jueves, 4 de abril de 2019

Perseverancia

Se conoce como perseverancia a la duración permanente o continua de una cosa o la firmeza y constancia en una acción.

El término perseverancia proviene del latín perseverantia.

La perseverancia es sinónimo de constancia, persistencia, firmeza, dedicación y tesón. En este sentido, se aplica tanto en las ideas, como en las actitudes, en la realización de algo, en la ejecución de propósitos o en las resoluciones del ánimo.

El término perseverancia puede ser empleado en cualquier circunstancia de la vida. Para ser perseverante se debe tener un objetivo claro o una meta que justifique el esfuerzo o dedicación en un período de tiempo generalmente extenso. Es por ello que se dice que la perseverancia es la clave del éxito en muchas situaciones, a pesar de que lo importante es saber cuándo perseverar y cuándo no.

De esta manera, perseverar también puede ser negativo. Una persona puede gastar mucho esfuerzo y tiempo en algo que no produce ni va a producir ningún resultado. Por lo tanto, una persona debe saber no sólo cuándo perseverar, sino también hasta qué punto abandonar el proyecto u objetivo. Así, centra sus esfuerzos en otras estrategias para alcanzar el objetivo deseado y rescata lo aprendido frente a los errores cometidos.

La perseverancia es un valor importante que forma parte del desarrollo de la persona y de las relaciones interpersonales. En toda relación se presentan conflictos y es necesario tener perseverancia y control para resolverlos y no tener miedo al fracaso o a los errores para superarlos y así mejorar y crecer personalmente.
En inglés, perseverancia se traduce como perseverance.

Perseverancia como valor
La perseverancia es un valor humano fundamental. Permite al individuo continuar hacia adelante no rendirse a pesar de las dificultades, los obstáculos, la frustración, el desánimo, el aburrimiento, la tendencia o los deseos de rendirse o abandonar una situación.

La perseverancia es un valor positivo que ayuda, o aumenta la probabilidad de alcanzar metas difíciles, y a apreciar más los logros obtenidos.

La perseverancia aumenta la autoestima cuando el individuo alcanza el éxito, ayuda a mejorar sus capacidades y habilidades, desarrolla nuevas técnicas para superar los obstáculos y enseña de los errores.


La perseverancia permite al individuo conseguir grandes logros individuales, en cualquier ámbito de su vida, bien sea amorosa, profesional, económica, cultural o social.

Inserción Social

La reinserción social es entendida como un proceso sistemático de acciones orientado a favorecer la integración a la sociedad de una persona que ha sido condenada por infringir la ley penal. Estas acciones buscan abordar la mayor cantidad de factores que han contribuido al involucramiento de una persona en la actividad delictiva, con el objetivo de disminuir sus probabilidades de reincidencia y promover el cambio hacia conductas prosociales.

La reinserción social como proceso se inicia durante el periodo de cumplimiento de una condena, y continúa cuando la persona retorna a su vida en la comunidad. Se caracteriza por el desarrollo de competencias en el ámbito individual, social y laboral; y por el fortalecimiento de los aspectos protectores que facilitan la integración a la sociedad.

Alianzas público – privadas para el fortalecimiento de la reinserción. Entendiendo que la reinserción social y la reincidencia deben ser abordadas desde una perspectiva integral, se requiere que no solo el Estado promueva espacios de reintegración social y laboral, sino que adicionalmente es necesaria la participación del sector privado y la sociedad civil, junto con promover la intersectorialidad y la coordinación con otros actores públicos, para alcanzar una estrategia efectiva de reinserción.

El respeto y garantía a los derechos humanos. Los derechos humanos se fundamentan en el reconocimiento de la dignidad de todas las personas y el respeto y garantía de sus derechos. Cuando se trata de personas que se encuentran en una especial situación de vulnerabilidad, por ejemplo, por sus condiciones de vida al interior de recintos penales, el Estado debe tomar medidas especiales para resguardas los derechos fundamentales de ellos.

Condiciones de vida dignas. El que una persona haya sido condenada a una pena no la excluye de su dignidad y del ejercicio de derechos –salvo los limitados en la condena-. Para ello es necesario contar con una infraestructura adecuada, buenas condiciones de habitabilidad y espacios menos violentos, todas condiciones que apuntan a que los internos e internas cumplan sus sanciones en espacios que realmente posibiliten la reinserción social.


Reinserción social desde un enfoque local. El apoyo pos penitenciario es fundamental en el proceso de integración en la comunidad de las personas que han cometido delito. En este proceso son importantes los esfuerzos del gobierno central y los privados, pero además es sustantivo el apoyo de los gobiernos locales, ya que es en el municipio donde el Estado ofrece la mayor gama de prestaciones y servicios sociales, y es por tanto, un espacio fundamental para que quienes hayan cometido delito se integren a la sociedad vía el acceso a estas prestaciones.

miércoles, 3 de abril de 2019

Megalomanía

"Son personas con un concepto elevado de sí mismos, narcisistas, con un comportamiento que roza los delirios de grandeza y la omnipotencia. Aunque en el espejo la realidad sea otra, su aplomo les puede servir en muchas ocasiones para abrir las puertas del éxito social"

La megalomanía está asociada al poder. Julio César, Napoleón o Hitler son personajes históricos a los que se les ha atribuido rasgos megalómanos y narcisistas que les impulsaron a conquistar el mundo.

Este rasgo o trastorno de la personalidad ha salido ahora a la palestra con el caso del joven Francisco Nicolás Gómez Iglesias, de 20 años, en libertad provisional por hacerse pasar por asesor del Gobierno y del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) con uso de documentación falsa. El informe médico forense, que recoge el auto de la jueza de instrucción número 24 de Madrid, ha observado en él “una florida ideación delirante de tipo megalomaniáco”.

¿Qué es la megalomanía?
Los psiquiatras y los psicólogos distinguen entre:
Rasgos o trastorno de personalidad megalomaniáca: Cuando la forma de ser de una persona está influida por un concepto grandioso de sí mismo, una autoestima alta que les lleva a sesgar, alterar o filtrar la realidad. En general, están satisfechos con su forma de ser. Sin embargo, con tratamiento pueden llegar a darse cuenta de esta alteración.

Trastorno delirante megalomaniáco: Cuando una persona, en un momento de su vida y durante al menos un mes, se ve inmersa en un delirio y se ve alguien único, grandioso. Dentro de ese delirio, existe un corte abrupto con la realidad objetiva. Para estos individuos, su visión de sí mismos y de la realidad es la única posible. La inflexibilidad para reconocer otro tipo de realidad, es muy marcada.

Para el psicólogo José Serrano, del gabinete Área Humana, mientras los rasgos megalomaníacos forman parte de una personalidad conformada desde la infancia y que se desarrolla plenamente en la edad adulta, el trastorno delirante aparece en un momento dado.

Laura Ruiz, psiquiatra en los centros médicos Milenium Sanitas y en el centro Área Humana, explica que en el trastorno megalomaníaco aparecen ideas delirantes, como creerse dios o un profeta, por ejemplo. Siempre fuera de la realidad y con una idea fija difícil de revocar.

Por otro lado, los rasgos megalomaníacos son más frecuentes en la sociedad como parte de los trastornos de personalidad que “pueden pasar desapercibidos en puestos de más capacidad o de más poder, en personas relevantes”.

Las personas con rasgos megalómanos “creen que tienen una capacidad mayor de la que realmente tienen y eso hace que puedan llegar a puestos de poder o de más influencia. Además, socialmente están bien vistos y valorados, pero no son empáticos”, apunta la psiquiatra.

Sin embargo, aunque muestren mucho aplomo y seguridad en sí mismos, cuando se hace un análisis en profundidad de su personalidad se detecta que pueden ser individuos con muchas carencias y con un sentimiento de inferioridad o vacío desde los primeros vínculos con los padres.

