse y a buscar caminos donde otros se dan por vencidos.

La determinación, como bien dice Heidi Grant Halvorson en el Harvard Business Review, es la voluntad de alcanzar metas a largo plazo y está directamente relacionada con la resilencia. O, en palabras de Carol Dweck en su libro Mindset, “la determinación es la disposición para perseguir objetivos a muy largo plazo y hacerlo con pasión y perseverancia”, es mantenerse fiel a determinadas metas a lo largo de tiempo y poner todo el empeño posible en conseguirlas.

Si no te consideras una persona particularmente determinada, no pasa nada. Más que una cualidad innata se trata de una actitud, algo que se puede entrenar y fortalecer. Las principales bases que debes trabajar para ejercitar tu determinación son el esfuerzo, la organización y planificación y la perseverancia.

La clave para este cambio está en nuestra mentalidad. Hay quienes entienden que nuestras habilidades son algo estático, es decir, tienes aquellas habilidades con las que naces y no hay espacio para mucho más.

Las personas que ven el mundo desde esta óptica tienden a evitar todo lo que suene a peligro, obstáculos, retos, etc.

Sin embargo, hay otros que entendemos que las capacidades se adquieren, que la inteligencia se entrena. Así, los retos ya no suponen una amenaza sino una oportunidad: dominamos un tema gracias a los obstáculos que hemos tenido que superar, crecemos porque nos proponemos desafíos, 
aprendemos de las críticas y aquellos que son mejores que nosotros no son una amenaza sino una fuente de enseñanzas e inspiración.

Hugo W Arostegui


Amistad


La amistad es como la salud: Nunca nos damos cuenta de su verdadero valor hasta que la perdemos

Frases para amigos:

La amistad es como la salud: Nunca nos damos cuenta de su verdadero valor hasta que la perdemos.
Mientras se tenga al menos un amigo, nadie es inútil. (Robert Louis Stevenson)

Compañeros hay muchos, verdaderos amigos solo son unos pocos. (Steven Santana) 

Al final, no nos acordaremos tanto de las palabras de nuestros enemigos, sino de los silencios de nuestros amigos. (Martin Luther King, Jr.) 

Si planta una semilla de amistad, recogerá un ramo de felicidad. (Lois L. Kaufman)

Una respuesta honesta es señal de una amistad verdadera

Es muy difícil encontrar un buen amigo, más difícil todavía dejarlo e imposible olvidarlo.

Todo mi patrimonio son mis amigos. (Emily Dickinson)

Un verdadero amigo es aquel que entra cuando todos los demás se van.
Un amigo es alguien que está contigo porque le necesitas, aunque le encantaría estar en otra parte.

Cuando te duele mirar hacia atrás y te da miedo mirar adelante, mira hacia la izquierda o la derecha y allí estaré, a tu lado.

Mucha gente entra en y sale de su vida a lo largo de los años. Pero solo los verdaderos amigos dejan huellas en su corazón.

Un amigo verdadero es alguien que cree en ti aunque tu hayas dejado de creer en ti mismo.


Audacia

La audacia puede considerarse de manera positiva o negativa. En su aspecto positivo, la audacia es una virtud que lleva a una persona al convencimiento de que, pese a las posibilidades y riesgos, puede alcanzar una determinada meta.

Hay personas que en ningún momento se consideran poseedores de audacia y que creen que es el momento de trabajar a nivel personal para, por lo menos, conseguir ciertos matices de ella. Es así por lo que se establecen que para alcanzar su objetivo deben llevar a cabo una serie de tareas o ejercicios como los siguientes:

• Es importante que diariamente se consiga cumplir un reto o un pequeño propósito.

• No menos significativo es el hecho de que se recomienda que para conseguir audacia hay que ir periódicamente asumiendo ciertos riesgos que no puedan llevar a experimentar consecuencias de gran calado.

• Es vital, de la misma manera, que la persona empiece a entender que no todo puede salir perfecto, que hay que aceptar que puede existir un margen de error y que hay fallos que son tolerables y comprensibles.

• Asimismo, también se recomienda comenzar a planificarse más. De esta manera, aunque se vayan asumiendo riesgos se hará teniendo la base más sólida posible.

