sábado, 20 de enero de 2018

Con Los Ojos En La Nuca


En tiempos de las redes sociales la conversación es un arte en decadencia. Se trata de una pérdida significativa.

Para Borges, la cultura se originó gracias a «unos cuantos griegos conversadores». 

Quien dialoga se sirve de la inteligencia en forma libre y gratuita; aplaza las certezas, las opiniones definitivas, la voluntad de tener razón, y descubre con asombro ideas propias.

A contrapelo de la celeridad contemporánea, Stavans y Villoro se han servido de internet para dialogar dilatadamente, como lo hubieran hecho en un café, explorando su pasión común por la literatura y las circunstancias en que ocurre.

El ojo en la nuca es una conversación en tono suelto, atrevido, que incluye las hipótesis, las confesiones, los desahogos, las bromas, las anécdotas y las interpretaciones que no siempre llegan a la versión definitiva de los textos pero los sustentan en secreto.

En este singular y fascinante intercambio de perspectivas, el ojo sólo podía estar en la nuca.


Las Cosas Sencillas De La Vida


Las cosas sencillas de la vida son como esas estrellas que relucen en las noches despejadas. Siempre están ahí, rodeándonos, ofreciéndonos su magia sutil; sin embargo, no todos los días nos detenemos a mirarlas ni recordamos que existen.

Sólo cuando nos faltan, sólo cuando la vida nos da un pequeño o gran revés, apreciamos de golpe lo que de verdad edifica nuestro corazón, lo que constituye cada una de esas cuerdas internas que dan música y sentido a nuestra existencia.
Las cosas sencillas, amables y discretas forman día a día la orilla de nuestra vida, ahí donde yacer en los días de tormenta y donde todas nuestras alegrías cobran sentido.

Hay quien suele decir que cuanto más sencilla sea nuestra forma de existencia menos preocupaciones tendremos y menos errores cometeremos. Ahora bien, cada cual es libre de complicarse la vida tanto como desee, todos tenemos derecho a asumir riesgos, proyectar sueños y a tener un círculo social tan amplio y variado como queramos.

Lo principal, la clave de todo no está en llevar una vida sencilla sino en ser sencillos de pensamiento y saber qué es lo importante, qué es lo que de verdad hace feliz a nuestro corazón y nos identifica. A partir de ahí, todos nosotros muy somos libres de edificar nuestros microuniversos particulares. Te invitamos a reflexionar sobre ello.

Hay un dato que nos llama la atención, Google publicó hace sólo unos días cuáles son las búsquedas más comunes entre los usuarios. Entre ellas, la que casi siempre es tendencia es una en concreto: “¿cómo ser feliz?”

Ser feliz es cerrar los ojos y no desear nada más, y para ello, basta con que dejemos de medir la felicidad por el dinero que tenemos o dejamos de tener: sino por aquellas cosas sencillas que no cambiaríamos ni por todo el dinero del mundo.

Llevar una vida plena y consciente es saber entender en qué momento de tu vida estás, y en sentir tu presente, el aquí y ahora.

Hemos de ser conscientes de lo que nos dice nuestro corazón y de las necesidades que tienes a tu alrededor. Puede, por ejemplo, que trabajar más horas te dé la oportunidad de tener más cosas, pero tú eres consciente de que a pesar de todo, prefieres invertir ese tiempo en tu familia.

Vivir una vida plena es comprender también que cada esfuerzo vale la pena, porque cada cosa que haces te hace feliz y ofrece felicidad a los tuyos.

Si no hay reciprocidad no hay plenitud. Mira tu vida como si fuera un círculo: si no hay equilibrio contigo mismo y lo que te rodea, será difícil disfrutar de esa felicidad.

No todas las personas saben disfrutar de las cosas sencillas que les ofrece la vida. Tal vez porque son incapaces de verlas, otras porque no las aprecian y se inclinan más por el apego material, por la satisfacción inmediata, esa que no perdura…


Respira, ama, sé feliz, disfruta de las cosas sencillas de la vida… Esto es lo único urgente, lo demás, aunque no lo creas es secundario.

Pesimismo / Optimismo


La actitud es la base de todo en la vida. Como bien dicen, lo importante no es lo que te sucede, sino cómo reaccionas ante ello

Así, está comprobado que con una actitud adecuada, con pensamientos de poder y palabras que te empoderan, miles de personas hasta enfermedades supuestamente terminales a los ojos de los galenos, han ganado la batalla. Incluso un divorcio, la muerte de un ser querido, una pérdida económica, de un trabajo, alguna situación emocional, con optimismo, se convierte en un proceso mucho más llevadero.

Debes tener actitud, para no formar parte de la gran mayoría. Algunos ejemplos:
el pesimista ve un problema en cada necesidad, el optimista, ve una oportunidad; el optimista dice en la mañanas: “¡Buenos días, Dios!”. En cambio, el pesimista dice, “¡ay, Dios mío, otro día!”. el optimista encuentra una respuesta para cada problema, el pesimista ve un problema en cada respuesta; un optimista puede ver la luz donde no la hay, pero ¿por qué el pesimista siempre corre a apagarla?. El optimista es el realista que siempre tiene una salida; el pesimista ama el atardecer, el optimista el amanecer (ambos son hermosos, pero uno implica la entrada de la oscuridad y el otro su marcha). 

El optimista tiene siempre un proyecto; el pesimista, una excusa. El optimista cree en los demás y el pesimista sólo cree en sí mismo... O como bien dijo Napoléon Hill, “el optimista se equivoca con tanta frecuencia como el pesimista, pero es incomparablemente más feliz”.

El término optimismo surge del latín “optimum”: “lo mejor”. Este término fue utilizado por el filósofo alemán Gottfried Wilhelm Leibniz en su Ensayos de Teodicea sobre la bondad de Dios, la libertad del hombre y el origen del mal; según el cual, el mundo en el que vivimos es el mejor de los mundos posibles.

El psicólogo Daniel Goleman en su libro “Inteligencia Emocional, explica que el optimismo y la esperanza impiden caer en la apatía, la desesperación o la depresión frente a las adversidades. 

Los pesimistas consideran que los contratiempos constituyen algo irremediable y reaccionan ante la adversidad asumiendo que no hay nada que ellos puedan hacer para que las cosas salgan mejor y, por tanto, no hacen nada para cambiar el problema. Los pesimistas y pusilánimes deberían tener en cuenta que esa actitud no es algo con lo que se nace y por lo que no se puede hacer nada, sino que es una actitud que podemos cambiar a cualquier edad. Uno mismo es responsable de sus propias actitudes y, aunque puede no ser fácil, pueden cambiarse y uno debe estar siempre dispuesto a mejorarse a sí mismo.

Goleman lo resume: “es la combinación entre talento razonable y la capacidad de perseverar ante el fracaso lo que conduce al éxito”. Esta última actitud es básica en lo que llama “inteligencia emocional” que, resumiendo, la define como la “capacidad de motivarnos a nosotros mismos, de perseverar en el empeño a pesar de las posibles frustraciones, de controlar los impulsos, de diferir las gratificaciones, de regular nuestros propios estados de ánimo, de evitar que la angustia interfiera con nuestras facultades racionales y, por último —pero no, por ello menos importante—, la capacidad de tener empatía y confiar en los demás.

La actitud de saber “diferir las gratificaciones” ha demostrado ser también muy importante, pues invoca la capacidad de saber que para conseguir ciertos éxitos hay que saber esperar y trabajar por ellos. 