“En los narcisistas se ha estudiado que las relaciones con los padres son de muy poca afectividad positiva. Los padres, o no están presentes, o no son capaces de darse cuenta de las necesidades del niño, quien tiene que mostrar una imagen de sí mismo grandiosa para que el padre lo vea, se fije”, señala Laura Ruiz.

Aunque cada personalidad se conforma en función de su biología y del aprendizaje familiar, en la mayoría de los casos se describe el narcisismo en personas seguras, que incluso quedan por encima de los demás, con éxito social, con afán de notoriedad, indica.

“Pero también -apunta la doctora- aparecen comportamientos narcisistas en personas que aparentemente son más sumisas pero que se hacen imprescindibles de cara a los demás, que están por vocación al lado de los demás, ofrecen la imagen de “yo soy la buena”.

La megalomanía puede estar asociada tanto al complejo de superioridad como al de inferioridad. “El individuo puede pasar de un estado de exaltación a sentirse humillado, avergonzado. Florece esa parte escondida que coincide con la baja autoestima o inferioridad. Conviven las dos personalidades, vive una dicotomía, por eso es un trastorno”.

Pero también la megalomanía se considera un síntoma o la expresión de trastornos de personalidad como el narcisismo, la psicopatología o trastorno social o el histriónico, trastorno este último que lleva al individuo a necesitar reconocimiento continuo y ser el centro de atención, además de presentar rasgos dramáticos, susceptibles, emocionales que rayan en la extravagancia.


Aparece asimismo en el trastorno bipolar y en los trastornos delirantes crónicos como aquella mujer, por ejemplo, que cree que un personaje televisivo está enamorado de ella, comenta la psiquiatra.

Indiscreción Y Torpeza

“Nada soporto menos en una persona que la indiscreción y la torpeza. Creo que ambas “cualidades” van de la mano. Una persona indiscreta, que no mide las consecuencias de sus comentarios, es manifiestamente torpe. Torpe, incapaz de corregirse e incapaz de calcular como digo el daño causado. Si no eres consciente de que tienes ese perfil es imposible la corrección, burro viejo no aprende idioma. Me consta las barbaridades que una tipa ha dicho o hecho a una persona cercana que me ha costado creerlo. Ahí va una muestra.

Dos amigas de mi familia son pareja desde hace muchos años. Muchos. Son amigas heredadas que con el tiempo son mías. De aquí, de Las Palmas de GG, su ciudad, se fueron a la Península para vivir su amor en tiempos difíciles. De eso hace como 30 años. Dos o tres veces al año vuelven a la isla y cada vez que lo hacen mantienen encuentros con amigas, familiares, nuevas amigas, amigas de amigas. Discretas, buenas, en su mundo y ahora delicadas de salud.

Un día a través de las redes la mujer indiscreta y torpe a la que me refiero se acercó a ellas con la coartada de tener amigas comunes y por tanto conocerlas. Ese acercamiento culminó con una cita, algo que entra en el terreno de la normalidad. En el encuentro, recuerden que era la primera vez que se veían, la primera pregunta que formuló la indiscreta a bocajarro un “¿Ustedes son lesbianas?”. 

Para premio. La pareja se quedó tan disgustada por la intromisión en su intimidad que fueron incapaces de pronunciar una sola palabra. Insisto; son personas mayores, educadas y discretas. Ante eso optaron por guardar silencio e ignorarla hasta que transcurrido veinte minutos la indiscreta se marchó en vista de que captó que no querían ni verla. Esas dos personas a las que quiero y admiro me contaron el desagradable episodio y a su vez me pidieron que no le comentara nada. Y así ha sido. 

Sin embargo, desde ese momento la he sacado de mi vida, conociendo como conocí más tarde su absoluta falta de respeto en situaciones similares con otras personas, incluyendo la mía. Ella, que tiene el cerebro de un mosquito, no ha sido capaz de percatarse de mi alejamiento y el de otras personas con las que ha cometido imprudencias del mismo calibre.

Resumiendo, que hay personas a las que el victimismo, la tragedia y los inventos les sirven de coartada para creer que la lástima es amistad.

No. La lástima es otra cosa.”

@marisol_Ayala 


La Elocuencia Del Silencio


Generalmente estamos poco acostumbrados al silencio. Vivimos rodeados de ruidos y sonidos constantes. Tanto es así que cuando nos envuelve, solemos tener una sensación extraña que, en cierta manera, nos sobrecoge.

Sin embargo, lo fundamental es el silencio, no el ruido. Así, el silencio es la ausencia del ruido, por tanto, siempre hay silencio, aunque no se perciba. Lo envuelve todo.

Lo que ocurre es que el sonido se superpone. De esta forma, antes y después de los sonidos podemos percibir la presencia intensa del silencio.

Una comunicación eficaz precisa del manejo de los silencios. Son áreas de respeto y reflexión. Al no estar acostumbrados a él, producen un elevado impacto en el oyente.

Utilizar el silencio en su justa medida puede mejorar sustancialmente nuestra comunicación. Por ejemplo, si se quiere reforzar lo que se acaba de decir, puede mantenerse tres segundos de silencio antes de continuar hablando captándose inmediatamente la atención de los escuchantes.

Otra forma de utilizar los silencios es al inicio de una presentación. De este modo, al dirigirse a un grupo de personas, después del saludo inicial es aconsejable guardar silencio durante unos breves segundos. El mensaje que se transmite a continuación habrá ganado mucha fuerza.


El silencio es una potente herramienta de comunicación que puede utilizarse selectivamente siempre que se quiera captar la atención o reforzar un mensaje.

Las Entrañas De La Mente

La naturaleza de la consciencia es uno de los grandes problemas que la moderna Biología tiene aún por resolver. Es un problema muy especial, pues ni siquiera sabemos bien cómo abordarlo. Abundan, no obstante, las reflexiones de todo tipo sobre el mismo, y, en menor cuantía, las observaciones clínicas en pacientes anestesiados o los trabajos experimentales con humanos sobre percepción consciente, particularmente la visual. 

Lo más especial es que el problema de la naturaleza de la consciencia no se agota en el conocimiento de los circuitos y la actividad cerebrales que la hacen posible, pues lo que más nos intriga a los científicos es cómo esa actividad cerebral genera el estado consciente, es decir, cómo tiene lugar la emergencia o cambio cualitativo que convierte la actividad de las neuronas y los circuitos cerebrales en percepciones conscientes tan específicas y genuinas como el dulzor del dulce, la rojez del rojo, el dolor de lo doloroso o el sentimiento de miedo, es decir, cómo son posibles las diversas experiencias o percepciones conscientes, reales o ilusorias, que invaden nuestra mente y que los filósofos llaman qualia.

Si nos preguntamos cómo el cerebro hace posible la experiencia consciente, es decir los qualia, ¿qué tipo de respuesta estamos esperando?, ¿cómo entender el cambio cualitativo del fenómeno fisiológico al fenómeno mental, la transformación de la materia biológica objetiva en imaginación o experiencia consciente subjetiva?, ¿acaso algoritmos informáticos o fisiológicos?, ¿nos valdría una fórmula matemática, nuevas partículas físicas, como el recientemente conocido bosón de Higgs, o alguna forma de energía hasta ahora desconocida? Quizá no, pues cada una de esas y otras posibles respuestas podrían no ser concluyentes y generar a su vez nuevas preguntas. 

Cuando nos preguntamos sobre posibles seres en otros planetas, cuya existencia desconocemos, podemos imaginar cómo serían, es decir, podemos concebir ideas o hipótesis sobre su forma, tamaño, inteligencia, etc., aunque después esas hipótesis no se compadeciesen con la realidad. Pero en el caso de la consciencia lo que ocurre es que ni siquiera somos capaces de concebir hipótesis sobre su naturaleza. Es decir, cuando estudiamos la naturaleza íntima de la consciencia ni siquiera sabemos lo que estamos buscando y quien no sabe lo que busca difícilmente podrá entender lo que encuentre.

