jueves, 18 de julio de 2019

La Confusión



Cada día surge una nueva oportunidad de recordar los acontecimientos que en algún momento de nuestras vidas nos han marcado cual si fueran mojones que nos indican los caminos trascendentes de nuestros afectos y su permanente vigencia a lo largo y a lo ancho de nuestro peregrinar.

Las hojas del calendario, a medida en que transcurre inexorable el tiempo cronológico, nos van indicando tales acontecimientos, aniversarios, casamientos, nacimientos, defunciones como si fuesen las cuentas de un rosario que se van deslizando por nuestras manos mientras murmuramos como en una sentida plegaria la gracia inconmensurable de todo lo que han sido, lo que continúan siendo, y cuán vigentes permanecen en el regazo de la memoria.

Dicen que recordar es una parte esencial de nuestro tiempo transcurrido y a medida que vamos contando los años en términos de décadas vividas nos vamos reconcentrando en aquellos acontecimientos que han sido “generadores permanentes” de todo lo sucedido y los que podrán suceder en la posteridad como es el caso de los niños que aprendieron a caminar tomados de nuestras manos y que llegado el momento es muy posible que sostengan nuestros brazos cuando nos observen vacilar al caminar.

He estado concentrado en la lectura y no obstante no encajar en ningún modelo de ancianidad
pues todavía no he tenido tiempo para detenerme a pensar en tal posibilidad, he recogido unas frases que comparto con mucho gusto:

“Uno de estos temas es el envejecimiento, que deberíamos afrontar todos, en tanto individuos y como sociedad. Porque con el aumento de la expectativa de vida de las últimas décadas, cada vez seremos más los que vivamos 70, 80, quizás 90 años, y por lo tanto seremos “viejos” por un largo período de tiempo. 

Sin embargo no hay una forma única de definir la vejez: no tiene que ver exclusivamente con una edad determinada, sino con la independencia y autonomía que las personas ejercen, con el estado de salud física y mental, y también con una valoración subjetiva, propia y de los demás.” 
"No quiero envejecer" de Pilar Sordo.
Editorial Planeta, 1era edición, Buenos Aires ,2014

Confieso que no obstante trabajar  con números y cifras matemáticas todos los días, tengo una notoria dificultad con mi memoria, por ejemplo les cuento cual es mi problema:

No recuerdo si nací en 1943, y tengo 76 años cumplidos o si nací en 1976 y lo que tengo son 43 años recién cumplidos.

Grave mi caso, no les parece?

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