Es un error buscar sólo las gratificaciones inmediatas o a corto plazo. En varios experimentos efectuados sobre niños se ha demostrado que aquellos con mayor capacidad para diferir las gratificaciones conseguían mayores éxitos en sus vidas adultas, mientras que el otro grupo era más propenso a tener una vida desordenada con delincuencia, drogas e insatisfacción, por ejemplo.

Tampoco se trata de caer en el extremo que todo va a ser color de rosa, la idea es encontrar un equilibrio en la vida y en vez de perder la paz, la paciencia, que la actitud sea encontrar qué es lo bueno que la vida nos está permitiendo vivir y qué lección de aprendizaje desea que aprendamos de lo que nos sucede y sobretodo, en medio de ello, tener la capacidad de no caer en la angustia, desesperación, tristeza, depresión o negatividad ya que si elegimos eso, los únicos que estaremos atribulados y haciéndonos daño a nosotros mismos somos nosotros.

Y no confundamos, una cosa es ser optimista y otra hacerse el mojigato. Hay situaciones en la vida que hay que afrontar y confrontar, solamente que debe ser desde la paz, con conciencia y optimismo.


Atrapados Por La Inercia


“Todo cuerpo en reposo tiende a seguir en reposo y todo cuerpo en movimiento tiende a seguir en movimiento a menos que una fuerza externa actúe sobre él.”

Esto significa que tanto para poner un cuerpo en movimiento como para pararlo es necesario aplicarle una fuerza. Es decir, si un coche está en marcha y dejas de apretar el acelerador, el coche seguirá moviéndose debido a la inercia hasta que una fuerza externa (el freno o el roce generado por el movimiento) le haga detenerse. Igualmente, si intentas empujar un coche que está parado y en punto muerto, necesitas hacer un gran esfuerzo inicial para vencer la inercia y que el coche se empiece a mover. Una vez echa andar, es mucho más sencillo mantenerlo en marcha.

Y qué tiene que ver todo esto conmigo, te preguntarás. Pues mucho más de lo que crees. Porque aunque a Newton se le olvidó indicarlo explícitamente, la inercia también te afecta a ti.

Igual que ocurre con los coches, a los humanos lo que más esfuerzo nos cuesta es arrancar (y detenernos una vez estamos en marcha).

Utiliza este principio a tu favor y te ahorrarás muchos esfuerzos innecesarios, ya que hacer las cosas por inercia facilita el no tener que aplicar la misma voluntad y trabajo a cada uno de tus proyectos.

Aplicaciones prácticas de la inercia
Como soy una persona pragmática a la que le gusta ver resultados reales, no podía terminar este artículo sin antes compartir contigo algunas aplicaciones prácticas de todo lo que te acabo de contar. Son lecciones basadas en mi experiencia personal (la mayoría errores que cometí en su momento), pero estoy convencido de que las encontrarás útiles. ¡Ahí van!

1. Antes de empezar un nuevo proyecto, termina el anterior
¡En serio! No lo dejes al 95%, especialmente si sabes que tarde o temprano tendrás que acabarlo. Lo único que conseguirás es posponer lo inevitable y cuando por fin tengas que sentarte a hacerlo te costará 10 veces más de lo que te hubiese costado en su momento porque tendrás que empezar por re-aprender lo que ya sabías.

Este tipo de situaciones se dan mucho en la universidad. Mucha gente deja a medias los estudios porque les sale un trabajo o para hacer otra cosa y ya nunca los acaban pese a que sólo les queda una o dos asignaturas. Y es que cuando por fin deciden ponerse con ello, se dan cuenta de que no era tan fácil como pensaban. Su mente está centrada en otros asuntos y recuperar el ritmo de estudio requiere de un esfuerzo BRUTAL.

2. Si te das cuenta de que vas por el camino equivocado, corrige el rumbo cuanto antes
Seguro que conoces a algún compañero de universidad que empezó la carrera contigo y un año más tarde se dio cuenta de que no era lo suyo o no era lo que esperaba. En vez de reconocer que se había equivocado y rectificar lo antes posible se empeñó en acabarla a cualquier precio porque “ya había invertido un año”. Cada año que pasaba su inversión de tiempo y esfuerzo era más grande, y le resultaba más difícil dar marcha atrás. Hasta que un día se graduó y entonces se dio cuenta de que por fin había llegado a la playa, pero él donde quería ir era a la sierra.

Hacer algo por inercia, cuando no es realmente lo que quieres hacer, no te ahorrará esfuerzos. Tan solo te provocará problemas y acabar hundido por haber desperdiciado horas, días, semanas, meses o años de tu vida en algo que no te servirá para nada a largo plazo.

Esta situación también es muy común en el mundo de los negocios, donde no es fácil reconocer que te has equivocado. En vez de eso, muchos prefieren invertir más tiempo, dinero y esfuerzo en un proyecto que no tiene ningún futuro. Grave error.

Si te has equivocado, te has equivocado, y punto. Acéptalo y no hagas el agujero más grande de lo que ya es. En vez de eso, cambia de rumbo cuanto antes porque debido a la inercia cuanto más tardes en hacerlo más difícil te resultará frenar (y más metros tendrás que recorrer en la dirección opuesta).


Globalizados


Desde hace más de tres décadas hemos vivido una globalización acelerada, acompañada por la llamada cuarta revolución industrial, la cual ha permitido conectar a la mayoría de la humanidad entre sí, en todos los planos. Esta oleada de globalización hizo central el debate sobre el rol de los mercados, el papel del Estado y la cultura en estos procesos. Muchos creyeron que era el fin de la historia, y el triunfo del capitalismo liberal y el Estado democrático. 

La experiencia indicó rápidamente que las reacciones generadas por estos procesos crearon tantas tensiones que le recuerda a uno las tesis de Karl Polanyi, en su libro La gran transformación, ocurrida a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX.  Ello generó fracturas profundas que se resolvieron en dos guerras mundiales, el fascismo, el surgimiento del mundo socialista y el auge de la socialdemocracia.

La época actual nos invade con similares tensiones. La oleada globalizadora ha sido recibida por una respuesta que ha atizado los movimientos nacionalistas, populistas y religiosos. Ya no se discuten tanto los temas de las décadas recientes, sino el surgimiento de movimientos nacionalistas de derecha en Europa y otras partes del mundo, el rechazo a los migrantes y la lucha contra el fanatismo musulmán. Los Estados nacionales parecen ser cada vez más impotentes para enfrentar estas amenazas, y personajes histriónicos y peligrosos aparecen en la escena internacional. 

Los marginados de los supuestos beneficiarios de la globalización se sienten excluidos, olvidados, y desean recuperar la “grandeza” de sus naciones apoyando candidaturas que sorprenden, como es el caso de Trump en Estados Unidos, quien disputa en forma cerrada la presidencia. En Gran Bretaña, los excluidos de esta globalización apoyaron la salida de la Unión Europea. En Asia aparecen personajes como el Presidente de Filipinas. En el Oriente, la amenaza nuclear con Corea del Norte siembra incertidumbre.

América Latina no se queda atrás, al ver un chavismo aferrado al poder y saboteando un referendo que lo sacaría del mismo, pues en últimas es lo único que cuenta, a pesar de la posible implosión social. Brasil cae en el marasmo de la corrupción y Argentina se sacude con protestas sociales frente a las políticas de Macri. México está sumergido en la criminalidad del narcotráfico. La región se estanca en su crecimiento económico, y el desempleo empieza a crecer en todos los países.