Una metáfora muy utilizada para explicar la consciencia es la que afirma que de la misma manera que la temperatura no es más que la cinética o velocidad de movimiento de las partículas que integran un cuerpo, la consciencia debería ser lo mismo que la actividad fisiológica cerebral que la hace posible, y punto. Es decir, lo mismo aunque visto desde otra perspectiva. Pero no podemos conformarnos con esa explicación, porque aunque la temperatura que evalúa un termómetro sea únicamente una manera macroscópica de observar el movimiento de las partículas, el cerebro, a diferencia del termómetro, no sólo evalúa, sino que convierte el resultado de su evaluación en la experiencia que llamamos calor. Si entonces decimos que el calor no es otra cosa que el modo que tiene nuestro cerebro de percatarse del movimiento de las partículas de un cuerpo, seguimos sin explicar la naturaleza o cualidad de esa percepción consciente.

¿Tiene entonces solución el problema de la naturaleza de la consciencia? Yo, personalmente, creo que no, e intentaré explicar por qué mediante otra metáfora. Para preparar una comida sabrosa necesitamos una buena receta, adecuados ingredientes y un buen cocinero o cocinera. Pero, si además supiésemos cómo la combinación de ingredientes y su cocinado originan finalmente el sabor de esa comida, la experiencia consciente de degustarla, ¿podría ese conocimiento mejorar el sabor de lo cocinado? ¿Le aportaría alguna nueva propiedad, ventaja o utilidad práctica? Probablemente no. Es decir, a priori parece más relevante y necesario conocer los ingredientes y la mezcla precisa que hacen posible un sabor que conocer la naturaleza del propio sabor como experiencia mental consciente. 

Pues igualmente, si tuviésemos alguna explicación convincente sobre cómo la fisiología inconsciente se convierte en psique consciente y en qué consiste esta última, es muy posible que ese conocimiento no sirviera para mucho más que para satisfacer nuestra curiosidad científica, sin aportar ninguna ventaja práctica.


Y esa es para mí la clave dado que, a lo largo del proceso evolutivo, la selección natural tiende a promover cosas útiles, cosas que sirvan para una mejor adaptación de los organismos a su medio. Por tanto, aunque conocer los mecanismos bioquímicos y neuronales que hacen posible la consciencia es algo que podremos lograr y que tendrá sin duda consecuencias prácticas en la clínica o la educación, 
conocer cómo esos mecanismos generan la cualidad de la experiencia consciente, sería probablemente de poca o ninguna utilidad práctica. 

Y quizá esa es la razón por la que la selección natural puede no haber promovido un desarrollo suficiente del cerebro humano que permitiera entender la naturaleza de la consciencia. Es decir, del mismo modo que un chimpancé no tiene un cerebro capacitado para entender la raíz cuadrada o el concepto de sobrenatural, el cerebro humano puede no estar capacitado para entender la naturaleza de la consciencia. Ésta fue promovida por la selección natural en respuesta a los cambios y desafíos que se produjeron en determinados momentos de la evolución en el entorno de los animales como un medio para favorecer su adaptación a esos cambios o desafíos. Para sobrevivir los animales tuvieron que desarrollar flexibilidad mental y conductual, que es lo que proporciona la consciencia. Un chimpancé no puede hacer raíces cuadradas, pero no tiene el problema de cómo la materia se convierte en imaginación. Ese problema lo tiene cuando su cerebro evoluciona hasta convertirse en un cerebro humano y pueda hacer raíces cuadradas. 

Del mismo modo, nuestra capacidad cerebral para entender la naturaleza de la mente consciente evolucionará cuando nuevas condiciones o desafíos ambientales hagan verdaderamente necesario ese entendimiento, pero es muy posible que entonces surjan nuevas y más difíciles cuestiones que muy probablemente serán el precio de tal promoción.

Cuando Nada Nos Importa

En ocasiones, no logras encontrar tu camino y te resulta complicado que algo te haga feliz. Quizás tu pareja no te hace feliz, tu trabajo no te gusta, quieres cambiar tu forma de ver o de vivir la vida, pero te sientes bloqueado.

La vorágine del día a día te impide parar a pensar si lo que estás haciendo es lo que quieres hacer, a reflexionar sobre el motivo por el que nada te hace feliz. Todas tus actividades diarias te distraen de lo que es también importante: tú mismo.

“La vida está llena de soledad, miseria, sufrimiento, tristeza y, sin embargo, se acaba demasiado deprisa”.
-Woddy Allen-

Un poco de egoísmo sano, es necesario de vez en cuando para recuperarnos a nosotros mismos, para saber quiénes somos y tener la certeza de que el lugar al que se dirige nuestra vida nos hace felices, y es el lugar que hemos elegido nosotros y no otras personas.

Para seguir adelante cuando nada te hace feliz, se pueden hacer muchas cosas, pero lo fundamental es realizar una reflexión profunda sobre nuestras emociones, sentimientos y deseos.

¿Qué es lo que tú quieres?, ¿qué es lo que te emociona, lo que te hacer vibrar? No te dejes influir por lo que los demás piensan que es lo que deseas, se trata de pensar en lo que tú deseas, en lo que te hace feliz. Todos tenemos sueños y deseos, que nos da miedo hacer realidad, pero la vida no es larga y es hora de caminar hacia lo que realmente anhelamos.

Actúa para ser feliz
No basta con pensar, es también el momento de empezar a hacer todo aquello que te pueda dirigir hacia tu sueño. Si siempre quisiste ser actriz, comienza inscribiéndote en un curso de teatro por ejemplo, acude a eventos que tengan que ver con el teatro o con el cine, relaciónate con personas que tengan tú misma inquietud y comenzarás a disfrutar de lo que te hace feliz.

“En un minuto puedo cambiar mi actitud, y en ese minuto puedo cambiar el día entero”.
-Spencer Johnson-

No es necesario intentar hacer todo en un segundo, detente un poco y piensa en lo que es urgente y lo que puede esperar. Encuentra un tiempo para dedicarlo a ti mismo, para disfrutar de lo que más te gusta, ya sea pasear a la luz de la luna, disfrutar de una comida con tus amigos o familiares, cenar con tu pareja. Siempre es posible encontrar ese momento para nosotros.

Valora lo que sientes
Nuestros sentimientos son importantes. ¿Cómo te hace sentir tu vida actualmente? ¿Qué es lo que no te gusta? Si te sientes triste es hora de comenzar a hacer cambios, empieza por ti mismo, cambia tu forma de vestir, de peinarte, de caminar, cambia tu forma de relacionarte con la gente. Piensa que no vas a perder nada, simplemente habrás experimentado y te divertirás.

Si necesitas llorar hazlo, no importa quién si te miran, deja salir la tristeza, no la retengas, Haz que con cada lágrima se disuelva lo que te inquieta, lo que no te hace feliz. Llorar es necesario, para poder sustituir después esa lágrima con una bonita sonrisa.

Disfruta de las personas
Aislarnos y no relacionarnos con otras personas nos distancia y nos hunde aún más en nuestra tristeza. Somos seres que necesitamos abrazos, besos, caricias, palabras de ánimo y de consuelo.
Necesitamos estar con otras personas y disfrutar de su alegría, de su sonrisa contagiosa. A lo mejor no te apetece ver a nadie, pero muchas veces cuando nos sentimos así es cuando salimos y disfrutamos, porque no tenemos expectativas.

Esa es una pregunta fundamental, que te debes plantear cada día para dejar de lado aquello que te da miedo y hacerlo. Hay muchas formas de hacer las cosas y es importante hacerlas en la forma en que nos sintamos cómodos, pero también muchas veces vencer el miedo y correr un riesgo nos puede hacer sentir que el miedo es algo totalmente superable y creado por nosotros mismos.

