El ego es producto de una
educación emocional deficiente, que se ha hecho fuerte
alrededor de una idea: el éxito es mostrar ante los demás una imagen sin
defectos, sin miedos o dudas. Prácticamente es una obligación deslumbrar al
otro, aunque eso suponga ensombrecer lo que en realidad sentimos, lo que
verdaderamente deseamos. Así, en muchas ocasiones confundimos la autoestima con
mantener nuestro ego a salvo.
Tu ego herido revela que
sufres por cualquier marca de humillación y derrota ante la vista de los demás, algo que no toleras bien y que te hace
sentir triste y colérico al mismo tiempo. Nos
enseñar a ganar, pero para ello debemos estar dispuestos a aprender. Eso
implica sentirnos vulnerables, caer y volvernos a levantar infinidad de veces.
Perder el ego, para ganar lecciones de vida.
En ese ciclo, debes estar preparado para no ser siempre la
mejor versión de ti mismo y aceptar que los demás pueden ver de ti aquello que
siempre quieres ocultar. Si quieres moverte de donde estás, hay que asumir el
riesgo de perder la vanidad en muchas circunstancias. Muchas personas se consumen a
ellas mismas por no asumir riesgos que puedan situarlos “en la cuerda floja”.
Dejan ganar a su ego y pierden todo lo demás.
La lucha por nuestro ego nos arrebata la tranquilidad
Un vacío existencial puede
estar consumiéndote, pero prefirieres seguir fingiendo a tolerar mostrarte
vulnerable. Por suerte o por desgracia, no padeces ninguna patología en especial, simplemente padeces un
rasgo común que desgraciadamente engloba a un gran número de personas: la
vanidad, llena de ego, carente de “yo”.
Se dice que a veces es más preferible ser felices a tener la
razón. Asumir lo que ante los demás se puede llamar fracaso, pérdida o
debilidad para conquistar la nuestra propia tranquilidad. A veces ni tan
siquiera luchamos por una causa o por un asunto en el que sepamos que nuestro
punto de vista es certero en su totalidad y aun así nos empeñamos “en salirnos con
la nuestra”.
La lucha por mantener nuestro ego a salvo es una lucha sin
tregua de nuestro yo con el mundo, en la que implícitamente ya tenemos la
derrota asegurada. Un día podemos darnos cuenta de que no asumir una debilidad la
ha potenciado y ha hecho que incluso perdiéramos personas a las que queríamos y
nos querían en el camino.
“Andar por ahí con ego es algo malo. Tener confianza en
ti mismo es algo grande”
-Fred Durst-
Deja perder al ego la lucha por conquistar tu interior para
recuperar el control de tu vida. Tus emociones, sentimientos y
pensamientos son automáticos e impredecibles al igual que los sucesos que
pueden acontecer en tu vida. Bastante difícil es lidiar con las contradicciones
y eventos diarios de nuestra vida como para intentar que siempre todo salga
perfecto o exactamente como le gustaría a los demás.
Si quieres ser siempre perfecto y mostrar siempre la mejor
versión de ti mismo, quizás no te quedará otro remedio que ver la vida pasar.