Lo significativo es que nuestro país sea ahora portador de buenas noticias, con la firma en Cartagena de los Acuerdos de La Habana. ¡Quién lo creyera! El país parece dispuesto a escoger un sendero de desarrollo, inclusión y justicia social, en medio de los radicalismos universales.

Polanyi indicó hace mucho que la globalización obligaba a las naciones a construir cinturones sociales de protección. No para aislarse del mundo, sino para neutralizar los efectos negativos y desarrollar más equidad e inclusión. Empezar por el agro, ampliar nuestra limitada democracia, y utilizar políticas diferentes para el narcotráfico vale la pena.

El mundo nos observa.


viernes, 19 de enero de 2018

No Lo Dejes Para Mañana


Escuché una vez este comentario:

«Una vez le pregunté a mi madre cómo decidió tener su primer hijo, el pequeño yo. Su respuesta fue sencilla: ‘Era algo que queríamos y decidimos que no tenía sentido retrasarlo. Nunca es buen momento para tener un bebé’. ¿Estás esperando un buen momento para dejar tu trabajo? Las estrellas nunca se alinearán y los semáforos de la vida nunca se pondrán en verde todos al mismo tiempo. El universo no conspira contra ti, pero tampoco se volverá loco para apartarte obstáculos del camino. Las condiciones nunca serán ideales
.
Algún día es una enfermedad que hará que te lleves tus sueños a la tumba. Si algo es importante para ti y quieres hacerlo, hazlo y corrige el rumbo mientras caminas». 

Sí, nos aterra que las cosas vayan mal, porque ya se sabe que del árbol caído todo el mundo hace leña. Lo siento, no hay alternativa: las cosas te irán mal a veces. 

Los hemos dicho muchas veces: el fracaso no es lo contrario al éxito; el fracaso forma parte del proceso del éxito. El precio del éxito es el precio del aprendizaje y el precio del aprendizaje es el precio del error. Así lo expresaba Zig Ziglar: «El fracaso es un evento nunca una persona». El fracaso es NO intentarlo; el fracaso es NO perseverar; el fracaso es NO aprender...

Continuamente aplazamos nuestras decisiones en búsqueda de la opción perfecta, aquella que no pueda ir mal y que no pueda ser criticada, en la que todo marche según un plan perfectamente estructurado y ordenado. Pero eso es un brindis al sol. Todo es criticable porque cada persona ve la vida desde su atalaya. El propio Napoleón Hill en su obra recoge las 30 principales causas de fracaso de las personas y señala como una de las principales el aplazamiento:

«El aplazamiento es una de las causas más comunes del fracaso. La tendencia a dejar siempre todo para más adelante acecha a todos los seres humanos, a la espera de una oportunidad para echar a perder cualquier posibilidad de tener éxito. La mayoría andamos por la vida como unos fracasados porque estamos esperando el momento ideal para empezar a hacer algo que merezca la pena. 

No hay que esperar. El momento nunca será el mejor. Debemos empezar donde estemos y trabajar con las herramientas que tengamos a nuestra disposición, y a medida que avancemos hallaremos mejores instrumentos».

No hay nada peor que la indecisión permanente. No hay nada peor que esperar a que se despejen todas las incógnitas de la ecuación. El inmovilismo siempre es aliado de la mediocridad. 

La materia prima de la que está hecha la vida es el tiempo, porque cada hora que pasa ya no vuelve, o se aprovecha o se desaprovecha; cada hora no utilizada a nuestro favor se pierde. 

«Si no actúas sobre la vida, la vida actuará sobre ti: los días se convertirán en semanas;
Las semanas en meses; los meses en años, y cuando te quieras dar cuenta, 

Tu vida habrá terminado».

El Universo Que Construyes



Hoy, después de años de escribir y hablar en público estoy convencido que las ideas expresadas con fuerza a través de las palabras bien escogidas tienen vida propia y la capacidad de construir o destruir. Son tan concretas o incluso más concretas que las cosa materiales porque las palabras nacen de una esfera superior que tiene el poder de crear cosas nuevas que transformar la realidad.

No es por nada que la Biblia empieza por decir en Génesis 1:3 Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas.

Esta misma capacidad de la palabra que utilizó Dios para crear la luz y separarla de las tinieblas la tenemos cada uno de nosotros y se manifiesta a cada instante de nuestras vidas a través de nuestros pensamientos que transforma “milagrosamente” tanto nuestros temores como esperanzas en realidad. 

Si nosotros creemos que el universo es hostil, lo será. Nuestros miedos más obscuros se materializarán. Por ejemplo si nos imaginamos que hay gente mala en todos lados, el universo nos mandará gente mala. Si nos imaginamos que nos vamos a enfermar, el universo nos mandará enfermedad. Y si nos imaginamos que nos vamos a  quedar sin trabajo el universo hará lo que le pedimos.

Ves el universo es infinitamente bueno y justo al mismo tiempo. Es infinitamente bueno porque nos colma de abundancia si abrimos nuestra mente y corazón y lo aceptamos. Pero es también infinitamente justo porque nos ha dotado del libre albedrío que nos permite vivir en la desgracia de una vida sin fe si así lo decidimos
.
La fe no es simplemente un principio teológico sino un músculo mental y emocional, y como cualquier músculo, hay que usarlo para que se desarrolle.
Al desarrollarlo nos percatamos que el universo está organizado para trabajar a nuestro favor y a manifestar a través de nosotros toda su creatividad y esplendor. Ninguno de nosotros somos insignificantes. Todos somos hijos de Dios, 
espléndidos y bellos. 

En los ojos del universo ninguno de nosotros somos demasiado viejos, feos o inadecuados. Todos somos perfectos y únicos. Todos tenemos una razón por vivir. Todos poseemos un ministerio. Todos somos co-crear con el universo en su misión de avanzar el amor.

Muchas veces tememos darnos al amor porque pensamos que nos hará débiles y vulnerables y menos eficientes en el mundo real. Decimos que está bien tener a Dios en nuestra vida espiritual, pero es mejor no entregarle nuestras finanzas.
Y sin embargo, el amor nos hace despertar cada mañana llenos de propósito, con una mente  más abierta y creativa que nos permite ver mejores soluciones y nuevas oportunidades.

A través de los ojos del amor nos presentamos ante la vida más positivos lo cual nos hace más atrayentes a clientes, a posibles empleadores y al mundo en general.

Al ver el universo como amigable dejamos de estar solos y nos integramos a la energía universal de un universo abundante que opera bajo la ley de la divina compensación.

¿Qué quiero decir con esto? Como comenté hace un momento, el universo es una fuerza creativa basada en el amor. Cada uno de nosotros poseemos una misión, un ministerio de co-crear abundancia con él. Se trata de cuidar con amor y esmero el mundo que se nos ha entregado y trabajar con fuerza, pasión y alegría todos los días de nuestras vidas para enaltecer la creación desarrollando nuestros talentos para servir a los demás y devolver a la creación un mundo un poco mejor que el que recibimos.

Al asumir nuestro rol de co-creadores con el universo activamos la ley de la divina compensación y la vida empieza a hacer fluir hacia nosotros todo lo que necesitamos para  proseguir en nuestro ministerio. Ante esta postura nos damos cuenta que no existe nada fortuito. Todo tiene una razón de ser. Por ejemplo, que hoy tú estás  aquí escuchándome.

