Pasado el tiempo y a medida que iba conociendo
mejor a las representantes del mal llamado “sexo débil”, mi concepto sobre “el
llamado padre de las mentiras” puso bastante en duda su tan mentada
inteligencia, pues hubiera sido mucho más efectivo que le ofreciera en oferta
unos cuántos pares de zapatos, de ser posible de tacos altos como los actuales.
Ahora, pensándolo mejor, prestando mayor atención a
algunas frases típicamente femeninas que nos dicen, por ejemplo,” todo lo que
me gusta engorda o es pecado” puedo comprender un poco mejor lo del tan
mentado “fruto prohibido” pero, (continuamos con el pero) a esta altura del
partido le introduciría una ligera variante y en vez de pensar en una manzana
creo que sería mucho más aceptable de que la tentación hubiese venido por el
lado de los bombones de chocolate y casi seguramente que fuesen bombones de
chocolate rellenos de licor.
Me siento mucho mejor con ese tipo de tentación y
el aprecio por nuestra inolvidable Eva ha crecido sustancialmente al punto de
reconocer que esta “tentación” mantiene sus particularidades de género en
sus descendientes, por los siglos de los siglos.
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