“Los seres humanos no nacen para siempre el día en que
sus madres los alumbran, sino que la vida los obliga a parirse a sí mismos una
y otra vez.”
Gabriel García Márquez (1927-2014) Escritor
colombiano.
Estas palabras de Gabriel García Márquez nos resultan muy
explícitas al describirnos el camino a recorrer del hombre una vez que adquiere
la noción de que el simple hecho de haber nacido de la madre que nos trajo al
mundo no es suficiente para que podamos alcanzar la verdadera dimensión
potencial de nuestra especie.
Los desafíos que vamos encontrando en el camino de la vida
nos obligan a ser paridos por nosotros mismos, esta vez intelectualmente
hablando, tantas veces como sintamos la necesidad de abrir la matriz que sirve
de guarida a la comodidad de la ignorancia.
Vale decir que cuando percibimos las limitaciones que
mantienen a oscuras la claridad mental que necesitamos, la razón y la fuerza de
nuestro raciocinio nos obliga, una y otra vez, a parir, seguramente con mucho
dolor, a la persona humana y creativa que llevamos dentro.
“Nos encontramos en una sociedad donde existe la
competitividad, el factor que determina al individuo para sobresalir ante los
demás, mostrando así sus capacidades.
Esta competitividad obliga día a día a la población a
exigirse y a rendir cada vez más, para obtener lo que necesita evitando de
igual manera el fracaso en cualquier ámbito.
Sin embargo, existen hombres que presentan mayor facilidad
en el desarrollo de actividades determinadas y en la asimilación de conceptos
específicos del conocimiento; mientras que otros tienen grandes vacíos
conceptuales y profundas dificultades en el desarrollo normal de sus
capacidades a pesar de desenvolverse en el mismo contexto.
El problema surgió a partir del interés en los diversos
factores que intervienen en el desarrollo continuo del individuo
(fundamentalmente el desarrollo cognoscitivo) que de una u otra forma
determinan las diferencias intelectuales.
Esto permitirá establecer la influencia del contexto, la
herencia, educación, y múltiples factores que intervendrán directamente en el
proceso de formación y desarrollo de la persona como tal. De igual manera se
tendrá presente el importante papel de la familia como principal educador y
formador puesto que esta influye de forma determinante en los diversos
comportamientos de la persona.
Así mismo se dará gran atención al desarrollo emocional del
hombre, ya que este es un armonioso conjunto entre la razón y el sentimiento
los cuales se encuentran estrechamente ligados, y por lo tanto, cualquier
desequilibrio emocional o tendencia especifica repercutirá directamente en el
proceso racional; esto será relacionado directamente con el ambiente afectivo
en el que se desenvuelva el individuo, ya que este afecta continua y
permanentemente el desarrollo intelectual normal.
Por tales razones es posible afirmar que: “El hombre es un
ser racional y afectivo, y en consecuencia posee una inteligencia racional y
emocional estrechamente ligadas”.
“He pasado la mayor parte de mi vida en el campo de la
educación. Cuando era joven, pensaba que el adquirir una educación significaba
ir a la escuela, hacer exámenes y sacar buenas notas, pero al ir madurando,
empecé a darme cuenta de la diferencia que existía entre sacar buenas notas en
la escuela y adquirir una educación. Una persona puede salir bien en los exámenes
escolares y aun así no tener una educación.
La verdadera educación significa
saber cómo aprender”
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