Hoy mi deseo, mi misión es ayudar a liberarnos del hoyo negro del miedo y de la negación y a proyectarnos a la alegría de la luz, el propósito y la felicidad de sabernos infinitamente sabios y profundamente amados.

Por lo tanto hoy te invito a ser sabios como Einstein y a tomar la decisión más importante de tu vida hoy, aquí y ahora: ve al universo como amigable y de una vez por todas separa la luz de las tinieblas.


Controlar Nuestra Ira


De acuerdo al diccionario la rabia es un sentimiento muy fuerte de disgusto y generalmente antagonismo.

Cuando sentimos rabia, cólera o bronca nos sentimos invadidos, traicionados y desesperados. Sentimos que algo es más grande que nosotros y que no podemos hacer nada, nos sentimos impotentes. La rabia, bronca o cólera puede ser causada por eventos externos como se alguien en nuestro trabajo o pude ser causado por problemas internos o una memoria de nuestro pasado.

Yo nací con la creencia que enojarse es malo, por lo tanto he reprimido mucha bronca a lo largo de mi vida, hasta que un día entendí que la bronca es una emoción como cualquier otra.

La bronca no es buena ni mala. Nosotros podemos experimentar la bronca como saludable o tóxica.

Bradshaw dice, "Sin rabia, bronca o cólera no tenemos límites personales. La rabia nos sirve para mantener un sentido decente de nosotros mismos, de seres autónomos que podemos decir "no" cuando es necesario. Si alguien se está aprovechando de nosotros, podemos expresar nuestra bronca en una forma positiva. Por lo tanto esto sería una manera de manifestar una autoestima saludable porque podemos defendernos a nosotros mismos.

Por otro lado, si nosotros no podemos expresar nuestra bronca porque tenemos miedo que los demás nos rechacen, este sería un signo de baja autoestima. Si no podemos expresar nuestra bronca, lo que va a suceder es que la vamos a reprimir, o la vamos expresar violentamente contra alguien, o inclusive vamos a gritar o golpear objetos.

Si hay algún tema oculto , es decir conflictos no resueltos , los resolveremos haciéndonos preguntas. Gritando y golpeando cosas, o corriendo 10 km no nos va a ayudar a resolver nuestra bronca. 

La bronca y la ira son oportunidades para poder expresarnos a nosotros mismos. Abrazando y transformando nuestra bronca y trabajando para resolver nuestros conflictos no resueltos nos va a ayudar a liberar nuestra bronca y por lo tanto a crear una autoestima saludable. .

Dr. Robert Anthony: "Las personas enojadas son aquellas que más miedos tienen."

“He aprendido a través de los años que para poder tener una autoestima saludable debo saber la diferencia que existe entre sentir pena y sentir lástima de sí mismo.


Cultivar Nuestro Carácter


Evita los pensamientos negativos porque estos debilitan la mente e incluso afectan a tu cuerpo. Es un ciclo difícil de parar, la mente y el cuerpo se alteran, lo que agita también el sistema nervioso. Hay que tener muy presente que las alteraciones emocionales son una energía destructiva muy poderosa. Por lo tanto nuestro consejo es controlar por medio de la observación directa nuestra actitud mental, cuando venga a tu mente un pensamiento que te altere o te encuentres en una situación que la origine, se consciente y trata de evitarlo

Utiliza la respiración, el poder del ahora, la conciencia presente.

Nuestra mente tiene un gran poder de atracción, ¡cuidado con lo que piensas! Los yoguis siempre han defendido que “atraemos hacia nosotros lo que corresponde a nuestra cualidad dominante de pensamiento”. Por lo tanto es mejor tener pensamientos positivos, visualizarnos siendo felices, con abundancia y sanos. 

Está en nuestras manos seleccionar que pensamientos mantenemos sobre nosotros mismos, debes tener claro que las personas que nos rodean no van a crear nuestro destino, ni mucho menos lo que puedan pensar de nosotros.

Conoce las leyes del pensamiento y así podrás controlar las emociones y modelar el carácter. Hay una ley que dice “En lo que una persona piensa en eso se convierte”. 

Los pensamientos tienen tanto poder que puede llevar a las personas a realizar acciones de las que pueden arrepentirse a la larga, en definitiva son las responsables de que nuestra vida sea positiva o no. 

Hay que aprender a distinguir que tipo de pensamiento surge de nuestra mente, si es constructivo o destructivo, trabajarlo cada día, mantenerse vigilante, dejar que prosperen los pensamientos positivos y esto hará que los pensamientos negativos se eliminen.

El efecto bumerán de la mente es una realidad, “si odias a alguien, el odio vuelve a ti y si amas a los demás, el amor vendrá a ti” así lo aseguraba en su libro “El Pensamiento y su Poder” el gran maestro de yoga Swami Sivananda. Hay que tener mucho cuidado con lo que pensamos, todo lo que emite nuestra mente acaba regresando. 

Si uno se convierte en aquello que piensa, la propia vida termina reflejando el carácter de los propios pensamientos, así que se hace imprescindible mejorar nuestro modo de pensar.

Debemos ser conscientes de esta ley natural, si tenemos pensamientos de calidad, nuestra vida y circunstancias serán de la misma forma. 

Por lo tanto creo que es una opción para no escatimar en el esfuerzo de conquistar nuestra mente y moldearla de tal forma que nos convierta en esa persona que queremos ser, esa persona con la vida que queremos tener.


Mentes Motivadas


La creatividad, en su definición más simple, es aquella capacidad que tenemos los humanos para inventar o crear cosas. Es una capacidad, además, que podemos cultivar a lo largo de nuestra vida. 

De hecho, ya hemos visto en alguna ocasión hábitos para potenciar nuestra creatividad y, por eso, hoy queremos explicarte algunas características que comparten las personas creativas.

Aunque es cierto que hay diferentes formas de mejorar nuestra creatividad, también es cierto que las personas creativas comparten unos rasgos comunes prácticamente inherentes a su persona. Nosotros te queremos destacar cinco características comunes a esas personas:

Son curiosas. Una persona creativa siente curiosidad por todo aquello que le rodea. Pregunta, lee, aprende, se cuestiona lo establecido, analiza las cosas desde varias perspectivas,… Siente curiosidad por aprender cosas nuevas o por profundizar en aquellas que ya sabe.


Son flexibles. Aquellas personas dispuestas a mirar las cosas desde todo los ángulos, cuestionándose sus propias creencias, son más proclives a desarrollar más su creatividad. Están dispuestas a cambiar si hace falta. No tienen problemas con ello.

Ciencia Y Conciencia: Universos Paralelos

Filosofía
Ciencia Y Conciencia: Universos Paralelos
La vida es una sucesión de experimentaciones sujetas a la interpretación. Nuestros órganos sensoriales se estimulan casi sin nuestro permiso por señales físico-químicas de los alrededores que confluyen en el sistema nervioso para dar lugar a la percepción de la realidad. 

Nuestras vidas no son más que una exposición constante a las imágenes que recogemos en el día a día y que, tras ser tratadas por nuestra mente, nos fuerzan a esgrimir una exégesis apoyada en información previa. Somos científicos de nuestra propia existencia: tomamos datos, los procesamos y, jugando con lo que ya conocemos, llegamos a conclusiones. No nos controlamos. Incluso cuando forzamos a nuestros sensores a reducir el flujo de señales a nuestra mente durante el sueño, esta sigue procesando información.