Salir de nuestra zona de confort, hacer algo arriesgado, sentir una pizca de inquietud cada día, independientemente de si tenemos éxito o no, eso nos podrá proporcionar la alegría de vivir y de saber que merece la pena disfrutar de nuestra existencia.

“Todo parece imposible, hasta que se hace”.
-Nelson Mandela-

Tecnología: Protección De La Infancia

En el tema de protección a la infancia decidimos empezar con estos temas de uso responsables de las tecnologías porque nos dimos cuenta de que si bien nosotros somos prácticamente la autopista por la que pasan los datos que hacen posible estos servicios y productos que ofrecemos y no somos tan responsables de los contenidos. Sin embargo decidimos asumir esta responsabilidad y hacer algo porque a través de nosotros están pasando cosas muy buenas, pero es verdad que si no se usa con responsabilidad y consciencia puedes tener usos riesgosos.

Desde 2008 empezamos a trabajar en el uso responsable de la tecnología enfocándonos principalmente en la infancia porque es uno de los sectores más vulnerables. Planeamos una estrategia y no un proyecto aislado que se basa en cuatro pilares: Contenidos, Autorregulación, 

Alianzas y Educación
¿Los puedes desarrollar?

En autorregulación vimos que tenemos que empezar por casa y tenemos un control muy exhaustivo de los contenidos que nosotros ofrecemos. A nivel global, también, tenemos una alianza con Internet Watch Foundation, esta asociación civil nos envía las URL con pornografía infantil y nosotros lo bloqueamos de nuestros contenidos.

Esto es muy importante porque da idea del compromiso serio que tenemos con la protección de la infancia y el uso responsable de las tecnologías que no queda solo en un anuncio público.

Hay un parte de contenidos también. Y aquí es donde nos aliamos con asociaciones que lo hacen muy bien en este sentido como Pantallas Amigas.

Esto está muy atado a la pata de alianzas y educación. Nosotros exponemos lo que sucede y te damos la información. No es que el niño vaya al parque o no, si no que le enseñamos cómo llegar y cómo debe mirar antes de cruzar, esto es lo mismo.

El filtro más importante del niño debe estar en su cabeza y por eso trabajamos mediante talleres con profesores y padres porque a veces nos hemos encontrado que ellos no son conscientes del problema y los tenemos que sensibilizar que si están pasando cosas, y hay otros que lo saben pero no saben qué hacer, no tienen las herramientas.

¿Qué tan importante es tener al área de comunicación cerca del área de RSE?

Para nosotros es fundamental tener al lado al área de comunicación para difundirlo y que llegue a más gente. Hace que la gente se aproveche de las cosas que estamos haciendo.

Tenemos que tener una organización estructurada con trabajo en equipo, y en una compañía sensibilizada en esto desde la Alta Dirección. Debemos tener convencimiento profundo donde haya compromiso de las áreas porque está diseñado desde tu visión de negocio y de tu deber ser.

¿Qué ventajas tiene la RSE en una empresa global?


Hay proyectos nuestros que se han copiado como mejores prácticas en otros países, y nosotros hemos hecho lo mismo. Lo bueno de ser una compañía global es que no tienes que inventar el hilo negro sino escuchar lo que están haciendo otras operadoras, tomar lo que mejor se adapte a tu realidad y compartir tú lo que tienes para que puedan adoptarlo.

Superar Los Fracasos

El nombre de Thomas Alva Edison ¿te suena conocido? Gracias a él, podemos aprovechar las horas nocturnas sin tener que irnos a dormir por ausencia de luz. El científico norteamericano diseñó la bombilla eléctrica tal como la conocemos hoy. 

Es imposible negar que se trató de una mente brillante; sin embargo hubo algo más que eso en el logro: mucha paciencia. La historia del desarrollo de la lamparilla es famosa porque Alva Edison contó a quien quisiera escucharlo que intentó nada menos que mil veces antes de tener éxito.
Más de 300 teorías para un solo producto.

En sentido estricto, no fue Edison el primero en inventar una lámpara incandescente. Con anterioridad, muchos científicos habían intentado volver más débil o pequeña la luz emitida por las lámparas -que por entonces existían bajo la forma de inmensos arcos- para adaptarla al uso de ambientes pequeños, como por ejemplo los de un hogar.

Entre 1878 y 1880, Edison trabajó en al menos 300 teorías con miras a desarrollar una lámpara incandescente eficiente.

¿Cómo funcionaría? Tal como lo ha hecho hasta hoy, aquella hace luz utilizando electricidad para calentar una delgada tira de material, llamado "filamento". La bombilla de Edison consistía en un bulbo de vidrio vacío por dentro, que debía tener la resistencia suficiente como para tolerar el voltaje eléctrico.

Para enero de 1879, el inventor había obtenido la primera lámpara incandescente de alta resistencia. El filamento, de platino, ardió y la bombilla emitió luz durante unas cuantas horas.

Pero Edison pretendía que estuviera encendida todo el tiempo que se necesitara. Fue entonces cuando comenzaron las numerosas pruebas.

"No fueron mil intentos fallidos, fue un invento de mil pasos"

Estas fueron las palabras de Edison cuando dio a conocer al mundo el proceso por el cual había conseguido crear la bombilla incandescente de alta resistencia.

El científico probó cientos y cientos de otros materiales para hacer el filamento, incluidas las fibras de unas 6000 plantas distintas. Una y otra vez, aquel se quemaba tras arder un par de horas.

Llegó hasta utilizar tungsteno, sorprendentemente, el material que se utiliza hoy en las bombillas, pero no pudo trabajarlo adecuadamente porque carecía de las herramientas apropiadas. 

No obstante, la paciencia tuvo su premio: para 1880, el científico había obtenido una lamparilla de 16 watts que duraba encendida hasta 1500 horas.



Pragmático


Del inglés pragmatism, el pragmatismo es la actitud predominantemente pragmática (que busca la eficacia y utilidad). Por ejemplo: “Dejemos de lado el idealismo y vamos a centrarnos en el pragmatismo: ¿cuánto tenemos que invertir para modernizar la planta y duplicar la producción?”, “El pragmatismo es la base de nuestro movimiento político; estamos cansados de las discusiones estériles y queremos solucionar los problemas cotidianos de la gente”.

Pragmatismo, por otra parte, es una corriente filosófica que surgió a finales del siglo XIX en los Estados Unidos. William James y Charles S. Peirce fueron los principales impulsores de la doctrina, que se caracteriza por la búsqueda de las consecuencias prácticas del pensamiento.

El pragmatismo sitúa el criterio de verdad en la eficacia y valor del pensamiento para la vida. Se opone, por lo tanto, a la filosofía que sostiene que los conceptos humanos representan el significado real de las cosas.

Para los pragmáticos, la relevancia de los datos surge de la interacción entre los organismos inteligentes y el ambiente. Esto lleva al rechazo de los significados invariables y de las verdades absolutas: las ideas, para el pragmatismo, son sólo provisionales y pueden cambiar a partir de investigaciones futuras.

Al establecer el significado de las cosas a partir de sus consecuencias, el pragmatismo suele ser asociado a la practicidad y a la utilidad. Sin embargo, una vez más, esta concepción depende del contexto.

Cuando los políticos hablan de pragmatismo, muchas veces se basan en prejuicios y no en la observación de consecuencias. Por lo tanto, el pragmatismo político puede oponerse al pragmatismo filosófico.

