Es muy probable que no exista otra sensación más grata que la que nos
pueda proporcionar la comodidad y el confort, una vez que nos “acomodamos” en
nuestro sillón preferido todo lo demás pasa a un segundo plano y pensamos que
seguramente aquí “no pasa nada” y si hipotéticamente algo ocurriera, mejor será
que sea muy lejos y no nos incomode.
“De forma natural buscamos la comodidad, es nuestra
tendencia. Cuanto te sientes cómodo estás seguro, arropado y tranquilo; todo o
la mayor parte de lo que sucede está bajo tu control y no
percibes ninguna amenaza potencial. Sin embargo, ¡cuidado! Por un lado, no vas
a poder permanecer siempre en este estado y, por otro, tampoco es bueno que lo
hagas: vas a debilitar tus fuerzas y limitar tu crecimiento.
Buscando la
comodidad limitamos nuestro mundo, evitando así situaciones propicias para
nuestro desarrollo y crecimiento personal.
Las situaciones o las personas no son incomodas por sí mismas, la
incomodidad surge de nuestra experiencia personal, y somos nosotros los que nos
sentimos incómodos ante ciertas situaciones o personas. Cuando se adopta esta
perspectiva, cambiamos el foco de nuestra atención; dejamos hacia el exterior
para buscar respuestas y propuestas en nuestro interior.”
Esa es nuestra naturaleza, se dice que “el hombre natural es enemigo de
dios” y lo que podríamos agregar es que el hombre natural se rige por otras
normas de sobrevivencia en las cuales no están previstas las actitudes
altruistas como lo pueden ser el amor al prójimo y la solidaridad.
Es muy probable que no exista otra sensación más grata que la que nos
pueda proporcionar la comodidad y el confort, una vez que nos “acomodamos” en
nuestro sillón preferido todo lo demás pasa a un segundo plano y pensamos que
seguramente aquí “no pasa nada” y si hipotéticamente algo ocurriera, mejor será
que sea muy lejos y no nos incomode.
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