martes, 19 de abril de 2016

Quienes Somos


La identidad de una persona es algo que si bien existen factores que desde que viene a este mundo le “identifican” Nombre, Apellido, Nacionalidad, etc.  es algo que se construye a lo largo de toda su existencia.
La definición de “identidad” propiamente dicha me hace recordar a la figura de un escultor, quién, a golpes de cincel, va esculpiendo la imagen que, desde la piedra bruta, va surgiendo con nitidez a medida en que la escultura avanza en su etapa de ejecución.
Diría que con el transcurso de los años nuestra identidad se incorpora a todas nuestras manifestaciones de vida, hagamos lo que hagamos el fruto de nuestras expresiones tendrán, como si tuviesen, un sello indeleble, una muy nítida e insoslayable muestra de nuestra identidad, sin duda, el ser que somos y la imagen que irradiamos se identifican la una con la otra cual si fuesen algo único e indisoluble.
Cómo se forma la identidad
En el aspecto psicológico, la identidad se concibe como un sentimiento de mismidad personal, esta se comienza a formar a temprana edad cuando reconocemos nuestro origen, la familia, el territorio donde vivimos y sólo acaba cuando termina la vida. La identidad tiene una gran cantidad de aristas que harán a una persona “ser como es”.
Durante la interacción con el entorno y los diferentes grupos, como el colegio, los amigos, las actividades e incluso la relación con sus hermanos, es que una persona siente afinidad, se identifica y quiere pertenecer a ellos, de la misma forma en que se diferencia de otros tantos, donde se entienden los límites, las emociones, el manejo de la conducta para respetar a esos otros que también son identidades.
En el crecimiento se tiene concepción de quién se es y a dónde se desea ir, es decir, los planes de vida, los anhelos, estudios, sueños, tomando decisiones y siendo fieles en el mayor de los casos a las propias creencias. Los adolescentes suelen tener conflictos en este sentido, pues buscan sus propias ideas y se rebelan contra las que no comparten.
Las crisis propias de la vida, como el divorcio, la crisis vocacional o profesional, la pérdida de algún ser querido, los duelos producto de desapegos, los cambios de etapas, etc., siempre promueven un movimiento dinámico de la identidad, por ello a muy avanzada edad se pueden seguir sufriendo modificaciones, aunque más leves.
Hugo W Arostegui

lunes, 18 de abril de 2016

Persona Y Personalidad


A menudo la gente habla de la personalidad como si se tratara de un  producto, como una corbata de colores brillantes que le diera vida a un traje viejo. 

No solo eso, algunas veces hablamos como si la personalidad consistiera en rasgos atractivos y admirables: Efecto, encanto, honestidad

Pero no vemos que la personalidad es algo mucho más complejo de lo que indica el uso ordinario del término, e incluye tantos rasgos positivos como negativos.

Resulta fácil hablar de aspectos o rasgos de la personalidad sin definir el término en sí.

Y lo hacemos con frecuencia: No confió en ese hombre. No es honesto, o, podemos decir: Quiero a Ana. Tiene buen corazón.

Pero es difícil elaborar una definición amplia de lo que es personalidad. Un concepto actual que podemos utilizar es:

Patrón de sentimientos y pensamientos ligados al comportamiento que persiste a lo largo del tiempo y de las situaciones. La anterior es una definición bastante larga, pero es la que advierte dos cosas importantes,

Primero: Que la personalidad se refiere a aquellos aspectos que distinguen a un individuo de cualquier otro, y en este sentido la personalidad es característica de una persona.

El segundo aspecto es: Que la personalidad persiste a través del tiempo y de las situaciones.

Los estudiosos de la psicología siempre han tratado de comprender las diferentes personalidades.

Pero no fue sino hasta hace un siglo que los científicos comenzaron a realizar observaciones científicas sistemáticas y a sacar conclusiones de ellas.

Algunos teóricos ponen énfasis en las experiencias de la primera infancia, otros en la herencia, y otros atribuyen el papel fundamental al medio ambiente.

Hay quienes analizan únicamente como se comportan las personas congruentes en distintas situaciones y momentos y les restan importancia al concepto de una personalidad única y consiente.

Pero debemos tener claro que la personalidad es algo único de cada individuo, y es lo que nos caracteriza como entes independientes y diferentes.

La personalidad no es más que el patrón de pensamientos, sentimientos y conducta de presenta una persona y que persiste a lo largo de toda su vida, a través de diferentes situaciones.

Hasta hoy, Sigmund Freud, es el más influyente teórico de la personalidad, este abrió una nueva dirección para estudiar el comportamiento humano.

Según Freud, el fundamento de la conducta humana se ha de buscar en varios instintos inconscientes, llamados también impulsos, y distinguió dos de ellos, los instintos cocientes y los instintos inconscientes., llamados también, instintos de la vida e instintos de la muerte.

Los instintos de la vida y los de la muerte forman parte de lo que él llamó ELLO, o ID. Y el yo, o ego.

Los instintos de la vida:

En la teoría de freudiana de la personalidad, todos los instintos que intervienen en la supervivencia del individuo y de la especie, entre ellos el hambre, la auto preservación y el sexo.
Los instintos de muerte:
En la teoría freudiana, es el grupo de instintos que produce agresividad, destrucción y muerte.


Leer más: http://www.monografias.com/trabajos14/personalidad/personalidad.shtml#ixzz46BVqv6vf

Los Albores De Nuestra Personalidad


En este, digamos, nuevo escenario en el cual se desarrollan nuestras comunicaciones en donde desconocemos a nuestros interlocutores en una actitud recíproca a la que asumimos nosotros mismos, cuando optamos por buscar refugio en el anonimato de nuestra identidad sin detenernos a evaluar las consecuencias de hasta qué punto condenamos a la frustración al elemento más valioso y vital en toda comunicación humana, vale decir, nuestra propia personalidad.

El concepto de «personalidad» proviene del término «persona», denominación que se utilizaba en el latín clásico para la máscara que portaban los actores de teatro en la antigüedad. Sin embargo, ya en ese entonces se hablaba en un sentido amplio y figurado de «personas» para referirse a los roles, es decir a «como quién» o «representando a quién» actuaba un determinado actor teatral tras su máscara.

El concepto paulatinamente se transfirió a otras esferas de la sociedad, más allá del teatro, pero en la Roma antigua, «personas» eran solamente los ciudadanos, jurídicamente provistos de derechos (en contraste con los esclavos que no eran considerados personas, puesto que no podían decidir sobre su propio actuar, ni menos aún deliberar sobre el de los demás).

El concepto estaba inicialmente muy restringido a aquellos ciudadanos poderosos, que gozaban de honra, prestigio y, en respeto a su dignidad, eran los únicos poseedores de derechos ciudadanos.

Con la llegada de la Era Cristiana, el concepto de persona cambia de significado para poder significar el dogma de la Trinidad (Dios es uno sólo en cuanto a la naturaleza, pero trino en personas) y el dogma de la Encarnación (La segunda Persona de la Trinidad, asumió una naturaleza humana, sin dejar de tener una naturaleza divina. Esta unión se realiza "en la persona". 

Así, persona pasa a significar, según la definición clásica del filósofo cristiano Boecio a la sustancia individual de naturaleza racional, y según Tomás de Aquino al "subsistente distinto en naturaleza intelectual".

Se diferencia a la naturaleza, que significa una esencia común a muchos (por ejemplo, "hombre") de la persona que designa al individuo de esa naturaleza en lo que tiene de propiamente individual.
Este es el concepto de persona que ha pasado con algunas modificaciones a veces, hasta nuestros días, y que fundamenta que todo individuo de naturaleza humana es persona, independientemente de sus circunstancias biográficas, genéticas, sociales o económica, y es un individuo dotado de una especial dignidad.

En los filósofos escolásticos, la palabra personalidad ("personalitas") se utilizaba para designar aquella perfección poseyendo la cual un determinado individuo es persona.

