domingo, 28 de julio de 2019

Compartir La Llama Que Ilumina



“No existe una única definición de «conocimiento». Sin embargo existen muchas perspectivas desde las que se puede considerar el conocimiento; siendo la consideración de su función y fundamento, un problema histórico de la reflexión filosófica y de la ciencia.

La rama de la filosofía que estudia el conocimiento es la epistemología o teoría del conocimiento.

La teoría del conocimiento estudia las posibles formas de relación entre el sujeto y el objeto. Se trata por lo tanto del estudio de la función del entendimiento propia de la persona.”

El conocimiento que una persona haya adquirido, por las razones que fueren, tiende a que quien entienda que lo posee, me refiero al conocimiento, le será de ventaja sobre aquellos que aún no han tenido acceso a tal información, es por esta causa que resulta más común de lo que debiera que exista una marcada tendencia  a “pretender esconder” aquello que sabe con la mezquina intención de tornarse algo así como “imprescindible”.

El conocimiento que se esconde o se pretende ocultar tiende a perderse, a obnubilarse, ocurre lo mismo que si tuviésemos la luz que emite una llama, si intentamos cubrirla, la llama languidece, pierde el oxígeno se ahoga y muere.

El conocimiento que se comparte es el que crece y se multiplica cuánto más lo difundimos mayor será la luz que irradie, tal cual si fuese la luz de nuestra llama intelectual, lejos de agotarse brillará cada vez más intensamente alumbrando nuestro camino y el de todos aquellos con quienes lo hemos compartido.
“No existe una única definición de «conocimiento». Sin embargo existen muchas perspectivas desde las que se puede considerar el conocimiento; siendo la consideración de su función y fundamento, un problema histórico de la reflexión filosófica y de la ciencia.

La rama de la filosofía que estudia el conocimiento es la epistemología o teoría del conocimiento.

La teoría del conocimiento estudia las posibles formas de relación entre el sujeto y el objeto. Se trata por lo tanto del estudio de la función del entendimiento propia de la persona.”

El conocimiento que una persona haya adquirido, por las razones que fueren, tiende a que quien entienda que lo posee, me refiero al conocimiento, le será de ventaja sobre aquellos que aún no han tenido acceso a tal información, es por esta causa que resulta más común de lo que debiera que exista una marcada tendencia  a “pretender esconder” aquello que sabe con la mezquina intención de tornarse algo así como “imprescindible”.

El conocimiento que se esconde o se pretende ocultar tiende a perderse, a obnubilarse, ocurre lo mismo que si tuviésemos la luz que emite una llama, si intentamos cubrirla, la llama languidece, pierde el oxígeno se ahoga y muere.

El conocimiento que se comparte es el que crece y se multiplica cuánto más lo difundimos mayor será la luz que irradie, tal cual si fuese la luz de nuestra llama intelectual, lejos de agotarse brillará cada vez más intensamente alumbrando nuestro camino y el de todos aquellos con quienes lo hemos compartido.



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