“Para obtener una lectura precisa, la veleta debe estar localizada bien
por arriba del suelo, alejada de edificios, árboles, y otros objetos que
interfieran con la verdadera dirección del viento. La dirección del viento
cambiante puede ser significativa cuando se coordina con otras condiciones
aparentes del firmamento, habilitando al usuario para hacer predicciones
sencillas de corto alcance.”
Antiguamente, cuando no contábamos con servicios informativos diarios
como los que tenemos ahora, la forma de poder “observar” la dirección del
viento y de alguna manera intentar “calcular su intensidad” era dirigiendo
nuestra mirada a la veleta, la cual podíamos observar en el techo de nuestras
casas, donde generalmente la imagen de un gallo cantor, situado en la
veleta, nos lo indicaba desde lo alto de su sitial.
Esta particularidad de la veleta, que por cierto nos era muy útil, nos
referimos a su manera de girar sobre su eje según “soplara el viento” también
ha sido motivo para que esta característica de su proceder ante el
viento, fuese tomada por muchos, como un modo de describir el comportamiento,
en determinados casos, de ciertos habitantes de la zona.
Como suele ocurrir en toda comunidad que se precie, suelen haber
personas que no mantienen su opinión o preferencias de cualquier índole por
mucho tiempo, siendo muy influenciables en sus convicciones por los puntos de
vista de otros que ellos estiman como más influyentes y poderosas a los cuales
no pretenden contradecir de ninguna manera, de tal modo que de la misma forma
que afirmaban fehacientemente una cosa, pues bien, para no contradecirles, por
supuesto, cambiaban radicalmente su postura original, diciendo lo contrario.
Estas personas eran las que se indicaban como poseedoras de esta tan
peculiar característica y cuando se hablaba sobre este asunto en cuestión no
faltaba quien hiciera tal comparación, se decía:
“Este es como la veleta, gira para donde sopla el viento”
Así las cosas
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