En el transcurso de los siglos, el concepto de «persona» se fue transformando gradualmente en uno más general hasta llegar utilizarse en el sentido coloquial actual, es decir, prácticamente como sinónimo de «ser humano». 

En el contexto de este desarrollo conceptual, la aparición del adjetivo «personal» facilitó el desarrollo del sustantivo «personalidad», utilizado para designar la totalidad de características «personales» que interactúan dinámicamente entre sí para producir aquél estilo relativamente estable de desenvolverse individual y socialmente que un individuo posee.

No debe confundirse el concepto de persona con el de personalidad. Mientras que el primero designa al individuo en su totalidad, el segundo designa un aspecto suyo, el conjunto organizado de sus disposiciones a la operación. 

Hugo W. Arostegui


sábado, 16 de abril de 2016

La Libertad De Expresión

La esencia del ser humano es el de vivir en sociedad con otros humanos al igual que él y por ende la sociedad se organiza en forma tal que les permita no solamente una convivencia pacífica sino que además, cada uno de sus integrantes, considerado un individuo adulto, pueda contar con la garantía de una ley que les ampare, con la total libertad de expresar su opinión y de elegir o postularse, a través de su voto, a las autoridades que durante un período determinado, acordado previamente, a aquellos que les representará en el gobierno.

Sabemos que la libertad de expresión es un elemento crítico para la democracia, el desarrollo y el diálogo – sin ella ninguna de estas palabras podría funcionar o prosperar. La libertad de expresión es un derecho universal que todo el mundo debe gozar. Todos tienen el derecho a la libertad de opinión y de expresión; éste  incluye el derecho a mantener una opinión sin interferencias y a buscar, recibir y difundir información e ideas a través de cualquier medio de difusión sin limitación de fronteras, tal como lo establece la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

La UNESCO es la única agencia dentro del Sistema de las Naciones Unidas con el mandato de promover la libertad de expresión y su corolario, la libertad de prensa. En otras palabras, la UNESCO es la agencia líder en promover, defender, monitorear y preconizar la libertad de expresión y la libertad de prensa como un derecho humano fundamental. La UNESCO destaca la independencia y el pluralismo de los medios de comunicación como un componente esencial en el proceso de la democracia. También proporciona asesoramiento sobre legislación y formulación de políticas para los medios a los Estados Miembros de la UNESCO.

Esto ayuda a los gobiernos, parlamentarios y otros decisores a sensibilizarse acerca de la necesidad de garantizar la libertad de expresión. Una de las actividades insignia de la UNESCO en la preconización y campaña a favor de este tema es la celebración del Día Mundial de la Libertad de Prensa el 3 de mayo de cada año.

En nuestra región, cuestiones como la regulación de los medios en línea con los estándares internacionales, la regulación de los medios para la protección y promoción de los derechos humanos, los dividendos digitales, la libertad de expresión y la Internet, la regulación de la publicidad oficial, entre otros, son temas que están en el orden del día de los principales debates sobre la garantía, promoción y protección de la libertad de expresión para todos y todas.

Del conocimiento que poseamos sobre nuestros derechos y obligaciones en una sociedad organizada dependerá el grado de participación e influencia que podamos ejercer entre nuestros congéneres.


Hugo W Arostegui 

viernes, 15 de abril de 2016

Libertad de Conciencia


Oficina en Colombia del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos

Comité de Derechos Humanos.

Observación general No. 22 relativa al derecho de toda persona a la libertad de pensamiento, conciencia y religión (artículo 18 del Pacto internacional de derechos civiles y políticos). *

Aprobada en el 48° período de sesiones. 1993


1. El derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión (que incluye la libertad de tener creencias) en el párrafo 1 del artículo 18 es profundo y de largo alcance; abarca la libertad de pensamiento sobre todas las cuestiones, las convicciones personales y el compromiso con la religión o las creencias, ya se manifiesten a título individual o en comunidad con otras personas. El Comité señala a la atención de los Estados Partes el hecho de que la libertad de pensamiento y la libertad de conciencia se protegen de igual modo que la libertad de religión y de creencias. El carácter fundamental de estas libertades se refleja también en el hecho de que, como se proclama en el párrafo 2 del artículo 4 del Pacto, esta disposición no puede ser objeto de suspensión en situaciones excepcionales.

2. El artículo 18 protege las creencias teístas, no teístas y ateas, así como el derecho a no profesar ninguna religión o creencia. Los términos "creencias" y "religión" deben entenderse en sentido amplio. El artículo 18 no se limita en su aplicación a las religiones tradicionales o a las religiones y creencias con características o prácticas institucionales análogas a las de las religiones tradicionales. Por eso, el Comité ve con preocupación cualquier tendencia a discriminar contra cualquier religión o creencia, en particular las más recientemente establecidas, o las que representan a minorías religiosas que puedan ser objeto de la hostilidad por parte de una comunidad religiosa predominante.

3. El artículo 18 distingue entre la libertad de pensamiento, de conciencia, de religión o de creencias y la libertad de manifestar la propia religión o las propias creencias. No permite ningún tipo de limitación de la libertad de pensamiento y de conciencia o de la libertad de tener la religión o las creencias de la propia elección. Estas libertades están protegidas incondicionalmente, lo mismo que lo está, en virtud del párrafo 1 del artículo 19, el derecho de cada uno a tener opiniones sin sufrir injerencia. De conformidad con el artículo 17 y el párrafo 2 del artículo 18, no se puede obligar a nadie a revelar sus pensamientos o su adhesión a una religión o a unas creencias.

4. La libertad de manifestar la propia religión o las propias creencias puede ejercerse "individual o colectivamente, tanto en público como en privado". La libertad de manifestar la religión o las creencias mediante el culto, la celebración de los ritos, las prácticas y la enseñanza abarca una amplia gama de actividades. El concepto de culto se extiende a los actos rituales y ceremoniales con los que se manifiestan directamente las creencias, así como a las diversas prácticas que son parte integrante de tales actos, comprendidos la construcción de lugares de culto, el empleo de fórmulas y objetos rituales, la exhibición de símbolos y la observancia de las fiestas religiosas y los días de asueto. La observancia y la práctica de la religión o de las creencias pueden incluir no sólo actos ceremoniales sino también costumbres tales como la observancia de normas dietéticas, el uso de prendas de vestir o tocados distintivos, la participación en ritos asociados con determinadas etapas de la vida, y el empleo de un lenguaje especial que habitualmente sólo hablan los miembros del grupo. Además, la práctica y la enseñanza de la religión o de las creencias incluyen actos que son parte integrante de la forma en que los grupos religiosos llevan a cabo sus actividades fundamentales, como ocurre con la libertad de escoger a sus dirigentes religiosos, sacerdotes y maestros, la libertad de establecer seminarios o escuelas religiosas y la libertad de preparar y distribuir textos o publicaciones religiosos.

5. El Comité hace notar que la libertad de "tener o adoptar" una religión o unas creencias comporta forzosamente la libertad de elegir la religión o las creencias, comprendido el derecho a cambiar las creencias actuales por otras o adoptar opiniones ateas, así como el derecho a mantener la religión o las creencias propias. El párrafo 2 del artículo 18 prohíbe las medidas coercitivas que puedan menoscabar el derecho a tener o a adoptar una religión o unas creencias, comprendidos el empleo o la amenaza de empleo de la fuerza o de sanciones penales para obligar a creyentes o no creyentes a aceptar las creencias religiosas de quienes aplican tales medidas o a incorporarse a sus congregaciones, a renunciar a sus propias creencias o a convertirse. Las políticas o prácticas que tengan los mismos propósitos o efectos, como por ejemplo, las que limitan el acceso a la educación, a la asistencia médica, al empleo o a los derechos garantizados por el artículo 25 y otras disposiciones del Pacto son igualmente incompatibles con el párrafo 2 del artículo 18. La misma protección se aplica a los que tienen cualquier clase de creencias de carácter no religioso.

