Algunas personas adoptan ciertas
formas de comportamiento que francamente atentan contra algunas normas básicas
de relacionamiento social, todo lleva a pensar que a estas personas de
las cuales nos referimos, tienen la errónea idea de que todo lo que pueda
acontecer “gira a su alrededor” como si fuesen “el ombligo de sus
congéneres”
Pareciera que todo aquello que
las demás personas realizan o que simplemente su forma de pensar discrepe
con lo que ellas consideran “es la única posición correcta” y por consecuencia
es “la única admisible”, como suele decirse vulgarmente, ya fueron, lo que
equivale a decir que están condenadas a desaparecer de nuestro ámbito de
amistades, son condenadas al “ostracismo social” y entran en esa especie
de nebulosa donde ingresan todos aquellos seres de quienes “no se quiere saber
más nada” son tratadas con la mayor indiferencia.
“Generalmente, es común que se
dé entre la gente que cuando una persona quiera castigar a otro por alguna
actitud que no le gustó y que por supuesto le molestó muchísimo, en vez de
gritar, pelear o discutir por la misma, opte por asumir ese estado de ánimo que
no muestra ningún tipo de sensación o emoción para con el otro que le provocó
ese daño, es decir, lo que popularmente se dice y conoce como matar con la
indiferencia. Este dicho o frase muy popular en el mundo, lo que promueve es
que ante una situación como la descripta, la mejor venganza o la mejor
respuesta ante una persona que nos lastimó será justamente ignorarlo, hacer
como que sus dichos y actitudes no existen para nosotros. Hay una creencia
general en que la indiferencia es una de las mejores terapias para aquellas
personalidades que gustan o disfrutan de someter a otros a situaciones
ridículas, difíciles, peligrosas o indignas.
Porque quienes asumen una actitud de indiferencia suponen y no muy alejadamente de la verdad realmente están, que cuando se relega a la nada misma a una persona, reduciéndola a cero a la insignificancia misma, casi como diciéndole en la cara tu no eres nada, entonces, será la mejor respuesta antes que el grito, porque para este tipo de personas omnipotentes, soberbias y pagadas de sí mismas no habrá nada peor en el mundo que otro los ignore y los reduzca prácticamente a la no existencia.
En tanto, esta razón seguramente se encuentra en que como la naturaleza del hombre es social, generalmente, no soportamos justamente esa falta de mirada del otro sobre nosotros, sobre lo que hacemos o sobre lo que decimos, ya que la misma es algo así como un aliciente para nuestra autoestima.
Porque quienes asumen una actitud de indiferencia suponen y no muy alejadamente de la verdad realmente están, que cuando se relega a la nada misma a una persona, reduciéndola a cero a la insignificancia misma, casi como diciéndole en la cara tu no eres nada, entonces, será la mejor respuesta antes que el grito, porque para este tipo de personas omnipotentes, soberbias y pagadas de sí mismas no habrá nada peor en el mundo que otro los ignore y los reduzca prácticamente a la no existencia.
En tanto, esta razón seguramente se encuentra en que como la naturaleza del hombre es social, generalmente, no soportamos justamente esa falta de mirada del otro sobre nosotros, sobre lo que hacemos o sobre lo que decimos, ya que la misma es algo así como un aliciente para nuestra autoestima.
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