John Dewey fue un filósofo, pedagogo y psicólogo, nacido en Estados Unidos en el año 1859, que realizó importantes aportes a la teoría del pragmatismo. Según su pensamiento, nuestra mente es un producto evolutivo de la biología, una herramienta que se ha adaptado para permitirnos sobrevivir en el mundo físico, tanto como el cuello de las jirafas. Aseguraba que la inteligencia debía ser usada, juzgada y modificada según su eficacia práctica en la búsqueda de la subsistencia.

El pensamiento representa una herramienta que tiene como objetivo la resolución de los problemas de la experiencia; el conocimiento, por otra parte, surge de acumular la sabiduría originada a partir de la superación de dichos problemas. Es lamentable que los principios por Dewey establecidos hayan sido ignorados por la pedagogía, que los centros de educación hayan continuado basándose en un modelo cerrado y prácticamente obsoleto.


martes, 2 de abril de 2019

La Soberbia Humana

Un intelectual, un hombre con bastantes conocimientos, sostuvo que nuestro sistema solar es apenas una suerte de célula en el cuerpo del universo. Es decir, si comparamos a la creación con el cuerpo humano, podría decirse que el sistema solar es al universo lo que la célula al cuerpo.

La ciencia, la astronomía, dice que existen millones de galaxias y que en cada una de ellas hay millones de sistemas. Pero cada día nos muestra el conocimiento que, en rigor de verdad, no todo se conoce. Acaso el ser humano conozca poco y nada de esta creación que es tan maravillosa como misteriosa. De hecho, hace pocas horas medios europeos dieron a conocer la noticia que se han registrado en Rusia, con instrumentos sofisticados, extrañas señales que provienen de la galaxia ¿Otras vidas?

Pese a esta verdad, la soberbia humana va in crescendo. El hombre, algunos hombres, se erigen hoy en dioses. Creen saberlo todo, creen tener la potestad para expresar como certeza algo que no es certeza en absoluto: nada es taxativo, todo es discutible, “todo” es relativo. Pedantería humana, propia de la imperfección que pretende debatir con lo perfecto y verdadero. Una paradoja, un disparate, una perogrullada.

Un ejercicio simple nos muestra, por ejemplo, que la mente humana, aun cuando poderosa, es limitada. Yo invito a cualquier persona que se retire a un cuarto, cierre los ojos, se relaje, e intente imaginar la nada. Es imposible. 

Una vez un señor me dijo que había logrado hacerlo. Le pregunté cómo era la nada. Me respondió que era un gran abismo, ilimitado, un inmenso vacío donde todo era oscuro. Me sonreí y le dije: “usted no llegó a la nada, puesto que la nada no es inmensa, no tiene tonalidades, no es vacía, pues simplemente no es”. El hombre no puede trazar una imagen de la nada ni del todo, de lo eterno y de lo infinito, de lo efímero y finito. Su mente está limitada, no puede ir más allá y conocer lo absoluto.

Pero sí puede ser un atrevido y expresar, por ejemplo, que todo comenzó con un bing bang. Bueno, el ser humano siempre fue un atrevido y soberbio ¿Se acuerdan cuando afirmaba que la Tierra era plana? ¿O cuándo no se dudaba de que el sol giraba alrededor de nuestro planeta y que la Tierra era el centro del universo?


Siempre el ser humano se caracterizó por cierto grado de soberbia y vanidad, pero tengo la opinión de que en estos tiempos está ebrio de tales condimentos. 

La autoestima es indispensable, pero cuando se aleja en demasía de la humildad de corazón, cuando va más allá del limite para hacerse puro ego y soberbia, es algo destructivo.

La Vida Que te Tocó Vivir

¿Qué quieres hacer por el resto de tu vida? Si yo en este momento te hiciera esta pregunta a ti que me estás leyendo, ¿qué me responderías? Quizás la mayoría me diría con firmeza y certeza que saben perfectamente qué es aquello que se ven haciendo por el resto de sus vidas, qué es aquello que les llena el alma y los apasiona, qué es aquello que les hace sentir ese cúmulo de emociones y que los llena de felicidad.

Y qué me dirías, si inmediatamente después te preguntara: ¿Qué estás haciendo hoy para poder llegar a hacer lo que quieres hacer por el resto de tu vida? ¿Qué acciones estás tomando hoy para poder lograrlo? ¿Qué estás cambiando para poder llegar a dónde quieres?

Cada persona tiene algo con lo que sueña, algo que anhela lograr, y ninguno de esos sueños es despreciable, el problema llega cuando nos olvidamos de ellos. Cuando por presiones, miedos o críticas, simplemente nos decimos a nosotros mismos que los sueños son cosas irónicas que vivimos imaginando, y que jamás podríamos cumplir.

Si hay algo que he podido aprender a mis pocos o muchos años, es el valor que tiene el tiempo. Creo que muchas veces los seres humanos vivimos tan aprisa, que pensamos y llegamos muchas veces a creer que la vida es eterna, y que tenemos todo el tiempo del mundo para poder lograr aquello que deseamos.

Obviamente, hay logros y sueños que solamente se alcanzan con constancia, preparación, trabajo duro y tiempo, eso es algo innegable. Sin embargo, me refiero a que muchas veces, las personas creemos que no hay un reloj caminando, que siempre habrá tiempo y que vivimos tan rápido, que solemos olvidar las cosas que verdaderamente valen la pena.

Vivimos en un mundo tan ajetreado, lleno de avances tecnológicos, y que cada vez necesita respuestas más rápidas, que nosotros también acabamos por convertimos en personas que viven rápido, demasiado rápido a veces. El ritmo de la vida hace que muchas veces, no veamos con claridad lo corta que es la vida, y vivamos apresurados, como si de una carrera se tratara.

¿A cuántas personas conoces que viven para trabajar? Aquellos que son los famosos workaholics, y su vida gira en torno del trabajo. Aquellos que trabajan y trabajan todo el día, a todas horas, hasta en fin de semana, que no sueltan el celular, que viven pendientes de sus emails, aquellos que hasta suelen descuidarse a ellos mismos, su salud física y emocional, y que apenas ven a sus familias o amigos unos minutos al día.

Ojo, no estoy diciendo que todas las personas que vivan bajo este esquema, vivan siendo infelices y que no vivan haciendo lo que les gusta, porque habrá mucha gente para la que su trabajo lo es todo. Solamente pienso, que a pesar del mucho trabajo que podamos tener, la vida te va enseñando con el paso del tiempo, que nuestras pasiones, familia y amigos deberían ocupar un lugar primordial en nuestras vidas, porque nos generan una satisfacción y plenitud que difícilmente otra cosa podría.

Si la respuesta a la pregunta que te hice al inicio de este post es: Yo quiero vivir toda la vida en una oficina, mi sueño es trabajar y trabajar, poder llegar a convertirme en gran empresario con mucho poderío, tener mucho dinero y un gran puesto, yo te diría: ¿Sueñas con eso, eso es tu mayor anhelo y tu pasión? Perfecto, completamente entendible y válido, cada persona tiene sus propios sueños y aunque sean distintos a los de los demás, si te hacen feliz, está totalmente permitido que los persigas.

Ahora quiero contarte una historia:

Te despiertas a las 5 de la mañana, odiando el sonido del maldito despertador y la llegada cada semana de los tan temidos lunes, te vistes de mala gana y te diriges a la oficina para hacer un trabajo que no te llena ni te apasiona, vives estresado siempre, trabajas 9 o más horas al día, tienes cinco días de vacaciones al año, dedicas poco o nada de tiempo a tu familia y a tus verdaderas pasiones y esperas con ansias cada día la hora de salida para irte a tu casa, descansar y volver a comenzar de nuevo la tediosa rutina al día siguiente. ¿Te suena familiar esta historia?