6. El Comité opina que el párrafo 4 del artículo 18 permite que en la escuela pública se imparta enseñanza de materias tales como la historia general de las religiones y la ética siempre que ello se haga de manera neutral y objetiva. La libertad de los padres o de los tutores legales de garantizar que los hijos reciban una educación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones proclamada en el párrafo 4 del artículo 18 está relacionada con la garantía de la libertad de enseñar una religión o creencias que se recoge en el párrafo 1 del mismo artículo 18. El Comité señala que la educación obligatoria que incluya el adoctrinamiento en una religión o unas creencias particulares es incompatible con el párrafo 4 del artículo 18, a menos que se hayan previsto exenciones y posibilidades que estén de acuerdo con los deseos de los padres o tutores.

7. Según el artículo 20, ninguna manifestación de carácter religioso o de creencias puede equivaler a la propaganda en favor de la guerra o la apología del odio nacional, racial o religioso que constituya incitación a la discriminación, la hostilidad o la violencia. Tal como dice el Comité en su Comentario general Nº 11 [19], los Estados Partes tienen la obligación de promulgar leyes que prohíban tales actos.

8. El párrafo 3 del artículo 18 permite restringir la libertad de manifestar la religión o las creencias con el fin de proteger la seguridad, el orden, la salud o la moral públicos, o los derechos y libertades fundamentales de los demás, a condición de que tales limitaciones estén prescritas por la ley y sean estrictamente necesarias. No se puede restringir la libertad de no ser obligado a tener o adoptar una religión o unas creencias y la libertad de los padres y los tutores a garantizar la educación religiosa y moral. Al interpretar el alcance de las cláusulas de limitación permisibles, los Estados Partes deberían partir de la necesidad de proteger los derechos garantizados por el Pacto, incluido el derecho a la igualdad y la no discriminación en todos los terrenos especificados en los artículos 2, 3 y 26. Las limitaciones impuestas deben estar prescritas por la ley y no deben aplicarse de manera que vicie los derechos garantizados en el artículo 18. El Comité señala que el párrafo 3 del artículo 18 ha de interpretarse de manera estricta: no se permiten limitaciones por motivos que no estén especificados en él, aun cuando se permitan como limitaciones de otros derechos protegidos por el Pacto, tales como la seguridad nacional. Las limitaciones solamente se podrán aplicar para los fines con que fueron prescritas y deberán estar relacionadas directamente y guardar la debida proporción con la necesidad específica de la que dependen. No se podrán imponer limitaciones por propósitos discriminatorios ni se podrán aplicar de manera discriminatoria. El Comité señala que el concepto de moral se deriva de muchas tradiciones sociales, filosóficas y religiosas; por consiguiente, las limitaciones impuestas a la libertad de manifestar la religión o las creencias con el fin de proteger la moral deben basarse en principios que no se deriven exclusivamente de una sola tradición. Las personas que están sometidas a algunas limitaciones legítimas, tales como los presos, siguen disfrutando de sus derechos a manifestar su religión o creencias en la mayor medida que sea compatible con el carácter específico de la limitación. Los informes de los Estados Partes deberían facilitar información sobre el pleno alcance y los efectos de las limitaciones impuestas en virtud del párrafo 3 del artículo 18, tanto como una cuestión de derecho como de su aplicación en circunstancias específicas.

9. El hecho de que una religión se reconozca como religión de Estado o de que se establezca como religión oficial o tradicional, o de que sus adeptos representen la mayoría de la población no tendrá como consecuencia ningún menoscabo del disfrute de cualquiera de los derechos consignados en el Pacto, comprendidos los artículos 18 y 27, ni ninguna discriminación contra los adeptos de otras religiones o los no creyentes. En particular, determinadas medidas que discriminan en contra de estos últimos, como las medidas que sólo permiten el acceso a la función pública de los miembros de la religión predominante o que les conceden privilegios económicos o imponen limitaciones especiales a la práctica de otras creencias, no están en consonancia con la prohibición de discriminación por motivos de religión o de creencias y con la garantía de igual protección en virtud del artículo 26. Las medidas previstas en el párrafo 2 del artículo 20 del Pacto constituyen importantes garantías frente a las violaciones de los derechos de las minorías religiosas y de otros grupos religiosos a ejercer los derechos garantizados por los artículos 18 y 27 y frente a los actos de violencia o persecución dirigidos contra esos grupos. El Comité desea que se le informe de las medidas adoptadas por los Estados Partes interesados para proteger la práctica de todas las religiones o creencias de abusos inadmisibles y proteger a sus seguidores de la discriminación. De igual modo, es necesario disponer de información sobre el respeto de los derechos que se reconocen a las minorías religiosas en el artículo 27 para que el Comité pueda evaluar la medida en que la libertad de pensamiento, de conciencia, de religión y de creencias viene siendo aplicada por los Estados Partes. Los Estados Partes interesados deben incluir también en sus informes datos relativos a las prácticas que según sus leyes y su jurisprudencia se consideran punibles por blasfemas.

10. Cuando un conjunto de creencias sea considerado como la ideología oficial en constituciones, leyes, programas de partidos gobernantes, etc., o en la práctica efectiva, esto no tendrá como consecuencia ningún menoscabo de las libertades consignadas en el artículo 18 ni de ningún otro de los derechos reconocidos en el Pacto, ni ningún tipo de discriminación contra las personas que no suscriban la ideología oficial o se opongan a ella.

11. Muchas personas han reivindicado el derecho a negarse a cumplir el servicio militar (objeción de conciencia) sobre la base de que ese derecho se deriva de sus libertades en virtud del artículo 18. En respuesta a estas reivindicaciones un creciente número de Estados, en sus leyes internas, han eximido del servicio militar obligatorio a los ciudadanos que auténticamente profesan creencias religiosas y otras creencias que les prohíben realizar el servicio militar y lo han sustituido por un servicio nacional alternativo. En el Pacto no se menciona explícitamente el derecho a la objeción de conciencia pero el Comité cree que ese derecho puede derivarse del artículo 18, en la medida en que la obligación de utilizar la fuerza mortífera puede entrar en grave conflicto con la libertad de conciencia y el derecho a manifestar y expresar creencias religiosas u otras creencias. Cuando este derecho se reconozca en la ley o en la práctica no habrá diferenciación entre los objetores de conciencia sobre la base del carácter de sus creencias particulares; del mismo modo, no habrá discriminación contra los objetores de conciencia porque no hayan realizado el servicio militar. El Comité invita a los Estados Partes a que informen sobre las condiciones en que se puede eximir a las personas de la realización del servicio militar sobre la base de sus derechos en virtud del artículo 18 y sobre la naturaleza y la duración del servicio nacional sustitutorio. 