Además de todo ello, hay que exponer que audacia es un término que se suele emplear con mucha frecuencia dentro de lo que es el campo del deporte. Y es que se requiere que en gran medida los jugadores de las distintas disciplinas puedan contar con aquella para lograr mayores triunfos.

En concreto, dentro de este ámbito se habla de lo que se ha dado en llamar audacia mental, con la que el deportista podrá controlar sus niveles de estrés, disfrutará de una zona o área en la que se sienta cómodo a nivel personal y emocional, y mejorará su rendimiento.

En cambio, cuando la audacia es mal utilizada o no reconoce límites, se convierte en algo negativo. En este caso, el sujeto realiza acciones poco prudentes sin ninguna base en la realidad.

La moderación entre una audacia beneficiosa y una audacia dañina debe estar dada por la razón. Lo mejor es que las decisiones vinculadas al impulso de la audacia sean tomadas después de una reflexión serena y a conciencia.

Si una persona se entrena durante dos años para escalar una montaña y decide emprender la travesía tras haber llegado a la cima de otros montes de menor altura y después de hacerse distintos estudios médicos, puede hablarse de un individuo audaz y valiente, pero no imprudente. Diferente sería si dicha persona se despierta un día y decide convertirse en montañista sin ningún tipo de preparación ni experiencia.


La audacia bien entendida, en definitiva, está vinculada a la fortaleza del espíritu y la fuerza de voluntad.

Opuestos


Es posible apelar a la noción de opuesto en ámbitos muy diversos. Así, suele decirse que el blanco y el negro son colores opuestos, por citar un caso. También es posible afirmar que el concepto de juventud se opone al de vejez; que alto es lo opuesto a bajo; y chico se contrapone a grande

Es importante señalar que dado que los términos contrapuestos son absolutamente diferentes no existe la posibilidad de que se acerquen. Esto significa que lo que es blanco no puede ser negro, al igual que quien es joven no puede ser viejo. Es decir, son nociones o cosas que se encuentran absolutamente separadas.

La oposición puede resultar concreta o simbólica. Dos columnas son opuestas cuando están enfrentadas entre sí, lo que revela una oposición física. En cambio, un hombre puede asegurar que es el opuesto de otro cuando sus pensamientos y sus maneras de actuar suelen ser contrarias.

Dentro de las figuras literarias hay una que se conoce como antítesis que sirve para expresar la oposición. Este concepto proviene, de hecho, de una traducción de un término griego que podría traducirse como ‘oposición o contraposición’.

Este recurso se utiliza en poesía para comparar dos sintagmas  y dejar en evidencia sus opuestos significados; en este caso se dice que es una antítesis propiamente dicha. O también puede utilizarse para hablar de impresiones poco precisas pero claramente diferentes entre sí; en este caso es una antítesis de contraste.

Este recurso fue muy utilizado en el siglo de oro Español por poetas como Luis de Góngora, Lope de Vega y el propio Francisco de Quevedo, quienes utilizaban la oposición para plasmar ironía y humor a sus creaciones. Actualmente también se utiliza puesto que permite establecer una línea clara para la idea de un poema: permite proponer lo que no es la idea al nombrar aquello que se encuentra en el extremo opuesto.

Este mismo término también se utiliza en la filosofía con sentido semejante. De este modo existe la negación que también recibe el nombre de contra-afirmación y la tesis que es una proposición previa. Se utiliza la antítesis para plasmar una incógnita y poder refutar una premisa. “Sin embargo”, “por el contrario” y “pero” suelen ser frases que encabezan estas oposiciones.


Por otra parte el concepto aparece cuando se habla del idealismo alemán, sobre todo de la dialéctica de Georg Wilhelm Friedrich Hegel.

Hablemos De Cultura


Uno de Ios problemas de las ciencias sociales que se ha caracterizado por encontrarse en estado de indefinición teórica y metodológica a lo largo del pensamiento social, es el fenómeno de la cultura.

Edgar Morin nos dice: "cultura: falsa evidencia, palabra que parece una, estable, cerrada, cuando es realmente la palabra trampa, hueca, somnífera, doble, traidora". 

Para Gilberto Giménez, "la cultura resiste enconadamente a ser construida como objeto teórico y prefiere seguir circulando con la imprecisión flotante de sus innumerables acepciones ideológicas.