La ciencia es un universo paralelo de nuestra vida cotidiana. Si queremos entender un fenómeno, nos vemos obligados a medir, y medir es dejar hablar a la naturaleza mientras nosotros permanecemos callados, intentando no interferir en su dictamen. 

Pero medir es solo obtener una versión parcial de los hechos. Es el análisis posterior y la intuición anterior basada en nuestra memoria lo que nos permite colegir las visiones parciales para llegar a una perspectiva global del fenómeno, para interpretarlo. 

Además, al igual que en el quehacer científico, nuestra visión de la realidad está limitada por el tipo de señales que recogemos, por los rangos de valores a los que son sensibles nuestros órganos sensoriales y por la resolución que alcanzan para distinguir detalles en la información de dichas señales, sin olvidar que el proceso de recogida de datos puede alterar los hechos.

Dado que la vista es nuestro sensor principal, no es raro que usemos en nuestro lenguaje la palabra visión como sinónimo de percepción o espejismo de ilusión y que responsabilicemos casi totalmente a la retina del complejo proceso de contacto con el mundo que para los humanos desemboca en la consciencia. 

De hecho, los principales métodos de experimentación en la ciencia se basan en la microscopia, en la recolección de imágenes de aquello que estudiamos, en la transducción de la información recogida por una máquina sobre procesos naturales a retratos con los que nuestros ojos se puedan estimular.

En la Grecia clásica ya eran conocedores de lo engañoso de la percepción: con su alegoría de la caverna, Platón nos mostró que pretender esclarecer con una o varias imágenes la dinámica de la realidad es un presupuesto incompleto. Un fenómeno abarca un paradigma más amplio y contiene más detalles que los que podemos distinguir en la imagen a la que tenemos acceso desde nuestros microscópicos ojos. 

Y aquí no terminan nuestras dudas sobre cómo nos aproximamos a la realidad, pues esta sigue siendo intangible si no la podemos consensuar con los que nos rodean. Para ello, después de transformar nuestras vivencias o experimentos en ideas, las transcribimos al lenguaje para comunicarnos, y, al hacerlo contaminamos nuevamente nuestra percepción. 

La alteración de la realidad mientras hablamos, aunque no sea intencionada, forma parte de la desvirtuación que sufre su representación cuando, en vez de a través de vivencias, nos llega por mensajes. La información se devalúa cuando se canaliza a través de secuencias interlocutor-receptor.

En el siglo XX, bajo la corriente de la Filosofía Analítica, surgió la del Lenguaje, que englobó no solo a filósofos y lingüistas, sino también a matemáticos y lógicos, desde Frege a Russell. Llegaron al extremo de desconsiderar tanto a sus antecesores metafísicos que partieron del presupuesto de que todos los problemas de la filosofía lo eran en realidad del lenguaje. 

Como consecuencia, filósofos como Wittgenstein, en su esfuerzo por aumentar el rigor en el lenguaje, se aproximó a una versión lógico-matemática que eliminara en lo posible las trampas de la comunicación verbal.

Además de que la ausencia de errores en el lenguaje es una idealización, hemos de plantearnos si el rigor absoluto es una ventaja. La redundancia e incluso la especulación probablemente no sean solo inevitables, sino también necesarios. 

La generación de información tras estímulos, su transferencia y transcripción existen en la naturaleza antes que los propios seres humanos. El ADN almacena información y su procesamiento por parte de la maquinaria nanoscópica en las células tiene una precisión tan alta que permite la pervivencia de la especie. De este mismo ejemplo, sin embargo, conocemos que los errores en estos pasos favorecen la variabilidad genética, lo cual es clave para la adaptabilidad de las especies.

El contacto con el mundo y la transmisión de  la información, aunque tramposos, no parecen, pues, ilusiones. En este sentido, el hecho de que la ciencia avance es indicativo de que nuestra comprensión de la naturaleza crece, de que no estamos fabricando argumentos vacíos que nos lleven a una especulación circular sobre la realidad a la que solo le cambiamos el disfraz. Que la realidad se deja tocar, y además representar de manera unívoca si somos capaces de integrar a lo largo de los tiempos las vivencias de nuestros antecesores y las de los coetáneos.

Es posible que algunos asuntos personales de nuestra vida en sociedad no tengan la duración y el impacto necesarios como para que merezcan el esfuerzo de la interpretación global. Pero nos resulta útil creer que las verdades absolutas existen aunque no estén a nuestro alcance, y que parece ser que nos aproximamos a ellas a través de la percepción al igual que el conocimiento científico crece a partir de la experiencia.


Anhelos De Independencia


Debe ser un placer vivir en la ignorancia más absoluta sin tener información de lo que nos rodea ni tener que decidir entre varias opciones, porque, entre otras muchas cosas, el pequeño mundo del que formamos parte nos proporciona todo lo que necesitamos para ser felices.

Las sensaciones contradictorias que tenemos los seres humanos, aunque decir eso de humano quizás sea mucho para algunos que se comportan más como bestias que como seres racionales, están llenos de dudas, dudas que se aparecen y se desvanecen, no porque no tengamos las ideas, objetivos y metas bien claros, sino porque no creemos del todo en los hombres y mujeres que deben llevar hacia adelante nuestros anhelos.

Somos diferentes y solo nos unen ciertos intereses, llámense como se quiera, para defender aquello que creemos nos hará mejores o nos mejorará socialmente, casi siempre lo segundo, pero algunos nos moriremos siendo unos idealistas, luchando siempre que tengamos ocasión del lado de lo justo, aunque este concepto de justicia y justo, y no me refiero a las acepciones jurídicas, puede que no sean iguales en todos los bandos. No lo sé, en este aspecto estoy hecho un lío.

La última lucha de los últimos cuarenta años, del postfranquismo, es por la independencia de Cataluña, su derecho a decidir y el derecho a la autodeterminación de los pueblos, aunque nos encontramos con detractores y enemigos por todas las partes, incluso dentro del bando del independentismo, pues no sé muy bien si en realidad esas personas quieren un mundo mejor o un mini mundo feliz para ellos y que los demás se fastidien, porque no conocen lo que significa el internacionalismo y tampoco les interesa, pues en su pensamiento está la supremacía, el creerse mejores que los demás, llenos de odio y prejuicios, habiéndose quedado anclados en el pasado, sin querer aceptar que la historia avanza y evoluciona y que los objetivos de la gente, de los ciudadanos no están en los sentimientos sino en la razón de los acontecimientos y lo que significa cambiar para cambiarlo todo, pero estos conceptos son duros de digerir.

Nadie se levanta una mañana y dice: “yo soy independentista y lucharé por la independencia de este país hasta la muerte”, entre otras cosas porque no es verdad y porque tampoco, como es mi caso, el sentimiento de patria, palabra de otros tiempos y malos recuerdos vuelven a emplearla líderes políticos para reafirmar, digan lo que digan, la unidad de España, pero no cualquier unidad sino la “España una” esculpida en piedra y el águila imperial bicéfala del escudo de Carlos I, porque el concepto o la idea de España como imperio sigue anidando en el pueblo español sin importar que seas de derechas, de centro o de izquierdas y es que esa fina línea que divide las opciones políticas se hace invisible.