El Pensamiento Crítico

Diariamente solemos encontrar en nuestros muros ideas y opiniones provenientes de sectores de la llamada “opinión pública” que nos llegan impregnados por cierto “condicionamiento social” fruto de la enorme influencia que ejercen “los comunicadores” que responden a los intereses de determinados grupos de poder y que han demostrado en los hechos que han logrado tal alto grado de “profesionalismo” que les ha convertido en muy influyentes “formadores de Opinión”.
Existe una marcada tendencia, consecuencia del aceleramiento de “nuestros ritmos de vida” a la búsqueda de caminos alternativos, como bien pueden ser los opinólogos de turno, que puedan, con sus sesudos comentarios, darnos una acabada información acerca de asuntos que por su “resonancia mediática” conmueven a la opinión pública y son objeto de un “acaparamiento” de la atención general de todos aquellos que de una manera u otra participan del día a día de las denominadas “redes sociales”.
Desarrollar lo que se denomina “un pensamiento crítico” requiere mucho trabajo e interés en buscar la mejor información posible, claro, esto conlleva un gran esfuerzo investigativo y la dedicación de algo que para todos nos resulta “imprescindible” vale decir: disponer de tiempo, cosa, que por su escasa disponibilidad, hace necesario que “alguien o algunos” se tomen este trabajo a su cargo y nos brinden la información requerida en tiempo y forma y, sobre todo, digerible a las apetencias de nuestra postura social.
Lo ideal sería que entendiéramos que nuestra opinión es indelegable,  dejar esta tarea en manos de terceros sería más comprometedor que la emisión de “cheques en blanco” seguramente, antes de que lo podamos advertir, estaremos en la mayor bancarrota intelectual.
Bueno es que tengamos en cuenta la opinión de “otras voces” acerca de lo que exponemos en este artículo como un medio de ayuda en situaciones similares.
El pensamiento crítico es un proceso que se propone analizar, entender o evaluar la manera en la que se organizan los conocimientos que pretenden interpretar y representar el mundo, en particular las opiniones o afirmaciones que en la vida cotidiana suelen aceptarse como verdaderas.
Se define, desde un punto de vista práctico, como el proceso mediante el cual se usa el conocimiento y la inteligencia para llegar de forma efectiva, a la postura más razonable y justificada sobre un tema.
El desarrollo del pensamiento crítico, estrechamente ligado a la expansión de conocimiento, requiere de los siguientes tres factores:
·        Tendencia a los pensamientos críticos.
·        Acceso a contenidos críticos.
·        Entornos para practicar el conocimiento crítico (en sus dos tipos, conocimiento en sí y conocimiento como instrumento para contribuir a la mejora de la vida).
Ser capaz de utilizar un pensamiento crítico significa que no se acepte la opinión de la sociedad, teniendo así ideas individuales, se conocen los argumentos a favor y en contra y se toma una decisión propia respecto a lo que se considere verdadero o falso, aceptable o inaceptable, deseable o indeseable.
Este pensamiento también es un pensamiento objetivo, basado en el compromiso de las propias ideas según su entorno como creencias individuales. Lo crítico enfrenta y evalúa los prejuicios sociales constantemente.
Tener un pensamiento crítico no significa llevar la contraria a todo el mundo o no estar de acuerdo con nadie, pues eso tampoco sería un pensamiento crítico, sino sólo un modo simple de pensar que se limita a contrariar lo que piensen los demás. Por lo tanto un pensador crítico es capaz, humilde, tenaz, precavido, exigente. Además de tener una postura libre y abierta, por ello un pensador crítico comienza a destacarse en su medio y a ser reconocido por sus aportaciones, pero todo se conforma a lo largo del tiempo con una debida experiencia.
El pensamiento crítico es una habilidad que todo ser humano debe desarrollar ya que tiene cualidades muy específicas y que nos ayudan a resolver problemas de una mejor manera, nos hace más analíticos, nos ayuda a saber clasificar la información en viable y no viable, nos hace más curiosos, querer saber e investigar más acerca de temas de interés. Cuando se desarrollan este tipo de habilidades, también se desarrollan muchas otras capacidades del cerebro como la creatividad, la intuición, la razón y la lógica, entre otras.
Pensar críticamente implica dominar dichos estándares. De acuerdo a esto, la meta final de todo pensamiento crítico es que éste pueda ser lo suficientemente sólido como para sostenerse por sí mismo en cualquier contexto, siempre y cuando mantenga su relación con el fenómeno implicado.

Hugo W. Arostegui



miércoles, 13 de abril de 2016

Los Frenos De La Conciencia


 Hace algunos años comentando el drama de la violencia en las escuelas, un experto en psiquiatría nos decía:, el problema estriba en que hemos perdido las referencias, los llamados “frenos de la conciencia”, identificando estos frenos en la enseñanza de principios y valores aprendidos en el seno del hogar, en familias constituidas en base a un sólido sentido de los roles y afectos heredados tras el cultivo espontáneo y natural del legado transmitido por sus ancestros.

Estos valores que otras generaciones han aprendido y cultivado constituyen la base de nuestro ser social, hoy lamentablemente han sido socavados por la constante agresión de nuestra sociedad de consumo, la cual ha ido separando y confundiendo los roles, creando nuevos valores y necesidades, un mundo de solitarios insensibles carentes de afecto y calor humano.

Un valioso aporte que adjuntamos;

“El estudio de las conexiones entre los problemas asociados al pensamiento conciencia conocimiento y sociedad  ha sido uno de los temas recurrentes en la historia del pensamiento humano.

Tanto en su vertiente filosófica-gnoseológica, sociológica, como psicológica se han producido, secularmente, todo tipo de especulaciones e investigaciones sobre las posibles relaciones mente-cerebro-mundo y la eventual existencia de isomorfismos con la realidad, y por tanto, con esa realidad «artificial» a la que llamamos sociedad.

Algunos pensadores e intelectuales han puesto el acento en la presencia de una concatenación absoluta, lógica, entre estos términos; mientras otros han llegado, incluso, a la negación de la propia existencia de la conciencia subjetiva-individual para cargar el acento en los aspectos arquitectónicos de los sistemas sociales y su efecto «constructivo» del pensamiento como posibilidad inmanente del conocer.

Dado que todo conocimiento se realiza en la mente del sujeto y ésta es casi por definición conciencia, ya que ambos términos son la cara de una misma moneda, podemos decir que, independientemente del problema mente-cerebro, el sistema de conocimiento se estructura en torno a una conciencia incapaz de salir de sí misma para decir qué es conocimiento en sentido absoluto, es decir un conocimiento que no sea “interpretación” de una conciencia que es el resultado de una endogénesis evolutiva devenida de un proceso crecimiento de las especies hasta conformar el sistema altamente complejo al que llamamos cerebro.

Por lo tanto, en un principio y desde una perspectiva ontogenética, no es fácil deslindar las disfuncionalidades del conocimiento, y del conocimiento específicamente social, de la propia actividad/acción de la conciencia ya que, la conciencia-mente es por definición el órganon del conocimiento y no existe otro a nuestro alcance.

Al igual que sucede en el error propio de toda medición efectuada en las ciencias, no es posible descartarlo de forma absoluta sino meramente acotarlo, determinarlo y delimitarlo como medida incorporada al propio acto del conocimiento.

En algún sentido, y como demuestra el teorema de indeterminación de Heisenberg, no es posible el acercamiento a una medición exacta de un fenómeno ya que los errores se realizan de forma simultánea y el acotamiento de uno de ellos impide la delimitación exacta del otro. 
Definimos ahora una serie de hipótesis sobre el conocimiento/no-conocimiento que sitúa con claridad las coordenadas de los problemas que estamos desarrollando en este trabajo:
1)Hipótesis de Incompletud Cognitiva:

Nuestra hipótesis de partida postula la posibilidad de que la complejidad del universo] sea mayor que la complejidad de la mente cognoscente. Lo que implicaría la imposibilidad de un completo conocimiento del mismo. Si un sistema social es el resultado de un proceso de evolución de los sistemas naturales y manifiesta su mayor grado de complejidad, entonces dicho sistema social contiene infinitos grados de complejidad y, por lo tanto, la posibilidad de que una también infinidad de errores esté presente en la intelección del mismo a través de la mente humana. Es decir: existe un límite a la capacidad de conocimiento que tiene el hombre ya que la complejidad de lo real actual está contenida, como potencia, en la complejidad del orden subyacente del universo.

 2) Hipótesis de Indecibilidad Cognitiva:
Es imposible saber hasta qué grado es posible el conocimiento de los sistemas —incluidos lo sistemas sociales— y de las pautas de comportamiento relacional de los individuos dentro de un sistema social dado. Para que ello fuese posible sería necesario tener un conocimiento previo de la «totalidad» del mismo conocimiento.

3) Hipótesis de Indeterminación Cognitiva:
No sabemos hasta qué punto lo conocido, con respecto a los diversos sistemas, es relevante o plausible para el conocimiento de dichos sistemas. Es decir, no sabemos con certeza si conocemos de forma «adecuada». 
Lo social se manifiesta en lo «interior» del actor social por medio de las agencias de socialización y de la pregnancia que el sujeto vive como certeza del único mundo posible, de la única realidad accesible, constituyendo un absoluto que opera como organización interior, como sistema autocontenido o conjunto de relaciones estructurales pertenecientes a la realidad privada del actor social.