Muchas veces se habla de cultura como sinónimo de formaci6n social, o bien, del arte o de la literatura cultivada, o se le confunde con desarrollo social o con los adelantos técnicos y científicos de una sociedad determinada.

La ambigüedad y uso indiscriminado de la palabra cultura ha conducido a terribles confusiones así como a la necesidad de darle una definición más rigurosa en el caso de su estudio. 

Uno de Ios problemas de las ciencias sociales que se ha caracterizado por encontrarse en estado de indefinición teórica y metodológica a lo largo del pensamiento social, es el fenómeno de la cultura.

Hugo W Arostegui


domingo, 4 de junio de 2017

DIMENSIONES DEL SER HUMANO


“No hay nada más difícil de llevar a cabo, ni nada más dudoso de éxito, ni nada más difícil de conducir, que iniciar un nuevo orden de cosas, porque el reformador tiene enemigos en todos aquellos que sacan provecho del antiguo orden, y solo distantes defensores en aquellos que se benefician del nuevo orden”.
Maquiavelo, El príncipe.

"La vida exige a todo individuo una contribución y depende del individuo descubrir en qué consiste."

Somos los únicos que nos preguntamos por las razones, el sentido, de donde y hacia donde de nuestra existencia y sufrimos al no encontrar respuestas.

Nos preguntamos para qué nacimos y para qué debemos seguir viviendo, las contestaciones oscilan entre pensar que todo es inútil, hasta en el que el Universo es tan maravilloso que ya no sentimos la necesidad de cuestionar más las cosas.

Todos dependiendo de su necesidad en algún momento se harán las preguntas claves, y cada uno debe buscar "su respuesta".

Entender lo importante en el vivir es la puerta de acceso al amor profundo y a la vida misma, no hacerlo es el camino directo al mal humor diario o a la depresión.

Comprender las distintas dimensiones del ser humano es clave para entender su evolución y crecimiento en todos los aspectos.

Una de las perspectivas de análisis del desarrollo en la niñez y la adolescencia es la de las potencialidades, según la cual el desarrollo es el avance progresivo de la niñez a la adultez que se evidencia en modificaciones estructurales o comportamentales, que pueden evaluarse objetivamente en cada persona.

El desarrollo humano individual incluye dos componentes básicos: la individuación y la socialización. La primera, entendida como el desarrollo de la mismidad, es decir, de las características propias de la persona diferenciada de las demás. La segunda, como las relaciones con los otros e incorporación de la cultura, inicialmente en la familia y luego en la institución educativa y en la sociedad.

La mirada general de individuación-socialización amerita una desagregación en aspectos o facetas, para entender mejor el proceso de desarrollo integral del ser humano. El Grupo de Puericultura de la Universidad de Antioquia, tomando como referente a José Amar, Raimundo Abello y Diana Tirado (investigadores de la Universidad del Norte – Colombia), y su libro Desarrollo infantil y construcción del mundo social, adapta y propone un enfoque holístico de ocho dimensiones, en la búsqueda de una comprensión integral e integrada que esté orientada a un desarrollo lo más armónico posible.

La propuesta de adaptación incluye las siguientes dimensiones, que se desarrollan a lo largo del tiempo en la interacción consigo mismo, con los demás y con el entorno; desarrollo que no es automático ni homogéneo: corporal, afectiva, lingüística comunicativa, cognitiva, ética moral, estética, espiritual o trascendente y sociopolítica.


Hugo W Arostegui

Bifurcaciones



Cuando uno lleva un cierto tiempo en el camino de la vida siempre echa un vistazo hacia atrás. Unas veces por recordar los buenos momentos pasados que inevitablemente no se volverán a repetir. Otras por pensar cuanto camino hemos recorrido y pensar que el final puede estar en la siguiente curva.

Y otras veces reflexiona como ha llegado hasta este punto del camino, porque en este punto no estaría de no haber tomado ciertas decisiones. 
Unas veces se acierta en la decisión que te lleva a la felicidad y otras veces te lleva a un camino oscuro y exigente. Pero independientemente de la decisión que se haya tomado, del camino elegido siempre se puede obtener algo positivo.

