Como dijimos, nuestra tarea en el teclado comenzó
incursionando en los confines de nuestra mente y aquí estamos, aún conmovidos
por la constatación de todo lo trágico y absurdo que encontramos, la báscula
que debería sopesar nuestras acciones entre humanos, únicos poseedores de
raciocinio,(según dicen) oscila de un extremo al otro, a veces hasta violentamente,
todo se parece a la letra de un viejo tango de Discépolo, titulado
“cambalache” donde en la vidriera se pueden observar “ la biblia junto a
un calefón”
Pero, volvemos a anteponer nuestro pero, si bien
elevamos nuestra justa indignación por lo sucedido y difundido por todo el
planeta, nada se nos dice que simultáneamente mueren víctimas de la violencia
de los bombarderos, que nadie ve, con sus hogares destrozados, condenados al
exilio involuntario, como presas de un brutal exterminio, miles de millones que
anónimamente desaparecen sin dejar rastros ni ser “captados” por las noticias
que han perdido su condición de tal, “noticias” por aquello que dice: “ojos que
no ven, corazón que no siente”.
Así las cosas, seguiremos incursionando y tecleando