Conozco a muchísimas personas, para las que esta historia se vuelve su día a día, viven atrapados en un lugar haciendo algo que ni siquiera les apasiona o les gusta, se la pasan estresados y/o enojados todo el tiempo, quejándose de todo y de todos, conformándose con una vida vacía y creyendo que no hay salida posible. Viven odiando cada inicio de semana, odiando los horarios y a los demás, suelen olvidarse de ellos mismos y postergan las cosas o los hobbies que aman, y tienen muchísimo miedo al cambio.

Muchas de estas personas, piensan y dicen cosas como: “Pues, es parte del trabajo ¿no?, o sea esta es la vida que nos tocó vivir, ¿qué le vamos a hacer?”. Creen que no siempre se puede vivir haciendo lo que uno ama, y que hay que conformarse con lo que encuentran, porque es parte de la vida, y hay que aceptarlo así, porque es lo que hay y no existe otra opción.

Ahora te pregunto, ¿a cuántas personas conoces que viven así? Incluso, quizás tú que me estás leyendo hasta te sientas un poco o un mucho identificado con alguno de estos escenarios y con lo que acabas de leer. Yo creo que muchas de estas personas, aceptan vivir así por compromiso, temor o presiones económicas y sociales, y creen que así tiene que ser la vida, porque es la idea que a veces nos venden.

“Tienes que encontrar un buen trabajo, para eso estudiaste”, “Estudia una carrera que te deje dinero aunque no te guste, ¿sino de qué vas a vivir?, “Vivir de algo que te guste es muy complicado y solamente es para la gente rica”, “No puedes defraudar a tu familia”, “Esta es la vida que te tocó vivir, tienes que aceptarla”, ¿cuántas veces nos han dicho frases como éstas? Y lo peor, es que muchas de esas veces, acabamos haciéndonos creer a nosotros mismos que esas frases, tienen cierta o mucha veracidad.

¿Esta es la vida que me tocó vivir? ¿Según quién? Es decir, ¿ya estaba escrito en algún lugar desde que nací, que mi vida tenía que ser así y que no podía cambiarla si no me gustara? ¿Por qué tengo que dejar de lado mis ilusiones y mis sueños por hacer algo que los demás quieren que haga? Todos esos TIENES que nos dicen, acaban por hacernos creer que verdaderamente que la mayoría de veces, nuestra vida parece estar atada a lo que debería ser, y no lo que nosotros queramos que sea.

O sea, entiendo perfectamente que hay muchísimas personas viviendo bajo situaciones inhumanas, de carencias absolutas, y que quizás no tienen las mismas oportunidades que otra persona pudiera tener. Desgraciadamente vivimos en un mundo que tiene muchísimas injusticias, violencia y pobreza, y que hay veces que simplemente las personas no pueden permitirse trabajar en algo que les apasione, porque necesitan trabajar en algo, lo que sea, para poder tener una oportunidad de tener dinero.

También entiendo, que hay personas que toda su vida han vivido así, bajo el estereotipo que las cosas deben de ser así, y que a su edad, y principalmente por motivos económicos, puede ser muy complicado o imposible poder arriesgarse y abandonar todo por dedicarse a lo que verdaderamente aman.

Entiendo también, que a veces las cosas no son tan sencillas como parecen, como tomar la decisión de aventarse a hacer algo diferente, cambiar o mover algo, porque hay situaciones ajenas a nosotros que nos pueden afectar, y que simplemente pueden hacer del poder elegir un cambio, algo muy complicado y hasta imposible.

Déjame decirte algo: Tú que me estás leyendo, tú que si puedes elegir, que tienes no solo la capacidad, sino los medios para decidir qué quieres hacer por el resto de tu vida, hazlo. Deja atrás los temores, las críticas, los prejuicios, atrévete a saltar y lucha por lo que quieres. Permítete también equivocarte, y probar, pero no dejes que sea demasiado tarde, no dejes que llegue el día en el que te sientas muerto en vida, haciendo algo que no te apasiona y que te puede llevar a tu propio infierno.

Encontrar tu pasión lo cambia todo, así que encuéntrala, y no la dejes escapar, vida solo hay una y tenemos la obligación de descubrir qué queremos hacer por el resto de ella, y de hacer todo lo posible para unir nuestro talento (es decir, nuestras aptitudes personales) con aquello que amemos hacer. 

Como lo dice el autor Sir Ken Robinson, en uno de mis libros favoritos “El Elemento”, las personas que se encuentran en su elemento (en su pasión), encuentran gran placer y deleite en lo que hacen. 

Poder encontrar aquello que amas hacer, es poder encontrar la oportunidad de poder tener la fuerza y la voluntad de elegirlo siempre, poder elegir siempre hacer aquello que te haga feliz.

“Cuando estamos en nuestro Elemento, sentimos que estamos haciendo lo que se supone que tenemos que estar haciendo y siendo lo que se supone que tenemos que ser. Cuando se está conectado de esta manera con nuestros más profundos intereses y nuestra energía natural, el tiempo tiende a pasar más rápido,con mayor fluidez. Uno se desplaza hacia cierto tipo de «metaestado» donde las ideas aparecen más rápidamente, como si estuvieses conectado a una fuente que hace que sea significativamente más fácil lograr tu cometido. Cualquier cosa que estés realizando resulta sencilla cuando estás en tu elemento, porque unificas la energía con el proceso y con el esfuerzo que estás haciendo. Y sientes realmente que las ideas fluyen a través y fuera de ti, y que de alguna forma estás canalizándolas; estás siendo su instrumento en vez de obstruirlas o de empeñarte en alcanzarlas” 
Ken Robinson
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El olvidar nuestras pasiones, suele conllevar un riesgo muy alto en nuestras vidas, y que nos puede llevar por caminos de los que a veces es muy difícil volver. Yo sé que a veces, suele ser complicado poder encontrar la oportunidad de dedicarte a aquello que amas, pero a mi parecer, es mejor siempre luchar y vivir haciendo algo que te apasione, que morir día a día, haciendo algo que no te llene, y te haga morir poco a poco.

Solamente hay una única certeza en esta vida, y es que nos vamos a morir. TODO lo demás conlleva un riesgo, y no hay seguridad de nada, las cosas pueden salir mal, la vida no es color de rosa ni perfecta, cosas espantosas pasan, pero a pesar de todo, vale la pena arriesgarse. Vale la pena hacer de cada día que tengas, el mejor que puedas, atrévete, ama lo que hagas y haz lo que amas, y sobre todo trabaja fuerte por ello.


Échale ganas, cáete y levántate, si fuera fácil todo el mundo la haría, críticas siempre habrá, hazlo, sal y lucha por lo que te mereces y por lo que amas, no hay de otra. Tienes la capacidad de crear tu cielo o tu infierno, solamente tienes una única oportunidad para hacerlo, tú decides qué hacer con ella.

Siempre Podemos Dar Más

Todos los días hay que esforzarse para sacar adelante el trabajo. Si fuese fácil quizá no se llamaría trabajo. Aún cuando hagas algo que te apasiona, siempre habrá tareas que exijan un poco más de ti, y que por lo tanto te desgasten. Sin embargo, sin importar las múltiples cosas que hayas hecho en el día y lo cansado que estés, siempre da un poco más.

Por lo general se tienen labores que hay que hacer durante la jornada laboral, y por muy sencillas que parezca, siempre va a costar trabajo hacerlas cuando se tiene interrupciones en la agenda, o cuando hay que cambiar completamente las actividades del día, por el motivo que sea. Y esto es bastante común, pero dar un poco más a pesar de ello vale la pena.

Hay que alejarnos del conformismo, porque hacer únicamente lo que nos corresponde hacer no nos llevará a ningún lado. Es decir, mira a tu alrededor, muchos hacen sus labores esperando que el reloj marque la hora de salida, para huir inmediatamente. Esto es el resultado de un conformismo laboral muy generalizado.