Al final, cuando día tras día meditas, confrontas ideas, te haces un mapa mental de lo que sucede y porque sucede y te das cuenta que ha sido provocado sin tener ninguna razón para ello por los mismos que hoy abogan por la unidad de la patria y no como dicen algunos porque te han abducido, engañado y vendido un paraíso imposible de alcanzar, pero todo esto convence a unos, da argumentos a otros y produce mil dudas en los que viendo el futuro cercano se preguntan si se está ciego, porque no están confundidos, eso lo aseguro, pues un pueblo no puede movilizarse al unísono sin que nadie le indique el camino, porque son ellos solos los que se organizan, definen sus estrategias y fijan su rumbo hacia el objetivo, que durante años han ido confeccionando cuidadosamente, sin violencia, uniendo y no dividiendo, porque lo importante no es el origen, lo importante es el destino.

Nuestro Tesoro



Cuando decidimos pelear para alcanzar un objetivo, tenemos en nuestra mente una imagen muy definida de aquello que queremos lograr. Idealizamos y dedicamos mucho tiempo y energía en definir cada ínfimo detalle de nuestro deseo.

Recreamos mil y una situaciones en las que todo va tomando forma, experiencias que queremos vivir, dónde, cómo, con quién queremos compartirlas, celebraciones en las que sabemos hasta las canciones que queremos bailar, momentos difíciles en los que somos capaces de enfrentarnos a cualquier obstáculo,  encontrando a nuestro alcance todos los recursos y herramientas  para lograrlo.

Sí, en nuestra imaginación tenemos el poder de crear una realidad paralela en la que todo es tal y como a nosotros nos gustaría, y cuando no es como yo quiero puedo manejar las circunstancias para que al final todo salga bien (como a mi me da la gana), total solo tengo que pensarlo para que la película siga su curso y acabé con final feliz.

Pero a la hora de la verdad no es tan bonito, ni tan fácil.  Tienes todas las dudas habidas y por haber, no sabes si merece la pena luchar por algo que parece imposible o al menos, bastante improbable. Más siendo consciente de que por el camino tendrás que asumir ciertos daños colaterales, que te encantaría omitir, pero forman parte ineludible de esta búsqueda.

Hay algo dentro de ti (conciencia lo llaman) que se esfuerza en recordarte que tu deseo no es del todo ético, que estás pasando por alto ciertos detalles que tal vez no estén bien, incluso puede que estés haciendo daño a otras personas por tu tozudez, por negarte a renunciar a eso que tanto anhelas.

Y sí, es cierto, cuando nos decidimos a buscar nuestro propio tesoro, nos olvidamos un poco de que a nuestro alrededor hay muchas personas que nos han ayudado a llegar hasta este punto. Esas mismas personas que no paran de recordarte que te vas a equivocar, que no te dejes llevar porque te vas a dar una golpe  monumental. Te quieren mucho, demasiado para permitir que te hagas daño, pero sabes…la vida es muy loca y no conozco a nadie que haya sido capaz de volar sin caer de bruces al suelo al menos un puñado de veces.

Así que sí, siempre, atrévete a buscar el tesoro. Aunque el resto del mundo te diga que no está bien. Si tu sientes la necesidad, hazlo, no eres tonto sabes que puede salir mal, incluso que lo más seguro es que salga mal, pero da igual, tienes que hacerlo, porque te lo pide el cuerpo. Hazlo!


jueves, 18 de enero de 2018

Comprender La Mente


Tradicionalmente, la educación que transcurre entre las cuatro paredes de un aula se ha comprendido como un proceso de transmisión de conocimientos. Sin embargo, en las últimas décadas algo comenzó a cambiar y ahora más que nunca la educación se enfrenta a un dilema trascendental que puede determinar su derrotero: ¿seguir transmitiendo cada vez más conocimientos o enseñar a aprender y, sobre todo, enseñar a ser
?
En la sociedad moderna el conocimiento caduca cada vez con mayor rapidez por lo que las grandes empresas ya no solo se preocupan por contratar a un profesional que domine determinadas habilidades y posea ciertos conocimientos, les interesa más que ese profesional sea versátil, que se adapte a los cambios y que tenga la capacidad para desarrollar nuevas competencias. 

La empresa moderna mira cada vez más al futuro mientras que algunas escuelas se han quedado rezagadas en el pasado limitándose a transmitir una serie de conocimientos que quedan obsoletos en poco tiempo. Sin embargo, un buen sistema de enseñanza podría marcar la diferencia entre una “mente llena” y una “mente plena”.

La mente llena
Un hombre que había dedicado toda su vida a leer sobre la filosofía budista, se enteró de que en la ciudad había un Gran Maestro y fue a conocerlo para recibir la iluminación. El gurú lo invitó a entrar y sentarse a su lado. El hombre le contó todo lo que había aprendido en los libros, exponiendo sus opiniones.

Al cabo de un rato, el Maestro le brindó un poco de té y comenzó a verter el líquido en la taza. Sin embargo, una vez que estuvo llena, el Maestro no se detuvo, siguió vertiendo el té hasta derramarlo por la mesa y el suelo. 

En cierto punto, el hombre, que no podía creer que un gran gurú fuese tan descuidado, le espetó: “¡Basta! ¿Acaso no te das cuenta de que estás derramando el té? La taza está llena.”

En ese momento el maestro se detuvo y le dijo tranquilamente: “Al igual que esta taza, tu mente está llena de ideas preconcebidas y de opiniones. ¿Cómo es posible que aprendas algo si no vacías tu taza?"

Tener la “mente llena” puede ser un fardo muy pesado que nos impide descubrir nuevos problemas y apreciar aristas más enriquecedoras. Cuando asumimos como verdaderas muchas de las teorías que nos han transmitido en la escuela, le cerramos el paso a la duda y, por ende, a la creación. 

De hecho, los mayores descubrimientos del mundo se han llevado a cabo porque alguien no se dio por satisfecho con las respuestas de la ciencia y decidió explorar más allá del punto al que había llegado la comunidad científica.

La persona con una “mente llena” es aquella que maneja muchos datos pero no es capaz de darles un sentido, es la que lee mucho pero la lectura no le cambia la vida, la que se mantiene informada leyendo todos los diarios a su alcance pero no reflexiona sobre las noticias… Es una persona que se convierte en espectadora de su propia vida, que sabe pero no conoce.

La mente plena
La creación implica vaciar la mente de estereotipos e ideas preconcebidas, implica mirar la realidad desde otra perspectiva y encontrar conexiones inéditas que a los demás se les habían escapado. Una mente plena no está vacía, al contrario, atesora mucho conocimiento pero se trata de un conocimiento significativo y siempre está dispuesta a cambiar sus teorías. 

La mente plena es aquella que sabe discernir entre lo verdaderamente importante y las nimiedades, la que le da un sentido a lo que aprende y la que cambia con cada aprendizaje.


Obviamente, las diferencias entre la “mente llena” y la “mente plena” van mucho más allá de una simple variación en el adjetivo. Se trata de un cambio radical porque implica una actitud diferente ante el aprendizaje, ante la vida y, por supuesto, ante la manera de impartir la enseñanza.

Inquietudes Humanas

Filosofía
Inquietudes Humanas
Ha de entenderse que la filosofía no es un cuerpo de doctrina de estándares ciertos e infalibles. Y ¿qué viene a ser la filosofía si no ofrece ningún tipo de conocimiento, ni contiene verdad alguna sobre el mundo o la realidad?
¿Cuál es la naturaleza de sus elucubraciones y de cómo le sirve al hombre en los asuntos de orden práctico?