Si no hubiera elegido un camino no habría vivido estas experiencias, no habría conocido a estas personas y a veces por muy amargo que sea el camino merece la pena recorrerlo.

Hay momentos en los que las personas parecen transitar caminos con bifurcaciones. No momentos límites (que no es lo mismo), sino momentos en que se hacen preguntas, y que dependiendo de las respuestas que se den, irán hacia nortes diferentes.

Cuando cansadas las personas de su cotidianidad, habiendo cumplido como pudieron con lo que se debe y habiendo cumplido algunas de sus expectativas, se encuentran con que “todo eso” ya no tiene tanto valor. En ese momento surge esta pregunta. Habiendo invertido decenios de vida y toneladas de esfuerzo, en ese preciso momento “todo eso” casi no tiene sentido. La pregunta surge sola: ¿esto es todo?, ¿vivir es sólo esto? Momentos en que los espejismos se diluyen y los espejos históricos no devuelven imágenes demasiado valiosas. 

En estas situaciones no hay maquillaje ni consumo de sustancia que la responda. La visión es descarnada, pornográfica, “es lo que es y cómo es”. Como decía Roy Batty, el personaje de esa maravilla llamada Blade Runner: “…todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia”.

Preguntas semejantes suelen aparecer en los finales y comienzos de cada decenio después de los 50 (la crisis de los 50, de los 60, etcétera). Y como no podía ser de otra manera, cada persona la responde como puede. Vivir plenamente, darse los gustos y ya no postergar son las respuestas clásicas. Su ejecución ya es “harina de otro costal”, no es automática. Y habrá quienes no la respondan pero ya se la formularon. Coincidamos en que “se hace lo que se puede” cuando se formula la pregunta por el sentido de la vida.

Las personas pueden sentir soledad o desolación. Emociones que suelen confundirse. La ausencia de alguien (por las razones que sean) deja, como suele decirse, “un espacio vacío”. Si esa sensación, en lugar de ser pasajera, transitoria, se fortalece haciéndose duradera, nos encontramos en el campo de la desolación. Es la soledad exacerbada, multiplicada hasta que cambia de cualidad. Es la persona y la nada conviviendo. Un vacío “interior” que promete ser eterno y, por tanto, terrorífico. Una sensación que convierte al cuerpo en un envase vaciable/llenable. Cuando llegamos a un lugar y lo declaramos “desolado” es porque no hay vida a la vista y tenemos la perspectiva de que no la habrá en un lugar donde la hubo.

La soledad, en cambio, es una efectiva ausencia física de otros pero no por ello la sensación de total ausencia de vida. Las personas desarrollan su vida tanto con otros como sin otros (no están físicamente acompañadas las 24 horas). Y aunque los otros no estén, pueden sentirse acompañadas por sus buenos recuerdos y por sus fotos y, figurativamente, por ellas mismas. Hay formas conocidas de soledad: en las decisiones importantes, en las situaciones límites, elegida por una desilusión y hasta puede sentirse sola aún rodeada de otras personas, etcétera; pero todo esto no es desolación. No es, como suele decirse, “la nada misma” que la desolación representa tan vívidamente.

¿Acaso no se afirma que las ciudades hiperpobladas no garantizan una mejor o mayor comunicación? Sobre este tema la queja es diaria. Muchas personas buscan contactarse, y muchas son los que le huyen o evitan el contacto tanto como lo necesitan (por mal manejo de esa necesidad, por temor o por malas elecciones).

Sentir un sentimiento o el otro no es indiferente para el curso de la vida de esa persona (algunos dicen que el vacío de la desolación se llena con malas compañías). Su persistencia, menos indiferente aún.

La pregunta por el sentido de la vida, el sentir soledad o desolación, el sinsentido de seguir hablando y la caída de la invulnerabilidad son universales. Los puntos de no retorno y sus efectos sobre la vida de las personas, las situaciones límites y los modos de resolverlas, son objetos de estudio porque muestran las posibilidades y los límites de la condición humana.

Los recursos individuales para enfrentarlas varían de persona a persona. Es cierto que a lo largo del proceso de la vida algunas personas son más perjudicadas que otras porque atraviesan situaciones que las marcan para siempre, y a veces repetidamente. Pero las bifurcaciones son para todos.

Hugo W Arostegui