Es decir, lo exterior volcado en y constituyendo la conciencia es vivido por el individuo como la «realidad». El desconocimiento profundo de lo interior que opera tanto en las capas conscientes como inconscientes de ese individuo posibilita la dominación. Esto supone la posibilidad y el hecho fáctico del control social y por ende de la gobernabilidad de una sociedad a través de una serie de instituciones y de la dirección ejercida como regulación a partir de determinadas instancias (Gobierno, Estado, &.). La dominación se hace posible por medio del desconocimiento, la desinformación, la información tergiversada, el mito o el puro y simple engaño social donde los poderes dirigen la conducta y modelan el carácter de los sujetos.”


martes, 12 de abril de 2016

Resiliencia

Hay momentos en que nos parece que “todo anda mal” que nada ni nadie nos puede comprender y, por ende, tampoco pueden extendernos una mano solidaria ante la incómoda sensación de soledad y desamparo que ocasionalmente nos embarga.

Cuando nos encontramos en tal situación perdemos la noción del horizonte y los nubarrones nos ocultan la luminosidad de la esperanza, de tal forma, en que todo parece adquirir una tonalidad grisácea, propias de “esos días” en los cuales la depresión y el desánimo toman cuenta de nuestro ser.

Se dice que ante lo descrito descendemos “hasta el fondo del pozo” y es allí, cuando ya no esperamos ningún rescate, que surge en nuestro interior una nueva fuerza, venida desde quién sabe dónde, que nos pone nuevamente en carrera otorgándonos un nuevo impulso con el cual superamos todos los desánimos y los falsos pronósticos que nos asolaban.

Cuando despierta en nosotros esa nueva fuerza interior, que en la mayoría de las veces la desconocíamos, se dice que hemos descubierto en nosotros mismos las propiedades que son únicas en el ser humano, un patrimonio exclusivo de la humanidad, cuyo nombre es: Resiliencia..

Resiliencia corresponde a la capacidad humana de hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas y salir de ellas fortalecido e, incluso, transformado.

En este enfoque determinado el término está asociado siempre con tensión, estrés, ansiedad, situaciones traumáticas que nos afectan durante el curso de nuestra vida. Los expertos señalan que es algo consustancial a la naturaleza humana, pero que no necesariamente siempre se activa, o aun cuando esté activada, genere una solución positiva. Esta situación misteriosa está basada también en la evidencia de que los elementos constitutivos de la resiliencia están presentes en todo ser humano y evolucionan a través de las fases del desarrollo o ciclo vital, pasando de ser comportamientos intuitivos durante la infancia, a agudizarse y ser deliberados en la adolescencia, hasta ser introyectados en la conducta propia de la edad adulta.

La resiliencia es más que la aptitud de resistir a la destrucción preservando la integridad en circunstancias difíciles: es también la aptitud de reaccionar positivamente a pesar de las dificultades y la posibilidad de construir basándose en las fuerzas propias del ser humano. No es sólo sobrevivir a pesar de todo, sino que es tener la capacidad de usar la experiencia derivada de las situaciones adversas para proyectar el futuro.

Hugo W. Arostegui


sábado, 9 de abril de 2016

Alfa y Omega


Las distintas alternativas que nos deparan los caminos que transitamos constituyen la esencia de lo que solemos denominar “nuestra vida” lo que equivale a decir: “Yo Soy” “Yo permanezco”  en la medida en que  comparto  “En los mundos que me rodean” el acumulado de instantes vivenciados,  mucho antes de que éstos, los instantes transcurridos, decanten en la sedimentación que  ha de transformarse en tiempo pasado.

… “Caminando comprobé que nos vamos encontrando con el otro, lenta, misteriosa, sensualmente, porque lo que teje esta red revolucionaria es la poesía. Ella nos lleva de la mano y debajo de la luna, hasta los últimos rincones del mundo, donde nos espera el compinche, uno más, el que continúa la línea que será un círculo que abarcará el planeta. Esta es la revolución fundamental, el revolucionarse constantemente para armonizar con la vida, que es cambio permanente, por eso nos vamos encontrando fatalmente para iluminar cada rincón. Que nada te distraiga de ti mismo, debes estar atento porque todavía no gozaste la más grande alegría ni sufriste el más grande dolor. Vacía la copa cada noche para que Dios te la llene de agua nueva en el nuevo día. Vive de instante en instante porque eso es la vida.

Me costó muchos años llegar hasta aquí, ¿cómo no gozar y respetar este momento? Se gana y se pierde, se sube y se baja, se nace y se muere. Y si la historia es tan simple, ¿por qué  te preocupas tanto?
No te sientas aparte y olvidado, todos somos la sal de la Tierra. En la tranquilidad hay salud, como plenitud dentro de uno.

Perdónate, acéptate, reconócete y ámate, recuerda que tienes que vivir contigo mismo por la eternidad, borra el pasado para no repetirlo, para no abandonar como tu padre, para no desanimarte como tu madre, para no tratarte como te trataron ellos, pero no los culpes porque nadie puede enseñar lo que no sabe, perdónalos y te liberarás de esas cadenas.

Si estás atento al presente, el pasado no te distraerá, entonces serás siempre nuevo. Tienes el poder para ser libre en este mismo momento, el poder está siempre en el presente porque toda la vida está en cada instante, pero no digas “no puedo ni en broma” porque el inconsciente no tiene sentido de humor, lo tomará en serio y te lo recordará cada vez que lo intentes…”
La Vida Es El Arte Del Encuentro:   Facundo Cabral

Damos gracias a la vida por acogernos en su seno tal cual lo expresaba Rene Descartes cuando manifestó “pienso luego existo” es decir, existo en la misma medida en que me expreso, en la forma en que soy capaz de sentir la esencialidad de mi ser, decimos que el hombre para alcanzar su plenitud debe pensarse a sí mismo en empatía con sus semejantes, ampliando este concepto  de semejanza  a todo el universo de su entorno, ser capaces de comprender que la existencia es una analogía que nos incluye a todos sin excepciones.

Emito estas señales y las dejo fluir libremente,  en ellas me identifico con todos y cada uno, tal  como si fuesen el contenido de un recipiente que el náufrago arroja al mar en la esperanza de que “alguien” en la multitud las perciba y las comparta.

Hugo W. Arostegui  



La Cultura Del Mimetismo Expresivo


Desde hace un tiempo atrás, el ingreso a las redes sociales, se ha convertido para mí en una verdadera prueba, lejos de disfrutar de su contenido, encuentro que se están produciendo mutaciones de comportamiento que tienden a globalizar nuestras expresiones  ajustándolas a un padrón despersonalizado dónde cada vez se torna más difícil identificar quién es quién, como si nos evadiéramos del “yo soy” para ser meros continentes, desprovistos parcial o totalmente del factor esencial de toda comunicación:  su contenido.

Pareciera que nos estamos “mimetizando” envueltos en la maraña de comunicados cargados de imágenes, fotos, pensamientos, anuncios, denuncias, invitaciones, alegatos, protestas, etc.  (Todas muy válidas por cierto)  que se avalachan sobre los muros de nuestros ordenadores en cantidades abrumadoras, a un punto tal de que nos limitamos a difundirlos entre nuestros “amigos” con un simple agregado monosílabo como pueden ser: me gusta, comparto, etc.

Todo indica que nos resulta mucho más fácil y digerible el consumo de lo que defino como “información pre elaborada” las cuales se pueden encontrar en grandes cantidades, con gran variedades de temas a nuestra elección, este pseudo mensaje, por su gran practicidad, nos permiten cumplir con nuestro aporte diario,” el pan nuestro de cada día “alimento que nos repartimos diligentemente entre nosotros, los que conformamos  la Red.

