Filosofía
Inteligencia Y Verdad
El libro Sobre verdad y mentira en sentido extramoral, escrito por Nietzsche, trata en la primera de sus dos partes qué es la búsqueda de la verdad y la crítica del lenguaje. Aquí, el autor describe la verdad como un modo de expresar lo que se siente. Por ello, señala que los animales están hechos para mentir, sin embargo, no únicamente los animales son los que mienten, sino también los seres humanos, ya que su objetivo es asegurar la supervivencia y la relación con los demás.
I. La función de la inteligencia humana.
El autor presenta su obra, diciendo que, el intelecto humano en medio de la naturaleza se presenta sombrío y efímero, pues nos hay, para ese intelecto una misión que no valla más allá de la vida del hombre, sino que sólo es humano. Así como, nada hay en la naturaleza, por despreciable y escaso que parezca, que no se hinche como un odre por un pequeño soplo de esa fuerza del conocimiento “cualquier ganapán quiere tener su admirador, así el hombre más orgulloso, el filósofo, piensa que todos los ojos del universo, desde todas partes, están dirigidos telescópicamente hacia sus actos y su pensamiento”. No deja de ser extraño este poder del intelecto, sin embargo, no es más que un recurso de los seres más desdichados, porque envuelve los ojos y sentidos de los hombres en nieblas falaces y los engaña.
II. El impulso hacia la verdad.
En esta parte, el autor señala que el intelecto, únicamente sirve para asegurar la supervivencia del individuo, donde desarrolla sus principales fuerzas es en el fingimiento “en el hombre culmina el arte del fingimiento; el engaño, el halago, la mentira y el fraude” y por ello, no hay nada tan inconcebible como el hecho de que entre los hombres haya podido desarrollarse un honesto y puro impulso a la verdad. Están ellos sumergidos en ilusiones y fantasmagorías; su mirada no hace más que deslizarse por sobre la superficie de las cosas, percibiendo "formas"; su sentir no conduce en parte alguna a la verdad, sino que se contenta con recibir estímulos y entretenerse, como si dijéramos, con un juguetón tanteo del lomo de las cosas. El hombre se deja engañar en los sueños, por los instintos. Por ello, se hace esta cuestión ¿De dónde le viene, el impulso a la verdad?
III. La inteligencia humana en sociedad y el lenguaje.
Nietzsche señala, que el individuo quiere hacerse valer frente a otros individuos, por ello usa el intelecto, solamente con fines de fingimiento, porque quiere existir también como ser sociable, tiene necesidad de entenderse con sus semejantes. Sin embargo, este entendimiento trae consigo algo que se diría impulso a la verdad, es decir, se inventa una denominación de las cosas válida y obligatoria para todos, usando las denominaciones convencionales, las palabras, para hacer pasar por real lo que no es real “dice por ejemplo: "soy rico", cuando el término correcto para denominar su condición sería, precisamente, "pobre". Abusa del rígido esquema convencional trastrocando, cuando no invirtiendo, a su antojo las denominaciones”. Por ello, cuando así lo hace en forma egoísta y por lo demás perjudicial para el bien común, la sociedad ya no le cree y, así, lo expulsa de su comunidad. Por tanto, el hombre aspira a la verdad en tal sentido limitado, no le interesa el conocimiento puro. Esto se puede comprobar. Por ejemplo, hablamos de serpiente; pero el término no sugiere más que el retorcerse, quiere decir que lo mismo podría corresponder al gusano. La cosa en sí, se limita a denominar las relaciones con respecto al hombre, y para expresarlas recurre a las más audaces metáforas, es decir, una primera imagen que se le viene un sonido que conoce. Lo cierto es, pues, que a la génesis del lenguaje no preside la lógica y que todo el material con que trabaja y construye el hombre dedicado a la verdad, el investigador, el filósofo, proviene, si no del reino de Utopía, tampoco de la esencia de las cosas.