miércoles, 3 de julio de 2019

Saber Cómo Aprender

“Los seres humanos no nacen para siempre el día en que sus madres los alumbran, sino que la vida los obliga a parirse a sí mismos una y otra vez.”
Gabriel  García Márquez (1927-2014) Escritor colombiano.

Estas palabras de Gabriel García Márquez nos resultan muy explícitas al describirnos el camino a recorrer del hombre una vez que adquiere la noción de que el simple hecho de haber nacido de la madre que nos trajo al mundo no es suficiente para que podamos  alcanzar la verdadera dimensión potencial de nuestra especie.

Los desafíos que vamos encontrando en el camino de la vida nos obligan a ser paridos por nosotros mismos, esta vez intelectualmente hablando, tantas veces como sintamos la necesidad de abrir la matriz que sirve de guarida a la comodidad de la ignorancia.

Vale decir que cuando percibimos las limitaciones que mantienen a oscuras la claridad mental que necesitamos, la razón y la fuerza de nuestro raciocinio nos obliga, una y otra vez, a parir, seguramente con mucho dolor, a la persona humana y creativa que llevamos dentro.

“Nos encontramos en una sociedad donde existe la competitividad, el factor que determina al individuo para sobresalir ante los demás, mostrando así sus capacidades.

Esta competitividad obliga día a día a la población a exigirse y a rendir cada vez más, para obtener lo que necesita evitando de igual manera el fracaso en cualquier ámbito.

Sin embargo, existen hombres que presentan mayor facilidad en el desarrollo de actividades determinadas y en la asimilación de conceptos específicos del conocimiento; mientras que otros tienen grandes vacíos conceptuales y profundas dificultades en el desarrollo normal de sus capacidades a pesar de desenvolverse en el mismo contexto.

El problema surgió a partir del interés en los diversos factores que intervienen en el desarrollo continuo del individuo (fundamentalmente el desarrollo cognoscitivo) que de una u otra forma determinan las diferencias intelectuales.

Esto permitirá establecer la influencia del contexto, la herencia, educación, y múltiples factores que intervendrán directamente en el proceso de formación y desarrollo de la persona como tal. De igual manera se tendrá presente el importante papel de la familia como principal educador y formador puesto que esta influye de forma determinante en los diversos comportamientos de la persona.

Así mismo se dará gran atención al desarrollo emocional del hombre, ya que este es un armonioso conjunto entre la razón y el sentimiento los cuales se encuentran estrechamente ligados, y por lo tanto, cualquier desequilibrio emocional o tendencia especifica repercutirá directamente en el proceso racional; esto será relacionado directamente con el ambiente afectivo en el que se desenvuelva el individuo, ya que este afecta continua y permanentemente el desarrollo intelectual normal.

Por tales razones es posible afirmar que: “El hombre es un ser racional y afectivo, y en consecuencia posee una inteligencia racional y emocional estrechamente ligadas”.

“He pasado la mayor parte de mi vida en el campo de la educación. Cuando era joven, pensaba que el adquirir una educación significaba ir a la escuela, hacer exámenes y sacar buenas notas, pero al ir madurando, empecé a darme cuenta de la diferencia que existía entre sacar buenas notas en la escuela y adquirir una educación. Una persona puede salir bien en los exámenes escolares y aun así no tener una educación. 

La verdadera educación significa saber cómo aprender”


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