Pero, me pregunto: ¿y nosotros? Cuál es nuestro aporte, actuando en la forma que describo y créanme que no es mi intención ofender a nadie, tómenlo más bien como una autocrítica, ¿qué diferencia tenemos con un poste, una cartelera, o los arbolitos que adornamos en navidad  a los cuales colgamos de sus ramas, cientos de adornos y tarjetitas los cuales hemos ido a comprar en el supermercado y agregamos a los recibidos de quienes  también han recurrido a algún centro de compras para enviarnos el suyo.

La verdadera comunicación es aquella que se emite “de la piel para dentro” entiendo que en el mundo virtual en el cual nos movemos resulta muy complejo “sentir”  al receptor de nuestro mensaje como alguien tan cercano como para poder abrazarlo en nuestro contacto, pero nada nos impide que logremos la sintonía de nuestras almas cuando nos brindamos el uno al otro.

Es muy loable recibir buenos mensajes sin importar su procedencia, todo sirve cuando la intención es agradar a quién nos dirigimos, ahora, convengamos, nada se puede comparar con el poder compartir lo que somos, como individuos somos únicos e irrepetibles, no estamos sujetos a la clonación, nada nos sustituye, mucho menos el pretender mimetizarnos entre la creatividad de otros creadores ,  nuestra presencia siempre será detectada ya sea por error,  omisión o simplemente por el tan trillado camino del plagio.

Hugo W. Arostegui



Sobre Tu Derecho A La Privacidad


Hay momentos en que la curiosidad desborda al sentido común y es entonces que se producen situaciones en que la ansiedad camina de la mano de la imprudencia para intentar, por cualquier medio, introducirse en senderos protegidos por una clara señal, la que nos indica de que estamos al borde de violentar, con nuestra simple presencia, los derechos esenciales que resguardan nuestra identidad, nos referimos a la necesidad de preservar, tal como si fuese un santuario íntimo e inexpugnable, el lugar de residencia y refugio de nuestra privacidad.

He tenido en los últimos tiempos requerimientos por saber cuáles son los sentimientos que me embargan en determinadas situaciones, por ejemplo, en mi condición de teólogo, suelen hacerme preguntas sobre experiencias personales, que de acceder a contestarlas , estaría provocándole al curioso interlocutor una severa confusión, es como si yo mismo intentase asumir una tarea que es natural e indelegable, cada uno de nosotros es un hijo de un Padre Celestial, que nos ha dado la vida, la identidad, que nos ama y conoce y sobre todo, que nos ha dotado de la capacidad de comunicarnos directamente con El, sin la intervención de intermediarios.

Muchos se abrogan el derecho a la intermediación y esa es una falacia oprobiosa, este derecho es inherente a cada criatura humana y el propio Señor Jesucristo, antes de ser absorbido por el poder de las corporaciones religiosas, las cuales intentan vanamente sustituirlo, de representarlo “ en el nombre de” reunido con sus discípulos les enseñaba este principio “Así que yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá la puerta.  Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre “ Lucas: 11

Hace unas pocas horas, una poetisa a la cual quiero y admiro a pesar de nuestras diferencias, mencionaba lo siguiente:

“Teniendo en mi ser la magia de volar, a voluntad, ¿cómo resignarme con un amor mortal, terreno, material? No me resigno. Por eso sigo volando”


Hugo W. Arostegui

Nobleza Obliga


A medida que nos acercamos a los últimos días del calendario, nos vamos sintiendo propensos a realizar una retrospectiva de días y meses surcando en vuelo  rasante por los distintos episodios que atesoramos en nuestra memoria, que cual si fuesen cuentas de un imaginario rosario, nos van permitiendo repasarles uno a uno  mientras les dejamos deslizar, lentamente, por las yemas de nuestros dedos,  como quien acaricia una ilusión largamente retenida en las retinas.

Todas las personas con las cuales me he contactado a través de las redes sociales a lo largo de este año me han dejado su impronta en el camino recorrido, algunas de ellas mantienen un vínculo fluido que se renueva y vigoriza, otras, muy queridas y sentidas, se han desprendido un tanto furtivamente, no obstante mantener una participación activa en sus publicaciones, pareciera que con la misma intensidad en que afloran sus sentidas y genuinas emociones, éstas, cual si fuesen  la lava de un volcán enfurecido, oscilan bruscamente de un extremo al otro de la báscula que intenta vanamente sopesar la carga emotiva de sus reacciones.

El poeta metafísico, John Donne, allá por el año 1624 nos comentaba:
Nadie es una isla, completa en sí mismo; cada hombre es un pedazo de continente, una parte de la tierra.; si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia. La muerte de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad; por consiguiente nunca hagas preguntar por quien doblan las campanas: doblan por ti. John Donne, Devotions Upon Emergent Occasions

Agregando:
: La muerte de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad [...]por quién doblan las campanas: doblan por ti.

Ernest Emingway, en el año 1940, cuando oficiaba como corresponsal de guerra en España, publicó una novela cuyo título fue precisamente “Por Quién Doblan Las Campanas” en la cual relata la tragedia de la guerra civil española a través de personajes, que, salvando las distancias, bien que podrían identificarse con muchos de nuestros contactos de la vida diaria con sus cúmulos de virtudes y miserias, con sus anhelos y fracasos y sobre todo por su persistencia en continuar transitando por las diversas sendas de la existencia, inhalando y exhalando su aliento de vida.

En el sentido recóndito e intestino, Por quién doblan las campanas, es una insinuación de la multiplicidad del ser que se hace desde el título del libro, si se quiere desde el mismo enunciado. El hombre hace parte de un "ser colectivo" constituido por todos los hombres; inexorablemente cuando algo de la existencia desaparece es una parte que se desmorona del "ser único" que conforma la humanidad (la unión de todos los seres), que emana la existencia como una rúbrica social.”



Desde hace mucho tiempo, tantos, que no alcanzo a distinguir cuando fue que lo aprendí, me enseñaron que el secreto de cultivar el bien consiste en lo que hagamos en el trato diario con nuestro prójimo, entendiendo como nuestro prójimo, a toda persona con la cual nos relacionemos, incluyendo en este concepto, por extensión,  a todos los seres vivientes que conforman nuestro hábitat natural.

Cuando compartimos nuestro tiempo con los demás, y conste que cuando decimos “nuestro tiempo” lo que estamos expresando es un acto de “apropiación indebida”  nos apropiamos de algo de tanto valor, que no existe una unidad de medida que se atreva a evaluarlo, lo cierto es que podrán haber infinidad de posesiones que podamos tildar como “nuestras” pero el tiempo existe fuera de nuestro alcance, es una dádiva divina, un maná de los cielos, un alimento de  eternidad para crear, para convertir los tiempos finitos, el que se nos escurre como arena entre los dedos, en experiencias de vida que permanecerán en nosotros en la nitidez de los recuerdos.

En este tiempo transcurrido he querido ser parte de las cosas agradables que suceden cada día, de hacer brotar de la fuente que fluye desde el fondo de mi alma, el agua pura y cristalina que vivifica la aridez de nuestras acciones, los caminos por los cuales discurren nuestras intenciones no siempre suelen alcanzar los objetivos propuestos , si esta ha sido tu experiencia, querido amigo/a , acepta mis sinceras disculpas , estaré presente, en el transcurrir de las horas, deseándote un nuevo año pleno de satisfacciones.

Hugo W Arostegui



Comunicación: Aporte metafísico

Voy a intentar abordar un tema, que seguramente, es uno de los cuales hemos oído hablar más, desde los albores de nuestra toma de conciencia de que somos parte de un mundo que nos rodea.

 Quién de nosotros no ha sido testigo, de las diversas formas, en que, nosotros los humanos, nos explicamos y transmitimos la noción, de que existe un Dios omnipotente, que escucha nuestras oraciones y súplicas, y al cual debemos recurrir cuando nos vemos en dificultades que superan nuestra capacidad de resolución.

En nuestro entorno, siempre nos han rodeado imágenes de rostros idealizados, las cuales representan, a hombres y mujeres, que han dejado de ser, precisamente, hombres y mujeres, para ser recubiertas por un halo solar, que las convierten en poderosos mediadores, entre nosotros, los pecadores mortales, sujetos a un cuerpo de carne y hueso, sexualmente definido, y nuestro creador al que llamamos Dios.

