Como ya hemos mencionado anteriormente cada individuo es un mundo en sí mismo y el grado de “iluminación” que reciba estará condicionado por su exposición a “los amaneceres” de cada día, cuando el alma humana adquiere la luminosidad vital que necesita cada mañana cuando “comienza su día” se debe a que su interior reboza de gozo para consigo mismo y por consecuencia de este gozo, que sólo él puede describir, resulta en una actitud esperanzadora y optimista para con todo lo que realice, es así que siente en su interior profundo “que ha ganado un nuevo día en esta maravillosa aventura del vivir.
“En la Biblia, el vocablo "alma" se da como traducción de la palabra hebrea (ne'•phesch [נפׁש]) y la palabra griega (psy•khe'). Por el uso que se da al vocablo en la Biblia queda claro que el alma es la persona o el animal mismos que se hace referencia con el término, o la vida de que disfruta la persona o el animal.
La rúaj que es "viento" "espíritu" en hebreo, en relación a la antropología es el 'hálito [de vida]', aliento de la divinidad misma: cuando Yahvéh inspiró sobre el hombre su soplo de Vida (Génesis 2:7), éste se convirtió en ser viviente. El hombre vive mientras Yahvéh no retira su rúaj. (Job 27,3). El término marca fuertemente la relación entre criatura y creador, la dependencia absoluta de ella hacía Él. La Ruaj recibe otros sentidos en la Biblia según los contextos.
Cuando nos saludamos unos a otros, deseándonos que tengamos un “buen día” aunque la rutina quizás no lo perciba, lo que estamos haciendo es manifestar nuestro amor, ese sentimiento que nos pone una sonrisa en el rostro y nos “ilumina el alma”
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