Un ejemplo de este hecho lo observamos en el deporte; ante una competición, el deportista se concentra, aúna sus potenciales físicos y mentales para que, en los instantes siguientes su rendimiento corporal sea máximo. Está predisponiendo su persona para una acción que requiere plena capacidad. Un competidor que se sienta derrotado antes de la contienda difícilmente podrá ganar: está predispuesto al fracaso.”
Todas las personas tenemos en
común la inexistencia de ciertos límites que condicionen nuestro potencial
intelectual habida cuenta de las que puedan derivar de anomalías de tipo
genéticas o afecciones severas que conspiren en contra de una sobrevida
considerada normal.
Ahora, lo que no puede negarse es nuestra “predisposición natural” para el desarrollo de lo que luego será considerado como “la veta creativa” que nos individualizará como poseedores de un talento personal a través del cual trasmitiremos esa genialidad en las diversas áreas desde donde se manifiesten sea en la música, la pintura, literatura, deportes o en cualesquiera de las expresiones mediante las cuales actúen.
“Pero, realmente, ¿qué quiere decir eso de la predisposición?, ¿es que tiene algo que ver con el destino de cada uno? No, cuando hablamos de predisposición no nos referimos a la predicción del futuro o a la adivinación. Predisposición es la disposición anticipada del ánimo del individuo para un fin concreto.
Cuando una persona se propone realizar una tarea presenta un determinado estado afectivo, una disposición anímica, frente al objeto de la acción. Indudablemente, ello condiciona al sujeto en su empeño, e influirá, por tanto, en el logro de sus fines.
Un ejemplo de este hecho lo observamos en el deporte; ante una competición, el deportista se concentra, aúna sus potenciales físicos y mentales para que, en los instantes siguientes su rendimiento corporal sea máximo. Está predisponiendo su persona para una acción que requiere plena capacidad. Un competidor que se sienta derrotado antes de la contienda difícilmente podrá ganar: está predispuesto al fracaso.”
Todas las personas tenemos en
común la inexistencia de ciertos límites que condicionen nuestro potencial
intelectual habida cuenta de las que puedan derivar de anomalías de tipo
genéticas o afecciones severas que conspiren en contra de una sobrevida
considerada normal.
Hecha esta esta ineludible salvedad, los seres humanos venimos a este mundo en igualdad de condiciones y dotados de condiciones implícitas y particulares que nos definen como individuos únicos e irrepetibles.
Ahora, lo que no puede negarse es nuestra “predisposición natural” para el desarrollo de lo que luego será considerado como “la veta creativa” que nos individualizará como poseedores de un talento personal a través del cual trasmitiremos esa genialidad en las diversas áreas desde donde se manifiesten sea en la música, la pintura, literatura, deportes o en cualesquiera de las expresiones mediante las cuales actúen.
“Pero, realmente, ¿qué quiere decir eso de la predisposición?, ¿es que tiene algo que ver con el destino de cada uno? No, cuando hablamos de predisposición no nos referimos a la predicción del futuro o a la adivinación. Predisposición es la disposición anticipada del ánimo del individuo para un fin concreto.
Cuando una persona se propone realizar una tarea presenta un determinado estado afectivo, una disposición anímica, frente al objeto de la acción. Indudablemente, ello condiciona al sujeto en su empeño, e influirá, por tanto, en el logro de sus fines.
Un ejemplo de este hecho lo observamos en el deporte; ante una competición, el deportista se concentra, aúna sus potenciales físicos y mentales para que, en los instantes siguientes su rendimiento corporal sea máximo. Está predisponiendo su persona para una acción que requiere plena capacidad. Un competidor que se sienta derrotado antes de la contienda difícilmente podrá ganar: está predispuesto al fracaso.”
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