Llama la atención en la actualidad el uso que se hace de la filosofía. A veces se tiñe del color de las necesidades e inquietudes humanas en el sentido de que sirve para paliar en algo el sufrimiento por la pérdida de un ser querido o por la angustia del desenlace que trae consigo una enfermedad terminal (un grupo de profesionales hace terapia emocional a un grupo de pacientes, con enseñanzas filosóficas, por ej.).  Nadie discute la utilización de la filosofía con fines positivos. Se corre el riesgo de un uso espurio y agresivo con intenciones de manipulación y engaño, como sucede en ocasiones.

No se sabe hasta dónde la proliferación de filosofías contribuye a la solución de problemas de vida. Sin embargo, se piensa que en la medida en que sugieran indicaciones útiles y se ajusten, en cada caso, a situaciones particulares pueden contribuir a la mejor comprensión de los procesos. No existe proyecto educativo, institucional, empresarial o político que no lleve por justificación una filosofía que traza el perfil de lo se quiere y de cómo conseguirlo. Una filosofía que señala los límites de lo que se puede y las restricciones a tener en cuenta para no incurrir en arbitrariedades o en acciones que desdigan de los propósitos. 

En estos casos la filosofía interviene para señalar los grandes y perentorios asuntos que atañen con el desarrollo libre y sin condicionamientos del individuo.
Lo clave está en observar que todo enunciado que se haga en términos filosóficos de por sí es problemático. 

La expresión “desarrollo libre y sin condicionamientos” plantea cuestiones de fondo sólo abordables desde la filosofía y respecto a las cuales debe hacer claridad sobre la naturaleza, el uso de esos conceptos y el significado que les damos. ¿En qué consiste el desarrollo libre del individuo? O de forma tradicional ¿está dotado el hombre de libre albedrío? Así, en cuanto a niveles de reflexión, se comprende mejor el papel de la filosofía. No basta con atribuirle a alguien un valor determinado —por ejemplo, la libertad— o hacer una declaración de intenciones en relación con ese valor.

Se trata de apuntalar mejor la cuestión y de dilucidar de qué se trata. Por ser un ejercicio racional y de compresión conceptual, que conlleva una crítica de las formas en que se puede incurrir en error, esta actividad de dilucidación no es cualquier cosa. 

Y porque en el caso de la libertad, que no se queda meramente en lo abstracto de una definición sino que tiene consideraciones prácticas, es de observar el llamado de Espinoza, que resume la calidad del problema, al decir: “Los hombres luchan por la servidumbre como si se tratara de la libertad”.


Una advertencia de ese tipo ha de estar asistida de una reflexión muy profunda del ser del hombre y de todas aquellas pasiones que afectan su condición, por lo que la filosofía además de dar claridad sobre las cuestiones, ayuda también a elegir el camino.

Revaluemos Nuestros “Valores”


Nos han vendido la sociedad del éxito, de la competencia, de la idealización del liderazgo con sus objetivos, resultados y rendimiento, pero lo que estamos sufriendo es la sociedad del cansancio. Nadie explica la real dimensión de la gestión del poder, ni las “cualidades” indiscutibles que se necesitan para alcanzarlo. 

Desde la escuela se nos enseña que tenemos que estudiar para “aprobar”, prepararnos para moldear nuestro carácter y personalidad a fin de asumir e interiorizar nuestra esclavitud al servicio del actual sistema. 

El mismo cuento de siempre; la sociedad necesita líderes “competitivos” y “mesiánicos” que dirijan nuestros pensamientos y a poder ser nuestros actos. Por el contrario saben, que enseñar la conciencia y la práctica de la libertad puede ser un ejercicio peligroso y poco dado a la subordinación.

El filósofo coreano Byung-Chul Han, afincado en Berlín describe la situación actual de la siguiente forma: “El hombre contemporáneo ya no sufre de ataques virales procedentes del exterior; se corroe a sí mismo entregado a la búsqueda del éxito. Un recorrido narcisista hacia la nada que lo agota y lo aboca a la depresión". 

Desde el primer momento se nos condena a una carrera sin fin y en solitario, donde la única recompensa (con suerte) es pagar las facturas. El hombre y la mujer de hoy se han visto finalmente abocados al sometimiento. 

En realidad ya no existen alternativas. Si quieres formar parte del circo, debes pagar el peaje.

¿Qué hace que la impostura de la sumisión sea tan bien considerada? ¿Por qué no analizamos el éxito y lo que representa? ¿Vale la pena todo ese esfuerzo sólo por conseguir una buena imagen y ver tu nombre en unos titulares? ¿Son en algún momento conscientes de su propia ficción?

El error no es conocer gente. Hoy no somos nadie sin contactos. El error es forzarlos de una forma poco espontánea y buscarlos sólo con la intención de que nos sirvan para medrar.  Pues a esta clase de personas, - que aparecen en cualquier entorno social- el poder acaba por hacerles perder el criterio. 

Sin duda, son el paradigma de la expresión: “El soldado menos inteligente obedece mejor.”

El escritor Byung-Chul Han subraya: “El narcisismo te hace perder la distancia hacia el otro. Dejamos de percibir su mirada. Frente al enemigo exterior se pueden buscar anticuerpos, pero no cabe el uso de anticuerpos contra nosotros mismos. 

Y es que este modelo de poder controlador, patriarcal, autoritario, competitivo, ciego de envidia y miedo de perder visibilidad y reconocimiento, no sólo se alimenta de quienes lo ponen en práctica, sino de quienes con su silencio y complicidad, en su posición de esclavitud, avalan su existencia."


Formamos parte de un sistema político, económico y social, enemigo de la equidad y la justicia. El neocapitalismo ha ganado la batalla enmascarado de democracia formal, pero torticera, desmemoriada y quebradiza. 

Ocurra lo que ocurra, debemos tomar conciencia de qué queremos ser. Y que nos está pasando.  ¿Existimos con el único fin de producir al servicio del sistema? ¿A qué precio?

Poesías



LA POESÍA ES UN ARMA CARGADA DE FUTURO

(De "Cantos iberos", 1955)

Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmando,
como un pulso que golpea las tinieblas,

cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.

Se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que sienten excesivo.

Con la velocidad del instinto,
con el rayo del prodigio,
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.

Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.

Porque vivimos a golpes, porque a penas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.

Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.
Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.

Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo por eso con técnica, qué puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.

Tal es mi poesía: poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.

No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.

Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra, son actos.

Vanidades


Todos saben que la vida es breve como un soplo, pero muchas personas viven como si la vejez y la muerte no fuesen a llegar.

Corren desesperadamente en busca de la felicidad y procuran la satisfacción de sus deseos a cualquier precio.

Pienso que cuando nuestros ojos se ponen borrosos debido a la miopía de las futilidades y no consiguen ver muy bien cómo son las cosas, podemos ver el mundo a través de los ojos de alguien que ve y discierne más allá de nosotros.

Además, tenemos muchísimas historias de vida que nos enseñan lo que no debemos hacer y lo que no debemos hablar jamás, y sabios son los que logran asimilar y cambiar sus pensamientos y perspectivas.

Todos los hombres son iguales, y basta tener éxito en algo para sentirse mejor que los demás y con la sensación de que durará para siempre. Si el ser humano no está atento a su corazón, rápidamente se convierte en un vano delante de las conquistas. Y vivir ante esa vanidad es vivir en el “espacio vacío, más vacío todavía”. Esa fue la conclusión del rey Salomón, que vivió en el apogeo de la gloria humana, del lujo, de los placeres y hasta de la cúspide de la sabiduría.