Estas imágenes de personajes asexuados que han superado las limitaciones de la carne, nos son presentadas, como  personajes santificados, cuando utilizo el término asexuados, es porque jamás les veremos en una relación directa con el sexo opuesto, las que han nacido mujeres, son vírgenes, y los que se nos representan como varones, son castos y santos, nunca les veremos asociados a lo que llamamos una vida en familia.

La salvedad a estas imágenes, que se han enquistado en nuestro subconsciente, es la de la “sagrada familia” compuesta por José, María, y el niño Jesús, pero claro, acompañada por la correspondiente aclaración: que José no es el padre de Jesús, y que María, es madre, pero “sin pecado concebida” por obra y gracia del Espíritu Santo, dándonos el mensaje, de que todos los demás concebidos en este mundo, nacemos bajo el signo pecaminoso de “ las debilidades de la carne.”

El mundo occidental y cristiano, al cual pertenecemos en estas latitudes, ha sido impregnado de éstas imágenes, todas las religiones que se sustentan de este tronco inicial, recompuesto a la voluntad, interés, y capricho, de un poderoso emperador, llamado Constantino el Grande, de una forma u otra, rinden tributo a este personaje, de carne y hueso, como cualquiera de nosotros, pero que contaba con la poderosa arma del poder, y de los recursos que de éste emanaban, para condicionar desde entonces, nuestro modo de pensar y adorar.

Existen a nuestro alrededor, innumerables evidencias de lo que estoy expresando, son tan obvias, que ni siquiera me voy a tomar el trabajo de especificarlas, si algunos, de  los posibles lectores o escuchas de esta exposición que estoy realizando, no las han descubierto aún, de nada les servirá continuar con la lectura, pues las escamas que cubren sus ojos espirituales, les impedirán observar el entorno del paisaje que intento desplegar ante vosotros. 

“Entonces Saulo se levantó de la tierra, y abriendo los ojos, no veía a nadie; así que, llevándole de la mano, le metieron en Damasco, donde estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió.”
                                                                                                                      Hechos   9: 8 - 9

Crecemos, con la sensación de desamparo, propia de criaturas mal nacidas, a las cuales, hay que de alguna manera “purificar” del estigma de su concepción, todavía hoy en día, se toman a estas inocentes criaturas, a las cuales se les acompaña con padrinos y testigos para ser lavados por unas gotas de agua que simbolizan su bautismo, una especie de rescate de su condición original.

“ He aquí, te digo que el que supone que los niños pequeños tienen necesidad del bautismo se halla en la hiel de la amargura y en las cadenas de la iniquidad, porque no tiene fe, ni esperanza, ni caridad; por tanto, si fuere talado mientras tenga tal pensamiento, tendrá que bajar al infierno.

Porque terrible es la iniquidad de suponer que Dios salva a un niño a causa del bautismo, mientras que otro debe perecer porque no tuvo bautismo.

“ ¡ Ay de aquellos que perviertan de esta manera las vías del Señor !, porque perecerán, salvo que se arrepientan.

He aquí, hablo con valentía, porque tengo autoridad de Dios; y no temo lo que el hombre haga, porque el amor perfecto desecha todo temor.

Y me siento lleno de caridad, que es amor eterno; por tanto, todos los niños son iguales ante mí; por tanto amo a los niños pequeñitos con un amor perfecto; y son todos iguales y participan de la salvación.

Porque yo sé que Dios no es un Dios parcial, ni un ser variable; sino que es inmutable de eternidad en eternidad.”
                                                                                                                      Moroni 8: 14 – 18

Estoy recorriendo caminos alternativos, es decir, que para que pueda llegar al punto central que motiva esta exposición, considero necesario, ir incorporando algunos aspectos, que hacen a nuestra percepción individual, del grado de desarrollo que hayamos alcanzado, en todo aquello que nos identifica como hijos de Dios.

Estas señales nos ayudarán a descubrir, por nosotros mismos, si hemos logrado realmente establecer una verdadera comunicación con Dios, si creemos que es posible que ocurra realmente esa comunicación, y si lo consideramos posible, si pensamos que sea imprescindible, la mediación de terceras personas para alcanzar este fin.

Considero que establecer comunicación con otra persona, significa, que la información que le hemos transmitido, ha provocado en esa persona, algún tipo de reacción, que nos permita verificar que sí ha captado nuestro mensaje.

Si no hemos logrado obtener algún tipo de respuesta, significará, que lo que hemos estado haciendo no ha pasado de una simple emisión de señales que no han podido establecer contacto con él, o los destinatarios, del mensaje enviado.

Lo que debe quedar claramente establecido, es que sólo se puede considerar que hemos logrado una comunicación, cuando obtenemos como respuesta, algún tipo de reacción a nuestros requerimientos, sin acuse de respuesta, no existe comunicación.

Ante lo que hemos expuesto, relacionado a la comunicación; si tuvieras que responderte a ti mismo, ¿ cómo considerarías tu relación con Dios ? ¿ haz logrado establecer una comunicación con él ? o piensas, que lo que has estado haciendo hasta ahora, no ha sido otra cosa, que simplemente emitir sonidos, sin pretender siquiera obtener una respuesta.

Si tu caso es, que siempre haz querido comunicarte con Dios, y no sabes, cómo obtener una respuesta, que te confirme que tu petición ha sido escuchada, permíteme que ponga a tu alcance algunas sugerencias que pueden ayudarte:

Lo primero que debes considerar, es que tu eres realmente, un hijo amado de Dios.

Tú, al igual que el más destacado de tus hermanos, haz venido ha este mundo dotado de facultades, que se te han otorgado para bendecir tu vida, y la de aquellos con quienes te relaciones, potencialmente posees todos los atributos inherentes a una criatura de origen divino.

Tal condición, la de hijo de Dios, te da el derecho de invocarle cada vez que lo estimes necesario, todo hijo puede y debe estar en contacto con sus progenitores, pero lo que tú ni nadie puede hacer, es apropiarte de Dios, tenerlo a tu disposición, eso no puedes hacer.

Cuando tu te comunicas con Dios a  través de la oración, tu invocación se elevará a los cielos y será escuchada, aunque tu te encuentres en ese momento, en el patio trasero del mismito infierno, nada puede escapar al conocimiento de Dios, y menos cuando se trata de uno de sus hijos el que está clamando por él.

Ahora, una cosa es que Dios, sepa lo que  te está ocurriendo, y otra cosa, es que tú estés en condiciones de escuchar su respuesta.

Veamos:

Cuando tu llegaste a este mundo, no lo haz hecho solo, tu padres celestiales, han dispuesto que uno o más ángeles te acompañen y protejan, ellos siempre responden por ti, aunque tu no te recuerdes de Dios, el recibirá un reporte diario de todo lo que está pasando contigo, ¿ te haz puesto a pensar en esto ?

Tú, nunca estás sólo, aunque vivas en una ermita en el medio del desierto.

El cuerpo que tu posees, es tu palacio personal, no eres el propietario, sólo lo estás ocupando, se te ha confiado un cuerpo creado del polvo, y algún día ese polvo volverá a la tierra que lo produjo, pero mientras tu lo ocupes, eres responsable de su cuidado y de su bienestar, con ese cuerpo que tu tienes, puedes alcanzar el objetivo que te habías propuesto, cuando aceptaste, venir a cumplir tu experiencia terrenal.

“¿ No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros ?

Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.”
                                                                                                       1 Corintios   3: 16 –17

Comparando tu cuerpo físico con una casa, especialmente la que puedas construir en tu propia mente, ¿ en que condiciones la tienes actualmente ? ¿ cuales son los ambientes que haz acondicionado ? ¿ a quiénes invitas a visitarla ? ¿ tienes un lugar para tus ángeles y otro para Dios en la mansión de tu mente ?

