Buenos oídos para escuchar y palabras adecuadas
para motivar parecen ser los “remedios naturales” que muchas personas,
que con seguridad no nos resultan tan extrañas aunque no hagamos mucho
esfuerzo por intentar entenderlas, recurriendo a la “tendencia popular” que las
califica con el mote: “más nos vale perderlas que encontrarlas”
Son muchos, nunca demasiados, aquellos que
necesitan de nuestro afecto y consideración, cuando demostramos nuestra empatía
y buena disposición para escucharles encontraremos que lo que tanto les aqueja
y congoja puede superarse con nuestra atención y comprensión, seguramente
el hecho de sentirse comprendidos accionará como el mejor de los estímulos y
solo nos demandará el tiempo necesario que nos insuma nuestra demostración
sincera de afecto.
Conmiseración:
“Es uno de los rasgos de personalidad
frecuentes en ciertos padecimientos emocionales, se caracteriza por una actitud
pesimista y un sentimiento constante de infortunio, una fuerte concentración en
sí mismo y en todo lo que sucede a su alrededor siendo siempre el protagonista
de la tragedia más grave sin considerar las que le rodean. Pareciera la
descripción de un sentimiento que surgiera del egoísmo pero en realidad su raíz
es el miedo. Quien se auto conmisera, quien siente pena por sí mismo es incapaz
de considerarse merecedor de algo bueno, lo cual por un lado nos habla de
carencias internas de necesidades no satisfechas en la infancia, pero
también de un miedo a que las cosas “buenas” le sucedan. Quien se auto
conmisera tiene una visión vertical, está sumergido en su propia idea
conflictiva de la vida y en ocasiones padece de una miopía que le impide ver
horizontalmente lo que sucede tanto en su vida como en su familia, por lo
cual resultan sentirse sorprendidos cuando alguien a su alrededor sufre o tiene
conflictos. En la medida en que la persona resuelve su padecimiento emocional
va rescatando recursos internos que le permiten ver a su alrededor y dejar de
estar tan centrado en sí mismo, esto le permite relacionarse consigo mismo y
con los demás de forma más saludable.”
El Hipocondríaco:
“La actitud del hipocondríaco es aquella de sentir
que de manera permanente sufre de dolencias, molestias o complicaciones
corporales que pueden derivar, de acuerdo a sus ideas y juicios propios, en
enfermedades graves e irremediables. Así, el hipocondríaco suele realizar sus
propios diagnósticos sin siquiera consultar a profesionales de la salud o a
veces pueden consultarlos pero ya teniendo decidido o asumido el problema que
enfrentan. En muchos de los casos, las dolencias o molestias que estas personas
tienen son exageraciones que la mente les ayuda a crear y que no se representan
de manera verídica a nivel corporal, por lo cual los profesionales de la salud
no encuentran respuesta a las manifestaciones que estas personas dicen tener.”
Adjuntamos estos temas complementarios con la
intención de que puedan ayudarnos a una mayor comprensión para con todos
aquellos que puedan encontrarse en situaciones similares y aunque pensemos que
por su “reincidencia” se merecen “todo lo malo que les pasan” tengamos la
capacidad de “cultivar nuestra paciencia” e inyectarles la dosis de ánimo y
amor propio que tanto necesitan.
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