Esto de que somos
los únicos seres capaces de tropezar dos veces contra la misma piedra, además
de ser cierto, nos pone en evidencia de que por más que “anunciemos con bombos
y platillos” de que somos los únicos capaces de hacer uso de la razón en todas
nuestras actividades humanas, todavía nos siguen doliendo las puntas de
nuestros pies de tanto golpearnos en las piedras.
“Somos la única
especie que caemos varias veces en los mismos errores, nos tropezamos ante los
mismos obstáculos, y caemos en la misma trampa varias veces. Es curioso que
esto suceda, puesto que nuestra capacidad de aprendizaje debería limitar esas
reincidencias. Entonces, ¿por qué las personas tropezamos varias veces con
la misma piedra? El caso es que, aunque me he planteado esta pregunta en
más de una ocasión, siempre me he quedado con una respuesta a medias
.
Algunas personas,
ya sea por nuestra ingenuidad, despiste o porque no queramos asumirlo,
nos tropezamos una y otra vez con una misma piedra (en un sentido
metafórico, ya que la piedra simboliza cualquier obstáculo que podamos
encontrar en la vida).
Tendemos a reiterar los mismos errores de
pensamiento y de comportamiento, y surgen sensaciones entorno a que
nunca terminamos de aprender lo suficiente. Esa es la incoherencia del ser
humano: se cae y se cae.
Sabemos que la vida
nos perfecta, que hay ocasiones en las que las cosas no salen como nos
gustaría (por mucho interés, esfuerzo y ganas que le pongamos), y que esos
tropiezos nos hacen madurar. Pero, ¿crees que siempre es así?
Mi opinión es
que, aunque la enseñanza que se pretende transmitir es que “hay que aprender la
lección y no cometer el mismo error dos veces”, en la práctica se asemeja
más al idealismo que a la realidad; Esta moraleja me recuerda a aquella
metáfora que dice que “no es oro todo aquello que reluce”, precisamente porque
no siempre somos capaces de dejar de tropezar con esa piedra que se interpone
en nuestro camino, del mismo modo que no siempre aprendemos de los errores que
hemos cometido.
Quizás necesitamos piedras de
vez en cuando, sobre todo cuando estamos aprendiendo. Es difícil darse cuenta
de que eres capaz de hacer las cosas bien si antes no te has equivocado un par
de veces. Lo fácil a la primera hace que dejemos de prestar atención a los
detalles, por lo que la próxima vez que lo intentemos es posible que no nos
salga tan bien como nos salió la primera vez. Por lo tanto, necesitamos
equivocarnos.
Mientras tanto aconsejamos desinflamar la zona y
tomar algún analgésico.
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