No digo que tengas que quedarte más tiempo en el trabajo, lo que digo es que no te conformes. A lo que hagas ponle un plus, para que tu trabajo destaque de la media. Esta es la única forma válida que conozco para sobresalir del promedio. ¿Y sabes que le pasa a la gente que sobresale? Se le presentan mejores oportunidades laborales.

enfoco en la cuestión laboral porque es donde por lo general suele complicarse eso de poner un poco más aparte de lo que se exige. Sin embargo, eso de dar un extra es válido para cualquier actividad, y con el tiempo dicho esfuerzo te será retribuido. Si haces ejercicio da un extra corriendo un minuto más, por ejemplo.

Si vas a estar con tus amigos para divertirte da un extra, que también en este aspecto es válido. No digo que todos los días se pueda poner un poco más de nuestra parte, porque hay veces que lo único que se quiere es llegar al final del día para comenzar otro, todos sabemos que a veces es así. 

Pero muchos días más si que se puede, y te invito a hacerlo.


Darnos Una Nueva Oportunidad

"Las personas aparecen en nuestras vidas para darnos una oportunidad. Nos ayudan a reconocer las cosas que necesitamos cambiar y trabajar en nosotros mismos."

Es necesario rescatar aquellas capacidades personales perdidas o que se han dejado para el futuro, para cuando aparezca la “oportunidad”, las “deudas pendientes” a las que nunca se les ha podido dar tiempo y cabida. Tanto las capacidades personales o profesionales postergadas, como así también los “pequeños sueños”, los “gustos postergados”, esos talentos que quedaron enterrados por falta de tiempo o por haber tenido otras prioridades.    

Hay que darse a sí mismo, cada uno, “una segunda oportunidad”. El tiempo puede ser resignificado a partir de aquellas necesidades pendientes que ahora pueden ser atendidas. Si uno ha tenido sueños, no hay que dejarlos morir. Mientras haya tiempo y energía, hay posibilidades de realizarlos. A veces no acontecen como los imaginábamos. No importa, lo fundamental es que nos empeñemos en ellos. La vida siempre nos trae alguna sorpresa. Nada muere más lenta y dolorosamente que los sueños. No hay que dejar que se apaguen. El tiempo los irá transformando. Si uno tiene que renunciar a un sueño es para que renazcan otros que nos comuniquen la posibilidad de generar nuevas capacidades.


Mientras dure este bendito curso de la vida, hay que seguir al corazón y a la intuición, continuar creciendo, esquivando las rutinas y persistir en soñar, detrás de lo que se siente y se cree. Cada tanto uno se muere y también de nuevo resucita. La fortaleza nos mantiene en pie en medio de todos los debates del alma. Resucitamos mucho más de lo que creemos. 

Cada vez que nos ponemos de pie ante la vida, aunque tengamos heridas abiertas y golpes, y seguimos resistiendo acontece el milagro de que nuestro barro se transforme y siga dando formas nuevas a la vida.

Mediocridad

Al esfuerzo y al talento se le ignora, arrincona, critica y castiga, mientras que la incultura se considera un grado. Se dan cien oportunidades al que no mueve un dedo por aprobar o por mejorar y, sin embargo, se mira con recelo y se pega un martillazo al que trabaja y se esfuerza.

Los líderes no son los mejor formados ni los que más saben. Los líderes son los que no saben hablar en público, no saben Historia y no hablan idiomas. Los líderes son unos paletos acomplejados, que intentan poner barreras y fronteras continuamente en vez de abrirse las puertas al mundo. Los niños casi no tenemos modelos a quienes seguir a no ser que rebusquemos en la Historia.

Cuando era más pequeño pensaba que los ministros, los senadores y los dirigentes de un país eran personas muy inteligentes y muy preparadas que merecían estar ahí, pero según voy creciendo y viendo cómo funciona el sistema, me voy dando cuenta de lo vulgar que es todo y de las pocas personas que hay que merezcan la pena. Mi problema era que no contaba con la falta de sentido común que nos rodea. Estamos en manos de muchos dirigentes con mínimos estudios, sin formación ni vergüenza, que ganan muchísimo más que el mejor cirujano, al que su carrera le ha costado muchos años de sacrificio. Quitan a unos y ponen a otros, pero no por su valía, sino por su ideología, y se rodean de tontos y pelotas para que su propia incompetencia pueda brillar, convirtiendo al competente en el peor pagado y valorado.

Un país en el que su televisión está enfocada y empeñada en ensalzar a “celebrities” cutres, vacíos, sin dignidad, sin fundamento e incultos en grado superlativo que se ríen de su propia ignorancia y que, sin embargo, son seguidos por miles de personas; un país que está perdiendo su identidad a pasos agigantados, porque muchos de sus ciudadanos reniegan de su himno, su bandera y sus costumbres. Pero lo más gracioso es que lo hacen simplemente ¡porque está de moda! Con un informe PISA mediocre, sí, mediocre, porque nuestro sistema educativo es mediocre por mucho que se empeñen algunos en maquillarlo, donde los alumnos más vulgares y los abusones son los más populares y donde algunos profesores arrinconan y menosprecian a los que queremos ir más allá para que no molestemos -como si querer ser mejor o destacar fuera pecado-. Y, como resultado, el 35% de la población no lee nunca o casi nunca, porque parece que la moda solo es el fútbol, las motos, los concursos de cocina, cantantes y modelos, el botellón con sus comas etílicos incluidos y el Gran Hermano.

Los valores morales, el sentido común, el respeto y la admiración al prójimo están dejando paso al materialismo, la envidia, lo políticamente correcto, la mala educación y las adicciones. Y el espíritu crítico y la creatividad atrofiados hasta tal punto que lo anormal está considerado normal.

“Construir es ir de cualquier parte a una parte muy especial,

y para ello hay que invertir tiempo, talento y esfuerzo;

destruir es ir de una parte muy especial a cualquier otra parte,

y para ello no se requiere absolutamente nada”.

(Jorge Wagensber)

Responsables Por Nosotros Mismos

La conciencia es como el movimiento del pensamiento donde se genera la voluntad, el deseo, las emociones y los sentimientos. Ser consciente conlleva dolor por eso es algo que evitamos, significa vernos cara a cara con nosotros mismos. Con aquello que no queremos ver, que rechazamos y nos molesta de los demás.

Los problemas que vamos experimentando no están separados de nosotros, somos de hecho el problema en sí. Los problemas existen cuando uno no se conoce a sí mismo. Surgen de nuestra falta de comprensión de nuestro consciente e inconsciente.

“El conocimiento propio no se basa en ninguna fórmula, uno puede ir a un psicólogo o a un psicoanalista para conocerse, pero eso no es conocimiento propio; el conocimiento propio surge cuando nos damos cuenta de nosotros mismos en la relación, la cual nos muestra lo que somos en cada momento”
-Krishnamurti-

Despertar a nuestra conciencia consiste en iniciar un proceso, en el que nos vamos a sentir incómodos; ya que nos tendremos que alejar de todas nuestras ideas y creencias preconcebidas, haciendo un reaprendizaje para ampliar nuestra mentalidad, nuestras perspectivas y creencias.

Nuestro ego, conformado por el orgullo y todas nuestras conductas infantiles ya en la edad de adultos, representa la cárcel de la que nos resulta muy difícil salir. Nos creemos libres y creemos que decidimos en todo momento sobre lo que queremos hacer, sin embargo, somos esclavos de nuestra falta de conciencia y claridad para conocernos a nosotros mismos.

La conciencia y claridad, en un principio, conlleva dolor puesto que removemos todo lo que hemos estado evitando ver. Vemos el daño que nos hemos hecho a nosotros mismos y a los demás, y nuestra falta de responsabilidad para abordar todo lo que han sido consecuencias de nuestra actitud y nuestros pensamientos.