Luego al tratar dar sentido a esas cosas, él termina su vida con la conclusión de que todo es vanidad. Su aprendizaje fue tan grande que él repite varias veces en el libro de Eclesiastés que todas las cosas “bajo el sol” son distracciones inútiles y temporales. Todo es ventajoso por un tiempo, pero luego pierde la gracia y cae en la monotonía.

Estamos frente a un nuevo año, y muchos planifican, sueñan, y para realizarlos trabajan exhaustivamente, pero se olvidan de que cualquier emprendimiento humano sin Dios, está destinado al fracasado.

El real valor de la vida está en vivir la fe, y la solución para que jamás alguien se sienta más de lo que realmente es, es mantener la concentración en la Palabra de Dios.

Todos siguen el mismo rumbo: envejecer y morir. Y nuestro propio cuerpo nos enseña. Cada año disminuyen las fuerzas, las canas se instalan peleando con la juventud, la memoria y la voz empiezan a cambiar…

Para no frustrase, comprenda el propósito de su vida en este mundo y ponga toda su fuerza en la búsqueda de la eternidad con Dios. ¡La satisfacción de tener paz con Él es incomparable! La belleza y la fuerza que vienen de Él, el tiempo no roba. Y ser elegido en Su corazón nos hace el más feliz de los hombres.


¡Esa es la única gloria que vale la pena buscar!

Sapos de Otro Pozo


Muchas veces me siento un sapo de otro pozo.

En especial cuando estoy en situaciones que me son ajenas, generadas por gente con la que no tengo mayor afinidad pero con la que por algún motivo tengo contacto.

Parecería que como alguien allegado tiene una persona que es amiga, vecina o familiar, ese tercero también debería comenzar a formar parte de nuestro círculo, o tendríamos que sentirnos muy bien en su presencia.

Pero esto no siempre es así.

Es que cada uno de nosotros tiene la capacidad de ver y de sentir cosas diferentes a las de los demás.

Y si alguien no nos cae del todo bien, no hay por qué esforzarse: así como no todos nos quieren, no podemos elegir a todo el mundo por el simple hecho de que vengan “recomendados”.

Quizá esa persona no termina de cerrarte (o ni empieza a hacerlo) porque se trata de alguien a quien le gustan los juegos de poder, o manipular. Hay quienes disfrutan de intentar sacarles la energía a los demás y así sienten que reinan.

Tal vez es alguien que no saca lo mejor de nosotros o, simplemente, no nos da gusto tenerlo cerca.

No hay por qué aceptar a toda la gente que se nos acerca y quiere ser parte de nuestro círculo de amistades, aunque se traten de conocidos de larga data.

Y así uno comienza a sentirse un sapo de otro pozo. A no pertenecer a ese sitio, a esa compañía o a ese entorno.

A veces el motivo es bastante aparente (una persona gritona o de malos modos, actitudes que nos son extrañas o nos molestan) y otras no lo es tanto. ¡Pero es muy bueno que esto suceda! Solo nosotros sabemos qué nos hace felices y quiénes nos potencian positivamente. Esto varía en cada uno, por lo que no se puede generalizar. Que alguien cercano disfrute de ciertos seres o situaciones no implica que a nosotros también nos haga bien o nos guste.


Siempre tenemos la posibilidad de decidir las compañías con las que deseamos estar. No elegir estar con alguien no implica necesariamente la soledad, sino hacer una elección saludable, para nuestro bienestar.

Lo Que Perturba La Conciencia



La conciencia perturba, yo creo que en Occidente ha de haber una conciencia que molesta y perturba, una especie de mala conciencia. Digo esto porque creo que no en vano, el siglo XX es el siglo del totalitarismo, del estalinismo, del nazismo; del fascismo, el siglo de la miseria del "tercer mundo", el siglo del hambre del "tercer mundo". Es el siglo donde la muerte por el hambre ha azotado a muchos países pobres y Occidente contempla todo ello, Europa contempla todo esto y por su puesto sin hacer nada.


¿No habrá en Occidente, en Europa una conciencia que perturba?, ¿una conciencia que grita diciendo que la historia de occidente es una historia sacrificial, una historia construida con sacrificios humanos, una conciencia de que la paz del occidente se ha construido sobre víctimas?

Todo lo que pasa en Occidente, no es un accidente, sino que pertenece a la lógica del desarrollo, a la lógica interna del despliegue de occidente. Porque Occidente se ha autopercibido a sí mismo como el territorio del intelecto y, por ende, tiene la autoimagen de ser el continente de la razón, donde la razón se expresa, donde la razón ha madurado, donde la razón dice lo mejor de lo que el hombre es.

Occidente es el continente de la razón y del saber, de un saber universal y necesario y porque es un continente de la razón, del saber, de la verdad, del conocimiento, del intelecto, de la universalidad y de la necesidad; el continente de la ciencia y de la técnica, es un continente entonces, que rompe lo antiguo, que forja la verdad y, por ende, este continente se concibe a sí mismo como portadora de una misión. ¿Qué misión?

Occidente es el continente que cree que en él ha acontecido la objetividad y por eso mismo piensa que tiene la misión de expandirse, de colonizar, de dominar y enseñar. 

Occidente por siglos ha asumido la tarea, gracias a la autoimagen que tiene de sí mismo, de realizar la cruzada cultural; desde allí dicen que hay que leer el proceso de civilización; la idea de civilización es europea y cuando digo europea digo euro-céntrica. Civilización significa Europa auto designándose, autonombrándose, el proceso civilizatorio es expansión del occidente. El proceso de civilización se formula como colonialismo y se formula como imperialismo. 

Nos decía claramente Levinas: "Uno puede extinguir lo mismo del otro". La historia de civilización es la historia del occidente expandiéndose por el mundo negando la diferencia y la alteridad. De otra manera, lo mismo anulando lo otro, absorbiendo lo otro; civilización es igual a la negación y reducción de la alteridad, es decir, significa lo otro asimilado en uno mismo. Proceso de expansión, de progreso, de civilización es Occidente absorbiendo y convirtiendo lo otro en lo mismo. En ese proceso de voluntad de poder, de dominación violento, de anulación de la diferencia se fue gestando lo que luego será la mala conciencia del Occidente. 

América es un continente descubierto, no importa que haya tenido una población extensa habitándolo. Occidente piensa que ella descubrió América, porque solo existe lo que ella conoce, ya que Occidente es la medida y el parámetro. Por eso el descubrimiento de América no es un descubrimiento sino un encubrimiento, no es un encuentro sino un desencuentro, en otras palabras es lo mismo anulando lo otro, es la alteridad siendo sometida. 

La lógica del desarrollo occidental es la lógica de integrar a la historia a los que no son parte. Historia por siglos se escribió con mayúsculas. Había que integrar a la historia a aquellas personas quienes han nacido en la parte equivocada del mundo y, por lo tanto, Occidente durante siglos sintió que tiene la misión de la ética, porque civilización tiene un correlato epistemológico y la civilización se expande por que Occidente es el continente de la verdad y porque fuera de la verdad no hay nada, por lo tanto hay que reducir, conquistar y dominar.

No entiendo por qué hay una conciencia que perturba en Occidente; en otras palabras, no entiendo por qué justamente allí se desarrolló el nazismo y el fascismo. ¿Pura casualidad o pura causalidad?