Y esto es lo que hacemos luego de someter estas impresiones a un somero
análisis durante el mate y decidirnos a compartir a través del teclado los
lineamientos que nuestro intelecto (que parece que todavía algo funciona) nos
mentalice sobre cuáles podrían ser las palabras más oportunas para
describirlas.
Como se puede fácilmente apreciar no es necesario que ocurra algo
extraordinario o fuera de lo que podríamos considerar “hechos normales de cada
día” lo que pasa es que cuando pensamos en éstos acontecimientos es inevitable
que los vinculemos con quienes han sido los gestores de todo lo ocurrido y
éstos, los gestores, son las personas que conocemos y estimamos, entonces todo
lo que ocurre con ellos tienen agregado “la dimensión” que los sentimientos le
aportan a todo lo ocurrido.
Ocurre lo mismo con nuestros hijos, dicen que no existen madres que
encuentren feos a sus hijos, siempre serán los más lindos del mundo, pues bien,
cada acontecimiento que analizamos en nuestro mate por las mañanas adquiere la
dimensión única que sólo pueden imprimirle aquellos que han sido o son los que,
por una razón u otra, sentimos como vinculados con este asunto.
Esto es lo que hoy sentimos y decimos.
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