“Pasé junto al campo del hombre perezoso.

Y junto a la viña del hombre falto de entendimiento;

Y he aquí que por toda ella habían crecido los espinos,

Ortigas habían ya cubierto su faz,

Y su cerca de piedra estaba ya destruida.

Miré, y lo puse en mi corazón; Lo vi, y tomé consejo.”
                                                                                                                      Proverbios 24: 30 – 32

Si tu necesitas de tus padres, y quieres que vengan a ti para ayudarte, lo menos que se espera que hagas es que tengas un lugar donde recibirles, piensa en tus padres terrenales, ¿ de que manera te gustaría recibirles en tu casa ? cuando tu oras a Dios, lo que haces es invitarle a escucharte, a estar contigo, a brindarte consuelo y a que te bendiga con su amor.

Es bueno que realices un ejercicio mental, en el cual puedas imaginarte, que eres el ocupante de una hermosa mansión, tan confortable y agradable, como seas capaz de recrear en tu mente.

Si logras esta imagen mental, intenta recorrer todos los ambientes que le hayas incorporado, y recorre con tu vista interior los elementos que integran cada uno de esos lugares, evalúa todo lo que haz escogido para cada lugar, cuales han sido tus prioridades, cual es el clima que se respira, que soporte estético le incorporaste, que sentimientos te embargan cuando observas todo lo que tu mente ha construido.

Recuerda que ese es tu hogar celestial, nada ni nadie puede quitártelo, tu has hecho de ese lugar un tesoro de valor incalculable y en ese reducto donde moras, que haz construido con amor, sólo tu decides lo que pueda suceder, tu eres su creador.

“No temáis manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha complacido daros el reino.

Vended lo que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega, ni polilla destruye.

Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.”
                                                                                                                      Lucas  12: 32 – 34

Cuando tu mente se acostumbre a imaginar lo que tu corazón desea, podrás comprenderte mejor, es posible que tus deseos no recorran la misma órbita, que la que recorren tus acciones diarias, y si te encuentras en esta situación, podrás entonces darte cuenta, solo, y sin ayuda, de los por qué, el camino que recorren tus ruegos a Dios, no se encuentra con las respuestas que tu amado Padre te envía.

“... y os diré de la lucha que tuve ante Dios, antes de recibir la remisión de mis pecados.

He aquí, salí a cazar bestias en los bosques; y las palabras que frecuentemente había oído a mi padre hablar, en cuánto a la vida eterna y el gozo de los santos, penetraron mi corazón profundamente.

Y mi alma tuvo hambre; y me arrodillé ante mi Hacedor, y clamé a él con potente oración y súplica por mi propia alma; y clamé a él todo el día; sí, y cuando anocheció, aún elevaba mi voz en alto hasta que llegó a los cielos.

Y vino a mí una voz, diciendo: Enós, tus pecados te son perdonados, y serás bendecido.
                                                                                                                         Enós 1: 2 – 5

Usa tu mente y tu corazón y reflexiona sobre lo que ahora voy a decirte, hasta ahora hablamos de que somos hijos de Dios, de que el nos ama y anhela nuestro bienestar, pero ocurre que todos nos sentimos extraños ante Dios, hay algo que no cierra, en nuestro interior, nos sentimos como hijos huérfanos de madre, nuestro Padre que está en los cielos nos ama, somos fruto de su amor, pero en nuestra partida de nacimiento, en la doctrina de las distintas religiones cristianas, no figura nuestra madre.

¿Seremos acaso, hijos de Dios el Padre y de una madre desconocida?

Voy a dejarte un sendero de pistas, por si se despierta en ti, el deseo de iniciar la búsqueda de tu madre celestial, porque sin duda la tienes, y, mucho más cerca de lo que te imaginas.

Se nos han dado muchos ejemplos del amor de Dios en las escrituras, Jesús, en sus enseñanzas, comparó el amor del Padre, con el que nosotros mismos brindamos a nuestros propios hijos:

“¿ Que padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra ? ¿o si pescado, le dará una serpiente ?

¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?

Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?

¿Has pensado en los atributos que una madre celestial debería poseer? ¿sería esta madre celestial, un modelo a seguir, por las mujeres madres en esta tierra?

Si sientes un sentimiento tierno hacia tu madre terrenal, ¿piensas que ella sería capaz de abandonarte? ¿o de negarte su consuelo ? ¿acaso no ha estado junto a ti y no te ha protegido? ¿ acaso no ha sido ella la primera voz que te ha orientado en la vida?

Si aún continúas por la senda de pistas, reflexiona sobre estas palabras de Juan:

“Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo, y el Espíritu Santo; y estos tres son uno.

Y tres son los que dan testimonio en la tierra: el Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan.”
                                                                                                       1 Juan 5 7 –  

Cuando llegaste a este mundo, cuando irrumpiste por primera vez en un llanto de vida, ¿quién ha estado a tu lado? tu madre, el agua que te cubría en el vientre, y la sangre del cordón umbilical que te mantuvo unido a ella.

Si tuvieses que identificar los atributos maternos en las palabras de Juan, ¿cuál de los personajes descriptos por él, cuando menciona a:  el Padre, al Verbo, y al Espíritu Santo, se asemeja más.

Los tres constituyen una unidad, y esa unidad tiene su símil terrenal, y ese símil no es otro que: Tu padre, tú, que eres el verbo, y tu amada madre que te dio a luz.

Quizás ahora, luego de transitar por esta senda, podrás encontrar en las enseñanzas de Jesús, un sentido diferente, mucho más amplio y consistente, referente a los sentimientos del Salvador hacia el Espíritu Santo, leamos:

“De cierto os digo que todos los pecados serán perdonados a los hijos de los hombres, y las blasfemias cualesquiera que sean;

pero cualquiera que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tiene jamás perdón, sino que es reo de juicio eterno. ”
                                                                                                                                     Marcos 3: 28 – 29

Te recuerdas cuando eras niño y jugabas con tus amigos, y aún ahora siendo ya un adulto, cualquier cosa podías permitir que te hicieran, todo podía ser perdonado, pero jamás permitirías que alguien ofendiese a tu madre, ella es para ti algo sagrado, algo que sitúas muy cerca de Dios.

Ahora, con esta imagen materna en tu mente, escucha estas palabras de Jesús:

“Vienen después sus hermanos y su madre, y quedándose afuera, enviaron a llamarle.

Y la gente que estaba sentada alrededor de él le dijo: Tu madre y tus hermanos están afuera, y te buscan.

El les respondió diciendo: ¿Quién es mi madre y mis hermanos?

Y mirando a los que estaban sentados alrededor de él, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos.

Porque todo aquel que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.”
                                                                                                                                     Marcos 3: 31 – 35

Una lectura distraída de este relato, nos dejaría la impresión, de que Jesús estaría de alguna forma, menospreciando a sus hermanos y a su madre terrena, o por lo menos, no hace ninguna diferencia entre ellos y las demás personas que le acompañaban.

Pero, leamos nuevamente con mayor atención:

¿Qué estaba haciendo Jesús cuando llegaron su madre y sus hermanos? la respuesta es que estaba enseñando sobre el Espíritu Santo, ahora bien, ¿que mejor ocasión se le podría presentar para una explicación práctica sobre ese tema?

¿A quiénes comparó Jesús que son sus hermanos, hermanas, y su propia madre ?

Leamos nuevamente el último versículo:

“Porque todo aquel que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.”

Cuando hacemos la voluntad de Dios, ¿cuál es la promesa que recibimos? ¿no nos han enseñado que el Padre nos ha prometido la asistencia del Espíritu Santo?

Entonces, quiere decir, que aquellos que son obedientes y viven dignamente, tienen la presencia de su madre, la cual es la misma madre espiritual de Jesús.

Cuando nos juntamos bajo la influencia del Espíritu Santo, Jesús, el salvador del mundo, se encuentra rodeado de sus hermanos, de sus hermanas y de su madre,          ¿entiendes?


Hugo W Arostegui