viernes, 19 de julio de 2019

Los Que Escribimos



Se trata de un don innato que, por así decir, “habita” en el cerebro de cada uno, y como cualquier otro musculo necesita ejercitarse para ofrecer lo mejor de sí.

Así lo atestiguan artistas de todos los terrenos y épocas; Picasso por ejemplo afirmaba que era ‘afortunado’ porque la inspiración “siempre me pilla trabajando”, o Thomas Edison quien acuñó “el genio es un uno por ciento de inspiración y un noventa y nueve por ciento de sudor”, dejando claramente su postura frente al éxito.

En definitiva el artista es un inspirado trabajador nato.

Centrándonos más en el ámbito literario, son muchos los escritores que han opinado para bien o para mal sobre la capacidad de cualquier persona de llegar a ser un buen escritor aplicando ciertas técnicas. Pero todos coinciden en un punto, la virtud no brota sin esfuerzo y trabajo constante.

El escritor argentino Ernesto Mallo afirma que es necesario aprender a leer y a fracasar. Para Mallo el talento no puede ser enseñado ni aprendido, tenerlo carece de mérito y no significa gran cosa sin un trabajo de fondo que lo haga brillar y prosperar. El de La Plata asegura que para que un texto resulte fluido y dinámico no vale solo con exponer el talento, ha de ir acompañado por una gran inversión de tiempo y esfuerzo.

Stephen King trata sobre el arte de poner una palabra detrás de otra en su obra ‘Mientras escribo’. “Todo lo que es fácil de leer es difícil de escribir, y viceversa” sentenciaba en su obra el americano.

Para King, el escritor precisa disponer de una “caja de herramientas”. 

No existen ‘instrumentos prefabricados para un escritor que comienza a escribir sus primera líneas, es el mismo quien se fabrica a medida las que necesita.

Para García Márquez “el escritor vale más por lo que bota que por lo que publica”. Esto implica un aprendizaje que permita al sujeto aprender a corregir, a cortar, a eliminar todo lo superfluo, ya que en arte, lo que no es interesante sobra. La importancia saber detectar cuándo hay un concepto o idea, un línea narrativa potente y verdadera al igual que saber detectar cual es la que sobra. Eso solo se consigue con la práctica y el esfuerzo.

Parte del camino que debe recorrer cualquier persona que se sumerja en cualquier disciplina artística es saber encajar los golpes. Los editores y el público en general pueden ser despiadados; por lo que el maestro debe ser cruel y el alumno no solo trabajador, sino que también duro y resistente para encarar al mundo.

Convencida de ello está Patricia Highsmith, “aprender a fracasar y levantarse es una práctica ineludible para quien quiera dedicarse a escribir”.”


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