Si alguien me pregunta: ¿Por qué usted está
diciendo esto? La verdad es que mi respuesta puede resultar un tanto confusa,
entonces, claro, no ha de faltar la siguiente interrogante:
dígame, ¿por qué dice usted que su
respuesta sería un tanto confusa? Entonces, obligado, intentaré responder, no
resulta nada sencillo esbozar algún tipo de comunicación cuando desconocemos a
quién o quienes nos dirigimos, en artículos anteriores nos hemos referido a que
nos consta de que han ingresado a nuestros “links” personas provenientes de
distintos lugares del planeta de las cuales no tenemos muy claro cuál sea su
perfil, sabemos que muchos son estudiantes otros profesionales de la educación
y muchos otros, sobre todo muchas otras, que ingresan a la lectura por el simple
gusto de enterarse de lo que decimos.
Lo que dejamos claro es que la voluntad de escribir
responde a que la escritura es el medio que conocemos para expresar lo que
sentimos, todo lo que surge de nuestro tecleado es el fruto de nuestra creación
intelectual la cual no siempre alcanza a satisfacer los requerimientos de
quienes participan de la lectura de los mismos, entendemos que es posible que
nuestro dominio del lenguaje, por más que nos esforcemos en enriquecerlo, pueda
carecer de la capacidad expresiva que por respeto a nuestros lectores
deberíamos tener.
Eso sí, nobleza obliga, a esta altura no nos
podemos escudar en supuestas limitaciones, todo lo que lleva nuestra firma está
avalado por una vasta trayectoria en el terreno de la comunicación y nos
consideramos, sin falsa modestia, lo suficientemente formados como
para emitir una opinión autorizada en todo lo que
expresamos.
Una cosa es querer y otra muy diferente es el
poder.
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