“No es posible despertar a la conciencia sin dolor. La gente es capaz de hacer cualquier cosa, por absurda que sea, para evitar enfrentarse a su propia alma. Nadie se ilumina imaginando figuras de luz, sino por hacer consciente la oscuridad”
-Carl Gustav Jung-

Es mucho más sencillo, sin lugar a dudas, permanecer en la ignorancia de quienes somos. Es a lo que acostumbramos, y de esta forma actuamos echando la culpa a los demás y a las circunstancias de todo lo que acontece en nuestras vidas. Sin tan siquiera cuestionar nuestra actitud o nuestros pensamientos frente a lo que vivimos.

Cuando estamos realmente dispuestos a responsabilizarnos de nuestras vidas, es cuando comienza el proceso de toma de conciencia. Afrontando el hecho de reconocer nuestros miedos, nuestras dificultades, emociones; nuestros límites, forma de relacionarnos, los prejuicios, las creencias y patrones de conducta.

Todo el repertorio del que formamos parte, de cómo nos relacionamos con nosotros mismos y con los demás; identificándonos así con todo lo que hacemos, como algo nuestro, especialmente lo que nos afecta y resulta doloroso.

Este proceso no es algo teórico, sino algo vivencial, en el que nos instalamos en nuestro presente, aceptando e integrando todo nuestro repertorio de conductas actual. Saliendo así de nuestra zona de confort, y la actitud infantil que nos hace ser incoherentes e irresponsables ante las circunstancias que se nos presentan.

“Ser responsable conlleva estar presente, estar aquí. Y estar verdaderamente presente, es estar consciente. A su vez, estar consciente es una condición incompatible con la ilusión de irresponsabilidad por medio de la cual evitamos vivir nuestras vidas”
-Claudio Naranjo-

En este despertar de la conciencia que conlleva dolor, sobre todo al inicio del proceso, es cuando nos acercamos a todos nuestros aspectos, considerando nuestras luces y nuestras sombras. Integrando todo nuestro repertorio para permitirnos ser quienes somos realmente, y comprendernos mejor.

Muchas veces son las propias situaciones de la vida, que nos enfrentan ante circunstancias y etapas en las que nos vemos incapaces de avanzar y resolver nuestros conflictos. Las etapas difíciles que se nos presentan en nuestras vidas son las que nos llevan a iniciar el proceso de toma de conciencia.


Al hacernos conscientes de nosotros mismos nos liberamos de nuestras represiones; de la culpabilidad que nos atormenta, y de los conflictos tóxicos en nuestra relación con los demás y nosotros mismos. Aprendiendo a diferenciar lo que depende de nosotros y es nuestra responsabilidad. Comprometiéndonos con nuestro cuidado y bienestar.

Dar Siempre Lo Mejor

Un hombre que no piensa en sí mismo no piensa en nada.
Oscar Wilde

 Si hoy tuviese que hacer algo por alguien prioritario en su vida, seguramente lo haría sin titubear, no habría nada, ni nadie más importante. Así somos los seres humanos con la gente que amamos, con la gente que nos interesa, con nuestra gente… siempre dispuestos a todo.

Elegir hacer algo en función de otros que nos son importantes y necesarios es una medida inteligente, nos hace sentir bien, nos permite participar  y nos permite crecer en todos los aspectos humanos, finalmente de eso se trata nuestra vida… de la gente que está en ella, de la gente que amamos, que nos es… prioritaria.

Y sucede con demasiada frecuencia que nos entregamos a esta noble causa y nos olvidamos de nosotros mismos, porque siempre sucede que se piensa mucho en los demás, en sus circunstancias y poco o nada en uno y las suyas,  pasamos horas resolviendo lo ajeno y minutos resolviendo lo propio… Y la bondad puede también resultar un fracaso una vez que se hace recuento.

Ayudar y ser bondadoso siempre será correcto, siempre será necesario y siempre sumará a nuestra vida… Y deberá valorarse la razón correcta por la que se entrega todo lo mejor de uno a otras personas. Se lo digo porque la ayuda, la bondad y el estar siempre dispuesto es también una elección que se toma, pero hay que hacerla en el sentido correcto… y el sentido correcto no es otro que el bienestar de la gente que amamos, que también será el nuestro.

Sin embargo, ocurre que en la entrega, se da hasta lo que no se tiene, o lo que se necesita, y no es que se deba dar lo que sobra sino que no se debe dar lo que va más allá de nosotros mismos. El dar nunca puede ir sujeto a nada que no sea el simple placer de compartir, lo demás es distorsionar la bondad, la ayuda y el motivo correcto de siempre estar dispuestos.

Porque nunca importa lo que demos, una vez que hemos elegido compartirlo será nuestro, pero también de otros, y quizá también deje de ser nuestro para siempre, porque de eso se trata cuando uno elige dar… darlo todo.

Y en ese darlo todo se nos olvida que también podemos irnos nosotros. Si aún no hemos aprendido a compartir…

No me dejará mentir… no existe una felicidad más grande que saber que todas las personas importantes para nosotros están bien, haciendo su vida, logrando y alcanzando su felicidad, evolucionando en sus implicaciones y cambiando conforme a sus necesidades… no existe nada más maravilloso que eso… saber que nadie nos necesita.

Eso hace que la vida fluya mejor, porque quien no nos necesita para amarnos sólo lo hace por eso… por amor, que cuando nos ayuda sólo lo hace por eso… por el placer que le causa, que cuando comparte algo con nosotros sólo lo hace por eso… porque considera que somos la gente correcta para compartir.

Por eso… hoy le invito a estar siempre dispuesto a todo por usted y para usted en primer lugar, porque no existe nadie más importante y prioritario en la vida que uno, y el que uno esté bien hace que los demás que nos son prioritarios también lo estén.

Debemos estar siempre dispuestos para uno mismo, para nuestras necesidades, no puede haber nadie en el mundo más importante que uno mismo porque estando uno bien es lo mejor que podemos darle a los demás, es la mejor manera de poder compartir y la única manera de poder ayudar a los demás.

Créame, no existe nada más grande que poder estar dispuesto para otros con la certeza absoluta de que uno está siempre dispuesto para sí mismo. Porque nadie puede dar algo a  otro si uno no está bien.

No se deje engañar, las dependencias no son sinónimo de amor, ni mucho menos de aprecio, son simplemente el absoluto vacío del otro o de usted y esos vacíos… son infinitos. Las dependencias carecen de la libertad para ser quien se es y lo mejor que se pueda llegar a ser. A la gente se le quiere y se le necesita, pero no para que llenen espacios y sensaciones sino para compartir con ellas lo que somos.

Por eso no son las mejores compañías las personas que le necesitan para ser lo que no pueden ser sin usted, y tampoco es usted una buena compañía si no puede ser quien es sin ellos. Uno debe ser quien es sin importar la gente o las circunstancias.

Por eso hay que estar bien con uno mismo y siempre dispuesto, para poder estar dispuesto para los demás con todo, no en mínimos, no porque se quiera o se necesite algo, sino simplemente porque compartir la vida con esa persona o esas personas hace de nuestra vida, una vida mejor.

Usted elige pero siempre será mejor saberse responsable y dueño de su propia vida, saber que uno puede y sabe cuidar de sí, protegerse, acompañarse, quererse, aprender de sí mismo, reconocer, rectificar y seguir… la valentía, la independencia y la autonomía siempre es más atractivo para el buen amor, para la buena ayuda y para el estar siempre dispuesto.


Piénselo, lo mejor que podemos dar es lo mejor de nosotros mismos, y para eso se necesita estar con uno mismo, compartir con uno, y pensar en uno, simplemente para ser mejor y ser la mejor persona con la que otros deseen compartir su vida. Haga también por usted lo que hace por aquellos que le son prioritarios y por aquellos a quienes ama, sólo hágalo y se dará cuenta de que puede dar más, compartir más y hacer que los otros y usted vivan mejor.